Crié a un sirviente obsesivo – Capítulo 26: Las dificultades iniciales de convertirse en adulto (8)

Traducido por Melin Ithil

Editado por Lugiia


—¿Qué quieres decir?

—¿Debería quedarme aquí en lugar de ir a la Academia? —Su expresión se volvió más seria que antes mientras la miraba.

A Yurina le era imposible saber qué pasaba por su cabeza.

—Escuche del profesor que…, si voy a la Academia, no podre regresar al Imperio hasta graduarme.

Ese hecho era algo que ella ya sabía.

Independientemente de su estatus, la Real Academia de Crohn proporcionaba matrículas completas y gastos de manutención durante su estancia. Sin embargo, los estudiantes debían mantenerse en la Academia hasta su graduación.

Para evitar que huyeran durante ese tiempo, los estudiantes tenían estrictamente prohibido entrar o regresar al Imperio.

Para el público, era sabido que el sistema se introdujo para permitir que las personas comunes, quienes sentían el peso del pago de las tasas de la matricula, pudieran recibir educación sin discriminación, pero, de hecho, era una especie de plan para mantener los talentos mágicos en el reino.

Cada cierto tiempo, si se encontraba una persona talentosa, se le retenía en el reino retrasando su graduación con diversas excusas.

Todo esto no importa porque Raynard volverá a tiempo.

Aunque se preguntaba por qué el reino no había retenido a «Charion» y lo dejó graduarse, pudo adivinar después de analizarlo que sus habilidades eran superiores e impecables a las de los profesores.

Mientras miraba a Yurina asintiendo con la cabeza con calma, Raynard preguntó con un tono lleno de vergüenza:

—¿Tú… lo sabías?

Su voz temblorosa parecía estarla culpando. Debido a eso, Yurina no pudo responder de inmediato. Él sacudió su cabello con bastante brusquedad, como si se hubiera dado cuenta del significado de su silencio.

—Si lo sabías, ¿por qué?

Ella no le dio una respuesta.

—Si voy a la Academia, no podremos vernos durante años. Entonces, ¿por qué? —Sus ojos llenos de resentimiento se convirtieron en una daga que se atascó en el corazón ajeno. La miró y luego le dio la espalda, cubriéndose la cara con las manos.

Yurina bajó la mirada al ser incapaz de ver siquiera su espalda.

El pesado silencio aplastó los hombros de ambos. Incapaz de soportar la incomodidad, ella abrió la boca primero.

—Ray, sabes, la Real Academia de Crohn es la mejor de las academias existentes. Dave también fue allí, pensé que era la mejor opción para ti.

—Puedo aprender aquí también. —Se podía escuchar la supresión de su voz, como si estuviera apretando sus dientes—. Dijiste que debía protegerte y por ello me trajiste aquí. Vine porque creí en ti. No necesito una academia ni nada, ¡solo estoy aquí porque confío en ti ¡Pero tú!  ¡Tú…!

¿Me estás abandonando?

Ella pudo escuchar esas palabras de resentimiento que no alcanzaron a salir de su boca. Podía haber sido una alucinación auditiva creada por su imaginación, pero esas palabras no eran diferentes a cómo se sentía.

Ella apretó los labios mientras miraba su espalda, que lucía tan pequeña el día de hoy.

Lo siento, Ray, pero de verdad quiero que vayas a la Academia. Espero que puedas mejorar tu magia sin cruzarte a Lydia ni al marqués Defrom. Lo único que he querido desde que te encontré es que me protejas de cualquier peligro. Por favor, Ray.

Desde luego, lo correcto era decirle esas palabras. Sin embargo, aunque sabía que debía hacerlo, las palabras que salieron de su boca fueron todo lo contrario.

—Entonces, Ray, ¿te gustaría aprender magia de Dave aquí en la mansión?

No podía entender por qué hacía una sugerencia tan ridícula, simplemente había pasado por su cabeza.

¿No estaría bien pasar tiempo con él como hasta ahora? ¿No seria buena idea olvidar todo sobre la novela original y disfrutar de esos momentos que no volverían a suceder con él?

El tiempo con él era tan dulce que no quería perderlo. Cuando lo había visto por primera vez, jamás habría imaginado que sería así.

Tal vez, a diferencia de la historia original, él no le dará su corazón a Lydia si la ve.

Por supuesto, en las novelas románticas de reencarnación que leyó en el pasado, siempre existían historias sobre personajes femeninos que se preocupaban por la historia del libro original. Sin embargo, a medida que avanzaba la historia, el protagonista masculino o personaje secundario, se enamoraba del encanto único de la protagonista femenina reencarnada.

En algunos casos, no prestaba atención a la heroína de la obra original. Con eso en mente, nació una expectativa infundada de que él también podría ir por una ruta diferente a la original.

Así que, la idea irracional de confiar en Raynard dominó su mente.

Raynard, quien mordía sus labios sin aceptar o negar su propuesta, se acercó un poco más y preguntó en lugar de responder:

—Hay algo que siempre he querido preguntarte. ¿Puedo?

Aunque no tenía nada que ver con lo que estaba diciendo hace un rato, ella asintió sin señalar ese hecho.

—Sí.

—Es sobre el día que nos conocimos por primera vez. En efecto, le dijiste a mi maestro y al marqués que querías apoyarme por un impulso que había nacido al ver mis ojos rojos. Dijiste que los viste y recordaste la historia que habías escuchado un día y creías que tenía poderes mágicos.

—Sí, así es.

—Dijiste que estabas sorprendida de verme, pero en mi memoria es un poco diferente. En lugar de estar sorprendida cuando me viste en ese entonces, estabas feliz.

Tenía razón. En ese momento, ella estaba encantada con la sensación de felicidad de que podría cambiar su destino, pero ¿por qué estaba preguntando eso ahora? ¿Por qué traía a colación tal historia?

—Yurina, sé que puede sonar gracioso y ridículo, pero…

—Dime.

—¿Sabías… que me ibas a conocer? —Comenzó con calma, pero su voz tembló al terminar esa pregunta.

Yurina miró sus ojos rojos mezclados con todo tipo de emociones y cerró los ojos.

Cuando lo vio por primera vez, tal y como dijo, estaba encantada.

La alegría de no tener que morir y la sensación de logro de que había cambiado su destino con sus propias manos era su propio secreto que nunca se lo contaría a nadie más. Para ocultar eso, incluso había fingido ser una niña de diez años frente a su padre y Dave.

Pero, aunque parezca extraño, le pareció que podía compartir una parte de su secreto con Raynard.

—Sí, así es. —Ella abrió sus ojos y lo miró, cuyos ojos estaban completamente abiertos—. Te estaba buscando en ese entonces. No me preguntes cómo supe de tu existencia, solo sabía que estabas en algún lugar y me encargué de recorrer todos los orfanatos solo para encontrarte. —Se detuvo por un momento, respiró hondo y continuó—: Y cuando te encontré ese día, estaba muy feliz. Nunca sabrás la alegría que sentí en ese momento.

Ella se quitó los guantes y acercó su mano a la mandíbula apretada del joven. Quería acercarse un poco más, quería sentir su calidez.

—Ray, te estuve esperando todo el tiempo. —Él miró las manos temblorosas de Yurina y permaneció en silencio por un momento. Ella esperó tranquila su respuesta.

Lugiia
Voy a llorar T_T

Mientras Raynard cerraba los ojos y respiraba, susurró en voz baja:

—Sí, eso es suficiente para mí. —Se levantó y tomó la mano de Yurina, besando su suave palma—. Eso es todo lo que necesito.

Con cada palabra que él pronunciaba, los dedos de Yurina se sobresaltaban, sintiéndose poco familiarizada con el aliento caliente que tocaba su palma.

Cuando él besó su suave palma con sus labios y la soltó, se escuchó un pequeño sonido acuoso. Había sido un contacto menor, pero el rostro de Yurina se puso rojo gradualmente, como si de verdad fuera una niña inocente de diez años.

—Siempre piensas antes de actuar. Debe haber una buena razón para enviarme a la Academia. Si eso es lo que quieres, iré. —Puso la mano de la niña en su mejilla y se echó a reír. Su rostro sonriente como nieve blanca parecía algo desolado y casi al borde de las lágrimas.

Ella miró la cara del niño que apenas empezaba a crecer y le tocó la mejilla con la otra mano.

♦ ♦ ♦

Unos días más tarde, se fue al reino de Crohn con los invitados de la Academia. Solo se había ido una persona, pero la gran mansión estaba tan silenciosa como vacía.

O tal vez era su corazón el que estaba vacío.

Ella se sentó junto a la ventana y miró fijamente el lugar donde había desaparecido el carruaje. Abrió con mucho cuidado la nota que había tenido en la mano antes de que él se fuera.

 

CUMPLIRÉ MI PROMESA, SOLO ESPERA UN POCO. ME CONVERTIRÉ EN UN MAGO MUCHO MEJOR QUE MI MAESTRO

 

Todavía su letra era un poco torcida. Mientras miraba las letras mal escritas mezcladas en la carta, sonrió sin saberlo.

El remitente, el destinatario y los saludos no habían sido escritos de acuerdo con la etiqueta, pero podía leer la sinceridad en ella.

Releyó una y otra vez aquella pequeña carta, cerró los ojos y la puso en su mejilla, justo donde él la había tocado.

—Sí, esperaré.

Así que vuelve a mí pronto, Ray.

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