Guerras Primordiales – Capítulo 20: El color de lo salvaje

Traducido por Rencov

Editado por Tanuki


Las letras de esa canción se hicieron realidad.

¡Shao Xuan tenía ganas de pegarse en la cara por cantar esa estúpida canción!

Cuando salió el sol y la nieve se derritió, Ge, junto con algunos hombres, bloquearon el camino de los niños entusiasmados que con sus herramientas en mano tenían la intención de correr a la orilla del río para ir a pescar.

Al ver esa sonrisa familiar, y al mirar a los hombres que trajo, los niños finalmente se dieron cuenta de lo que se traía entre manos. ¡Mierda!, pensaron. Todos los años, cuando terminaba el invierno y antes de la apertura de los rituales del Festival de la Nieve, los arrastrarían al arroyo para bañarse.

¡¡Al fastidioso baño!!

Si lo ponemos de una manera elegante, era necesario tomar un baño antes de los rituales tribales. Si bien la situación realista era que, aquellos que no estuvieran dispuestos a bañarse, serían llevados al arroyo y se les daría un baño de cepillo por la fuerza. ¡Mirando a los guerreros que trajo Ge! ¡De todas formas uno tenía que ser cepillado!

Afortunadamente, Shao Xuan deseaba darse un baño y lavarse. Durante todo el invierno, ni siquiera se había lavado la cara ni una sola vez, y su cabello se volvió un desastre pegajoso desde hace tiempo. Si Ge no lo hubiera mencionado, nunca habría imaginado cómo se vería ahora.

Él caminó hacia el arroyo y miró su reflejo en el agua. La imagen estaba borrosa por las ondas, pero aun así, pudo ver que se miraba todo desaliñado.

Los guerreros fuertes y poderosos podían saltar directamente a la corriente helada, pero era totalmente diferente para los niños. Ge le había dicho a alguien que hirviera un poco de agua antes de que llegaran para que los guerreros pudieran mezclar el agua caliente con el agua fría de la corriente en un cazo, y luego verterla sobre el mocoso desnudo que estaba inmovilizado en la piedra plana. Al mismo tiempo, usarían algo como enredaderas de hierba para restregar su cuerpo constantemente. Junto con cada tallada, fluirían corrientes de agua negra. ¡Esos mocosos estaban tan sucios como el fango!

Vertidos con agua y fregados por enredaderas, aquellos que habían experimentado por completo el proceso serían arrojados al montón de paja de al lado. Luego alguien los arroparía con pieles de animales limpios y los llevaría de vuelta a la cueva de los huérfanos. Al mismo tiempo las mujeres de la tribu tomarían las pieles de animales que solían vestir y las mantas con las que solían cobijarse. Para más tarde devolverlas después de lavarlas y secarlas.

Los párpados de Shao Xuan se crisparon al ver esto.

Él sentía que estaba en una fábrica de procesamiento de carne.

Al ver a Ge acercarse, dijo de inmediato:

—¡Dame un cazo, lo haré yo mismo!

Como Shao Xuan estaba dispuesto a obedecer, Ge le arrojó un cazo y luego centró su atención en los otros niños. Ninguno de los que sobrevivieron al invierno podría escapar de esto.

Tras ser bañados y fregados, ya de vuelta en la cueva se les dijo que los rituales del Festival de la Nieve se celebrarían pasado mañana. Esa fue la decisión del Chamán, así que, desde luego, nadie se quejaría, y mucho menos la rechazaría. Pues queda bien claro ver cuán exitoso fue el lavado de cerebro de ese viejo mago. Aun después de haber sido tratados así, no tenían la menor queja hacia él.

Tres días pasaron desde que acabó el invierno, la gruesa capa de nieve cerca de la entrada de la cueva se derritió. Naturalmente, las cubiertas de hielo en los ductos de vientos sufrieron el mismo destino. Ahora con el inicio de una nueva estación la temperatura se elevó con rapidez. Por lo que, si uno se cubriera con mantas, no sentiría tanto frío. Todo volvió a ser vívido de nuevo.

Durante el transcurso de estos dos días Shao Xuan quedó impresionado de una manera profunda al ver que muchas personas que estaban acostumbradas a no prestarle atención a sus propias apariencias y por ende estaban tan descuidas como los mendigos, de repente cambiaron, ahora están bien aseadas y bien vestidas. Tan bien vestidas que pese a que su ropa no era de buena calidad y tenía agujeros aquí y allá, al menos estaba limpia y ordenada. Así como sus cabellos, ya sean largos o cortos, fueron cuidadosamente arreglados.

En el día del Festival de la Nieve, todos los niños se encontraban durmiendo en la cueva. Debido a que los rituales no comenzarían hasta la noche, y en este momento tampoco se les permitiría ir al río a pescar. Por lo que decidieron continuar durmiendo, ya que alguien vendría y los iba a despertar cuando fuera la hora.

El tiempo pasó y la cortina de paja de la entrada se levantó, y Ge, que venía del exterior, le gritó a los dormidos:

—Muy bien, muchachos. ¡Levántense y prepárense! ¡Tenemos que subir la montaña!

Shao Xuan apenas reconoció a Ge cuando lo vio. Ahora él llevaba puesto un par de cuernos de algún animal feroz, y alrededor de su cuello se adornaban collares de huesos de animales. Además, las pieles que viste no eran las habituales. Los patrones en ellas eran muy claros, y el pelaje sobresalía como agujas de acero. Parecían lo opuesto a lo blando, ya que el pelaje probablemente provenía de una bestia feroz.

Además de sus diferentes prendas, Ge se pintó algunos patrones en la cara con algún pigmento vegetal. En sus mejillas así como en su frente, nariz y mandíbula se delinearon contornos similares al tótem tribal. Esta costumbre provenía de la cacería, cuando un equipo de caza estaba en una misión, los guerreros totémicos pintarían esos símbolos en sus caras. Aunque las líneas totémicas aparecerían en sus cuerpos durante la acción, pintarse el rostro antes de cazar se convirtió tanto en una costumbre tradicional como en una ceremonia. Ahora era lo mismo con los rituales.

Hablando en serio, era la primera vez que Shao Xuan asistía a un ritual. Cuando despertó en este lugar, ya habían pasado las temporadas de los rituales, y en sus recuerdos no había ninguna experiencia relacionada. Así pues lo que sentía ahora era algo nuevo y novedoso.

Aquellos niños de la cueva estaban muy entusiasmados con los rituales, dado que tal evento requería la asistencia de todos los miembros de la tribu, sin importar dónde vivieran y quiénes fueran. Desde residentes en la cima de la montaña, hasta personas en el distrito del pie de la montaña; desde los guerreros más fuertes hasta los bebés que lloraban con lástima por comida; todos debían subir a la cima y asistir a la ceremonia.

Era el símbolo del comienzo de un año, así como el evento más alegre de cada año.

La celebración del ritual se organizaba cerca de la residencia del Chamán, en la cima de la montaña.

Shao Xuan dejó a César adentro antes de salir de la cueva y seguirlos.

Cuando salió vio que de alguna manera se había oscurecido y que la noche no estaba lejos de caer. Más tarde durante el trayecto no se encontró con ninguna de las activas golondrinas nocturnas del invierno pues al parecer habían notado algo por lo que ocultaron sus rastros.

Mientras desfilaban hacia la cima, Shao Xuan vio a otros escalar la montaña en grupos. Que por cierto iban vestidos de forma “elegante”. En sus cabezas descansaban astas, cuernos, plumas y otros adornos más que no pudo reconocer. Sus cuellos estaban rodeados por collares feos hechos de bestias feroces. ¡Mira esos dientes de animales que llevaban puestos! Los que tenían los niños de la cueva de los huérfanos ni siquiera se les podía comparar con los de ellos.

Todos los guerreros totémicos, tanto hombres y mujeres, se habían pintado las mismas líneas en la cara, al igual a como lo hizo Ge. Shao Xuan luego vio a una guerrera cuya cabeza estaba decorada con plumas de multicolores. Sobre su cuello colgaba varios collares de hueso, y su cintura estaba rodeada de un cinturón hecho de alguna especie de serpiente, con hermosos diseños. Además, huesos se balanceaban de su falda de cuero como adornos, que chocaban entre sí, creando chasquidos mientras caminaba. Al ver tales decoraciones en ella, las mujeres a su alrededor mostraron admiración y respeto.

Ge les dijo que era una guerrera fuerte y que tenía una gran reputación en la tribu.

Comparados con ellos, Shao Xuan y sus compañeros parecían unos polluelos flacos caminando cerca de un grupo de gorilas con cara humana.

Hablando de polluelos flacos los otros niños de la tribu, ya fueran del distrito del pie de la montaña, del distrito de la ladera de la montaña o si vivían cerca del distrito de la cima de la montaña, también los vio vestidos como los adultos, aunque menos extravagantes para él. Eso sí, se dio cuenta de que en cuanto más alto viven, más “avanzadas” eran sus decoraciones.

Mira ese niño por ejemplo, que caminaba a lado de esa guerrera fuerte, se mostraba tan orgulloso como un pavo real. A tal grado que su mirada parecía decir, “¿qué clase de mierda estás vistiendo?”.

Los ojos de Shao Xuan se crisparon y apartó la vista de esa dirección, solo para descubrir que todos los mocosos de la cueva a su lado tenían los ojos brillantes, al mirar con celos a esos niños con “decoraciones avanzadas”.

Ahora que él lo pensaba, todo su alrededor era tan agresivo, tan feroz.

Silvestre y misterioso, todo estaba cubierto de los intensos colores de lo salvaje.

Su expresión se mantuvo rígida todo el tiempo. Esta era la primera vez que sintió que estaba viviendo tan claramente en una tribu primitiva.

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