Dama Caballero – Capítulo 16: El futuro ha cambiado

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


—Esta es la última vez que lo pregunto. ¿Qué pasó hoy?

—N-Nada. No ha pasado nada…

La voz de Mary se marchitó bajo la fuerte mirada de Elena. La mente de la criada estaba obsesionada por la amenaza de su ama de “la última vez que pregunto”.

Elena era una mujer justa, más que la mayoría de los aristócratas, pero eso no significaba que tuviera una voluntad débil. Si hubiera sido lo suficientemente tímida para que sus empleados la menospreciaran, no habría sido posible para la familia Blaise tener un sistema de trabajo tan sólido.

Recordando su promesa a Sophie de no decirle a nadie, Mary comenzó a sudar frío, maldiciendo su boca. Soy tan tonta…

Mary nunca fue muy buena escondiendo cosas, y era fácil de engañar, incluso con las más simple mentira. Ella estaba tratando de encontrar una salida a esta situación, pero era obvio que Elena se enteraría del chisme, incluso si Mary cerraba la boca. Los rumores ya habían barrido la casa en cuestión de horas. Las palabras de juicio volaron más rápido que las palabras de alabanza.

Mary se mordió el labio y luego se obligó a hablar.

—Lo escuché de alguien más. Cada noche, va al bar para verse con un hombre…

Mary estaba decidida a mantener la promesa que hizo con Sophie, debía mantener el secreto. Las criadas siempre intentaban ser leales entre sí.

— ¿Qué? ¿Un hombre?

Elena estaba aturdida. Sintió algo extraño sobre el comportamiento de Mary, pero no esperaba que fuera este tipo de rumor ridículo.

— ¡¿Quién en el mundo…?!

Pronto, sin embargo, hubo alguien que emergió en su mente. Alguien que últimamente se había puesto nerviosa, y era muy probable que se le ocurriera una historia tan absurda.

Cuando Elena habló, su tono eran como fragmentos de hielo.

— ¿Sophie te dijo eso? ¿Que voy a ver a un hombre todas las noches?

— ¿Eh? Oh… Oh, no. Lo escuché de otra persona, no de Sophie.

— ¿Quién es entonces?

—Es… Es…

Mary no pudo responder y se negó a mirar a Elena a los ojos. Antes de que Elena se diera cuenta, un suspiro se filtró por las comisuras de su boca.

Haaa, así es como resultó.

Ella había sospechado que Sophie quería una recompensa más grande y sabía que debería haber abordado la situación de antemano. Lo había dejado pasar por un tiempo debido a varias circunstancias, pero ahora parecía que la criada causó una tormenta de una pequeña lluvia. Si se empieza a rumorear que Elena se fue sola una noche que iba de camino a la boda de Glenn, no podría lograr sus planes.

Tal como estaba, solo había una manera de avanzar.

Por lo que escuchó de Mary, se rumoreaba que Elena se iba todas las noches a encontrarse con un hombre. Esa es una mala noticia para una dama noble que aún no estaba casada. No, el estado civil tampoco importaba en este caso. Si alguna mujer quedara atrapada en tal controversia, incluso una dama virtuosa sería criticada. El escándalo nunca pasaría silenciosamente por los miembros chismosos de la alta sociedad.

Además, Elena también planeaba casarse con Carlisle pronto, y el rumor podría incluso ser más fatal. Carlisle es el Príncipe Heredero, y esto podría hacer afectar en el matrimonio contractual. Para evitar que los sorprendieran, tenían que estar lo más ordenados posible.

Elena se frotó la frente con la mano, luego habló en voz baja.

—Trae a Sophie ahora.

Nemoné
RIP

♦ ♦ ♦

Elena esperó a Sophie en una oscura casa de almacenamiento en las afueras del castillo Blaise. Todavía usaba su vestido, el que había estado a punto de quitarse antes de irse a la cama, así como una gran capa con capucha.

La capucha profunda ensombreció su rostro y le proporcionó un aura amenazadora.

¿He cometido un error?

Ella podría haber matado a la doncella en ese entonces para evitar que hablara. Sophie, la criada común, habría muerto, incapaz de defenderse de la espada de Elena. Nadie sabía sobre sus habilidades, por lo que no podía ser acusada de ser una criminal.

Sin embargo…

Ella no siempre podía tener sangre en sus manos. Se comprometió a saltar al infierno por el bien de su familia, pero si le quitaba la vida a personas comunes y corrientes que no tenían conexión directa con la muerte de ellos, simplemente era una asesina.

Sabía que tendría que derramar sangre para evitar que Paveluc subiera al poder, pero no tenía que implicar la muerte de estas personas. Así que, trató de usar el dinero y el poder en lugar del asesinato. Pero los resultados fueron desastrosos.

Las sensibles orejas de Elena le indicaron que alguien se estaban acercando. Y con el sonido de pasos, alguien siendo arrastrado.

— ¡Lady Elena! No empecé el rumor. Mary… Mary, ¿esa p*ta me inculpó? Es todo una mentira. ¡Soy inocente!

Sophie ya estaba llorando en la distancia antes de llegar al frente de Elena. Pero los otros sirvientes que la arrastraban, ni a Elena, que la esperaba con los brazos cruzados, dieron respuesta a Sophie.

La doncella gimió ruidosamente mientras se encogía en la atmósfera opresiva.

— ¡Ayúdeme! No hice nada malo. ¡Por favor, déjenme vivir, mi señora!

Los sirvientes que tiraban de los brazos de Sophie no la soltaron hasta que llegaron frente a Elena. Sophie se hundió débilmente en el suelo y se derrumbó en lágrimas. Incluso en la oscuridad, Elena podía ver el rostro marchito de Sophie.

—Realmente no dije nada, mi señora. Alguien me incriminó. Debe ser esa Mary. ¡Ella fue!

Elena, sin palabras, escuchó a la criada rogar por su inocencia. Sophie estaba completamente equivocada. Mary no había dicho ni una palabra contra ella hasta el final.

Ella sabía que Sophie era vana y, a menudo, perezosa, pero no sabía quién era realmente hasta ahora. Elena lamentó no haber disciplinado a la criada en cuanto regresaron del viaje. Por supuesto, no era que Elena no advirtiera a Sophie en absoluto, y le había dicho que no se dejara llevar por una curiosidad innecesaria.

¿Habría cambiado si le hubiera dado una advertencia más fuerte?

En la última vida de Elena, Sophie era una criada que trabajaba para los Blaise hasta el descenso de la casa. Después de que Elena huyó del país, era imposible saber el destino de la doncella.

¿Ella había hecho la vista gorda entonces?

Elena no dijo nada, mientras Sophie seguía hablando sin permiso.

—Mi señora, lo juro por Dios que no difundí el rumor. Por favor, confíe en mí solo esta vez. Por favor, ayúdame.

—Yo…

Ante la suave voz de Elena, Sophie dejó de llorar y la escuchó hablar. Elena continuó lentamente.

—No dije que te mataría.

— ¡Oh, mi señora!

—Vete. Esto es lo mejor que puedo hacer por ti.

De nada sirve tratar de recoger el agua derramada. Podría tomar represalias contra Sophie si quisiera, pero incluso si ahora la matara, no podría deshacer el chisme que se había extendido. Sin embargo, Elena se dio cuenta una vez más de lo difícil que era actuar sola debido a este incidente. Ella necesitaba fuerza, y la necesitaba con urgencia. Había tan poco poder en sus manos como la hija de un simple conde.

—Lo siento, mi señora. Sólo una vez, por favor, perdóname solo una vez. Hace frío y si me envías fuera, me congelaré en las calles.

—Dije que esto era lo mejor que podía hacer por ti. Deberías estar agradecida de no haberte quitado el oro. Ve a buscar otra posición. Ahora que has roto mi confianza, ya no puedo tenerte en la casa.

Cuando Elena terminó de hablar, pasó junto a la doncella. El grito de angustia de Sophie hizo eco en el aire, pero Elena avanzó sin detenerse.

♦ ♦ ♦

Al día siguiente. 

Tan pronto como Elena salió de la cama, ató un pañuelo rojo a la ventana. No esperaba llamar a Kuhn tan pronto, sin embargo, se dio cuenta con lo que pasó con Sophie ayer que… el futuro ha cambiado.

El camino original de Sophie era trabajar para la familia hasta su muerte, pero después del regreso de Elena al pasado, la doncella fue despedida poco después. El pasado que Elena recordaba y el futuro que se desarrollaría no son exactamente iguales. Más aún, la mayor desviación de lo que sabía era que había salvado la vida de Carlisle.

¿Cuántos cosas había cambiado con eso? Ella tenía que saber.

En lugar de confiar en la memoria, necesitaba hacer un nuevo análisis de la Familia Imperial. Ella misma recopilaría la información, pero el incidente de ayer le dificultó, como noble, moverse tan libremente como lo deseaba. Además, los hombres de Helen la habían seguido por las calles y el propósito seguía siendo un misterio.

Pensó que era más seguro mantener la cabeza baja el mayor tiempo posible. Sobre todo, era mejor quedarse en casa para silenciar los rumores ociosos. Así que el curso correcto de acción fue Kuhn. Ella lo usaría para recuperar información del exterior.

Espero que sea tan capaz, como dijo Caril…

Después de mirar por la ventana, Elena volvió a girar la cabeza. Ella tenía mucho trabajo hoy.

Después de completar sus ejercicios rutinarios de la mañana, Elena convocó a los sirvientes de la casa. Todos hicieron una fila en el pasillo central más ancho. Elena dio un paso adelante y examinó las caras de sus empleados una por una, luego habló con una voz inquebrantable.

—Escuché un rumor increíble ayer.

Ante la mención del rumor los criados evitaban mirarse. A juzgar por su reacción, todos parecían saber a qué se refería exactamente.

Elena no tuvo la intención de hablar por mucho tiempo y de inmediato llegó al punto.

—La persona que difundió esas palabras en mi contra fue despedida ayer.

El murmullo comenzó a levantarse de los sirvientes, pero Elena levantó la mano para ordenarles que se callaran.

—Déjenme ser clara. Si tiene la intención de continuar trabajando para la casa Blaise, no se dejen engañar por este chisme. Si esta historia vuelve a mis oídos, prepárense para irse.

Era una advertencia, pero la forma en que les habló seguía siendo digna. Por un momento, todo el mundo estuvo en el mayor de los silencios como un ratón muerto, luego el mayordomo mayor respondió en respuesta.

—Entendido, mi señora. Planeaba decírselo hoy mismo, pero lo manejaste muy bien. Si vuelvo a ver algo como esto, te lo notificaré de inmediato.

—Sí, por favor. Reportenme y los despediré al instante.

—Me aseguraré de cuidar la reputación de cada miembro de la familia.

Elena se volvió y habló con voz clara a los sirvientes, que la miraban con ojos ansiosos.

—Ahora que les he advertido claramente, no tendré más piedad.

Los sirvientes respondieron todos a la vez, inclinando sus cabezas.

—Entendido, mi señora.

Después de que Elena escuchó el coro de afirmación, ella asintió con la cabeza. No quería hacer amenazas pero, de otra manera, era difícil evitar que hablaran. Además, había mucha gente para guardar silencio. Tuvo que lidiar con todo lo que pudo antes de que se filtre al exterior.

Los sirvientes todavía tenían sus cabezas inclinadas, y Elena les habló de nuevo.

—Todos pueden retirarse.

Tan pronto como su voz terminó de sonar en el aire, todos los sirvientes regresaron a sus respectivos deberes. Nadie susurró y nadie hizo nada fuera de lugar.

El mayordomo, que observaba en silencio, se volvió hacia Elena.

—Lo has hecho bien, mi señora.

—Gracias. Y gracias por su ayuda. Si alguien dice algo, por favor haz lo que dije. Te encargo evitar que esta absurda historia se extienda.

—Lo haré, mi señora.

Así fue como lady Blaise comenzó su día.

♦ ♦ ♦

Después de un simple desayuno, Elena se sentó en su escritorio, revisando los documentos que tenía que cuidar. Mirabelle quería ir a una joyería, por lo que tuvo que mirar su presupuesto.

También aprovechó la oportunidad para obtener más información sobre este mundo. Como la Casa Blaise no estaba cerca de la capital, no había información sobre la Familia Imperial en los documentos, pero había una gran cantidad de ellos en las provincias del sur.

Miró fijamente los papeles, luego pensó que podría aprender cosas nuevas sobre el sur que nunca había conocido antes.

De repente, alguien llamó a su puerta. No anticipó que nadie la visitara en este momento, y respondió con una expresión de asombro en su rostro.

—Adelante.

Tan pronto como ella terminó de hablar, la puerta se abrió y un hombre entró en la habitación. Tenía el pelo azul oscuro y la piel pálida. Era Kuhn.

Tan pronto como entró, Elena se quedó boquiabierta, a pesar de que ella lo había convocado. Habían pasado menos de unas pocas horas desde que colgó el pañuelo. Por encima de todo eso, ella no podía creer que él estuviera en la Casa Blaise.

— ¿Cómo… Cómo entraste?

2 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 16: El futuro ha cambiado”

  1. Muchas gracias por el capítulo, estoy de acuerdo en como corrió a Sophie, pero es mejor que acabe con ese cabo suelto, ya que al no hacerlo invita a qué Helen tenga otra arma para atacarla.
    Saludos

  2. Hizo lo correcto, pero tengo un mal presentimiento sobre esto. Dado que Sophie se irá con la idea, de que ella se escapa todas las noches a ver a alguien, y va a seguir difundiendo rumores insanos sobre Elena.

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