Dama Caballero – Capítulo 4: No me importa si es un monstruo

Traducido por Kiara

Editado por Nemoné


Estaba confundida. Si la leyenda de la Familia Real era cierta, entonces Paveluc también debería tener las características de un dragón en la batalla final, pero él conservaba su forma humana incluso después de que ella hubiera cortado uno de sus brazos.

Si la Familia Real realmente tenía la sangre de dragón, no había razón para ocultarla. En lugar de ser tratado con desprecio y odio, el Emperador seguramente sería temido como un dios. Otros países no se atreverían a desafiar el poder del Imperio Rufford.

¿Por qué? ¿Por qué tendría que ocultarlo? ¿Por qué no apareció Paveluc como un dragón en su vida pasada, pero el Príncipe heredero Carlisle sí? O quizás…

Tal vez no era parte dragón, sino que era un monstruo. Muchos rumores extraños se habían multiplicado porque el Príncipe Heredero nunca apareció en sociedad. Elena se quedó paralizada mientras observaba la escena.

Cuando una de las espadas de un caballero enemigo cortó el costado del Príncipe Heredero y una fuente de sangre brotó de la herida, Elena rápidamente entró en razón.

No me importa lo que sea el Príncipe Heredero. Es el primero en suceder al trono, incluso si es un monstruo.

Nada de esto cambiaba sus planes. Ahora estaba más curiosa que sorprendida por el príncipe, pero este no era el momento de pensar en ello. Ella desenterraría los secretos de la Familia Real más tarde. En este momento, salvar al príncipe Carlisle era su principal prioridad.

Su yo del pasado habría acabado fácilmente con los asesinos, pero no podía hacerlo en esta condición.

¿Qué tengo que hacer?

Rápidamente miró a su alrededor y vio unos pequeños explosivos en los brazos de los cadáveres. Al parecer, los asesinos tenían la intención de suicidarse como último recurso para acabar con el Príncipe. También había tantos caballos dando vueltas como cuerpos tendidos en el suelo.

—Está bien, puedo lograrlo.

Elena se movió rápidamente con determinación. Recogió varios pequeños explosivos de algunos de los cuerpos y levantó una ballesta tirada en el suelo.

Estaba mejor con un arco normal, pero le costó mucho esfuerzo sostener un arco repetidamente y no estaba segura de cuántas flechas podía disparar con su fuerza actual. El lanzamiento del gatillo de la ballesta era un arma más adecuada para ella en este momento. Aunque no era un arma familiar, Elena nunca había perdido un objetivo en su vida anterior.

Con una ballesta en la mano, Elena comenzó a montar su caballo hacia Carlisle. Al mismo tiempo, arrojó algunos de los pequeños explosivos que había recogido.

Éstos aterrizaron en los explosivos que se escondían en los brazos los asesinos muertos, causando una reacción en cadena que condujo a una explosión más grande. El fuerte ruido hizo que los asesinos que atacaban a Carlisle se dispersaran.

— ¿Qué está pasando?

—Iré y lo descubriré.

Los caballeros cuidadosamente coordinados reaccionaron rápidamente, pero no pudieron ocultar su sorpresa ante el sonido de animales galopando por todos lados. Era el sonido causado por los caballos que corrían salvajemente a causa de los explosivos y el fuego resultante.

Debido a la pequeña estampida, los asesinos ni siquiera podían adivinar quién venía de qué dirección. Justo entonces hubo un fuerte grito.

— ¡Salva al Príncipe Heredero!

Al mismo tiempo, tres flechas dispararon a través del humo creado a partir de las llamas y penetraron en los corazones de los asesinos.

— ¡El enemigo!

— ¡La guardia del Príncipe ha llegado!

El sonido de los cascos de los caballos retumbó a su alrededor mientras el humo espeso ocultaba su visión. A través del caos, ella finalmente encontró una brecha entre los asesinos.

Para ellos, un caballero negro había aparecido repentinamente del humo. Todos giraron sus cabezas en alarma. Era solo uno que salía de la oscuridad. El escuadrón a cargo del asesinato de Príncipe Heredero, que consistía en caballeros altamente entrenados, se sintieron abrumados por el temor.

El caballero llevaba una armadura de hierro negro de pies a cabeza, y el casco que cubría toda su cara revelaba solo dos ojos tan rojos como la sangre. Los asesinos se prepararon completamente para la carga que se aproximaba liderada por el caballero negro, pero algo era extraño.

Elena, que saltó al territorio del enemigo sola, se quedó solo por un breve momento. Los ojos azules de Carlisle y los ojos rojos de Elena se encontraron.

— ¡Su Alteza, adelante!

Con un grito urgente, Elena extendió su mano hacia Carlisle y él la tomó sin dudarlo.

Elena lo levantó, Carlisle utilizó la tensión para saltar y sentarse detrás de ella en el caballo.

Sucedió en un abrir y cerrar de ojos. Los asesinos que tardaron en reaccionar rápidamente alzaron la voz.

— ¡Párenlos!

Elena sacó su espada y cortó a los que estaban en su camino. Sin embargo, fue difícil escapar con seguridad debido a la desventaja en los números. Esta no era una situación en la que pudiera sentarse y negociar con el enemigo.

Carlisle habló en voz baja detrás de Elena.

—Dame las riendas.

Es un milagro que todavía esté consciente considerando la gran herida en su costado. Su camisa estaba tan empapada en sangre que ni siquiera podía decir dónde estaba la herida. Aun así, una mano extra en esta situación sería de gran ayuda.

—Aquí.

Ella dijo enérgicamente y le entregó las riendas. Habiendo dejado a Carlisle para controlar el caballo, Elena se concentró en deshacerse de los asesinos en su lugar.

Mientras huían por la carretera, dos flechas salieron de atrás como lluvia. Elena las cortó rápidamente con su espada y luego volvió a sacar la ballesta. Se giró para mirar hacia atrás y luego comenzó a disparar flechas a los enemigos perseguidores.

Uno a uno de los soldados del enemigo cayó. Quería disparar a la cabeza, pero apuntó a la mitad de sus pechos para asegurarse de que no fallaría. El enemigo finalmente se estaba volviendo más distante.

Una de las varias flechas disparadas por los asesinos aterrizó directamente sobre la espalda de Carlisle.

— ¡Agh!

Lanzó un grito de sorpresa y sangre salió de su boca. Ella lo miró consternada, pero Carlisle continuó con voz firme.

—Puedo aguantar. No hay necesidad de parar.

—Pero…

—No me mires como si pronto fuera a morir.

Elena se mordió el labio. Quería gritar “¡vas a morir hoy!”, pero no era el momento de discutir con él. Ahora mismo, lo más importante era la seguridad del Príncipe Heredero. Si él moría por la mano de los asesinos o moría desangrado, el resultado sería el mismo y sus planes no significarían nada. Miró a Carlisle apretando con fuerza las riendas a pesar de la flecha en su espalda.

—Entonces quédate conmigo para no tener que preocuparme.

Carlisle le dirigió una mirada interrogativa, pero ahora no era el momento de tener una larga conversación entre ellos. Elena volvió a apuntar a su ballesta a los persistentes asesinos.

Kiara
no le des importancia Elena monstruo o no, lo necesitamos vivo.

Elena dejó escapar un profundo suspiro de agotamiento. Esto no le habría costado mucho en su vida anterior, pero ya no estaba en su mejor momento.

Cuando lograron ponerse a salvo, Elena hizo un balance de la condición de Carlisle. Su rostro estaba muy pálido, no sabía cómo se las arregló para aguantar tanto tiempo en esa condición.

—Su Alteza, descienda. Déjeme echar un vistazo a la herida.

Elena bajó de su caballo y extendió su brazo. El príncipe la miró como si estuviera siendo condescendiente al ayudarlo a bajarse de un caballo como un niño. Sin embargo, contrariamente a su expresión penetrante, aceptó tranquilamente su mano. Se bajó del caballo y luego se apoyó contra un árbol, abriendo sus ropas desgarradas. Su brazo derecho, que estaba cubierto de escamas duras como lagartos cuando lo vio por primera vez, había vuelto a la normalidad.

—Ah…

Era como si las escamas nunca hubieran estado ahí, pero Elena no era tan ingenua como para confundir lo que había sucedido. Carlisle entendió de inmediato lo que significaba esa mirada.

— ¿Te estás preguntando por qué este brazo ahora es normal?

Había algo de amargura en su voz. Por supuesto, se preguntaba por qué, pero sabía que sanar a Carlisle era más importante en este momento.

— Voy a tratarte primero.

Afortunadamente, Elena había llevado medicina con ella en caso de emergencias. Es una pena no haber llevado más, pero el espacio en su armadura es muy limitado.

—Esto picará un poco, Su Alteza.

Los ojos azules de Carlisle miraron cautelosamente a Elena mientras sacaba la medicina con calma.

Por otro lado, Elena observó con confusión las heridas grandes y pequeñas de Carlisle. Hubo más que unas pocas heridas aquí y allá. Su cuerpo mostraba signos de profundas cicatrices viejas. Carlisle ni siquiera emitió un sonido cuando el líquido tocó sus heridas. Esta situación debía ser muy familiar para él.

—Afortunadamente, los logros del Príncipe Heredero no son exageraciones.

Pensándolo bien, esta era la primera vez que veía al Príncipe Heredero. Había muchos rumores sobre su persona, se decía que era un hombre grande, peludo y feo. Ella no esperaba que él fuera tan atractivo…

Mientras trabajaba, se dio cuenta de los músculos tensos y duros que asomaban por los bordes rasgados de su ropa. Parecía un hombre ideal. De hecho, su apariencia alta y hermosa era más parecida a un hombre que se divertía en la ciudad, que a uno que vivía en el campo de batalla. Además, tiene un aire peligroso a su alrededor. Incluso estando sentado en el suelo, su presencia es tan abrumadora que no resulta fácil encontrar una debilidad.

Elena recordó qué tipo de Imperio es el de Ruford. Un país obsesionado con la guerra. A lo largo de la historia los emperadores del Imperio de Ruford han recibido muchos sobrenombres: el carnicero, el demonio sangriento, el conquistador… Ella sintió que todos esos apodos podrían aplicarse a ese hombre que emitió esa aura abrumadora.

Elena miró en silencio a Carlisle, y él le habló con una voz más aguda que antes.

—No creo que seas de mi ejército. ¿Por qué me salvaste?

Elena pensó en cómo responder a esta pregunta. No había sido fácil rescatar al Príncipe, pero ahora le resultaba más estresante hablar con él. A pesar de eso, estaba decidida a darle una respuesta.

Elena esperaba que Carlisle continuará sobreviviendo lo suficiente como para convertirse en emperador y derrotar a Paveluc. Estaba dispuesta a arriesgar todo lo que tenía para ayudarlo. El camino para convertirlo en el emperador Carlisle sería difícil, y no había manera de saber qué otros peligros estaban al acecho, pero ella no podía dejar que lo supiera.

—Su Alteza.

—Dime.

Elena había visto el poder de Carlisle y había aceptado el hecho de que él podría ser adecuado para ser un emperador. Recordó a la personas que dijeron que Paveluc no habría podido tomar el trono tan fácilmente si Carlisle hubiera estado vivo.

Como Elena nació en una familia aristócrata, tenía que casarse con el hombre que su padre decidiera para ella. En su vida anterior, su familia fue destruida y ella estuvo libre de tales deberes, pero ese no era el caso actualmente. Elena ahora tenía que casarse con un hombre que trajera el mayor beneficio a la familia Blaise. Si es así… el hombre que está sentado justo delante.

Ella lo miró de arriba abajo. Tenía una mandíbula afilada, nariz alta y ojos azules de aspecto feroz. Su cabello negro, más oscuro que el cielo nocturno, sobresalía contra su piel blanca y lechosa. Recordó las oscuras escamas de monstruo en su brazo derecho, pero afortunadamente no eran visibles en ese momento.

Carlisle entrecerró los ojos mientras Elena seguía mirándolo en silencio.

—Bueno, si…

Carlisle estaba a punto de hablar.

—Quiero casarme contigo.

— ¿Qué?

La expresión compuesta de Carlisle cambió instantáneamente a una de shock. Elena repitió la frase una vez más.

—Por favor, cásate conmigo, Su Alteza.

4 respuestas a “Dama Caballero – Capítulo 4: No me importa si es un monstruo”

  1. Al principio no estaba segura de leer esta novela pero ahora que lo hice no me arrepiento, lo poco que e leido me encanto! y las ilustraciones son buenisimas.

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