Traducido por Lucy
Editado por Meli
Jinsoo no me gustó desde el principio, siempre creí que él me quería más de lo que yo lo quería a él. Pero cuando fui apuñalada en Saigo, me di cuenta de mi error. Él me gustaba y lo amaba de verdad.
En ese momento sufrí porque lo perdería y grité en mi corazón que quería verlo, quería volver a escucharlo.
Y ahora él estaba frente a mí, pero era mucho más joven. Parecía tener alrededor de diecisiete años, la edad de mi adorable primer hermano, Kim Hyungsuk que era trece años mayor que yo.
Él era mi prometido, su rostro era igual a Jinsoo, pero era tan diferente al hombre de mis recuerdos que mi corazón dolió.
—Jinsoo…
—Sanghee ¿qué estás haciendo sin saludar? No seas maleducada. —Kang Seoyoung me susurró.
Enderecé mi espalda en un momento.
—¿Hola? Mi nombre es Kim Sanghee. Tengo cuatro años.
Empecé a hablar con la velocidad que me caracterizaba desde que mis órganos vocales y la estructura oral estuvo establecida. El vocabulario no era el de una niña de cuatro años, así que incluso el hombre al que llamo padre se sorprendió al oirme. Escuché que es bastante bueno para una niña.
—Oppa, eres tan genial. —Arrastré la lengua al pronunciar las palabras.
—Yo soy Han Jinsoo.
Su nombre era del hombre que había amado tanto. Pero no era su esencia.
—Tengo una persona que amo.
Sus palabras resonaron en mi corazón. Kang Seoyounh se mantuvo en silencio, pero yo era una niña y podía preguntar si quería.
—¿A quién amas? —pregunté con la cabeza inclinada para lucir inocente.
Tuve la extraña sensación de que estaba a punto de llorar, apreté las manos para impedir que las lágrimas salieran.
—Por supuesto que me casaré contigo. Nuestro compromiso ya se ha formado, pero es mejor que hagas a un lado el pensamiento de alguna vez ser amada por mí.
En este lugar, donde la poligamia era común, sus palabras no eran consideradas irrespetuosas. Para él fue como decir «Voy a comer estofado de kimchi mañana».
Y por ridículo que fuera, en mi situación, debía estar agradecida de que se casará conmigo. Sonreí brillantemente.
Tenía que lucir bien delante de los hombres, pero no quería vivir bajo su sombra. Quería creer que la razón por la que estaba en ese lugar y había nacido como hija de un rey, era para cambiar las cosas. Pero no hay mucho que pudiera hacer con solo cuatro años.
—¡Gracias! —Hice una reverencia.
Han Jinsoo me miró y luego a Kang Seoyoung y después salió.
Kang Seoyoung me contó que él era un hombre excepcional. Un genio excelente en los tres mundos: maná, pureza y tasa de recuperación. Era un regalo que podía contribuir al desarrollo del mundo por la equivalencia de cien años.
Era raro que el hombre que había estado detrás de mí por ocho años, como amigo, amante y marido ahora fuera un completo extraño.
Apagué las luces para dormir y aprovechando mi condición, como una niña, decidí dejarme llorar.
♦ ♦ ♦
Song Soojin, que seguía siendo perseguida por los príncipes, corrió hacia mí.
—¿Qué sucede, princesa?
—¡Vi un fantasma! ¡El fantasma vino detrás de mí!
Me repetí internamente que no me avergonzaba de mi embarazoso truco. Debía aprovechar que ella me veía como a una niña preciosa.
—¡Eres adorable! —Me abrazó con fuerza.
—¡Chocolate! ¡Chocolate, por favor!
En momentos como esos, con su débil corazón, la señorita Song solía darme barras de chocolate que yo utilizaba para entrenar a Kim Hwansung. Él ya tenía siete años, pero no podía vivir sin chocolate.
—Hermano, ¿parezco un perro?
—Eres un perro. —Kim Hwansung me corrigió con una cara seria.
Oye, ¿podrías no ser serio con eso?
—Si dices que soy linda como un cachorro, ¡te daré permiso de comer chocolate!
Oh, estaba avergonzada de nuevo. Me repetí que solo era una niña para no sentirme como un calamar seco tirado en una roca caliente.
La señorita Song Soojin me miraba feliz, y Kim Hwansung se alivió con un suspiro mientras hacía una cara solemne.
—¿Chocolate? ¿De verdad?
—¡Sí! ¡Tengo mucho chocolate~!
—¡Mi hermana es tan linda como un cachorrito!
—¿Tanto como un cachorrito?
Cuando incliné mi cabeza, Kim Hwansung, quien solo cambió de opinión cuando la barra de chocolate apareció frente a sus ojos, rápidamente cambió sus palabras.
—Es mucho más linda que un cachorro.
—Je, je, eres adorable.
Oh, mi orgullo. Estaba arruinado. Era patético esforzarme para que un niño de siete años me complaciera.
Varios días pasaron antes de que Song Soojin me contara que mi prometido, Han Jinsoo, iría al imperio para entrenar y ganar más maná. Él estudiaría en el extranjero, mientras que mi primer hermano, Kim Hyungsuk, fue tomado como rehén por ellos.
—Se dice que el prometido de mi princesa entró en la Academia Imperial de Maná con las notas más altas.
—¿Academia de Maná?
—Sí, aún no lo sabes, pero el instituto de magia del Imperio es el mejor instituto de entrenamiento de maná del mundo.
Lo sé, yo también he leído muchos libros. Aunque soy una mujer, puedo leer todo lo que quiera porque soy una princesa. Aquí, las mujeres solo pueden ver la televisión o leer libros, y aunque Kang Seoyoung me conseguía muchos, en su mayoría, eran cuentos de hadas para niños u obras maestras del mundo juvenil, pero me dije: «Princesa, deberás aprender a usar estos conocimientos el día de mañana.»
♦ ♦ ♦
—¿Linda? ¿Vas a hacerme linda?
—¡Sí! Tiene una fiesta de despedida. ¿No deberías estar emocionada respecto a mi trabajo?
Si me entusiasmaba, sería aún más encantadora ante los ojos de la señorita Song Soojin. Si ya había logrado controlar a Kim Hwansung, para ella debía ser algo como un tesoro.
Por cierto, hay demasiadas medias hermanas además de mí. Pero no las he visto en cuatro años.
Era molesto ¿por qué mis hermanos no iban a sus habitaciones a molestarlas en vez de a mí? Se divertían conmigo, me había esforzado demasiado en complacerlos. Kim Hwanseok pretendía ser genial y chic, pero eso solo era la superficie.
La puerta se abrió. Era Kim Hwansung, el tercer chico malo.
—¡Espera! ¡Hermano! —Fruncí el ceño notoriamente.
—¡No, no, no! —Kim Hwansung sonrió.
Él solo estaba ahí para molestar; en cuanto abrió la puerta, había arrojado una muñeca de tela para que yo fuera a recogerla. Quería matarlo por ser tan malo.
—Estás bien, también.
—¡Tienes dignidad también!
—Eso no está muy bien pronunciado. ¿Puedes decirlo correctamente?
—Eso es demasiado. No voy a jugar con mi hermano.
Kim Hwansung me acarició la cabeza y rió.
Le divertía ver mi reacción, voy a mostrarsela de la manera en que le gusta.
—Las otras no son tan divertidas. Si digo algo, se asustan, así que solo paso tiempo contigo.
Eso está claro, niño. Así es este mundo. Los hago reír, pero me esfuerzo demasiado en no cruzar la línea. Pequeño niño, ¿sabe tu familia acerca de la desesperación de tus hermanas? Probablemente no. Demonios.
—¡Entonces, voy!
¡No! ¿Por qué demonios viniste aquí? ¡Pequeño mono! Dijiste que ibas a estar ocupado practicando con la espada, o algo así. ¿No estás ocupado?
Pero me incliné educadamente.
—¡Adiós!
La puerta de la habitación volvió a abrirse.
—Entonces, ¿realmente vas a volver?
La puerta se cerró. Y luego volvió a abrirse.
—¡Espera!
Le tiré una muñeca de tela. Oh, ese niño. A veces solo quiero matarlo… Hmm. No, realmente quiero vencerlo. Kim Hwansung se rió y salió.
Observé a la señorita Song Soojin. Quería continuar con el tema de la fiesta de despedida de mi prometido. Ella me miró. No estaba segura de qué es lo que la hacía poner un rostro tan emotivo.
Oh, oh. Mantente alejada de mí. No te acerques…
—Princesa, eres tan hermosa. —Song Soojin me abrazó. Apretó mi rostro con sus mejillas.
¡Aléjate de mí! Mierda, ¡no puedo respirar! ¡Todavía tenemos una historia importante que contar!
Me contó que Han Jinsoo era un talento prominente en el Reino de Goryeo. Y que en una semana, estaría lejos, en el Imperio.
♦ ♦ ♦
Fue raro, me sentí extraño. ¿Por qué dije algo así?
Giré y caminé hacia la cama. No hay mujer que pueda amar, rara vez encontraba mujeres. Mi prometida es solo una mujer que ha sido educada y criada como una miembro elite del reino.
Pero, ¿por qué rayos estoy…?
¿Por qué le dije a esa niña que amaba a alguien? No lo sé, solo sentí que tenía que decirlo.
¿Por qué luces familiar?
No sabía por qué. Mi cabeza estaba metida en un lío. No había dormido desde que había visto a esa niña.
Mañana… habrá una fiesta de despedida. Y ya no veré a mi prometida, pensó y se tranquilizó.
Rayos, me siento tan extraño.
Intenté dormir, sin tener éxito. Quería descansar para ser capaz de mostrar una gran aparición frente a los ancianos del reino.
Pero estaba podrido. Me quedé toda la noche despierto.
Y la fiesta de despedida comenzó.