Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 9: Mi Padre Me Muestra Afección por Primera Vez

Traducido por Nameless

Editado por Haru


Seohee tenía doce años, cinco años mayor que yo y dos años mayor que Hwanseong. Era mi media hermana, nacida de otra madre. No estaba segura sobre cuántas media hermanas tenía que nunca había visto antes. Ella era bastante bonita, ya que obviamente había heredado la buena apariencia del Escoria, pero los ojos tenían maldad.

— Mantente fuera de esto – Advirtió Hwanseong.

— Sólo escuché por casualidad su conversación. Pensé que ella estaba siendo impertinente, Príncipe Hwanseong.

Hwanseong la fulminó con la mirada y le dijo con una voz amenazante — ¿Qué quieres decir?

Ella continuó – Pensé que ella estaba siendo maleducada.

Seohee, que había entrado con seguridad, ahora se estaba encogiendo ante la frialdad de Hwanseong.

Hwanseong dijo — ¿Entonces estás diciendo que el Mutt es grosero?

[Nota: Mutt Aka, Perro Callejero]

Hwanseong, ¿me insultas delante de esta chica?

El caballero más joven del reino siseó — ¡Eres bastante entrometida! ¿Quién te crees que eres para decirme que tengo que castigarla? ¿Quieres que te dé una bofetada? – Era aterrador. Este era un lado de él que nunca había visto antes. Había oído rumores de que su implacabilidad lo había llevado a convertirse en el caballero más joven del país, pero verlo en acción era aterrador. Si yo estaba intimidada, Seohee debía de haber estado tan asustada como si de la Muerte se tratara.

— Vete. Si me enseñas tu cara de nuevo, te mataré.

— Lo siento mucho – Dijo. Ella se inclinó profundamente, como si él fuera un rey y ella algo sin valor. De nuevo, la jerarquía era claramente evidente.

Seohee se volvió para irse.

Él la detuvo — Un momento.

— ¿Sí?

– Si molestas a mi perro cuando no estoy cerca, no lo toleraré. Ella es mía. Soy el único que puede molestarla.

— Por supuesto.

¿Por supuesto? – Pensé indignada. – ¡No soy un perro! ¡Tengo un nombre, ¿sabes?! – Seohee se volvió hacia la puerta para irse. Podía oírla sollozando, pero Hwanseong, con el corazón impasible, no pareció notarla.

Era incapaz de discutir con él. No podía decir “¿No crees que fuiste un poco duro?” Aunque me he convertido en alguien cercana a Hwanseong, tenía que recordar mi lugar. Desafiar ese límite probablemente significaría que tendría que soportar el mismo tratamiento que Seohee.

Pregunté — ¿Por cuánto tiempo seguirás llamándome perro, Su Majestad?

Hwanseong se giró y luego rió ruidosamente. Parecía inimaginable que hubiera sido tan amenazante un momento antes.

— ¡Nunca pararé!

– ¿Nunca? ¿Incluso cuando seas realmente viejo?

– ¡Claro que no! Me gustas demasiado.

Nameless
¡Pongan sus shippeos incestuosos a un lado! ¡Él lo dice en la manera que significa que le entretiene mucho y que ella es interesante!

Tuve una premonición de que él me ordenaría que buscase la pelota como un perro, como siempre. Que sensación más inquietante.

— ¡Busca!

Mis instintos fueron confirmados. Hwanseong sacó una muñeca de trapo de su bolsillo y la tiró.

Le di la opción de hacer otra cosa: — ¿Quiere Su Majestad que busque eso o prefiere una chocolatina?

La expresión grave de Hwanseong reveló lo desgarrado que se sentía. Era una seria decisión con consecuencias de proporciones épicas. Con una mirada de triunfo, anunció su decisión — ¡Quiero ambas!

Awww… Mecachis.

Hwanseong, por irritante que fuera, era relativamente inofensivo. Hwanseok, por otro lado, era una mala semilla. Él es el que había reprendido a Hwanseong por llamar a una chica “Cachorro” ya que su ternura implícita tenía mucha más bondad que una mujer merecía. Gracias a él, me quedé con el apodo de “Mutt”.

Este Hwanseok, siempre llevaba un libro para proyectar un aire sofisticado. Se instaló en mi habitación para leer, sin siquiera mirarme.

— Su Majestad, le he preparado algo de té.

Lo aceptó sin siquiera agradecerme.

Aun así, trabajé para complacerlo. Tenía solo siete años de edad y era completamente impotente. Nunca había estado afuera. Sin embargo, secretamente estaba ideando los inicios de un plan. Sabía que eventualmente sería capaz de atrapar a la gente que me rodeaba con mi ternura, especialmente a los chicos.

Te he servido amablemente una taza de té con estas pequeñas manos, así que al menos deberías de agradecerme. No recibí ningún agradecimiento. Por supuesto, porque aquí esa no era la práctica estándar.

— Más agua la próxima vez.

— ¿No es de su agrado? – Pregunté. ¿En serio? ¿No es el té verde prácticamente lo mismo?

— No tiene sabor. Haz que la sirvienta lo prepare.

— Pero, Su Majestad, lo he hecho yo sola.

— No lo quiero. – Eres un… maldito.

Pregunté, curiosa — ¿Qué estás leyendo? – Él no respondió. Tras inspeccionar la portada, vi que era un libro de matemáticas. Los únicos libros que había podido leer eran cuentos de hadas para niños, libros de historia y novelas románticas peculiares. Ninguna mujer figuró en las novelas románticas. Para mi sorpresa, descubrí que las matemáticas en este mundo eran muy rudimentarias.

No había sido una estudiante estrella, pero lo había hecho bastante bien, por lo general clasificándome entre los cinco primeros puestos. Me acordé de algo que mi profesor dijo una vez, que cualquiera con el conocimiento de hoy habría sido considerado un genio sin igual si hubiera nacido en el pasado.

Me recordé a mí misma, pero todo en este mundo está hecho por arte de magia…

Era natural que todas las demás actividades académicas se quedaran atrás. Si todo se podía lograr con solo mover un dedo, no había necesidad urgente de avanzar en campos como las matemáticas.

Quería acercarme a él, pero tenía que tener cuidado de no arriesgarme a provocar su ira. Mi relación con Hwanseok había mejorado con el tiempo, pero todavía tenía que tener cuidado. Él era un chico, mientras yo era una chica.

Decidí que trataría de amigarme más con él. Las esquinas de su boca temblaron mientras trataba de reprimir su sonrisa. Reconocí que casi se veía lindo—uno de los muy, muy raros momentos.

— ¿Cómo puedo ser tan inteligente como tú?

– Sigue soñando.

— Oh, ya lo sé, pero quiero que me enseñes.

— ¿Con esa cabeza llena de rocas?

La mirada de desprecio parecía decir: “¿Tú? ¡Ni siquiera puedes usar magia!”. Estaba indignado por siquiera haber sido preguntado. Aun así, unos días después, pude debatir el concepto del cero con Hwanseok. El concepto del cero era completamente desconocido aquí. Todos en la Tierra ahora están familiarizados con este concepto, pero la idea del cero solo ha existido alrededor de mil quinientos años.

Ese fue sólo el comienzo. Luego le presenté el Teorema de Pitágoras. Esto me ganó un nuevo respeto. Luego vino el concepto de raíces, que aquí era inaudito. El Príncipe Hwanseok me miró con una nueva luz.

— A lo mejor no eres tan estúpida, después de todo – Dijo.

¿Es esto realmente tan revolucionario? Si lo hubiera sabido, habría estudiado más duro. Podría haberte enseñado aún más y haber ganado aún más buena voluntad.

Dije —Espero ser tan brillante como Su Majestad.

— Imposible – Replicó.

Una oportunidad se presentó luego.

— ¿Qué están tramando? – Dijo alguien. Fue el Escoria. Me complació escuchar su voz de nuevo.

Dije eufóricamente — Estoy tan contenta por la visita de Su Majestad.– Puse todas mis fuerzas en poner mi expresión más feliz.

Había estado practicando mis expresiones en el espejo, y convoqué todas mis habilidades de simulación. Corrí hacia él y me agarré a su pierna y me froté cariñosamente contra ella como si realmente fuera un cachorro leal.

Así era como las hijas mostraban afecto a sus padres en la Tierra. Ninguna niña en este mundo mostraría afecto de esta manera, por miedo. Esperé por una reacción.

— Qué molestia – Dijo tirándome con una patada. Para él sólo fue una ligera patada, pero volé un par de metros. Aterricé en mi trasero. ¡Te odio!

Dije — ¡Cómo he extrañado a Su Majestad!

Sin siquiera prestarme atención, el Escoria se volvió hacia Hwanseok y preguntó

— ¿Qué estabas haciendo?

Este iba a ser un punto de inflexión en mi vida. Hwanseok era un idiota, pero no era un mentiroso. Le explicó la situación al Escoria, que parecía intrigado.

— ¿Es eso así? – Dijo, mirándome. Sonreí alegremente. Entonces Hwanseong abrió la puerta y entró en la habitación.

— ¡El perro callejero está meneando su cola!

Quería estrangularle.

El Escoria dijo — Así que los rumores respecto a que vas a visitarla son ciertos.

— Sí, me gusta jugar con el Mutt.

El Escoria me miró con renovado interés. Yo era algo diferente respecto a las otras chicas. Al verle no me encogí e incluso me acerqué a él, ofreciendo afecto con confianza. Las otras chicas estaban tan acostumbradas a que las trataran como basura que tales gestos nunca se les habrían ocurrido. Solo tenía que tener cuidado de no sobrepasar mis límites. Pude ver que estos dos me miraban como una rareza.

El Escoria dijo — Interesante…

Unos días más tarde, el matemático más importante del reino me hizo una visita.

El matemático más importante del reino era horrible en matemáticas. Esta sociedad quedó muy atrás comparada con la de la Tierra.

Él estaba diciendo — ¿Es eso realmente cierto? Si eso es verdad, has hecho un descubrimiento histórico. Trataré de proporcionar una prueba para ello.

Pero no le había mostrado nada impresionante. Sólo le había enseñado cómo encontrar la raíz de una ecuación cuadrática, que había aprendido en la escuela secundaria en mi vida anterior.

Si crees que es impresionante, espera hasta que te cuente acerca de la fórmula de suma para una serie geométrica o aritmética, sigma-algo-u-otro, o lo que puedo recordar de ellos.

Parecían captar conceptos rápidamente porque no tenían que seguir una curva de aprendizaje como los humanos. Su magia parecía ayudarlos a aprender más rápido. Una vez que encontraron un concepto, la prueba de este pareció ser inmediatamente evidente. Explicar un concepto fue como escribir un comando en una supercomputadora para procesarlo.

Ahora pude pasar algo de tiempo con el Escoria. Era la primera vez que comía conmigo en mis siete años de vida. Fue todo un honor, aunque suene patético. El gran matemático que se unió a nosotros en la comida me colmó de espléndidos elogios, diciendo que había nacido un prodigio.

— La princesa ha propuesto una teoría innovadora. Si puedo ser tan atrevido como para decir esto, ella hubiera sido un gran héroe si hubiera nacido como hombre.

El Escoria asintió, pero sólo murmuró — Quizás.

Vi una pequeña oportunidad. Me limpié la boca con una servilleta. Mi padre parecía estar de muy buen humor. Ahora había llegado la oportunidad que había esperado durante siete años, y había que aprovecharla.

Pregunté — Si me convierto en un héroe, ¿puedo casarme contigo Padre?

Nameless
Recalco otra vez, OLVÍDENSE DE SHIPPS INCESTUOSOS, recuerden que está imitando a una niña pequeña. Y las niñas pequeñas en su inocencia preguntan eso. RECUÉRDENLO. Ejem, ejem, prosigan con su lectura

El matemático estaba bebiendo agua y se atragantó, empezando a toser fuertemente. Sin embargo, no me importaba lo que el matemático pensara. Estaba concentrada en la respuesta de la Escoria Real.

Él respondió — Ella sin duda es una chica atrevida.

Afortunadamente, él no estaba enfadado. Esta fase de mi plan ha sido llevada cabo con éxito. Había esperado con mucho cuidado el momento perfecto para atreverme a llamarlo “Papi”, un término de familiaridad que se negaba a las mujeres.

— ¡Te quiero mucho Papi! – Apenas podía creer lo que mis ojos estaban viendo, pero él sonrió. ¡Él realmente sonrió!

— Quizá dentro de unos pocos milenios, niñita.

¿Es así como hablas con tu propia hija?

— Entonces, en unos pocos milenios, ¿puedo casarme contigo, papi? – Se había reído antes, pero ahora se reía abiertamente. Se rió por bastante tiempo.

Continué comiendo, saboreando mi pequeña victoria. Para un padre ser tan cálido con su hija fue un evento fundamental.

4 respuestas a “Dicen que nací hija de un rey – Capítulo 9: Mi Padre Me Muestra Afección por Primera Vez”

Responder a Yesi 7.7 Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido