Dinero de consolación – Capítulo 15: Conseguiré que el Primer Ministro también se involucre

Traducido por Kavaalin

Editado por Nemoné


Ese día, un baile estaba siendo llevado a cabo en el castillo. Y con el fin de ver a mi padre, decidí asistir.

Usualmente nunca me molestaría en asistir si no poseía un nuevo vestido y/o joyas que vestir. Ya que sin ninguna nueva mercancía de la que hacer publicidad, era más que probable que no haría ningún acto de presencia en ninguna clase de baile. Esta era una táctica de ventas clásica. Pero, decidí hacer una excepción por esta vez, sólo para poder encontrarme con mi ocupado padre.

Si el baile iba a ser llevado a cabo en el castillo, entonces todos esos poderosos aristócratas estarían obligados a asistir. Mi padre no era la excepción.

Mientras lo buscaba dentro del salón de baile, mantenía una sonrisa en mi rostro. Parecía que mi padre estaba manteniendo una conversación con Su Excelencia, el Primer Ministro. ¿Estaba autorizada a interrumpirlos?

—Vaya, ¿esa de allí no es su hija?

—Ah, Julia. Acércate.

Me aproximé a los dos hombres con una sonrisa de negocios en mi rostro.

—Realmente lamento haberlos interrumpido durante su conversación.

—La señorita Julia parece volverse más y más hermosa cada vez que la veo.

—Muchísimas gracias, Primer Ministro.

El Primer Ministro me estaba sonriendo.

—He oído que recientemente se ha estado haciendo cercana a Su Alteza, el Príncipe.

—Sí, él es amigo mío.

—Amigo…

El Primer Ministro pronunció esa palabra lentamente.

—Su padre es una persona ambiciosa. Es imposible que usted permanezca para siempre sólo como amiga de Su Alteza, ¿verdad?

El Primer Ministro me sonreía con suficiencia. Sin dejarme abatir, solté una risilla.

—Voy a informarle, ya que es el Primer Ministro. Sólo entre nosotros, yo soy tan ambiciosa como mi padre. Así que pienso que Su Alteza es un eslabón necesario para brindarle ventaja a mi casa.

—Un eslabón…

Seguí sonriendo.

—En vez de convertirme en la amante de Su Alteza, pienso que sería más lucrativo si logro conseguir el poder diplomático concerniente al comercio extranjero. Además, establecer a Su Alteza como el eslabón… es lo que deseo de mi amistad con él.

—Así que él ha estado a su lado todo este tiempo, sin vislumbrar que usted lo considera como un eslabón.

—Ya lo sabía.

Fue Su Alteza, quien apareció súbitamente, desde detrás de nosotros. El Príncipe me miró antes de continuar.

—Esta mujer también está aquí.

— ¡Lo sé! ¿Qué tal si trata de quedarse solo lo menos posible?

— ¡Tienes que ayudarme! ¡Esa persona va a chocar conmigo de nuevo!

— ¡Lo sé! Buena suerte.

— ¡Ya escribí ese reporte para ti!

No había necesidad de decir que eso había sido un desliz de su parte. Sonreí mientras miraba al conmocionado Primer Ministro.

—No tiene que estar tan preocupado por esto. Su Alteza mismo ya está al tanto del tipo de personalidad que poseo. En este punto ya es muy tarde para que yo use cualquier clase de técnica de seducción para conseguir algo.

Y entonces encaré a Su Alteza para decirle.

—Por favor, intente mantener una atmósfera de conversación con el Primer Ministro. Yo tengo un favor que pedirle a mi padre.

—Es raro que Julia me pida un favor.

—Estoy planeando anular mi compromiso, por lo que quisiera tener todos los documentos pertinentes a este asunto.

— Tú eres la que ha estado ansiando obtener el título nobiliario del Marqués, ¿acaso sucedió algo?

Solté una risita mientras le respondía.

—Ya no lo necesito ahora que Su Alteza es mi amigo y que me prometió escribir un poder para mí. Además, el joven Lamore me ha declarado que él nunca se casará conmigo… Por esa razón ya no necesito del título nobiliario del Marqués.

—Ya veo, bueno, entonces hagamos que Lamore firme el documento sin informar antes al Marqués.

—Por supuesto. Además parece haber otra dama con la que desea casarse, por lo que seré capaz de obtener una gran cantidad de dinero de consolación.

—Entiendo. Será más ventajoso si logramos que la firma del Marqués también esté en el documento.

Mi padre y yo comenzamos a reír en sincronía.

—Su Alteza, pienso que necesita escoger a sus amigos más cuidadosamente.

—Lo sé. Yo también me arrepiento… Pero ya no me preocupo por eso, ya que estoy seguro de que ella es la única capaz de protegerme de esa mujer extraña.

— ¿Mujer extraña?

—Después le enseñaré la profecía.

— ¿La profecía?

El Primer Ministro lucía desconcertado. Por supuesto que lo estaría.

En ese momento, vi como Banach se aproximaba a Su Alteza desde detrás de este. Entonces, Banach se dejó chocar con él.

— ¡Lo-Lo siento! ¡Ah! ¡Es el Príncipe!

El rostro de Su Alteza comenzó a contraerse.

—Vaya, ¿de nuevo chocó con Su Alteza?

— ¡N-No es apropósito!

No, no, ¡obviamente fue apropósito!

—Ya veo, parece que se distrae fácilmente. ¿Qué pasaría si siguiera chocando con la gente?

—N-No debería decirlo de ese modo…

Sólo estaba dando una sugerencia.

—Vaya, ¿la ofendí? Si es así, entonces lo lamento mucho. Yo sólo quería que fuese más cuidadosa ya que ha estado molestando a Su Alteza todas las veces.

— ¿Qué he sido una molestia…?

— ¿No es una molestia el siempre ser chocado por alguien?

—Sólo es una coincidencia.

— ¡Así que es una coincidencia que siga chocando con Su Alteza! ¿Se tratará del destino?

El rostro de Banach se tornó rojo rápidamente.

— ¡Es el destino!

Su voz comenzó a elevarse.

— ¡Julia!

Sonreí al encarar al Príncipe, quien había elevado su voz impacientemente.

—Si el que la señorita Banach siga chocando con Su Alteza puede considerarse como algo predestinado, ¿entonces fue el destino el que yo conociera al Príncipe bajo las rosas en floración?

Su Alteza se sobresaltó antes de reír.

—Pienso que el conocerte estaba predestinado.

Cuando el Príncipe y yo nos reímos de esto, Banach me miró frustrada antes de irse.

—Realmente se asemeja a la profecía.

—La profecía puede ser usada libremente, pero como yo poseo la última predicción puedo contrarrestarla. Así que, Su Alteza se ha aprendido todas las líneas de esta, ¿eh? Fue una buena actuación de su parte.

—Si es sólo esto, entonces puedes dejármelo a mí.

Le sonreí.

—Su Alteza, me gustaría pedirle que se abstenga de hacer un movimiento con mi hija.

Ante la inesperada voz de mi padre, me di la vuelta para ver que su boca había estado temblando sin parar.

—Padre, está bien, sólo estamos actuando.

— ¿Actuando?

—Tengo un acuerdo con Su Alteza para protegerlo de esa chica.

Mi padre, y el Primer Ministro, mostraban una expresión que parecía indicar que eran incapaces de entender mis palabras.

—Primer Ministro, ya que quisiera explicarle debidamente sobre esto, ¿por qué no nos movemos a un lugar menos concurrido?

—Bueno… Vayamos a mi oficina.

El Primer Ministro nos guió a Su Alteza, mi padre y a mí, mientras íbamos en dirección a su oficina.

11 respuestas a “Dinero de consolación – Capítulo 15: Conseguiré que el Primer Ministro también se involucre”

  1. Jajaja y también el padre le advierte al príncipe q no haga movimientos con Julia 😂 😂😂
    Gracias por la droga 😆😆😆

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido