El contrato de la Princesa y la Duquesa Monstruosa – Capítulo 90

Traducido por Ichigo

Editado por Lucy


Leslie murmuró de manera sombría con la cabeza baja y los ojos fijos en el espeso líquido marrón. ¿Será éste el fin de la noble casa de Sperado, una de las tres Casas más poderosas del imperio que sirvió al emperador desde su fundación?

La Casa sobrevivirá.

Leslie removió despacio el chocolate caliente con una cucharilla pequeña y larga.

Desde la fundación, las tres Casas de Sperado, Salvatore y Altera han mantenido el equilibrio de poder de los nobles. Los dos poderes principales estaban en manos de Sperado y Salvatore, y Altera mantenía la neutralidad para encontrar un equilibrio. ¿Qué pasaría si uno de ellos pereciera?

Leslie negó con la cabeza. Se produciría el caos a menos que la familia imperial y el Ducado de Salvatore actuaran para hacerse con el control total. También se volvería desordenado y muy impredecible al no saber qué casa noble se alzaría para sustituir al marqués.

—El emperador querría mantener el equilibrio establecido en la medida de lo posible.

Concluyó Leslie basándose en sus observaciones y en los que su madre le había contado antes. El emperador no era el tipo de hombre que mejor se adaptaba al poderoso trono del emperador. Era blando e indeciso. Aunque el marqués cometió graves pecados y no podrá evitar el castigo, la casa sobrevivirá.

Les quitará el título nobiliario al marqués y a Eli, convirtiéndolos así en plebeyos, y luego nombrará un nuevo marqués para la Casa de Sperado.

Leslie dio un sorbo a su taza. Cuando Madel la trajo, había estado demasiado caliente. Pero ahora estaba tibia.

Pero los niños escasean en la Casa Sperado.

Leslie soltó una risita agridulce mientras recordaba el récord de mortalidad infantil, demasiado alto.

Solo quedamos yo y…

Leslie cerró y abrió los ojos despacio. El tío Taryn. Qué gracioso. Leslie rió de nuevo, con la risa fría y agotada. Mataron y vendieron a los suyos, pero estos niños eran los que se convertirían en los amos.

En nombre de la restauración de la antigua gloria de la casa, se privaron aún más. Los que tenían el pelo rubio perfecto y los ojos verde esmeralda se convirtieron ahora en lo más bajo de todos los hombres y los niños condenados se alzaron con la gloria.

Leslie rió suave paro maníaca y terminó su chocolate caliente. Un sabor y un aroma enfermizos inundaron sus sentidos.

Espero que el tío Taryn se convierta en el próximo marqués.

Él podría cambiar las cosas y lo haría en el futuro porque es amable. ¿Pero lo haría? DIjo que la capital y su gente le daban miedo.

Leslie frunció el ceño cuando la puerta se abrió. Al ver a su hija sentada junto a la ventana, la llamó sorprendida.

—¿Leslie?

—¡Madre!

Leslie saltó de la silla y corrió hacia su madre.

—Habrás estado esperando a que me enterara de la sentencia.

—Sí. ¿Qué ha sido del marqués y de Eli?

La duquesa se sentó en un largo sofá con un suspiro, lo que inquietó un poco a Leslie, que también se sentó junto a su madre.

—Al marqués Sperado le han revocado el título. Ha sido degradado a plebeyo.

Ya lo sabía. Pero, ¿hay algo más? Leslie miró a su madre, esperando con paciencia a que continuara.

—Debido a su noble cuna, no será ejecutado. En su lugar, será enviado a la prisión de Raston, en el extremo sur del imperio.

Raston era la prisión que aparecía con frecuencia en los libros de historia. Se suponía que era imposible escapar. Estaba construida en medio de un gran lago que era tan vasto como un océano. El hemisferio sur del imperio era siempre frío. La gente moría congelada incluso en primavera. Pero por alguna razón, el lago nunca se congelaba.

También existía una antigua magia que ataba a los prisioneros a sus celdas, incluso en la muerte. Cortesía del primer emperador del imperio. Así que era muy infame por ser una fortaleza impenetrable tanto donde fuera como desde dentro. Los prisioneros morían de frío, por causas naturales o por suicidio. No había forma de salir.

Es como si estuviera muerto.

Leslie parpadeó, algo satisfecha, pero pronto se dio cuenta de que algo iba mal. Su madre solo le daba noticias del marqués.

—Madre, ¿y Eli?

La duquesa se apartó con brusquedad el pelo de la cara, con evidente fastidio en su movimiento.

—Lady Sperado permanecerá en la capital.

—¿Perdón?

A Leslie se le cayó la taza del susto, pero no se molestó en recogerla. ¿Se iba a quedar Eli? ¿Por qué?

—Es una candidata Arabella, después de todo.

Leslie estaba perdida.

El nombre de Eli estaba inscrito en el examen de candidatura y, por lo tanto, los sacerdotes insistían en condenar a Eli al mismo destino que su padre. Uno de los sumos sacerdotes incluso discutió en nombre de los dioses con el emperador.

“Los dioses han hablado, y ella ha sido elegida. A menos que se la lleven por accidente o por enfermedad, los hombres no pueden ni deben interferir. Por favor, Majestad, reconsidere esta decisión”.

—¿Cómo han podido…?

Los ojos de Leslie se agrandaron ante lo absurdo de la situación, pero se contuvo para no arremeter contra ella. Se tomó un momento para calmarse y continuó.

—Si aprueba el examen de candidatura, su castigo se aplastará cuatro años.

Después del primer examen, el segundo no sería hasta justo antes del bendito día.

—Sí. Por ahora, sus sentencia está en suspenso.

La duquesa bajó la mirada en señal de disculpa.

—Lo siento. Quería acabar con los dos para siempre…

—No, está bien. De todos modos, no aprobará el examen.

Leslie sonrió y negó con la cabeza. Si Eli suspendía y perdía su puesto como candidata, su castigo quedaría sentenciado. Leslie estaba segura de que Eli no aprobaría el examen. Su ignorancia y estupidez serán mi mejor arma, concluyó Leslie.

—Estoy bien.

Leslie abrazó a su madre y le enterró la cara. Luego, la miró con curiosidad.

—Entonces, madre… ¿qué pasó con… Ria y Amroa?

Leslie quería respuestas a su segunda pregunta, para poder intentar dormir esa noche. No podía haber retenido a Ria en el Ducado, ¿verdad? Si dice que sí, le diré que la eche. Leslie estaba lista.

La duquesa sonrió con calidez mientras pasaba los dedos por el caballo plateado de Leslie.

—Así que te lo estabas preguntando.

♦ ♦ ♦

—¡Por favor, acuérdate de mí!

La mujer que se presentó como Ria se inclinó de plano ante la duquesa y su marido. Luego esbozó una sonrisa lastimera que hizo fruncir el ceño de la duquesa.

Iban de camino al Templo Shinraph a toda prisa después de que Jenna consiguiera descubrir la verdad sobre Amroa. Entonces, la mujer apareció con los caballeros de Salvatore y les contó el plan del marqués.

Se trataba de que el marqués y Eli intentaban quemar viva a Leslie, cómo contrató a docenas de personas para impedir que los caballeros de Salvatore rescataran a Leslie, así como el hecho crítico sobre el paradero actual del marqués.

—Estará cerca con la señorita Eli. Ambos dijeron una y otra vez que debían ver morir a la señorita Leslie. ¡Apuesto a que están observando desde donde la vida es más clara y mejor!

Entonces, ella levantó la vista, sus ojos brillando con avidez.

—Traicioné a mis amos. Gracias a la señorita Leslie, no puedo volver a la finca del marqués. Por su culpa, renuncié a mi posesión estable y a mis ingresos en la finca.

—¿Quieres decir que debemos contratarte?

Ria asintió con entusiasmo, parecieron una muñeca rota a la que se le fuera a caer la cabeza del cuello ante las palabras de Sairaine.

—¡Sí, sí! No podría pedir más que trabajar en el Ducado, donde se rumorea que es más hermoso que el palacio Imperial.

Ria parloteó sobre falsos rumores exagerados. Luego, entrecerró los ojos con una sonrisa hambrienta.

—Si se me permite, pediría un dormitorio privado de tamaño medio, tan grande como la habitación de invitados. Comía la misma comida del marqués y la señora Eli. ¡También me servían carne de primera en mi mesa! Mi salario semanal era…

Ria enumeró unas condiciones de empleo mejores que las de los tutores, que solían ser de la nobleza. Sairaine se burló, estupefacto ante sus exigencias.

—Parece que el marqués Sperado no tiene ojo para talentos como tú como para tratarte tan mal.

Los ojos de Ria brillaron excitados ante las palabras de la duquesa.

—Así es. Así es. Sabía que era raro. Ria es muy buena cuidando niños. No hay más que ver lo bien educada que está la señorita Leslie. Es muy educada, nunca contesta ni hace berrinches.

—Hmm, ya veo. Por desgracia, acabo de contratar y cubrir todos los puestos disponibles. No puedo decirle a la gente que renuncie. No, eso no estaría bien para mí.

El rostro de Ria se agrió, volviéndose gris como la noticia. La duquesa observó perezosa a Ria y continuó.

—Hay una vacante en no de los palacios. Es mi favorito, pero el ama de llaves renunció hace poco. ¿Qué te parece? Solo tendrás que cuidarlo cuando yo te visite, y cuando no esté, podrás usarlo como quieras.

—¿El castillo de un noble…?

Los ojos de Ria se abrieron de par en par ante la noticia.

No podía ni imaginarse lo hermoso que sería el lugar. Y la duquesa acababa de decir que Ria podría usarlo como quisiera. Ria no podía creer su buena suerte. Pensó que sería afortunada si le daban dos habitaciones… Ria sonrió feliz.

—¿Qué te parece? También te daré el doble de tu sueldo anterior. Esto no es nada comparado con que salves a mi hija.

Ria no podía estar más contenta. Sus labios se curvaron y curvaron en una sonrisa muy grande. La duquesa soltó una risita, asombrada por lo grande que era la sonrisa de Ria.

—¡Sí! Por supuesto, Ria hará lo que se le diga.

Ria parecía muy serena incluso cuando tuvo que abandonar la capital.

♦ ♦ ♦

Leslie parpadeó con incomprensión mientras la duquesa relataba su encuentro con Ria. Se preguntó por qué su madre tomaría semejante decisión. La duquesa continuó, con los dedos aún rozando con suavidad los hilos de plata.

—Ahora está en el castillo de Hiten.

—¿Hiten?

—Lo compró el duque de Salvatore hace un par de generaciones. Un hombre con una afición bastante desagradable. El castillo es una de sus colecciones y se llama como se merece la mansión fantasma. Se encuentra cerca de Raston, por lo que los lamentos de las prisiones resuenan durante toda la noche. Por eso, no hay nadie más dispuesto a cuidar del lugar, y por eso la envié allí. Tendrá ganas de vivir con los fantasmas. Y como estará sola y aislada, no le será fácil escapar de allí.

Leslie soltó una carcajada encantada. Era el destierro y el encarcelamiento. Dado que iba a hacer un frío glacial y que iba a estar rodeada de gente sospechosa que tenía relación con los prisioneros de Raston, no se atrevería a escapar del lugar. Además, Ria siempre odio el frío. Ahora debía de estar llorando, imaginó Leslie con alegría.

Pero la risa pronto se apagó ante los siguientes ojos de la duquesa.

—Amroa fue condenada a muerte por dañar a un noble.

Condenada a muerte, repitió Leslie, con la voz atascada en la garganta. Antes de que Leslie pudiera protestar, la duquesa añadió.

—Pero fue modificada a destierro en consideración a que al final intentó ayudarte y al hecho de que solo estaba motivada por el chantaje del marqués.

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