El emperador y la mujer caballero – Capítulo 358

Traducido por Maru

Editado por Freyna


La colina que señaló Sir Donau estaba en el exterior del límite de Sitrin.

—Oh, ¿a quién le importa? No es como si estuviéramos cometiendo un crimen allí —dijo Sir Donau.

—¿Pero qué pasa si el dueño de esa tierra aparece de repente? Sería tan vergonzoso para mí estar comiendo en su tierra cuando tengo un terreno perfectamente bueno.

—Hermana, cómo te ves ahora… Nadie podría adivinar que eres la marquesa Winter.

—Mmm, ¿tú lo crees?

Pollyanna estaba convencida. Estaban de picnic, así que ¿no sería agradable comer rodeado de una hermosa vista? Todo lo que tenían que hacer era cruzar el riachuelo para llegar a la tierra vecina.

Antes de cruzar el agua, Pollyanna se desarmó y escondió sus armas. Pensó que, si alguien los veía, sería extraño que una mujer estuviera armada tan pesadamente.

Donau tiene su espada, así que deberíamos estar bien.

Pollyanna cruzó fácilmente el arroyo. Se sintió un poco culpable por entrar en la tierra de otra persona, pero pasó rápidamente. Subieron la colina y desempacaron sus almuerzos. Sir Donau afirmó que su botella de agua estaba vacía, por lo que volvería al arroyo para llenarla.

Sentada sola, Pollyanna se preguntaba:

Si bebes el agua equivocada, puedes contagiarte de parásitos… Trató de averiguar qué tan limpia podría estar el agua del arroyo. Se imaginó el mapa de su tierra en su mente. Estaba tan concentrada que no escuchó a nadie llamarla la primera vez. El hombre volvió a llamarla desde atrás:

—Oye, señora, ¿tienes algo de tiempo para mí?

No.

Pollyanna ni siquiera se molestó en responderle. Ella lo ignoró, preguntándose qué clase de idiota intentaría seducir a una mujer vestida como ella.

Pero el hombre insistió:

—Oye, mujer. Mírame.

¡Será mejor que le enseñe una lección a este idiota…!

Aunque no tenía su espada y Sir Donau no estaba aquí, Pollyanna apretó el puño para prepararse. ¡Todavía tenía los puños y los pies! ¡¿Cómo se atreve un hombre a intentar agredir a una mujer en medio del día?! Pollyanna estaba lista para golpear a este hombre.

Pero cuando se dio la vuelta, se dio cuenta de que era…

Lucius I.

Pollyanna estaba tan sorprendida que se olvidó de dejar caer el puño.

—¿Su alteza?

—¿Estabas a punto de golpear a tu emperador?

—No me refiero…

Pollyanna abrió lentamente el puño. Lucius I frunció el ceño burlonamente y le dijo:

—No puedo creer que estuvieras a punto de golpearme.

—¡Eso no es cierto! Yo… Su alteza, ¿por qué está aquí?

La última vez que supo de Jaffa, parecía que el emperador seguía trabajando sin parar. Entonces, ¿cómo podría un hombre tan ocupado estar parado aquí frente a ella?

Ahora que miró a su alrededor, Pollyanna se dio cuenta de que estaban rodeados de muchos otros hombres. Le eran muy familiares.

Los señores Ainno, Jainno, Wook, Mahogal, Donau, Howe, etc. Reconoció a la mayoría de los hombres. Eran los caballeros de más alto rango de este reino. Pollyanna los miró en silencio y preguntó:

—Si estáis todos aquí, ¿quién está manteniendo a salvo la ciudad capital?

Todos miraron hacia atrás con aire de suficiencia.

—Nuestros subordinados, por supuesto.

¡Malditos sean estos holgazanes!

Pollyanna continuó mirándolos, pero sabía que estos hombres estaban en posiciones en las que tenían suficientes hombres para encargarse de las cosas en casa.

La pregunta más importante era, ¿por qué estaban aquí el emperador y estos caballeros?

Lucius I se acercó a ella. Había pasado un año desde la última vez que lo vio, y el emperador estaba tan hermoso como siempre. El corazón de Pollyanna comenzó a latir con fuerza como el día que lo dejó.

—Pollyanna Winter, te pregunto, ¿pelearás conmigo?

—¿Se está produciendo una rebelión en alguna parte? Si ese es el caso, por supuesto que lo haré, alteza.

Lucius I dejó caer un libro gigante frente a ella. Era el libro más grueso que Pollyanna jamás hubiera visto. El emperador le dijo:

—Este es el fundamento de este reino. Esta es la ley de Acreia. —Después de una pausa rápida, Lucius I agregó—: Bueno, es el primer borrador de todos modos.

Fue el producto final de todo el arduo trabajo del emperador y de todos en Jaffa. Fue el libro que hizo que Lucius I fuera apodado el tirano.

—En Acreia, no existe una ley que indique que una mujer no puede convertirse en caballero —explicó el emperador—. Por eso pudiste seguir siendo caballero, sir Pol. En Acreia, no existe una ley específica que establezca que una mujer no puede recibir su propio título y tierras. Por eso se te concedieron muchas tierras y el título de marquesa. Pero en Acreia, hay una ley que establece que una mujer no puede heredar el título de familia y la riqueza. Una mujer debe tomar el nombre del marido cuando se casa. Solo un hombre puede ser el cabeza de familia.

Todo el mundo sabía esto, así que Pollyanna supuso que había una razón por la que Lucius I sacó a relucir este tema.

—Sir Pol, me preguntaste si podía renunciar a mi reino. Te dije que sería imposible. Luego dijiste que sentías lo mismo por tu nombre. Me mostraste tu determinación y voluntad. Me diste tu respuesta, así que ahora es mi momento de darte la mía. —Lucius I le dedicó una sonrisa de infarto y continuó—: Esta es mi respuesta.

El emperador cambió todo el sistema legal solo para casarse con Pollyanna. No fue un simple ajuste de la ley, sino un cambio de imagen completo de la base legal.

Al principio, Lucius I iba a cambiar solo la ley de herencia, pero se dio cuenta de que no sería suficiente. Aprendió que, para cambiar un aspecto importante de la ley, necesitaba cambiar todo el sistema.

Por eso el libro gigante era solo el primer borrador de la nueva estructura legal. Para convertirlo en un sistema estable y completo, tomaría al menos otros diez años. Después, le tomaría su vida, si no más, implementarlo en el reino.

Lucius I siempre soñó con retirarse a una edad temprana y vivir el resto de su vida en paz, pero ahora sabía que no sería posible. Conseguir a la mujer que amaba, era lo mínimo que podía hacer. Era el precio que estaba dispuesto a pagar. No podía ceder su reino por ella, pero podía hacerlo por Pollyanna.

Pollyanna palideció al escucharlo. Su cerebro se quedó en blanco de repente. El emperador tenía muy claro cuál era su intención, pero a ella le resultaba muy difícil de comprender.

—E-Esto no tiene sentido. No funcionará. Nunca lo hará. Los nobles no lo permitirán y que los plebeyos también lo acepten…

—Lo sé. Será un camino difícil. Tendremos que luchar por ello constantemente. Podríamos trabajar en ello por el resto de nuestras vidas y aún no ver que suceda en la vida real. Puede que no lo logremos. Pero Pollyanna Winter, tengo un sueño.


Maru
Me estoy emocionando de nuevo. Porque esto... aunque por razones egoístas, es toda una revolución. Un sistema legal más justo, más igualitario, más justo. Y todo para que Pollyanna pueda estar en paz consigo misma, conservar lo más preciado para ella, su honor, su esfuerzo, su lucha, su esencia; mientras Lucius se vuelca en hacer que todo eso sea posible con ella a su lado.

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