El Perseguido – Capítulo 105: Patriarca

Traducido por Shisai

Editado por Sakuya


Era de noche y soplaba el viento. El partido de fútbol en la televisión había terminado. Chi Yan tomó el control remoto y cambió de canal.

—… Tú y yo hemos hecho una promesa durante cien años. Quien haya muerto a la edad de noventa y siete años esperará en el puente Nai He durante tres años… —Cantaban a dúo en la tele un hombre y una mujer.

El joven estuvo aturdido por un tiempo. Ya no era el bebé que no entendía nada, se perdía, era perseguido por fantasmas y lloraba mucho. En el pasado, corrió hacia el patio de la otra familia y al ver la figura del chico, se sorprendió momentáneamente, luego corrió hacia él y abrazó sus muslos. Ahora tenía la edad suficiente para sopesar las circunstancias y mantener la distancia cuando era necesario. Por supuesto que entendió el significado de las palabras de Xu Rui. Quería regresar con la ayuda de los hermanos Xu, así que, naturalmente, sería mejor no causar problemas.

Además, lo que dijo también sonaba razonable. Después de todo, habían pasado tantos años, ¿cómo podía estar seguro de que esa persona no había cambiado y que lo trataría igual que antes?

Chi Yan negó con la cabeza.

—No te preocupes, lo entiendo.

Tenían que estar en la carretera temprano a la mañana siguiente, por lo que empacaron las sobras y se fueron a dormir.

Acostado en la cama con los ojos cerrados, le estaba costando conciliar el sueño. Estaba cayendo en el hecho de que volvería a ver a esa persona. No podía dejar de pensar en los recuerdos relacionados con él, como aquella primavera cuando tenía nueve años. Tontamente siguió a unos primos a jugar, ellos se escabulleron cuando no estaba prestando atención, dejándolo solo en un lugar extraño en el que nunca había estado antes.

El pequeño Chi Yan caminó tentativamente hacia adelante, y después de mucho tiempo, finalmente vio a alguien. Trotó hacia esa figura para pedir direcciones. Levantó la voz y trató de llamar su atención varias veces, pero ese hombre no miró hacia atrás, lo ignoró. No pudo evitar palmear su espalda con su manita y en ese momento, el hombre finalmente giró la cabeza. No había nada en su rostro. Estaba tan asustado que se dio la vuelta y corrió como un animalito en pánico. Incapaz de discernir la dirección en absoluto, volvía la cabeza de vez en cuando. Para su horror, esa cosa siempre estaba un paso detrás de él.

Al final, se topó con un patio tranquilo con muchas flores y árboles. Era el período de floración y dondequiera que mirara había un hermoso paisaje.

Había un joven de cuerpo alargado y esbelto, recordó que este vestía una camisa blanca. Estaba de pie debajo de una planta de magnolia, extendiendo la mano para recoger una flor de color blanco jade que colgaba del árbol.

El pequeño estaba atónito, rápidamente se escondió a un lado y miró en secreto la cara del joven. Después de confirmar que la otra parte era un humano, corrió y abrazó los muslos del joven, llorando en voz alta…

La mayoría de las familias de clanes taoístas vivían en reclusión. Los Chi, los Ye y los Xu se mantuvieron muy unidos. La familia Chi estudió el Dao Celestial mientras que la familia Ye estudió el Dao Fantasma. Se quedaron uno al lado del otro con la intención de permitir que el Yin y el Yang de los Dao se complementaran.

Fue sólo más tarde que Chi Yan se enteró de que había entrado en Bie Yuan, donde solía recuperarse el hijo menor del Patriarca de la Familia Ye y que la persona a la que abrazó era el tercer joven maestro de la familia Ye, Ye Ying Zhi. Así fue como se conocieron.

♦ ♦ ♦

A la mañana siguiente, los tres partieron en automóvil. La distancia no era corta, por lo que se turnaron para conducir. Aunque Xu Xin nació un poco más tarde que Xu Rui, los gemelos peleaban todos los días cuando eran pequeños. Pero a medida que el gemelo masculino se hizo mayor y más sensato, sintió empatía hacia su hermana. Sabía que Xu Xin estaba ansiosa por hacerlo bien en todo, así que la dejó tomar turnos para conducir. Manejó sutilmente un poco más para que ella pudiera descansar más. Además, Chi Yan no conocía la carretera, por lo que Xu Rui terminó conduciendo por todos los sinuosos trayectos de montaña hasta que finalmente se acercaron a su destino.

De hecho, la familia Xu ya no vivía en las montañas remotas, sino en las afueras de la famosa y bulliciosa Ciudad M en China. La carretera Pan Shan era el camino que conducía directamente a la casa de la familia Xu, aunque debido a varias formaciones, la posibilidad de que la gente común la usase era extremadamente baja.

Mirando por la ventana del automóvil, notó que la montaña estaba cubierta de niebla y no se veía demasiado del paisaje. Tampoco llegaron a cruzarse con ningún auto. Chi Yan se sentó en el asiento del pasajero delantero y sacó su celular para comprobarlo. No había señal. Esto indicó que se estaban acercando cada vez más a su destino, el hogar de la familia Xu, a donde vería a los Chi y a esa persona.

Al mirar la niebla fuera de la ventana, no pudo evitar recordar lo que sucedió en ese entonces.

En ese momento, estaba llorando y abrazando los muslos del joven, el cual parecía cuatro o cinco años mayor que él. No lucía enojado y tampoco dijo nada. Levantó al pequeño Chi Yan, lo abrazó, lo cargó y lo dejó jugar con la flor de magnolia que acababa de arrancar. Luego el joven lo llevó dentro de la casa y lo puso sobre un sofá suave, personalmente le secó la cara con una toalla caliente y le sirvió leche tibia.

Aparte de su madre, nadie más lo había tratado tan bien. Se sorprendió un poco. Sostuvo el gran vaso de leche con ambas manos y miró al adolescente frente a él sin comprender. Su cuerpo era muy pequeño, sostenía la gran taza frente a su pecho, sus ojos negros y redondos aún estaban húmedos, las cuencas de sus ojos estaban rojas e hinchadas. Lucía bastante inocente y lamentable.

El joven le quitó el vaso de la mano, lo colocó sobre la mesa y lo sostuvo en sus brazos.

—Buen chico, vamos, dile a este hermano mayor tu nombre —lo persuadió suavemente.

Los dedos del joven estaban un poco fríos, pero su abrazo se sentía muy cálido y reconfortante. El pequeño no pudo evitar inclinarse hacia adelante, recostarse suavemente sobre su pecho y susurrar.

—… Mi nombre es Chi Yan.

Se apoyó en el pecho de la persona, escuchó los latidos de su corazón y lloró sin motivo. Ye Ying Zhi sostuvo al suave y cálido bebé en sus brazos y lo consoló durante mucho tiempo.

Ye Ying Zhi le dió leche, comió con él, le contó historias y también le dijo que lo que encontró en el camino era solo un alma errante perdida. Había perdido el rumbo, por lo que tenía que seguir a alguien. Pero después de que entró al patio, esa cosa ya no se atrevería a seguirlo. Esa noche, el pequeño compartió la cama con el adolescente y logró dormir tranquilo.

Al día siguiente, alguien de la familia Chi se presentó para llevarse al niño. Ye Ying Zhi hizo una pequeña bolsita de la suerte y la colgó alrededor de su cuello. La bolsa contenía una guía de fuente dual. Le dijo que su Bie Yuan no estaba lejos de la casa Chi y que si más tarde, el pequeño Chi Yan quería venir, podría seguir la guía que lo llevaría a su Bie Yuan. Mientras se moviera hacia su Bie Yuan, él lo detectaría y podría salir a recibirlo.

Aunque Chi Yan era joven, podía distinguir lo bueno de lo malo. No estaba contento en la casa de la familia de Chi, pero se sentía cómodo en Bie Yuan. Desde entonces, lo visitó cada dos días. La gente de la familia Chi no se preocupaba mucho por él y su madre sabía cómo se sentía, después de comprender la situación, lo dejó ir. Más tarde, incluso se quedó ahí durante un mes hasta que su madre envió a alguien a buscarlo y se fue de mala gana.

Fu Bo, el ama de llaves a cargo de los asuntos de Bie Yuan, se sorprendió al principio, pero se acostumbró después de un tiempo. Antes de que llegara el pequeño, el frío y distante Tercer Joven Maestro no había estado tan cerca de nadie.

El patriarca de la familia Ye dio a luz a Ye Ying Zhi durante su vejez y sus dos hijos mayores eran unos veinte años mayores que él. Por lo tanto, los hermanos de Ye Ying Zhi eran de la generación de Chi Yuan Shan. Según la antigüedad, el niño debería haberlo llamado “tío”, pero cómo se conocieron por casualidad y su diferencia de edad no era demasiado grande, el niño siguió llamándolo “hermano mayor” en su lugar.

♦ ♦ ♦

Chi Yan cerró los ojos lentamente, a veces la figura de esa persona estaba bastante clara en su mente y otras veces se volvía borrosa, pero cuando lo recordaba deliberadamente, cada movimiento, cada expresión y cada oración de esa persona se volvían vívidos, como si su separación hubiese sido el día anterior.

El coche se detuvo lentamente. Xu Rui se quitó el cinturón de seguridad y dijo en voz alta—: Está bien, hemos llegado, es hora de bajar del coche.

Los gemelos llevaron a Chi Yan a ver a sus padres. El joven no sabía cómo ni qué le dijeron los hermanos a sus padres, si habían confesado o no, o que solo lo estaban ayudando a participar en el ritual con una identidad plausible, o inventaron otras historias que pudieran aceptar.

En resumen, el Segundo Maestro Xu y su esposa no reaccionaron mucho ante el llamado “novio” de su propia hija, simplemente lo trataron como un amigo común a quien sus hijos trajeron y le dijeron al ama de llaves que le arreglara una habitación. Sus palabras y acciones no fueron demasiado cálidas ni demasiado frías.

Por la noche, Chi Yan y la familia de cuatro miembros cenaron juntos.

—El ritual de oración debería comenzar en diez días. Los invitados empezarán a llegar aquí mañana. Todos ustedes deben tener cuidado cuando salgan estos días.

Xu Rui asintió ante lo que dijo su padre.

El hombre miró a Chi Yan y comentó—: Mañana por la noche daremos la bienvenida a invitados y amigos de todos los ámbitos de la vida. Habrá un banquete en el clan con mucha gente asistiendo. Hasta entonces, también pueden traer al pequeño Chi.

Chi Yan levantó la cabeza y miró al Maestro Xu.

—Gracias, tío —dijo con voz profunda.

El Maestro Xu agitó la mano y los cinco continuaron comiendo sin volver a mencionar el tema. Chi Yan supuso que deberían haberles dicho la verdad a sus padres y que por ello el Maestro Xu lo mencionaba deliberadamente.

El banquete se llevó a cabo a más de diez minutos a pie de la residencia principal. En la noche del día siguiente, Chi Yan partió con los gemelos. El Maestro Xu y su esposa ya habían ido al lugar con anticipación.

Habían pasado siete u ocho años desde que Chi Yan dejó a la familia Chi. Ahora era más alto y su apariencia adolescente inmadura ya se había desvanecido. Muchas personas sintieron que les resultaba familiar cuando lo vieron, pero no pudieron reconocerlo por un tiempo. Xu Rui no lo explicó cuando lo presentó, solo dijo que era el novio de su hermana quien la acompañó de regreso esta vez.

Había algunas reglas y etiquetas tácitas entre estos clanes taoístas. Por lo general, no se permitía que los rituales como rezar al cielo incluyeran a personas comunes y corrientes ajenas a los clanes, pero como era el novio de la joven Xu, era un asunto diferente. Era natural que alguien acompañara a su novia a casa, si su relación se desarrollaba de manera armoniosa y constante, él podría ser parte de la familia en el futuro. Si el hombre estaba dispuesto a unirse a la familia y ser miembro de la familia Xu en el futuro, entonces no había nada más de qué hablar.

Los tres se sentaron con los otros descendientes de la familia Xu, cerca de una esquina discreta. Algunos de los primos de Xu Rui miraron a Chi Yan en silencio y sintieron que les resultaba familiar. Uno de ellos preguntó su nombre. Tan pronto como escuchó el apellido “Chi”, recordó que Chi Yan era el nieto mayor de la familia Chi que se había separado de la familia.

El joven se sentó entre los gemelos, mirando en silencio a las personas presentes. Sus ojos prestaron involuntariamente especial atención al asiento principal. No vio a esa persona, sino que vio a su padre, Chi Yuan Shan. Este no lo notó y siguió hablando con el abuelo de Xu Rui. Junto a ellos había algunos asientos vacíos. Chi Yan se quedó un momento mirando, perdido en sus pensamientos y cuando reaccionó, apartó la vista.

El cielo estaba oscureciendo y sólo quedaba un asiento vacío en la mesa principal. Chi Yan había estado prestando atención a la dinámica en esa dirección. Vio que el abuelo Xu llamó al ama de llaves y le ordenó que hiciera algo. El ama de llaves se retiró y volvió no mucho después, susurrando algunas palabras al oído del anciano. Entonces toda la gente en la mesa principal se dio la vuelta y miró hacia la entrada del lugar.

Los demás no sabían lo que estaba pasando, así que sus ojos lo siguieron. Algunas personas parecían saber algo y varios empezaron a susurrar entre ellos.

Chi Yan también tenía una leve corazonada.

Oyeron el sonido de un automóvil que se detenía frente a la puerta y luego a los porteros empujando hacia adentro las dos puertas de madera del salón de banquetes desde afuera. Estos inclinaron respetuosamente la cabeza y dieron la bienvenida al invitado que acababa de llegar.

Un grupo de personas entró en fila. Encabezando el séquito estaba un hombre que vestía una gabardina negra larga. Era alto, delgado y guapo, pero su rostro lucía un poco enfermizo. Sus ojos negros eran profundos y silenciosos, mirando hacia abajo levemente, como si no le importara todo lo demás en el mundo. Se enfrentó a la mirada de todos y avanzó sin prisa. A pesar de que era primavera, parecía haber un frío lúgubre en la habitación con su llegada.

El abuelo Xu ya se había levantado y dejado su asiento para saludarlo, los demás en la mesa principal siguieron su ejemplo. Como resultado, todos en el salón hicieron lo mismo.

Chi Yan sintió que su respiración se había detenido. Desde el momento en que el hombre entró, sus ojos estaban clavados en él, como si todo el mundo solo pudiera ver a esta persona. Xu Rui le tiró de las mangas en silencio cuando se percató de que actuaba de manera extraña, pero él mismo ni siquiera se dio cuenta.

El hombre intercambió saludos con el abuelo Xu. Chi Yan no supo lo que dijo, pero lo vio asentir con una sonrisa, miró hacia la izquierda del lugar y luego regresó a la mesa principal solo para sentarse. El hombre hizo un gesto con la mano a las personas que lo seguían, giró sus pasos y caminó directamente hacia la izquierda solo, finalmente se paró frente a Chi Yan, mirándolo con calma.

Chi Yan de repente se puso de pie de nuevo.

Todos los invitados ya habían seguido a las personas en la mesa principal para tomar sus asientos, por lo que las dos personas que todavía estaban de pie en el pasillo eran particularmente llamativas.

El hombre se inclinó levemente, acarició la barbilla del joven con la mano izquierda, la levantó levemente hacia arriba y miró cuidadosamente sus ojos y rasgos faciales. Las comisuras de su boca estaban suavemente curvadas, y dijo en voz baja—: No te he visto en algunos años, Ah Yan ha crecido.

El joven no supo cómo responder. Recordó lo que Xu Rui había dicho antes e inconscientemente miró a la persona de la izquierda. Este también lo estaba mirando, estupefacto e indefenso.

Vaciló por un momento, levantó la mirada para mirar al hombre y le susurró—: Sí, Patriarca Ye. Espero que hayas estado bien.

Le resultó extraño llamarlo Patriarca Ye, pero no podía ser llamado por su antiguo nombre, ni siquiera sabía cómo los demás llaman a esta persona frente a él.

El hombre frunció el labio inferior con una sonrisa que de alguna manera no parecía una sonrisa.

—¿Cómo solía llamarme Ah Yan? —Sus ojos oscuros lo miraron fijamente.

Chi Yan lo miró a los ojos e instantáneamente entendió lo que quería decir. Dudó y dijo aún más silenciosamente.

—… Hermano mayor Ying Zhi.

El hombre se rió de inmediato, mostrando una sonrisa real, no la educada que tenía anteriormente. Las líneas en todo su rostro se suavizaron, sus cejas y las esquinas de sus ojos se llenaron de alegría.

Pareció darse cuenta de que este no era un buen lugar para hablar de los viejos tiempos.

—Este hermano mayor te extrañó. Ven a casa conmigo esta noche y deja que te ame y te mime como es debido —le susurró al oído, sosteniéndolo cerca de él.

Chi Yan sabía que siempre lo amaba y lo consentía cuando se encontraban. No había otro significado en sus palabras más que invitarlo a recordar los viejos tiempos, sin embargo, no pudo evitar sonrojarse involuntariamente. Sintió que era inapropiado que ambos actuaran tan íntimamente frente a todos los demás. Después de todo, ya no era un niño, pero el hermano mayor Ying Zhi todavía lo trataba de la misma manera que cuando era un niño, siempre abrazándolo.

Puso su mano sobre el pecho de Ye Ying Zhi, tratando de empujarlo suavemente más lejos, pero al final, no pudo soportar hacerlo. Simplemente mantuvo esta postura y respondió en voz baja—: Está bien.

Mirándolos a los dos, lucía como si Chi Yan estuviese acostado proactivamente sobre el pecho de la otra parte de forma obediente.

Una respuesta en “El Perseguido – Capítulo 105: Patriarca”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido