Esta Villana quiere mantener al Jefe Final – Tomo I – Capítulo 10

Traducido por Mochi

Editado por Yusuke


El cuervo que apareció era excepcionalmente grande. Sus ojos eran del mismo color rojo que los del Rey Demonio. Tenía una garra antinaturalmente grande y afilada y como Aileen supuso, traía una calavera consigo. Él se preguntaba si había sido ordenado no soltarla. El cuervo aterrizó en el suelo y para estar a la altura de sus ojos, Aileen se incó.

—¿Eres el más fuerte de todos?

—¡Así es! ¡Soy el guardián del gran Rey Demonio! ¡Niña, la prueba, damela!

—Te lo abrochare, ¿puedes darte la vuelta por mí? Tus ojos son del mismo color que los del Rey Demonio, ¿a que si?

—¡Igual, Rey Demonio!

El cuervo se veía completamente satisfecho y rápidamente se dio la vuelta. Aileen dejó la canasta abierta frente a los ojos del cuervo.

—Si quieres, ¿gustas una galleta que sea de tu preferencia?

—Niña tienes un buen corazón. Este grandioso ser, ¡almendra!

Tomó una pieza de galleta de almendra y se lo comió con destreza usando la punta de su pico. Al mismo tiempo, Aileen le abrochaba de forma adecuada la corbata al cuello. Sus plumas eran más suaves y agradables de lo que ella originalmente creía.

—¡Deliciosa! ¡Deliciosa! Niña, el tributo, porque lo trajiste ¡Yo perdono!

—Vaya, que alegría. Tienes plumas muy bellas.

—¡Yo, más fuerte de los cuervos! Niña, tienes buen ojo, ¡ugh!

Con un salto, el cuerpo entero del cuervo comenzó a temblar, luego se desplomó a un lado con un sonido. En tan solo un segundo, su campo de visión fue abierto. En un instante el brillante sendero del bosque se había transformado en el sombrío bosque del Rey Demonio.

Igual que ayer, se encontraba el mismo grupo de cuervos encima del árbol muerto. También había monstruos parecidos a ratas y topos entre la multitud. Aileen estaba rodeada por cada uno de ellos.

—Todos, por favor no se muevan sino quieren que la vida de este cuervo se ponga en peligro. Que mounstro tan estúpido, confiando en un humano así de facil.

—¡¿Es eso algo que un humano debería decir?!

Aileen sostuvo firmemente las plumas del cuervo que han estado temblando desde antes y empujó el cuchillo escondido que tenía preparado oculto en la punta de su parasol hacía el cuervo mientras reía elegantemente. El cuervo gimo dentro de los brazos de Aileen.

—¡Ugh, qué es lo que hiciste, niña…!

—Mezcle anestésicos dentro de las galletas.

—¡Te mataré! ¡Niña, te mataré!

—Vaya, ¿acaso quieres darle problemas al Rey Demonio? Soy la hija del ducado de D’Austriche. Si fuera matada por monstruos, la posición del Rey Demonio se volvería peor, ¿sabes?

El descarado reproche que hizo Aileen con una sonrisa causó que los cuervos graznaran aún más alto. Otros monstruos estaban hirviendo de furia también pero estaban preocupados de hacer cualquier cosa porque allí, en los brazos de Aileen, estaba su camarada usado como rehén. No podían atacar. Sin molestarse sobre la situación, Aileen alzó su voz.

—Ahora, rey Claude, si usted desea salvar a este monstruo ¡muéstrese ante mí! ¡Si no lo hace, empezaré a arrancar de una en una cada una de sus plumas hasta que se quede calvo!

Su discurso fue interrumpido por una onda expansiva. Su cabello negro era tan oscuro como la oscuridad misma. Sus ojos escondían un brillo profundo más brillante que el de las mismas joyas. El miraba a Aileen desde el aire.

—¡Rey!

—¡Gran Rey Demonio! ¡La hija de humanos nos ha traicionado!

—¿Cómo ha estado, rey Claude?

Aileen solo fue recibida con silencio pero era más que suficiente, ella había logrado sacar al hombre que quería ver.

—¿Quieres que te lo pase para que lo cures? El debería estar bien incluso si pasa tiempo.

Claude se arrodilló frente a ella y entonces tocó gentilmente el cuervo entumecido entre el brazo de Aileen. En un instante, el cuervo abrió sus ojos y comenzó a batir sus alas. Parece que el efecto de la anestesia fue eliminado.

—Como se esperaba del Rey Demonio.

El cuervo que acababa de ser liberado de las manos de la impresionada Aileen le gritaba desde el hombro de Claude.

—¡Niña! ¡Te mataré! ¡Yo definitivamente te mataré!

—Vaya, con esto, ya no nos debemos nada.

—¿Qué?

Parándose, Claude hizo una pequeña pregunta. Aileen sonrió ampliamente.

—Yo aun no me olvido, ¿sabes? Sobre la situación donde estaba siendo insultada por los cuervos.

La expresión en la cara de Claude se puso completamente fría casi con un poco de decepción. Aileen disipó algo del polvo que se había pegado a su vestido y se paró directamente frente a Claude.

—Si te sientes endeudado debido a eso, tal vez deberías haber educado a los cuervos desde un principio, ¿no es así, señor cuervo quien me ha estado engañando desde hace rato?

—¡Te mataré!

—Arreglemos las cosas. Como disculpa, te daré esta galleta de chocolate.

—¡No me dejaré engañar! ¡No me dejaré engañar!

—Está bien. Solo las galletas de almendras tenían anestésicos. Como prueba, comeré la mitad de la galleta.

Justo como dijo, la galleta de chocolate que Aileen sacó de la canasta hizo un suave crujido al ser mordida. El cuervo que tenía puesto la corbata de moño miró a Aileen fijamente hasta que ella tragó apropiadamente.

—¿Ves? Todo bien, ¿cierto? Aquí, sirvete tú. Hagamos las paces con esto, ¿está bien?

Aileen ofreció la galleta semi comida. Ojos rojos seguían moviéndose mirando a Aileen y luego Claude, con un suspiro, tomó la galleta semi comida y tomó una mordida. Aileen parpadeó ante la inesperada situación. Claude tragó la mitad de la galleta semi mordida con una cara seria y ofreció el resto al monstruo en su hombro.

—Es seguro.

Inmediatamente el cuervo se comió la galleta con gusto.

—¡Delicioso! ¡Chocolate, delicioso!

—R-Rey Demonio…

Los demonios en los alrededores comenzaron a moverse inquietos. Claude fijó su mirada en Aileen.

—¿Aparte de las de almendras el resto está bien cierto?

—S-Sí pero, ¿qué debería hacer? Tengo un dilema con la situación.

—¿A qué te refieres? No me digas que mezclaste otra cosa dentro de las galletas de chocolate.

—Sí. Cuando pensé que el rey Claude también podría estar interesado en las galletas mezclé un afrodisiaco que es solo efectivo en los hombres dentro de esas galletas.

Un rayo cayó detrás de Aileen quien acababa de responder alegremente a la pregunta.

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