Gato K – Capítulo 4

Traducido por Shisai

Editado por Nemoné


Siendo llevado en los brazos de mi Sugar Prince, los humanos se inclinaban ante nosotros por dondequiera que íbamos.

Qué respetuoso saludo. 

Así mismo, daba una buena mirada a los escotes de las sirvientas. Admiraba la hermosa vista mientras mantenía mi rostro elegante.

Como soy de una especie diferente, específicamente un gato, no había absolutamente ninguna manera de que mi apariencia fuera motivo de preocupación para mi reputación. Del mismo modo que un humano que toca la teta o el pene de un perro nunca sería considerado como abusador sexual.

Ah. Pero obviamente soy una excepción. Nunca permitiría que alguien me maltrate solo porque soy un gato.

Cuando llegué al palacio por primera vez, un criado intentó mirar entre mis patas traseras para comprobar mi género. Hice a ese hombre desvergonzado de un ejemplo para los demás, grabando la marca de mis garras en su rostro. A partir de entonces, nadie intentó tocarme descuidadamente.

Un conjunto familiar de puertas entró en mi vista. Salté de los brazos del Príncipe Heredero y comencé a caminar hacia los baños.

Tan pronto como crucé las puertas dobles, pude ver que el vapor se elevaba desde el enorme baño. Quizás era más apropiado llamarlo una piscina llena de agua caliente, que un baño. En cualquier caso, el aroma de un fragante perfume floral flotaba desde el enorme baño. Me di vuelta para mirar detrás de mí.

A través de la puerta, pude ver a las sirvientas desnudando a Sugar Prince. Parecía bastante principesco mientras extendía sus brazos un poco, permitiéndo que le quitasen la ropa. También quería que los sirvientes hicieran lo mismo por mí, pero como no tenía ropa, tuve que dejarlo pasar.

Sumergiendo una pata en la piscina, verifiqué que la temperatura fuera perfecta.

Siendo educado, di un maullido en dirección a donde estaba Sugar Prince antes de saltar al agua. Sentí el agua tibia empapando mi pelaje. Levantando la barbilla sobre el agua, moví mis pies y comencé a nadar.

Un gato nadando con tanta gracia. Que genial debo lucir.

Planeé nadar un poco, pero luego Sugar Prince eligió ese momento para sentarse en el baño. Así que cambié de rumbo e hice una línea recta hacia él, causando ondas cuando me acerqué. Me puse de pie sobre su muslo, no porque estaba cansado, sino porque nadar demasiado tiempo puede ser perjudicial para la salud.

Mi considerado Sugar Prince hizo un gesto al criado, que luego colocó mi plataforma personal en la bañera. Y sentado en ésta al lado de Sugar Prince, disfruté del baño tranquilamente.

Vi mechones negros de pelo flotando sobre las suaves olas de agua, pero no le presté mucha atención. Después de todo, no era responsable de limpiarlo.

Mirando a mi lado, vi los ojos de Sugar Prince ligeramente cerrados. Parecía estar cansado. Después de un momento de mirarlo, escondí mi cola bajo el agua para tocarle suavemente el costado. La moví hábilmente para hacerle cosquillas. Sugar Prince abrió los ojos y me miró. Actuando inocente, lo observé con los ojos redondos. Por supuesto, retiré mi cola. Miró de un lado a otro entre mí y el agua ahora, y luego con un dedo acarició mi cabeza.

Hacerme el travieso de esta manera con Simon, lo haría jadear y resoplar. Pero burlarme de este chico era muy agradable. Sentí que podría salirme con la mia con un príncipe tan amable, sin embargo, también me preocupa que me expulsen del palacio si voy demasiado lejos, y él resulte no ser tan ingenuo como parecía, como en algunos de esos dramas históricos de televisión.

Como señal, golpeé el hombro de Sugar Prince una vez con mi pata y salí del baño.

Cuando sacudí el agua de mi cuerpo, noté que Sugar Prince también salió del baño. Al verlo perseguirme como un patito perdido, no había duda de que su vida en el palacio había sido solitaria. Aunque un poco incómodo, sin saberlo, comencé a sentirme responsable por él.

Qué vista tan triste era, esta alma amable y gentil, pero solitaria, sin nadie a quien recurrir en todo el palacio. 

Pero no podía permitirme sentir mal por el chico; mi único objetivo era deshacerme de esta maldición y volver a mi vida normal lo antes posible.

Sentado al lado de Sugar Prince, las criadas secaron mi pelaje. Dicho esto, la única a la que se le permitió tocarme fue mi criada exclusiva, Julia. Su cara bonita y su amplio pecho la salvaron de la ira de mis garras; las criadas feas y de pecho plano fueron menos afortunadas. Solo me tomó unos pocos golpes para que el punto se entendiera, y desde entonces me atendió exclusivamente la Julia de pechos grandes.

♦ ♦ ♦

Después de secar a Sugar Prince y a mí, las criadas se fueron.

Sugar Prince entró en su misma rutina diaria y tomó un libro grueso para leer. Lo observé mientras estaba sentado al lado del libro. En mi mundo, este tipo de libros gruesos encuadernados en cuero eran algo raro, por lo que despertó mi interés. No podía leer las letras onduladas que llenaban las páginas, pero no importaba. Ya que soy un gato.

No me llevó mucho tiempo aburrirme de esperar pacientemente a que terminara, y mi impaciencia creció. Es su culpa de todos modos, ¿cómo se atreve a ignorarme por un libro? ¿No sabe que solo leer libros día tras día lo convierte en una persona aislada? Los humanos son criaturas sociales, ¡aprende a socializar! Si solo lees todo el día, te convertirás en un nini [1] antisocial.

Ah ah. Es la verdad. Y sin mi ayuda, este tipo estaría condenado a la vida como un ratón de biblioteca. Es una molestia, pero recae en mí el deber de salvarlo.

Con renovado vigor, me propuse ayudarlo a cambiar sus costumbres. Me subí al libro que Sugar Prince estaba leyendo y me senté.

Sus ojos dorados me miraron y yo le devolví la mirada astutamente.

¿Vas a seguir leyendo incluso así?

Sugar Prince permaneció inexpresivo como siempre.

Pero no me perdí el cambio sutil en sus ojos cuando surgió una nueva emoción, una de exasperación. Mirándome así por un momento, Sugar Prince me apartó con una mano grande y cuidadosa, y luego volvió a enfocar su mirada en el libro. Indignado, golpeé mi cola en su antebrazo varias veces.

No obstante, el chico simplemente acarició mi cabeza con su mano para mi molestia, como si estuviera calmando el berrinche de un niño, y continuó leyendo el libro. Solo sirvió para ponerme aún más obstinado. Esta vez me puse encima del libro, tumbandome sobre mi estómago.

—…

Clavó sus ojos dorados en mí con una expresión molesta. Estrechando mis ojos, enfrenté su mirada.

¿Seguirás leyendo? ¿Incluso así?

Sugar Prince dejó escapar un ligero suspiro, mientras frotaba mi cabeza y preguntaba: — ¿Estás aburrido?

Ante eso, me puse de pie y salté del libro. No es que esté aburrido ni nada, era solo para arreglar sus hábitos de ratón de biblioteca. Pero no parecía particularmente necesario explicar todo eso.

Sabiamente, cerró el libro. Abrió el cajón del escritorio y sacó una nueva pluma. Al ver la forma de la pluma que me había entretenido ayer y anteayer, mis pupilas se estrecharon.

♦ ♦ ♦

Calix se sintió momentáneamente impotente mientras miraba al gato sentado encima de su libro. Podía decir que el gato, mirándolo con esos grandes ojos redondos, no tenía intención de bajarse pronto. El libro no era algo que necesitaba leer con urgencia, pero en los últimos días no había podido leer más de una página; cada vez que abría el libro, el gato lo interrumpía.

El Príncipe Heredero empujó suavemente al gato del libro. Pero en seguida una cola negra comenzó a golpear repetidamente su antebrazo. Acarició la cabeza negra del minino y fijó su mirada en el libro una vez más.

—…

Esta vez, el gato se subió encima del libro y se acostó. A pesar de que no podía leer la mente del gatito, podía adivinar que estaba pensando en algo como “juega conmigo”. El minino no era de ninguna manera intimidante, pero exudaba una especie de presión intensa e implacable.

— ¿Estás aburrido? —preguntó en voz baja, y como si entendiera sus palabras, el gato se bajó del libro.

Finalmente, el Príncipe Heredero cerró el libro que había estado tratando de leer. Mientras lo hacía, abrió el cajón y sacó una pluma limpia. Al ver la pluma en su mano, pensó que podía ver un brillo de anticipación en la mirada del gatito. Calix comenzó a agitar la pluma en broma delante de su nariz.

Qué extraño, pensó Calix para sí mismo.

El gato persiguió enérgicamente la pluma aquí y allá, con los ojos muy abiertos. Sin embargo, en comparación con la mayoría de los otros gatos, sus movimientos y reacciones eran bastante lentas. Carecía de esa distintiva agilidad felina y sensibilidad aguda.

Al principio, Calix pensó que era el cambio repentino en el entorno, pero ahora, al no haber mostrado signos de mejora, ese no parecía ser el caso. Quizás había nacido de esta manera.

—Nyaaa

Después de arruinar la pluma, el gato se quejó con Calix.

Calix sacó una nueva pluma del cajón y la arrojó en dirección a la cama. Saltando rápidamente tras la pluma, el gato tropezó y cayó con un ruido sordo, solo para levantarse nuevamente y continuar corriendo. Definitivamente reflejos no felinos. Con este grado de severidad, probablemente le era imposible buscar comida.

Un gato salvaje con instintos débiles…

Quizás esa fue la razón por la que se le acercó sin miedo, a diferencia de otros animales.

Nya nya —Aparentemente aburrido del juguete de plumas, el gato miró a Calix con discernimiento y maulló. Calix extendió su mano sin prisa y le acarició la cabeza.

El gato, al ser acariciado, cerró sus ojos ligeramente. Esta expresión parecía insinuar que se sentía contento, pero Calix, como estaba, no podía estar seguro. Estaba contento en lugar de sentir rechazo por su toque… Ya habían pasado varios días, pero cada momento que pasaba con el animal, lo invadía un sentimiento desconocido.

Calix levantó al gato desde sus pies y lo colocó sobre su rodilla. K, sin siquiera una señal de sorpresa, se sentó sobre la rodilla de Calix y agitó la cola, completamente relajado. Envolvió ligeramente su mano alrededor del pequeño cuello, uno que podría aplastar fácilmente con una sola mano, pero no hubo reacción. Fue todo lo contrario de un incidente que tuvo de niño; el lindo perro que abrazó en sus brazos luchó tan frenéticamente que le retorció el cuello y murió.

Lejos de estar asustado, el gato parpadeó sin comprender.

—Eres un ser extraño.

Calix pasó la mano por el suave pelaje del gato y una leve risa retumbó en su garganta.


[1] Nini: Ni trabaja, ni estudia.

Nemoné
Ay, lo del lindo perro... Calix debe estar super traumado.

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