Gato K – Capítulo 5

Traducido por Shisai

Editado por Nemoné


— ¿No es ese el gato de Su Alteza el Príncipe Heredero?

Ante la consulta del conde, las miradas de la gente presente observaron en la misma dirección. En el centro de atención había un gato negro. Caminando con la barbilla levantada de una manera engreída, uno casi podía imaginar que se trataba del dueño del palacio.

—Lord Richt, ¿es cierto que este es el gato de los rumores?

Controlando su semblante ante esa pregunta, Simon asintió con la cabeza.

—Lo es.

Ante la afirmación de Simon, una pequeña ola de asombro se extendió por la multitud.

Alrededor del cuello del gato negro, el cual estaba cruzando audazmente el jardín a la radiante luz del día, había un collar de joyas que mostraba el rango de su dueño. Destacando aún más en el pelaje negro, estaba el rubí carmesí. Era una joya de mucho renombre. Llamada “El Corazón de la Diosa” por muchos, era un tesoro transmitido de generación en generación en la Familia Imperial.

—Dicen que el Príncipe Heredero realmente aprecia a ese gato, y parece que esos rumores no son falsos, ya que le ha dado a un simple gato un tesoro imperial.

—Así parece. Jaja.

Simon, que había estado escuchando la conversación de la gente en silencio, endureció su expresión imperceptiblemente.

El hecho de que el Príncipe Heredero fue a cazar y regresó con un gato negro en sus brazos ya era bien conocido. Era común criar un perro o un gato como mascota, pero como se trataba del Príncipe Heredero, esa atención era inevitable. Incluso ahora, los animales se asustarían una vez que se acercaran a él. Y, ciertamente, el Príncipe Heredero no era el tipo de persona que alguna vez se interesó o derramó afecto sobre una persona.

Sin embargo, la existencia de un gato querido que mantenía a junto él, y el hecho de que el gato no tenía reparos en estar a su lado, era lo que inevitablemente lo hacía interesante.

—En cualquier caso, es algo bueno. Con esto, la imagen de Su Alteza el Príncipe Heredero será más accesible.

Con la declaración del conde, la gente asintió con la cabeza. Sin embargo, Simon, que miraba en dirección al gato desaparecido, tenía una expresión oscura. Desde su punto de vista, ese gato no era normal. Lo había pensado desde el primer día, pero a medida que pasaba el tiempo, esa sospecha se convirtió en convicción.

Los gatos eran animales inteligentes por naturaleza, pero este estaba mucho más allá de ese nivel. Pero, a partir de ahora, no había nada que Simon pudiera hacer. Porque el Príncipe Heredero atesoraba a ese gato más de lo que había predicho.

—Bien entonces. Ahora parece el momento en que debemos asistir a la reunión. Si pudiese transmitirle a Su Alteza el Príncipe Heredero nuestros saludos, lord Richt.

Volviendo rápidamente a la realidad, Simon inclinó la cabeza ligeramente. Vio alejarse a los parientes nobles del Príncipe Heredero, y lanzó su mirada en dirección a donde el gato acababa de desaparecer. Si la sesión informativa de la mañana comenzara ahora, el Príncipe Heredero no se movería de la sala de conferencias por un tiempo. Era el momento perfecto para seguir en secreto al gato.

Simon comenzó a caminar en silencio.

♦ ♦ ♦

Sugar Prince me acarició la cabeza y salió de la habitación. Moví mi cola un par de veces como saludo. Nunca lo golpeo más de dos veces porque hacer eso es un gesto desagradable.

Todos los días, Sugar Prince se va a trabajar. No estaba muy seguro de a dónde iba, pero no hay duda de que estaba dentro del palacio. Quiero visitar ese lugar, pero prefiero no ser demasiado pegajoso. Seguir siempre a Sugar Prince dañaría mi reputación enormemente. Sin duda, los humanos realmente comenzarían a pensar en mí como una mascota fiel.

Tan pronto como Sugar Prince se fue a trabajar, las criadas se pusieron a trabajar.

Las criadas cambiaron las sábanas y comenzaron a limpiar cada rincón y grieta. Limpiaron tan a fondo que resultaría imposible encontrar una sola mota de polvo. Sin embargo, cuando comenzaron a cantar y bailar mientras trabajaban, me dirigí en silencio hacia mi ruta de escape; me escabullí porque no tenía el más mínimo deseo de respirar el polvo que agitaban mientras limpiaban.

El palacio de Sugar Prince era bastante grande. Incluso después de salir de la habitación, tenía que caminar un poco para respirar el aire fresco. Bueno, en realidad podría haber salido por la ventana en solo unos segundos, pero no hago ese tipo de cosas sin clase. Siempre voy de puerta en puerta, y salgo a los jardines.

Mientras lo hago, los humanos que custodian las entradas me saludan con una mirada en los ojos que dice “Por favor, disfrute de su paseo”. Si, de alguna manera, hay una puerta cerrada, puedo resolver eso dándole algunos rasguños con mis garras. Al escuchar el sonido de mis rasguños, los guardias me abren la puerta felizmente.

—No debes subir al árbol hoy —Una criada dijo esto en mi dirección.

Rápidamente la escaneo de pies a cabeza. Cara, pasa; pecho, pasa; sonrisa, pasa.

Un 95 sobre 100. 

Ante la criada con un puntaje aprobado, di un maullido en lugar de una sonrisa, y le lloré amablemente. La cara de la doncella se sonrojó delicadamente, y ella se movió tímidamente. Puedo adivinar fácilmente los sentimientos de la criada. La niña ya se había enamorado profundamente de mí.

No fue difícil acercarse a una chica en esa posición.

Si frotara mi cabeza una vez contra su tobillo, harían exclamaciones llenas de admiración como “¡Oh, Dios mío!” o “¡¿Qué hago?!”. Agrega a eso un tímido “Nyaaa”, y en un instante ella me levantaría en sus brazos y enterraría mi cara en su pecho. Con eso, se acabó el juego. Con gusto me invitaría a su cama o a bañarme con ella.

No obstante, en lugar de seducirla, comencé a alejarme. Porque no soy un hombre fácil.

Los jardines del Príncipe Heredero eran muy grandes. Los árboles bien podados eran pintorescos y estaban en plena floración. Dar un paseo por el área actualmente a la vista llevaría varias horas. Pero en los últimos días, ya había explorado la totalidad de los jardines del palacio del Príncipe Heredero. Desde que revisé desde lo alto del árbol ayer, no había ninguna duda al respecto. Y así, en este momento, decidí salir de la zona del Príncipe Heredero y mirar todo el Palacio Imperial.

No fue solo porque me sentía aventurero. Por supuesto, tenía curiosidad por ver el Palacio Imperial, pero era principalmente para encontrar una manera de levantar la maldición. Era idiota sentarse en el palacio del Príncipe Heredero y esperar a que la maldición desapareciera por cuenta propia.

—Oh, mira ese gato negro. ¿No es ese el gato de Su Alteza el Príncipe Heredero?

Después de caminar un rato, escuché un pequeño susurro. Girando los ojos para mirar sigilosamente, mujeres nobles vestidas con ostentación me miraban y susurraban unas a otras.

Cuando mi mirada se encontró con la de ellas, movieron sus abanicos aún más rápido. Levanté la barbilla dramáticamente y continué caminando.

Con cada paso, las miradas abrumadoras hacían que mi cara se erizara insoportablemente, pero las ignoré, fingiendo que no era consciente de sus ojos. Estaba siendo misericordioso, ya que si los confrontaba, serían abrumados al menos 10 personas.

El Palacio Imperial estaba lleno de humanos donde quiera que fuera. En todas partes, me encontré con los susurros y miradas de humanos insufribles. Unos pocos humanos sin modales, que ni siquiera me conocían, me llamaron diciendo “Aquí gatito” y “Mariposa”. Peor aún, había humanos que chasqueaban la lengua y movían los dedos, diciendo “tch tch”.

Me daban ganas de arañar los dedos y las bocas fruncidas de esos humanos, pero estaba de un humor inusualmente generoso y los perdoné. Sería horrible si sufriera algún tipo de enfermedad al derramar sangre inútilmente en mis garras.

La curiosidad de los humanos era tan extremadamente irritante, que quería encontrar una ruta diferente. Pero eso no funcionaba exactamente a mi favor.

¿Qué pasaría si tuviera que atravesar los árboles o el pasto y, por algún tipo de accidente, me encontrase con un asqueroso bicho? 

Aunque ahora soy un gato, originalmente era un ser humano que vivía en una ciudad tecnológicamente avanzada del siglo XXI, así que me disgusto al ver un insecto. Me da escalofríos solo verlos, si uno llegase a tocar mi cuerpo, seguramente me desmayaría.

Y así, no tuve más remedio que atravesar la pasarela destinada a los humanos.

¿Hm..? 

Por alguna razón, mi trasero se había sentido punzante por un tiempo. Se sentía como si alguien me estuviera mirando intensamente. Sin embargo, cuando me giré para mirar detrás de mí, no había nadie allí. Por supuesto, no había forma de que un humano pudiera seguirme en secreto, era un gato con sentidos agudos. Mi trasero probablemente solo tenía picazón.

De todos modos, debería haber algún tipo de biblioteca en el palacio, pero ¿dónde podría estar? Donde terminó un jardín, comenzó otro, y cuando pasé por un edificio grande, apareció otro edificio. Mis ojos se movieron de aquí para allá, tratando de averiguar cuál era cuál. Si estuviera en mi forma humana, podría haber agarrado fácilmente a alguien que pasaba para pedir direcciones, pero en este cuerpo ni siquiera podía decir una palabra correctamente, sin mencionar pedir direcciones.

Me detuve en seco y miré a mi alrededor. Y ordené mis pensamientos.

¿Dónde diablos estoy?

No importa cuánto lo haya pensado, no podía ubicarme. Por supuesto, nadie sabía dónde estaba cuando iban a alguna parte por primera vez. De ninguna manera me perdí. Simplemente no sabía dónde estaba.

Se me secó la garganta y me empezaron a doler las piernas. Ahora que lo pienso, en un día normal, para este momento ya habría comido un refrigerio preparado por una criada y me habría sentado en un cojín para mi siesta de la tarde.

Escaneé a los humanos que pasaban. Pero simplemente me miraron con curiosidad. Aunque les envié una mirada diciendo que quería agua, no hubo ningún humano que me diera algo de beber. De repente quería ver a Sugar Prince. Mi Príncipe habría entendido mi mirada diciendo que tenía sed, e inmediatamente pondría agua delante de mí…

Iría a buscar a Sugar Prince; Alejé mis pensamientos momentáneamente deprimidos y endurecí mi resolución.

Después de pensarlo, sería más conveniente que Sugar Prince me llevara a la biblioteca en lugar de buscarla por mi cuenta. Mis piernas no me dolerían si me sostuvieran los brazos de Sugar Prince, y si tuviera hambre o sed, inmediatamente me conseguiría algo de comer. Las palabras eran palabras, pero no había un humano que me entendiera como él. La persona que sabía lo que quería de un maullido seguramente entendería que quería que me llevara a la biblioteca. Sin duda.

Dios, había pasado por todo este sufrimiento por nada.

Cuando me volví ligeramente para regresar por donde vine, me congelé.

¿Pero hacia dónde es el camino para volver?

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