Traducido por Sharon
Editado por Tanuki
Salón Qing Feng.
El árbol que estaba plantado en el patio hacía sombra a la mitad del patio, y en una de sus ramas había una hamaca ondeándose con el viento de primavera. Debajo de él había una mujer acostada en un sillón con sus ojos cerrados. Su rostro demostraba tranquilidad, y su abdomen estaba ligeramente hinchado, mostrando que llevaba seis meses de embarazo. Dos sirvientas estaban de pie en silencio detrás de ella con sus cabezas ligeramente inclinadas, respirando con cuidado para no perturbar el sueño de su señora.
Qing Feng no pudo dormir la noche anterior, y las noticias que Fu Ling le trajo por la mañana le trajeron poca tranquilidad a su mente. Muchas de las cartas que los rebeldes tenían fueron selladas por Lou Xi Yan, pero ninguna estaba escrita por él. Una rebelión perturbaría a la nación, y era una ofensa capital, por lo que a pesar de que la evidencia no era irrefutable, Lou Xi Yan permanecía en prisión.
La mansión del Primer Ministro está cerrada y en silencio, así que mi hermana debería estar a salvo.
Fu Ling se apresuró por el patio hacia Qing Feng.
—Señora, la esposa del Primer Ministro ha usado el amuleto Imperial y ha entrado a Palacio por la puerta noreste —dijo, luego de vacilar.
Los guardias se acercaron a reportar en el momento en que atravesó las puertas. El Primer Ministro Lou estaba apresado, por lo que tenía sentido que su esposa entrando a Palacio estuviera relacionado con ello.
La mirada antes perezosa de Qing Feng desapareció al instante, y ella se levantó con urgencia.
—Rápido, ve a buscarla. Tráela al Salón Qing Feng, y ten cuidado que nadie te vea.
—Sí. —Fu Ling hizo una ligera reverencia y se fue rápidamente.
Qing Feng se levantó, y las sirvientas detrás suyo se acercaron al instante. Sin embargo, ella les indicó que se retiraran. Observó el patio, y sus manos se apretaron y soltaron inconscientemente. En poco tiempo, Fu Ling lideró a Zhou Qing dentro del Salón, y Qing Feng se levantó para saludarla.
—¡Hermana!
En el momento en que entró, la mirada de Zhou Qing se fijó en Qing Feng. Como era muy delgada, su abdomen hinchado sobresalía aún más.
—Sígueme. —Tomando su mano, Qing Feng la condujo dentro del cuarto.
Ambas entraron, y luego de darle una mirada a Fu Ling, ella asintió y cerró las puertas con cuidado, para luego retirarse en silencio.
—Hermana, ¿te encuentras bien?
Los ojos de la mayor de los Qing estaban hinchados, y su rostro demasiado pálido. Siempre fue gentil y delicada, ¿cuánto estaba sufriendo por los eventos? Sosteniendo sus manos con fuerza, Qing Feng sintió un revuelo de emociones.
—Estoy bien —sonrió ligeramente Zhou Qing palmeando su mano con gentileza.
Qing Feng creía que estaba ocultando su tristeza, por lo que intentó confortarla.
—En realidad, respecto al caso del cuñado, no necesitas preocuparte demasiado. A pesar de que Yan Hong Tian es un tirano, no es… —Pensando en el día anterior, cuando le enfrentó, suprimió las ganas de suspirar y continuó—: No es un gobernador incapaz. El cuñado es el Primer Ministro de la Nación, y ha sido su mano derecha durante todo este tiempo. Este caso es muy extraño, será mejor esperar y observar los cambios.
—Puedo esperar, pero el cuerpo de Xi Yan no —respondió luego de sacudir su cabeza con firmeza—. Si pasa más tiempo en la prisión, morirá antes de que la investigación termine. Esta vez no quiero sentarme a esperar por su muerte.
Creía que la verdad prevalecería al final, pero no quería esperar, especialmente después de ver a Xi Yan ese día.
Qing Feng se sorprendió. Nunca había visto este tipo de persistencia y fuerza en los ojos de su hermana antes. En el pasado, ella siempre había creído en el destino. ¿Lou Xi Yan había provocado este cambio?
Determinando que hablaba en serio, no intentó volver a persuadirla.
—¿Qué es lo que planeas? ¿Qué necesitas que haga?
Si vino a buscarme, debe tener un plan.
Los ojos de Zhou Qing se detuvieron en el estómago de Qing Feng, y se tragó las palabras que quería decir.
—Sé que tu vida en el Palacio no es sencilla… —dijo en su lugar, después de vacilar—. Lo único que te pido, es que sigas esforzándote. Si no puedes, entonces déjalo. Lo más importante es que te protejas a ti misma.
El corazón de Qing Feng se sintió cálido mientras sostenía las manos de su hermana.
—No te preocupes, seré cuidadosa. Dime lo que necesitas.
Había jurado que regresaría amabilidad a aquellas personas que se lo mostraran. Aquellos que le daban odio, recibirían su ira. Estos seis meses, Lou Xi Yan la había ayudado muchas veces, y ella no lo había olvidado. Sin importar qué le pidiera hacer, definitivamente lo completaría.
Zhou Qing se inclinó ligeramente y le susurró a su oído.
Qing Feng la miró sorprendida. Al principio pensó que le pediría que intercediera con Yan Hong Tian, no pensó que quisiera…
Encontrándose la mirada de Zhou Qing, se dio cuenta que su plan no era uno sencillo. Su hermana ya no era la gentil y simple persona que recordaba.
—¿Puedes hacerlo? —le preguntó suavemente.
Recordando sus pensamientos, Qing Feng asintió.
—Definitivamente lo haré.
—Gracias. —Zhuo Qing se puso de pie—. Entonces me iré primero. Cuídate.
Estaba muy agradecida con Qing Feng, pero debido a esta situación sensible, mientras más se quedara en el Palacio, peor le iría a Qing Feng.
La otra mujer se paró de inmediato y la abrazó con fuerza por poco tiempo.
—Tú también cuídate.
Ambas se sonrieron. No tenían nada más que decir.
Cuando las puertas se abrieron, vieron a Fu Ling corriendo por el patio hasta llegar frente a ellas.
—Señora, el emperador se está dirigiendo hacia el Salón Qing Feng.
No solía entrar al Salón a esta hora. ¿Podría ser que sabía de su hermana?
Zhou Qing miró de reojo a Qing Feng, y las dos llegaron a la misma conclusión.
—Fu Ling, sácala por la puerta secundaria. ¡Rápido! —le dijo mientras entrecerraba sus ojos.
—Sí.
Zhou Qing no se entretuvo más y le saludó con la mano, para luego seguir a la sirvienta hacia la salida.
—¡El emperador ha llegado!
La voz del eunuco sonó por el patio, pero Qing Feng no solo no salió a recibirlo, sino que regresó a su cuarto de inmediato y cerró las puertas.
Si Yan Hong Tian había llegado por su hermana, entonces hacerle pensar que seguía en el Salón le daría más tiempo para salir del Palacio.
Poco tiempo después, las puertas se abrieron a la fuerza por el emperador, y fue entonces cuando ella se levantó de la cama para abrir las cortinas y darle una reverencia.
—Me sentía algo mal así que decidí descansar un poco, por ello no supe de la llegada del emperador y no salí a recibirlo. Espero su castigo.
La mirada aguda de Yan Hong Tian barrió el cuarto. A excepción de Qing Feng con su rostro tranquilo, no había muestras de otra persona en la habitación.
—¿Dónde está?
—¿A quién se refiere el emperador? —preguntó, fingiendo ignorancia.
El interior estaba vacío, y no era posible esconder a alguien. Viendo la mirada indiferente de Qing Feng, se dio cuenta que Zhou Qing ya no estaba en el Salón. No tenía intenciones de perseguirla.
—Sería mejor que no te involucres en el asunto de Lou Xi Yan. Ya he declarado mi posición al respecto —dijo con frialdad.
—Estoy confinada en el Palacio Qing Feng —dijo ella con una sonrisa y levantando una ceja—. ¿Qué podría hacer? El emperador se preocupa demasiado.
El incidente había sucedido hace un día, y Qing Mo ya había ido al Ministerio de Justicia. Como no pudo encontrar nada, revolvió el estudio de Su Ling de arriba a abajo. Qing Ling hizo un viaje a la prisión y entró al Palacio. No creía ni por un segundo que estuviera paseando sin más.
A pesar de que Lou Xi Yan y Su Ling estuvieron cubriéndolas, él sabía muy bien todo lo que habían hecho este último medio año.
¿Qué pretendía hacer Qing Ling, luego de decidir que no esperaría más? ¿Y qué le pidió hacer a Qing Feng? Yan Hong Tian comenzó a interesarse. Si todo salía como lo planeaba, resultaría aburrido. Sabía con claridad que Lou Xi Yan tenía fuertes sentimientos hacia Qing Ling, pero parecía que incluso Su Ling había perdido ante el encanto de las hermanas.
Entonces, ¿qué hay de ti? Qing Feng, además de pintar, ¿qué más puedes hacer?
Mirando profundo en sus ojos, sus dedos acariciaron con gentileza la barbilla de Qing Feng con una sonrisa que no reflejaba nada de diversión.
—Sería bueno que la amada concubina no me decepcione.
Terminando sus asuntos, Yan Hong Tian decidió no complicar las cosas y simplemente se retiró.
Al entrar, ella pudo sentir su ira, pero ahora se iba sin más. ¡En efecto, era alguien temperamental!
La última mirada que Yan Hong Tian le dio mezclaba algo de interés y algo más complejo, haciendo que el corazón de Qing Feng temblase. Se forzó a calmarse; no importa lo que pasase, debía hacer lo que su hermana le pidió.
♦ ♦ ♦
Poco tiempo después de la salida de Yan Hong Tian, Fu Ling regresó. Cuando entró en la casa, vio a su señora de pie en el medio del living con el ceño fruncido, como si hubiera estado pensando por un largo tiempo.
—Señora, la mujer de Lou ha dejado el Palacio a salvo —dijo antes de que pudiera preguntar sabiendo que se sentía ansiosa.
Aliviada, Qing Feng asintió pero se rehusó a hablar. A pesar de que el método que su hermana pensó podría liberar a Lou Xi Yan en la menor cantidad de tiempo posible, el proceso era demasiado peligroso.
El mayor peligro venía de la madre de Yan Hong Tian. ¿Ese plan no terminaría enfureciendo al emperador? Si no lograban hacerlo, ¿qué pasaría si algo le sucedía a Lou Xi Yan?
Hermana…
Qing Feng se mordió el labio, y le indicó a Fu Ling que se acercara.
—Ve al Palacio Xi Xia y encuentra a una sirvienta con el nombre de Yao Chan —le susurró al oído cuando obedeció—. Haz que venga a la puerta secundaria durante Zishi esta noche. [1]
Fu Ling asintió, pero no pudo evitar preguntarse, siendo que estaba junto a su Señora todo el tiempo, cuándo pudo conocer a alguien del Palacio Xi Xia que ella no conociera.
—Ten cuidado. No dejes que nadie te descubra —le aconsejó antes de que se fuera.
—Sí. —Fu Ling sintió que el pedido de la Señora Lou era algo extremadamente peligroso si su maestra estaba tan preocupada.
♦ ♦ ♦
Era una noche sin viento ni nubes. La luna brillaba con fuerza, y los alrededores estaban silenciosos como el agua. En la puerta secundaria del Salón Qing Feng había dos figuras delgadas que usaban la sombra del árbol para que incluso con la luz de la luna fuera difícil descubrirlas.
—Señora, Zishi ha pasado.
El corazón de Qing Feng no podía calmarse. ¿Qué harían si no venía?
En ese momento, una sombra apareció en el camino del Palacio, y corrió hacia ellas. Cuando estaba cerca de la puerta secundaria, en lugar de atravesarla se escondió en los arbustos para observar sus alrededores. Fu Ling no pudo evitar pensar que se trataba de alguien cauteloso.
Dio un paso adelante y dejó que la luz de la luna cayera sobre ella. Cuando Yao Chang la vio, se acercó. En ese momento, se dio cuenta que entre las sombras del árbol había otra figura elegante de pie cerca de la pared.
—Esta sirvienta saluda a la Concubina Imperial Qing —dijo al reconocerla. Qing Feng decidió no hablar con rodeos.
—Tengo algo que necesito que hagas.
—Señora, sus órdenes serán cumplidas.
Yao Chan ya lo había pensado antes de acercarse al Salón. En ese momento, la Concubina Imperial la había dejado ir porque quería usar a alguien del Palacio Xi Xia.
—Necesito algo del Palacio Xi Xia.
La sirvienta mantuvo la cabeza gacha y no respondió mientras escuchaba con cuidado.
Después de un tiempo, sintió que la persona en la oscuridad se había acercado para susurrarle las siguientes palabras:
—El sello personal de la emperatriz viuda del Oeste.
¡¿Sello personal?!
Yao Chan estaba tan sorprendida que levantó la mirada, y se encontró con un par de ojos fríos y brillantes observándola. Sintió que eran como un cuchillo en su cuello, y se tiró sobre sus rodillas de inmediato, pero no se atrevió a hablar con fuerza al responder.
—Señora, tenga piedad. Esta sirvienta, esta sirvienta sólo es una doncella de bajo rango al lado de la emperatriz viuda, y no tiene la oportunidad de acceder al sello. Además, últimamente la emperatriz está en el Palacio. A pesar de que esta sirvienta lo desea, no será posible conseguirlo.
Dice que lo desea pero no puede, ¿eso significa que sabe dónde está ubicado?
—No necesitas preocuparte por eso. Mañana en Youshi [2] la emperatriz viuda del Oeste dejará el Palacio. Siempre y cuando actúes con rapidez, nadie lo descubrirá. Sólo necesitas traer el sello, alguien te esperará afuera. Cuando un incienso se queme, podrás volverlo a poner en su lugar —dijo de buen humor.
Sólo necesitaba usar el sello en algunas páginas, sería rápido.
Yao Chan prácticamente estaba postrada en el suelo, sacudiendo la cabeza con agresividad.
—Esta sirvienta realmente no sabe dónde está el sello de la emperatriz viuda del Oeste.
Pensó que la Concubina Imperial Qing querría que espiara el Palacio Xi Xin y reportara lo que sucedía, nunca se habría imaginado que quería el sello.
Qing Feng no estaba apresurada, así que sonrió y tosió levemente. En la noche silenciosa, su voz melodiosa sonaba como un susurro.
—Yao Chan, dejarás el Palacio pronto, pero Wang Wu sigue trabajando aquí. Piensa con cuidado antes de darme una respuesta.
Esa noche, ese hombre la había abandonado y había huído, pero ella prefería morir que confesar. Parecía que él era la persona más importante en su corazón. ¿Pensaba que si no hablaba nadie más lo sabría? Sólo necesitó buscar a las personas que interactuaban con Yao Chan y descubrir el orden de los guardias con el turno nocturno. No fue muy difícil descubrir a su acompañante.
Observando a Yao Chan postrada en el suelo, respirando con dificultad y temblando sin parar, Qing Feng supo que ganaría.
—Esta sirvienta… Esta sirvienta pensará en alguna manera de conseguir el sello. —Sus palabras fuertes transmitidas en una voz llorosa le dieron confianza a Qing Feng, por lo que ondeó su mano.
—Retírate —ordenó.
—Sí. —Yao Chan no se atrevió a permanecer más tiempo, y se apresuró a retirarse.
—Envía a alguien a vigilarla. Si hace algún movimiento extraño… —Sus siguientes palabras no eran necesarias, pero Fu Ling las comprendió de todas maneras—. Si hace algún movimiento extraño, mátala.
Su corazón se sintió pesado, sin embargo, logró responder como siempre.
—Sí.
Qing Feng levantó su mano y le dio una palmada en la espalda.
—Regresemos —dijo con calidez.
—Sí.
El destello de aprehensión y tristeza en los ojos de Fu Ling no le pasó desapercibido a su Señora. La sirvienta era atenta, discreta y muy leal, pero también era una buena persona, con un frío exterior pero cálido corazón. Estas eran muy buenas cualidades para tener en cualquier lugar menos en el Palacio Interno. Aquí, ser amable era más peligroso que ser tonto. Ambas emperatrices viudas estaban insatisfechas con ella, sus fuerzas eran viciosas e hirientes, y a pesar de que las otras Concubinas todavía no le hicieron nada, debían estar esperando por una buena oportunidad para actuar. No tenía mucho poder, y si alguien percibía alguno de sus errores, estaría más allá de cualquier ayuda.
Ellas dos se habían apoyado entre sí todo el camino. En su corazón, ya consideraba a Fu Ling como su familia. Sin embargo, ¿qué tipo de persona era la sirvienta? Era alguien que se rehusaba a inclinarse ante otras personas, con una personalidad altiva.
Era alguien que sentía dolor por realizar este tipo de acciones sórdidas, y que terminaría causando baches en la relación que tenían. Qing Feng no podría soportarlo si Fu Ling se volvía alguien viciosa y despiadada. Después de todo, no había muchas personas que le fueran leal.
Suspiró en silencio. Necesitaba a alguien que fuera despiadado pero con mente tranquila…
[1] Zishi: Entre las 11 pm y la 1 am.
[2] Youshi: Entre 7 y 9 pm.