Joven esposa del Capitán (de 62 años) – Capítulo 63: La promesa del día a día

Traducido por Hime

Editado por Sharon


Me dirigí hacia la guarnición con una cesta como de costumbre.

Regularmente voy allí cerca del mediodía y almuerzo con el señor Wilhelm antes de dirigirme a mi clase. Era la misma lección, pero me parecía interesante porque en cada una obtenía diferentes reacciones.

Me acompañaba Natalia. Mi madre le había prohibido estrictamente a Mary las salidas de la mansión, así que la dejamos haciendo trabajo de casa.

Después de cruzar la entrada, nos dirigimos a la oficina del Capitán.

En el pasado, teníamos que llegar hasta el escritorio de la entrada y nos sometíamos a un procedimiento. Pero desde que obtuve una identificación como profesora temporal, puedo recorrer la guarnición por mi cuenta.

—Disculpe mi intrusión, señor Wilh…

—Discúlpame, Victor. Terminaremos aquí nuestra discusión.

—Pero Capitán…

Llamé a la puerta de la oficina y entré como era usual. Antes, esperaba hasta tener una respuesta, pero luego me dijeron que podía entrar de inmediato, así que eso hice.

Eeh.

Ladeé la cabeza con perplejidad.

Dentro de la oficina del capitán estaban el señor Wilhelm y el Vicecapitán, Victor.

El rostro del señor Wilhelm tenía una expresión extraña por algún motivo. Si estaban hablando de trabajo, lo mejor sería que volviera más tarde.

—Hm… Oh, Carol.

—Um… Si tienen algo que discutir, ¿debería volver más tarde?

—No… acabamos de terminar. Victor, por ahora, dejo ese asunto en tus manos. Será después de tres días.

—Entiendo, pero, Capitán…

—Lo sé. Más adelante se anunciarán más detalles. Pronto habrá confusiones.

—Entiendo.

Victor incluso se inclinó ante mi y luego dejó la oficina. ¿Sucedió algo?

Quiero saber qué pasó, pero sólo soy una profesora temporal. No estoy en posición de preguntar sobre los asuntos de la Orden.

Si hubiera algo de lo que debiera enterarme, el señor Wilhelm me lo diría.

—Discúlpame, Carol. ¿Me trajiste el almuerzo hoy?

—Sí. Me gustaría almorzar con usted.

—Dame un momento. Debo terminar mi trabajo.

El señor Wilhelm se sentó en la silla y repasó varios documentos. Como era el Capitán de los caballeros, realmente tenía mucho trabajo por hacer. Me preocupa que eso afecte su salud.

Aunque, verlo trabajando de esa forma lo hacía lucir bastante apuesto. Incluso el pequeño pliegue entre sus cejas al mirar el contenido era feroz.

Me senté en el sofá de la oficina junto a Natalia y preparamos para el almuerzo. Con eso dicho, el almuerzo de hoy eran sándwiches, así que yo sólo preparé el té.

—Te he hecho esperar.

—No, está bien. Señor Wilhelm.

Terminando su trabajo, el señor Wilhelm se levantó y se sentó en el sofá frente a mí. De alguna manera, luce cansado.

Es algo inevitable. Es el fin de semana, así que mañana podrá descansar. Escuché que la Orden de Caballería toma descansos por turnos, pero al señor Wilhelm siempre le tocan los fines de semana.

Como mañana podrá tomárselo tranquilo, rezaré para que su cuerpo pueda descansar apropiadamente.

—Hmm… Esto es delicioso.

—¿Cuál prefiere?

—Déjame ver… Creo que este de huevo y vegetales. Sabe un poco condimentado, eso me gusta.

—Muchas gracias. De verdad prefiere las comidas condimentadas a las dulces.

—Bueno… Supongo que sí.

Me obligué a no ampliar mi sonrisa.

En realidad, la mitad de los sándwiches del almuerzo de hoy los hice yo.

Mientras Chris hacía todos esos cocinados a fuego, aquellos que tienen los ingredientes encima los hice yo. Entre esos, le puse especial atención al que fue elogiado por el señor Wilhelm.

Me di cuenta de que le gusta su comida un poco condimentada, así que puse especial atención en eso. Me alegra mucho recibir tantos elogios.

—Me disculpo por hacerte cocinar siempre.

—Para nada. Es todo por la salud del señor Wilhelm, no tengo ningún problema con eso.

—Me alegra oír eso. Pero siempre me pregunto si hay algo que pueda hacer a cambio.

—Ese tipo de consideración…

—No, el solo hecho de recibir algo me hace sentir mal.

Oh. Pero esto es algo que me gustaba hacer. Más de la mitad de mis verdaderas intenciones eran hacer que el señor Wilhelm comiera algo que yo hice.

Sería vergonzoso si dijera algo como eso.

—Hmm… Carol, ¿estás libre mañana?

—Sí. Mañana será mi día libre.

Mis días libres eran los fines de semana, como el señor Wilhelm. Y como la Academia cerraba esos dos días, Lilia me visitaba siempre. Ella misma dijo que era para monitorear a Mary, pero últimamente parecía hacerlo para disfrutar de sus reacciones.

Sólo entonces, el señor Wilhelm juntó las palmas de sus manos.

—Siempre recibo algo de Carol. Me gustaría revolver el favor de vez en cuando.

—Algo así…

—¿Tienes planes para mañana? Si no es así, si está todo bien por tu parte…

—¡No tengo planes! ¡Carol está libre!

Oh, oh. Esto no es bueno.

Me adelanté un poco. No quise interrumpirlo mientras hablaba.

Lilia, por favor perdóname. No estaré en casa mañana. Si quieres, por favor bebe el té con Mary en mi lugar.

—O-Oh, ya veo… Entonces, permíteme invitarte a comer mañana. Después de eso, ¿te gustaría ir a la ciudad por un rato?

—¡Oh, cielos!

¡Tengo ese tipo de invitación del señor Wilhelm!

¿Acaso esto es un sueño? Quiero pellizcar mi mejilla ara asegurarme, pero no puedo hacer algo tan inapropiado frente al señor Wilhelm.

Cuando un hombre y una mujer salen juntos en un día libre, generalmente se le llama una cita. En otras palabras, está era una cita entre el señor Wilhelm y yo.

¿Qué debería hacer? Mis mejillas enrojecieron.

—Estaría encantada de acompañarlo en un día libre.

—Hmm… Bueno, también me gustaría agradecerte.

—Muchas gracias.

Aunque fue una oferta inesperada, mi primera cita con el señor Wilhelm fue decidida. ¡Ya quiero que sea mañana!

¿Qué atuendo debería usar? Tendría que luchar con mi guardarropas al llegar a casa.

Alguien pasando incluso podría preguntar si somos amantes mientras caminamos por la ciudad. Si eso sucede, ¿podría afirmarlo?

Sólo pensar en eso hace que mi corazón palpite.

Le dejaré el recorrido en las manos del señor Wilhelm. Lo que significa que me estará escoltando.

Aah…

¡Mañana, por favor apresúrate en llegar!

—Esto… Ah, sí. Te recogeré en la mansión mañana antes del mediodía.

—¡Sí, lo esperaré con ansias!

¿Qué haré?

Con mi corazón palpitando con esta fuerza, el mañana no puede llegar demasiado pronto.

¿Qué haré si no puedo dejar de sonreír durante mi clase de la tarde?

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