¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 62: Conectando

Traducido por Lugiia

Editado por Freyna


Cuando Yulan y Violette regresaron al salón, fueron recibidos por una escena inesperada.

—¿Han vuelto? —dijo Klaude.

—Oh, Su Alteza… —dijo Violette.

En la mesa más cercana a la puerta yacían los materiales de estudio de Violette y Yulan sin tocar. Más adentro estaba la mesa que Maryjun y Klaude habían estado usando. La sala era grande y las mesas estaban muy separadas, pero ambas podían verse desde la entrada. Por alguna razón, Klaude estaba sentado en su mesa, en lo que había sido el asiento de Milania.

Eso no era todo. Klaude era la única persona allí.

—Um, ¿dónde está el joven Mila y Maryjun?

—En la biblioteca —respondió Klaude—. Maryjun no estaba familiarizada con partes de nuestro plan de estudios, así que la biblioteca es más adecuada para llenar esas lagunas.

—¿Es así?

Violette comprendió lo que Klaude decía. Que Maryjun fuera un genio no significaba que fuera capaz de adaptarse a un nuevo entorno sin problemas. Esta academia era notablemente diferente de una escuela normal, y era de esperar que tropezara con aspectos con los que nunca se había topado como estudiante normal. Podía estudiar de los exámenes pasados de alguien en el salón, pero la biblioteca era el mejor lugar para familiarizarse con el plan de estudios.

—Entonces, ¿por qué está aquí, Su Alteza? —preguntó Violette.

—Si me hubiera ido con ellos, ustedes dos estarían encerrados fuera de esta habitación.

—No, no me refería a eso.

Klaude ladeó la cabeza, desconcertado.

Violette se contuvo antes de que su tono pudiera volverse enérgico. No era culpa de Klaude que él no pudiera entenderla. El malentendido era suyo.

Lo que la sorprendió no fue que Klaude estuviera aquí… sino que se hubiera permitido separarse de Maryjun. Por supuesto, uno de los miembros del consejo estudiantil tendría que quedarse atrás, pero ella hubiera esperado absolutamente que Milania se quedara en su lugar.

Violette se preguntó si habría ocurrido algo mientras ella y Yulan se tomaban un descanso. Cuando todos estaban presentes, se habían dividido en una pareja y un trío. Antes, Klaude era el que había estado enseñando a Maryjun, y parecía haberse divertido. Aunque podía tratarse de una idea preconcebida por parte de Violette debido a sus recuerdos, le pareció evidente que ambos se sentían atraídos. Sin embargo, por alguna razón, el grupo había decidido que Milania y Maryjun formaran pareja.

—¿No debería haber ido con Maryjun? —logró decir.

Klaude no pareció entender.

—¿Está diciendo que preferiría que Mila se hubiera quedado atrás?

—¡En absoluto! Solo que…

—Tú eras el que enseñaba a Maryjun, así que deberías haberla acompañado a la biblioteca en lugar del joven Mila —interrumpió Yulan.

Violette había tenido problemas para explicarse, así que la explicación de Yulan fue de mucha ayuda. Se puso suavemente delante de Violette, y ahora ella no podía verle la cara. De pie ante Klaude, la sonrisa de Yulan parecía mucho más forzada que de costumbre; solo sus ojos delataban su falta de confianza en sí mismo.

Klaude tenía problemas para tratar con Yulan, y él no tenía la mejor impresión de Violette, por lo que nada en su espera por ellos parecía normal.

—Mi promesa original era supervisar los estudios de Violette —respondió Klaude.

Promesa… Efectivamente, eso era lo que Yulan le pidió. Yulan veía a Klaude como un enemigo, pero a pesar de su reticencia, había confiado al príncipe esta misma tarea.

—Violette nos pidió que permitiéramos participar a Maryjun, así que le enseñé lo básico —prosiguió Klaude—. Eso debería bastar.

Sus palabras fueron pronunciadas con naturalidad. Klaude no parecía tener nada en contra de Maryjun, pero seguía siendo extraño que su actitud hacia ella no fuera más positiva. Después de todo, la sonrisa angelical de Maryjun podía enamorar a cualquiera que la viera. Las mejores cualidades de la chica eran su personalidad y su aire en general. Eso era totalmente detestable para la Violette del pasado, pero ahora no podía importarle menos a quién encandilaba la chica.

Aun así, Violette había supuesto que era ese encanto lo que atraía a Klaude hacia Maryjun.

¿Será porque se acababan de conocer? La última vez, fue prácticamente amor a primera vista.

Klaude había elegido a Violette. Una verdad simple, pero que la había conmocionado hasta la médula. El antiguo Klaude había sido muy decidido. Su persecución de Maryjun en la anterior línea temporal era sincera, pero había que admitir que era el tipo de hombre que podía verse espoleado a actuar por una emoción fuerte.

El yo pasado de Violette había visto a Maryjun como una enemiga y la había tiranizado por ello. La detestaba, la odiaba y, de verdad, la quería muerta. Y la ferviente adoración de Klaude por la muchacha había sido el origen de su creciente odio. Solo pensaba en Maryjun, así que por supuesto detestaba a Violette. A través de su deseo de robarle el corazón, la tempestad de odio de Violette había crecido más y más violenta. Durante lo peor de ella, no podía acceder ni siquiera a un fragmento del afecto que Klaude sentía por ella.

No se atrevía a responder.

—¿Violette…? Si prefiere a Mila, puedo ir a cambiar con él ahora mismo —ofreció Klaude con una sonrisa aprensiva.

—¡Ugh! ¡N-No! Usted está… bien, Su Alteza.

—Es bueno oír eso.

Era completamente desconcertante, pero realmente la había elegido a ella antes que a Maryjun. No obstante, tanto si sus sentimientos aún no habían brotado como si se sentía obligado a cumplir su promesa, Violette estaba segura de que esto no duraría para siempre. En ese caso, quería disfrutar de esta bendición mientras pudiera. Klaude era un excelente profesor, después de todo; era inteligente y podía responder rápidamente a sus preguntas. Mila también era una buena opción, pero no había necesidad de pedir un cambio si Klaude estaba dispuesto a trabajar con ella.

—Empecemos, entonces. ¿Hasta dónde ha llegado con Mila? —preguntó Klaude.

—Ah, claro.

Pasó junto a Yulan y se sentó en su sitio. La disposición de sus libros de texto estaba intacta desde que se fue.

—Llegamos hasta aquí antes de que me tomara un descanso.

—Esto será lo siguiente, entonces. ¿Tuvo problemas con algo?

—El joven Mila repasó todo, así que debería estar bien.

—¿No encontró sus explicaciones difíciles de entender?

—Creo que no… Las entendí enseguida.

Yulan se quedó mirando a los dos mientras se deslizaban con naturalidad en la conversación. Violette no se dio cuenta porque estaba de espaldas a él, pero Klaude lo percibió en cuanto Yulan levantó la cabeza. Lanzó una rápida mirada a la sombra inmóvil.

—¿Eh? —murmuró el príncipe.

¿Esos ojos le miraban con un odio pasivo y siniestro? ¿O se trataba de una mirada gélida que pretendía atravesarle hasta la médula? Klaude podía leer con certeza una emoción en aquella intensa mirada: asco. Era imposible que Yulan aceptara que Klaude hablara con Violette. Su expresión ahora carecía de toda amabilidad. Cualquiera sería tonto si esperara otra cosa.

—Vio, acércate un poco más —dijo, casi juguetonamente—. No puedo sentarme.

—Oh, lo siento.

—Yo soy el que debería sentirlo; estoy ocupando tu sitio.

—No pasa nada. Tú necesitas más espacio que yo.

Yulan esbozó el tipo de sonrisa que la mayoría de la gente encontraría agradable, y la expresión de Violette también se suavizó, en algo más tierno que la que llevaba cuando hablaba con Klaude. El príncipe ya estaba familiarizado con su relación; era habitual verlos charlar casualmente, tanto en la academia como en las reuniones de la alta sociedad. Ver la sonrisa de felicidad de Yulan hizo que Klaude dudara de lo que había visto hace un momento, pero no se equivocaba; no había sido su imaginación.

Un momento antes, aquel hombre había parecido un niño perdido a punto de echarse a llorar.

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