Katarina – Volumen 12 – Capítulo 4: Tiempos difíciles para Jared Stuart (1)

Traducido por Shisai

Editado por Lugiia


Yo, Jared Stuart, he encontrado mis días desagradables últimamente. Días antes, ayudé a Katarina a recoger la cosecha de su huerto en la Academia. La visión de Katarina disfrutando, jugueteando en el campo, era tan adorable que yo mismo me sentía muy feliz… Pero después, al regresar al castillo, me encontré rodeado de gente odiosa y mi estado de ánimo decayó casi de inmediato.

—Príncipe Jared, ¿por qué no se toma un breve descanso? ¿Le preparo un poco de té? —me ofreció un sirviente sonriente.

—No, aún no es necesario. Gracias por su consideración —respondí, forzando una sonrisa.

—Ya veo. Muy bien, cuando quiera descansar, avíseme. —El criado volvió a su puesto junto a la pared, y suspiré internamente al verle.

Este hombre, o mejor dicho, los muchos sirvientes que estaban apostados a mi alrededor últimamente eran la razón de mi mal humor.

Todos ellos habían sido contratados por el palacio bajo la recomendación del marqués Randall, y todos y cada uno de ellos seguían claramente bajo su influencia. ¿Cómo podía relajarme, o incluso respirar, con gente así a mi alrededor en todo momento?

Hacía aproximadamente un mes que el marqués Randall había empezado a vigilarme. Bueno, no, hacía tiempo que tenía la costumbre de venir a hablar conmigo de una cosa u otra.

Con su insaciable ansia de poder, el marqués Randall tenía la costumbre de acercarse a la familia real siempre que tenía la ocasión. Y no solo conmigo: también hablaba a menudo con Alan. Los únicos miembros de nuestra familia con los que no disfrutaba de la oportunidad de hablar pertenecían a la facción que apoyaba al príncipe contrario en la pugna por el trono, Ian. Con ese grupo, el marqués Randall solo intercambiaba las más mínimas cortesías. Además, Ian era un hombre intensamente honesto y justo, por lo que no parecía ver con buenos ojos al marqués sediento de poder, que tan obviamente cambiaba su comportamiento para atraer a diferentes personas. Como resultado, los dos no podían estar más distanciados.

Sin embargo, ni siquiera Jeffrey, el mismo hombre a quien la facción que se decía controlada por el marqués Randall pretendía elevar al trono, daba muchos indicios de querer cumplir las órdenes del marqués.

Aunque no sabía cómo había tratado al marqués cuando era niño, en estos días Jeffrey a veces incluso parecía tratarlo con una pizca de desdén. Esto lo tenía en común con su prometida Susanna, quien además resultaba ser la propia hija del marqués.

Susanna Randall era hija del marqués de su difunta primera esposa, y había nacido con grandes aptitudes mágicas. Había oído rumorear que, en cuanto se hizo adulta, abandonó la casa de su padre para vivir separada de él.

Además, se rumoreaba que el marqués Randall se había irritado con Jeffrey y Susanna, quienes no hacían lo que se les decía. En los últimos años, parecía que su impaciencia ante la egoísta negativa de la pareja a contraer matrimonio había llegado a su límite. Y ahora me había dado cuenta de que se había buscado un nuevo objetivo que le sirviera de peón en su carrera por el poder, y en su lugar se había acercado a mí.

Aunque me resultaba bastante irritante, no había llegado tan lejos hasta hacía poco, así que había pasado por alto sus intrusiones en el pasado… No obstante, por alguna razón, después de que Katarina empezase a trabajar en el Ministerio de Magia, de repente empezó a propagar el rumor de que nunca se casaría conmigo a este paso, y anunció que propondría a su propia hija como candidata. Para empeorar las cosas, remitió al castillo a una serie de nuevos sirvientes, e intentó utilizar su influencia para que mis anteriores sirvientes fueran expulsados.

Al principio, para anticiparme mejor al siguiente movimiento de mi oponente, me había concentrado en manejarlo yo mismo, pero me había irritado tanto con estos nuevos sirvientes que estaba llegando a mi propio límite. Fue entonces cuando empecé a plantearme cómo eliminar al marqués.

♦ ♦ ♦

Entonces, una noche, Jeffrey apareció de repente en mi dormitorio.

—Buenas noches, mi querido herma… Espera, ¿por qué los puños cerrados?

—Me estaba preparando para expulsar a una persona sospechosa que ilegalmente se infiltró en mi dormitorio en mitad de la noche.

Despertado de mi sueño por una presencia repentina, había cerrado las manos en puños. Ahora me obligué a sonreír.

—No, no, mira bien, hermanito. Es tu querido hermano mayor. No hay nadie sospechoso.

—Error. En primer lugar, no tengo ningún querido hermano mayor.

—¿Cómo puedes decir tal cosa, hermanito? Harás llorar a tu hermano mayor.

—¿Puedo pedirte que te vayas ya? —Acabé por decir, harto de los sollozos fingidos de Jeffrey.

Entonces, él levantó bruscamente la cabeza, con expresión repentinamente seria.

—He venido a hablarte de un asunto de cierto secreto e importancia.

Bueno, se coló a estas horas de la noche. Pensé que debía haber alguna razón, pero…

—En ese caso, por favor, dímelo sin demora —le ofrecí una de las sillas que había en mi habitación. Una vez que ambos nos hubimos sentado frente a frente, Jeffrey empezó a hablar.

—Parece que el líder de la facción que me apoya, el marqués Randall, se ha estado entrometiendo en tus asuntos últimamente… Lo siento.

Dados los recientes acontecimientos, pensé que este sería el tema de nuestra conversación.

—Si es así cómo te sientes, entonces por favor haz algo por tu parte para detenerlo, hermano mayor Jeffrey. Ha sido tan irritante que estoy al límite.

Aunque más o menos comprendía las circunstancias que rodeaban este conflicto entre facciones, estaba cansado de que mi siempre distante y sereno hermano mayor me tomara por tonto, así que inyecté deliberadamente algo de sarcasmo en mi tono.

—Sí. La forma en que ese hombre se arrima a nosotros es realmente irritante, ¿verdad? Has estado pensando que ya casi has llegado a tu límite y que es hora de eliminarlo, ¿verdad?

Vacilante, respondí:

—Tienes toda la razón. No te importa que lo elimine, ¿verdad?

—Bueno… Sobre eso, ¿podría hacerte esperar un poco más?

Abrí mucho los ojos con incredulidad ante esta respuesta.

—¡¿Puedo preguntar por qué?! ¿Planeas echarme encima al marqués Randall?

—Por supuesto que no. No se me ocurriría forzar a ese hombre despreciable sobre mi precioso hermanito. Sencillamente, quiero dejar que flote durante un tiempo y ver qué pasa.

Aunque pude respirar aliviado tras oír que Jeffrey no pensaba tirarme al marqués Randall, las últimas palabras que pronunció me dejaron perplejo.

—¿Dejarlo a la deriva y ver qué pasa, dices? ¿Significa esto que el marqués Randall planea hacerte algo, hermano mayor Jeffrey?

Jeffrey negó con la cabeza en respuesta.

—No, no es eso. Y para que me entiendas, aunque así fuera, no tengo intención de dejar que alguien así haga lo que le plazca conmigo.

—¿Con qué propósito, entonces?

Jeffrey hizo una breve pausa antes de responder a mi pregunta.

—Tienes conocimiento de los acontecimientos que tuvieron lugar en el seno de la familia real antes de que se decidiera la ascensión al trono de nuestro padre, el actual rey, ¿verdad, Jared?

El rey anterior, el cual tenía muchos hijos, había fallecido antes de nombrar a su sucesor. Como consecuencia, el palacio se sumió en un violento caos en torno a su sucesión. Algunos incluso murieron, y la Magia Oscura, que había estado prohibida durante mucho tiempo, volvió a nuestro mundo. Estos acontecimientos fueron la mayor mancha en la historia reciente de la familia real de Sorcié.

—Sí, así es.

—Los miembros de la familia real que instigaron esa violencia, junto con los colaboradores que los apoyaron, fueron todos exiliados de nuestro reino. El nombre del marqués Randall figuraba en esa lista de colaboradores. Pero aunque parecía que había prestado apoyo a los instigadores, al final no hubo pruebas definitivas, y los delitos de los que se le acusaba no se consideran tan graves como los de otros, por lo que se le dejó en paz en su momento. Había demasiados otros delincuentes que tenían prioridad, así que se supone que se ocuparían de él más tarde.

Reflexioné en silencio sobre esta información.

—¿Es así?

No lo sabía.

—Posteriormente, una vez que todos los demás de nuestra familia que habían cometido crímenes contra Sorcié habían sido más o menos tratados, por fin llegó el momento de que comenzara la investigación sobre la implicación del marqués Randall. Pero como ya había pasado tanto tiempo, no se encontró nada concluyente, así que simplemente se le ha mantenido bajo vigilancia desde entonces —explicó Jeffrey con indiferencia.

—No tenía ni idea de que el marqués Randall fuera un individuo tan problemático. Sin embargo, ¿no es peligroso que alguien que aún puede ser procesado por crímenes contra nuestro reino siga al frente de tu facción, hermano mayor Jeffrey?

—Las cosas van muy bien. Le he permitido que piense que no soy más que otro de sus peones, y he tomado medidas para asegurarme de que no sufriré ninguna reacción violenta cuando finalmente sea derrocado.

—¿Ah, sí? Es bueno oírlo. Pero debo decir, aunque parezca un poco tarde mencionarlo ahora, si has permitido que el marqués siga al frente de tu facción, sabiendo que es un criminal, entonces no puedes tener ninguna intención de convertirte en nuestro próximo rey. —Cuando di voz a las vagas dudas que me habían asaltado, Jeffrey, como un niño al que se le descubre una de sus travesuras, se encogió de hombros y puso cara de picardía.

—Ah, ¿así que te has dado cuenta, Jared?

—Debería pensar que cualquiera lo sospecharía, teniendo en cuenta que todavía no te has casado y, además, has mantenido en tu facción a mucha gente a la que solo puedo describir como carente de integridad. Si fueras un hombre incompetente, hermano mayor Jeffrey, eso sería una cosa; pero como no lo eres, siempre he sospechado que algo andaba mal.

Al oír esto, a Jeffrey se le iluminó la cara.

—Ya veo, ya veo, mi hermano pequeño cree que tengo un talento excepcional. Me alegra mucho oír eso.

Hice una pausa.

—Nunca he dicho «excepcional». Continúa tu punto, por favor.

Aunque en realidad pensaba que era excepcional, no quería decirlo y emocionar aún más a mi hermano. Además, simplemente me daba vergüenza.

—Bueno, el trono no significa nada para mí. Mi único deseo es ver a la gente que me importa vivir feliz, sin penurias, ¿entiendes? —Aunque su tono parecía indicar que era broma, la expresión de su rostro era seria, así que realmente creí que hablaba con el corazón—. Por lo tanto, voy a concentrarme en asegurarme de que no venga más gente extraña a entrometerse en los asuntos de mi querido hermano.

Por eso la facción de Jeffrey tenía tantos miembros desagradables. La idea de haber estado protegido por mi hermano todo este tiempo, sin siquiera saberlo, me dejó con una extraña sensación de malestar.

Tal vez él se dio cuenta de cómo me sentía, ya que las comisuras de sus labios se torcieron de repente en una sonrisa. Entonces, empezó a hablar de nuevo.

—Ahora bien, volvamos a nuestro tema principal: el marqués Randall. He empezado a sospechar que algunas personas bastante problemáticas podrían estar trabajando con él entre bastidores.

—¿Personas problemáticas?

—Sí. En primer lugar, el marqués Randall no es un hombre especialmente inteligente. Aunque puede sobresalir en dominar emocionalmente a otras personas, no creo que sea lo suficientemente astuto como para haberse deshecho de las pruebas en su contra tan eficientemente. Aunque una vez pensé que simplemente tenía una suerte excepcional, que se beneficiaba de las coincidencias, en los últimos años he oído sugerir que alguien mucho más astuto podría estar apoyándolo desde las sombras. Lo he investigado.

—¿Y había tal persona detrás de él después de todo?

—Todavía no puedo estar seguro, pero creo que tiene que haberlo. —Jeffrey frunció el ceño—. Probablemente, la misma persona ayudó a la casa Dieke a investigar la Magia Oscura, y ambos sabemos cómo acabó aquello. Una vez que los crímenes de la casa Dieke salieron a la luz y recibieron su sentencia, sospecho que esta figura sombría comenzó sus investigaciones de nuevo en otro lugar. La mujer conocida como Sarah es probablemente una de sus subordinadas.

Sarah era la mujer que durante mucho tiempo fue sometida a experimentos de Magia Oscura bajo la casa Dieke, y desapareció después de que los crímenes de esa familia salieran a la luz. A raíz de estas revelaciones, se descubrió que esta mujer, aunque envuelta en el Misterio, había participado en una serie de incidentes relacionados con la Magia Oscura, muy probablemente bajo las órdenes de otra persona.

—¿De verdad has conseguido aprender tanto? —pregunté, asombrado por la capacidad de Jeffrey para reunir información.

—No, tampoco lo he verificado. No son más que conjeturas basadas en las diversas informaciones que he reunido. Pero no creo que vaya muy desencaminado.

Pensé para mis adentros que, si este destacado hermano mío lo decía, era muy probable que así fuera. Dado que la mujer conocida como Sarah había estado implicada en tantos incidentes que también involucraron a Katarina, yo había llevado a cabo mis propias investigaciones independientes, pero no había conseguido descubrir ni una sola pista. Una vez más me vi obligado a maravillarme de las capacidades de Jeffrey.

—Cambiando de tema, aunque esto también es solo una conjetura, creo que quien está detrás del marqués Randall debe ser alguien de una posición social bastante alta. Tal vez, incluso estuvieran implicados en el revuelo que rodea la sucesión real.

—¿No acabas de decir que, aparte del marqués Randall, todos los que cometieron un delito fueron enviados al exilio?

—Bueno, naturalmente, no consiguieron exiliar a todos. Pero los sospechosos, como el marqués Randall, se les sigue vigilando. Así que creo que debe quedar alguien entre los instigadores de quien nunca se sospechó, y que ha seguido trabajando entre bastidores.

—Sin embargo, dado que debe ser alguien de alto rango social, entonces estamos tratando con al menos un marqués, tal vez incluso un duque. El único conde con algún poder del que hablar es el conde Ascart, ¿así que eso no reduce considerablemente nuestra lista de sospechosos?

—Eso no es necesariamente cierto. No podemos descartar la posibilidad de que pertenezcan a la familia real.

Esta respuesta fue tan inesperada que abrí mucho los ojos, asombrado.

—Cuando se habla de la familia real, ¿queda alguien aparte de la reina viuda, nuestra familia inmediata, y nuestro tío, quien nunca sale de su casa, la cual está separada del castillo? ¿Intentas decir que una de estas personas es el autor intelectual de estos crímenes?

Excluyendo a nuestra familia inmediata, solo quedaban dos personas.

—Veo tu punto de vista. Ostensiblemente, son todos los de la familia real.

 —¡¿Eh?! —Esta vez, no pude evitar gritar de asombro—. ¿Qué estás tratando de decir? Me dijeron que todos los demás miembros de la familia real murieron o fueron exiliados. ¿No es cierto?

—Esa es la postura oficial adoptada por nuestra familia para evitar conflictos cuando llegue el momento de la próxima sucesión real. Pero, después de todo, habría sido inhumano exiliar a personas que no habían cometido ningún delito —dijo Jeffrey, como si esta revelación no tuviera mayor importancia.

—¿De verdad es algo de lo que debería enterarme? —pregunté, de repente con ganas de enterrarme la cara entre las manos.

—Claro, obtuve el permiso de Su Majestad, así que no debería haber ningún problema —respondió Jeffrey despreocupadamente.

Ya sin fuerzas, me apoyé la cabeza con una mano mientras le apretaba más.

—En ese caso… Dime, por favor, ¿cuáles fueron exactamente las circunstancias no oficiales?

—Los miembros de la familia real que fueron sospechosos, pero no exiliados, firmaron un juramento para no volver a llamarse a sí mismos realeza, y tras cambiar sus nombres y sus apariencias, empezaron a vivir bajo nuevas identidades. Aunque se les exige que presenten informes periódicos, en su mayor parte se les ha permitido vivir sus vidas como les plazca.

—En otras palabras, ¿estás diciendo que uno de esos miembros de la realeza caídos puede estar trabajando con el marqués Randall entre bastidores?

—Esa es una posibilidad, al menos.

—¿Esta gente no está bajo vigilancia, como el marqués Randall?

—Bueno, son bastantes. Más de los que podemos manejar. Cuando nuestra situación actual salió a la luz, intenté investigarlos, pero no encontré a ningún sospechoso. En primer lugar, nuestra familia hizo todo lo posible para asegurarse de que solo se queden los que no habían cometido delitos evidentes, así que es difícil llamar sospechoso a cualquiera de ellos. Una parte de mí quiere creer que todos los que quedan en nuestra familia son inocentes. Sin embargo, no puedo pretender entender cómo piensan realmente, en el fondo, aquellos que se sienten irracionalmente agraviados por lo ocurrido en la contienda por el trono.

—Entonces, a pesar de tus esfuerzos, por el momento, aunque parece haber alguien entre bastidores, ¿no podemos identificarlo? —pregunté, todavía agarrándome la cabeza con una mano.

—Precisamente —confirmó Jeffrey con un movimiento de cabeza.

—¿Así que por eso permitiste tan descaradamente que el marqués Randall siguiera en libertad por el momento? ¿Esperabas obtener información sobre quién está detrás de él, quién tiene realmente el control? —deduje, resumiendo nuestra conversación hasta ese momento.

Por alguna razón, a Jeffrey le brillaron los ojos.

—¡Ese es mi hermano pequeño! Te das cuenta rápidamente. Eres un genio —exclamó, aplaudiendo.

Este no es el momento de que se haga el tonto.

Estaba empezando a hartarme de sus payasadas. De alguna manera, me encontré mirando a lo lejos.

—Comprendo la situación. Por el bien del futuro de nuestro reino, no tenemos más remedio que cooperar. Pero, por favor, dime cuánto tiempo debe durar esto. Con los subordinados del marqués Randall rodeándome, como están en este momento, ni siquiera puedo ir a ver a Katarina, ¿verdad?

Al decir esto, una expresión ligeramente más seria apareció en el rostro de Jeffrey.

—Ahora, sobre la señorita Katarina. Creo haber dicho que pienso que quien manipulaba al marqués Randall era probablemente la misma persona que utilizaba a Sarah para sus propios fines. En otras palabras…

—¡Esa persona sabe que Katarina puede usar Magia Oscura! —grité, inclinándome hacia delante en la silla sin pensarlo. ¿Por qué no me había dado cuenta en cuanto Jeffrey lo había mencionado? Tal vez simplemente me había sentido abrumado por la magnitud de la información que me había dado.

—Así es. Pero por el momento, el marqués Randall no ha dado muestras de hacer nada con respecto a la señorita Katarina, así que probablemente no ha sido informado de ese hecho. Si supiera la verdad sobre ella, creo que la intentaría eliminar.

La palabra «eliminar» junto con el nombre de Katarina me produjo un escalofrío.

Volví a apretar los puños mientras luchaba en silencio por contenerme.

—Nunca dejaré que eso ocurra —murmuré.

Mirándome fijamente, Jeffrey declaró:

—Entiendo lo que significa querer proteger a tus seres queridos, pero si te dejas llevar por las emociones, solo conseguirás meter la pata. Cuanto más arriesgada es una situación, más importante es mantener la cabeza fría.

Estas palabras me sobresaltaron. Recordé la ocasión en que, durante la Asamblea Internacional, me olvidé de mí mismo en medio de mi enfado y me puse como una fiera.

Así es. Aunque después reflexioné sobre mis actos, si Katarina está en apuros, no puedo evitar que me hierva la sangre o que falle mi buen juicio. Necesito calmarme, de lo contrario no podré hacer lo necesario para protegerla.

Ralenticé mi respiración y conseguí calmarme.

—Bien. Eso es lo que tienes que hacer. A veces no puedes evitar enfadarte, pero siempre tienes que intentar calmarte. Aunque estoy seguro de que ya lo sabes, Jared, ella tiene un Familiar Oscuro acechando en su interior, e incluso ha obtenido ese pacto. Ella puede ser considerada tan excepcional como esa Portadora de la Luz, Maria Campbell. No, ella es quizás un talento aún más raro.

Jeffrey tenía toda la razón. Gracias a aquel peculiar perro que había creado la mujer conocida como Sarah, y al libro que había obtenido —el pacto, o como se llamara— junto con Maria Campbell, Katarina se había convertido realmente en alguien raro y especial. Ella no se había dado cuenta de esto. Seguía comportándose más o menos de la misma manera.

—Solo que los poderes de Katarina parecen menos definidos que los de Maria, e incluso podrían ser un arma de doble filo. Mientras actúe según su propio criterio, no me preocuparía, pero si decide seguir a otra persona, o simplemente es engañada, entonces podría convertirse en un arma temible.

Lo que Jeffrey describe era algo en lo que yo misma había pensado. Cada vez que me enteraba de una nueva habilidad que poseía ese familiar suyo, y veía lo formidable que era, sentía un repentino escalofrío.

—Sé que la señorita Katarina es la persona más preciada del mundo para ti, Jared. Yo también la aprecio. Por eso quiero que tenga una vida feliz. Pero si cae en manos de algún individuo malévolo, y es consumida por la Magia Oscura, puede dejar de ser la Katarina que conoces y amas. Si eso ocurriera, no sería capaz de dejarla sin control —declaró Jeffrey, por fin, con un tono de voz serio.

—Jamás permitiré que algo así ocurra. Protegeré a Katarina —respondí inmediatamente.

—Pensaba que dirías eso. Para ello, necesito que mantengas la calma. Necesito tu cooperación hasta que encuentre a alguien que pueda guiarnos hasta quién está detrás del marqués Randall. Después de todo, eso seguramente nos ayudará a proteger a la señorita Katarina también.

—Aquí va una imagen

—¿Crees que la persona que está detrás del marqués Randall tiene como objetivo a Katarina? —le pregunté a Jeffrey.

—No lo sé. Todo lo que sé es que, el hecho de que esta persona no haya hecho nada significativo, a pesar de conocer la verdad sobre la señorita Katarina y de haber contactado con ella a través de Sarah en varias ocasiones, significa que debe haber alguna consideración que les impida actuar. Pero es solo cuestión de tiempo. No puedo imaginar que la pasen por alto indefinidamente.

—En ese caso, simplemente tendré que eliminarlos junto con el marqués. No permitiré que nadie ponga un dedo sobre los que me son queridos —declaré.

Jeffrey me miró con calidez en sus ojos. Luego, tras darme información adicional, como por ejemplo, cómo debía ponerme en contacto con él a continuación, se marchó.

Y así, comenzó mi vida cotidiana, rodeado de agentes del marqués Randall, todo para proteger a Katarina.

Hoy, como todos los días, estaba rodeado exclusivamente de subalternos del marqués Randall. Aunque había tomado la decisión de someterme a estas circunstancias para descubrir el plan del marqués, ya estaba harto. Era increíblemente molesto.

Además, el hecho de que estuvieran tan cerca de mí me obligaba a tener especial cuidado para que no se me escapara que estaba intentando descubrir su plan. El esfuerzo que ello suponía me dejaba excesivamente exhausto.

Tras suspirar internamente, y comprobar que había perdido la cuenta de cuántas veces lo había hecho, uno de mis criados habituales entró en mi habitación. El marqués Randall se había encargado de que todos mis criados usuales se alejaran, muy lejos de mi habitación… O eso les había dicho, que finjan. En realidad, debían espiar a los criados enviados por el marqués Randall y servir subrepticiamente como mis guardaespaldas personales. Esto significaba que, aunque estuviera rodeado de los subordinados de Randall, no corría ningún peligro real.

También se encargaban de entregar cualquier objeto que no deseara que vieran los hombres del marqués Randall.

—Un informe sobre las condiciones dentro de la ciudad, Alteza —dijo uno de mis sirvientes habituales, entregándome un sobre con una hoja de papel dentro.

—Ah, muchas gracias. Me gustaría hacer un estudio adecuado de las opiniones de nuestros ciudadanos, así que ¿puedo pedirles que me dejen a solas un momento? —dije, forzando una sonrisa. Los criados que me rodeaban hicieron muecas, como si fueran a oponerse, pero al menos de momento abandonaron la sala.

Solté un fuerte suspiro, esta vez de verdad

 —Esto me está agotando —murmuré para mis adentros, antes de abrir el sobre para leer lo que contenía. Con letra familiar, estaban escritas las siguientes palabras: «Si tienes alguna información sobre Fray Randall, por favor, házmelo saber».

Había decidido una serie de términos en clave con mis sirvientes habituales. «Un informe sobre las condiciones en la ciudad» significaba «algo relacionado con Katarina».

A juzgar por el contenido de esta carta, Katarina ya sabía algo de la conmoción actual y estaba pidiendo mi ayuda. En circunstancias normales, habría corrido a su lado de inmediato, para ayudarla como pudiera, pero por ahora no podía hacer ningún movimiento brusco. Comprendí lo que debía hacer para protegerla.

Con sigilo, guardé la carta en una de mis manos. En momentos como este, cuando estaba tan agotado emocionalmente, deseaba más que nunca ver el rostro de mi amada. Deseaba de todo corazón oír su voz, pero por el momento sabía que no podía.

En una carta que confiaría a Alan, quien conocía al menos un poco mis circunstancias, escribí todo lo que había conseguido averiguar sobre Fray Randall. Confiaba en que Alan, quien anhelaba secretamente a Katarina y creía que nadie lo había descubierto aún, le llevaría esta carta.

Cuando pensé en cómo mi hermano podría ver a Katarina, cuando yo no podía ir a verla a pesar de desear tan desesperadamente estar cerca de ella, sentí una punzada de celos en el pecho. Pero, recordando que se trataba de circunstancias extraordinarias, comprendí que no podía evitarse, y aparté esos sentimientos. Uno de mis criados habituales, uno en quien pudiera confiar, seguramente llevaría esta carta a Alan.Katarina, por favor, intenta no hacer nada peligroso.

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