Traducido por Lugiia
Editado por Ayanami
No es que no entienda cómo se siente el padre de Gainus.
Hasta ahora, su hijo había estado en buenos términos con su prometida, Parfait. Sin embargo, en un instante, su sucesor se enamoró de la hija de un plebeyo que apareció en escena. No hay manera de que su padre acepte que su hijo vea a una plebeya de esa manera día a día… Era obvio que eso convertiría a toda su familia en el hazmerreír de la sociedad, sin poder sacar adelante una hermosa historia sobre el amor que trasciende el estatus…
Es por eso que el padre de Gainus se acercó a Mary, mientras él seguía comprometido con Parfait. Si Parfait ya no era una opción, tenía que buscar a otra mujer… Es una estrategia muy común en la aristocracia. En medio de todo esto, Mary estaba abrumada por todas las ofertas de compromiso. Entonces, si lograran invitar a la hija de la familia Albert para ser parte de su casa, los rumores acerca de Gainus terminarían. Además, el valor de Mary no se limitaba solo al país.
Por lo tanto, el padre de Gainus utilizó sus conexiones diplomáticas para un encuentro bajo la premisa de que no era “un matrimonio arreglado” y habló con el padre de Mary. Todo esto con la esperanza de que su hijo ciego coqueteara con una mujer favorable para él.
—Y eso es lo que concluí de todo el asunto. ¿Estoy en lo cierto? —Preguntó Mary después de haber terminado su larga explicación, humedeciendo su garganta con un sorbo de té.
Gainus se quedó ligeramente sorprendido y asintió incómodo.
—Tiene toda la razón.
A propósito, Mary se aseguró de volver a llamarlo “ciego” para no omitir ningún detalle.
—Como se esperaba de la hija de la familia Albert… Nada pasa desapercibido.
—No es algo que tenga que analizar. Entonces, ¿qué va a hacer?
Mary observó fijamente a Gainus. Después de una pequeña pausa, él suspiró y abrió la boca, como si ya hubiera decidido su respuesta:
—Aun así…, quiero estar con Lilianne.
—Oh, Dios. No tengo el menor interés en ese asunto.
—¿Eh…?
Gainus levantó la mirada, sorprendido por las palabras de Mary.
—No me importa lo que piense de Lilianne, mucho menos si es uno de los hombres que la ronda. Me molesta que me hable tan apasionadamente del tema.
—Entonces, ¿a qué se refirió con esa pregunta?
—Por supuesto, a una sola cosa. ¿Qué va a hacer al respecto? No va a seguir atando a su prometida a un compromiso mientras usted sigue dentro de un harén de hombres lujuriosos, ¿verdad?
Con frialdad, Mary miró a Gainus.
En respuesta, Gainus se mostró tímido e incómodo al darse cuenta de a quién se refería Mary. Tomó un pequeño respiro y dijo:
—Por supuesto… No pretendo involucrarla en esto. Tengo que hablar con ella como se debe… cuanto antes…
—Así es. Espero que cuando lo haga, muestre la suficiente sinceridad después de haberse visto envuelto en algo deshonesto.
Con un movimiento elegante, Mary regresó la taza de té al platillo y le echó una mirada a Gainus. Él bajó las cejas en forma de disculpa, sin apartar la mirada de los ojos de Mary.
—Por supuesto.
Está enamorado de Lilianne, pero no siente ninguna aversión hacia Parfait. Al contrario, parece que intenta evitar hacerle daño. Si es así, tal vez, a Parfait le sea más fácil dejar a un lado sus sentimientos si es abandonada por un mal hombre… Con eso en mente, Mary se levantó de repente.
Como ya sabía la respuesta a su duda, no había necesidad de seguir hablando con él. No quería seguir escuchando su apasionado relato sobre Lilianne y no quería tener el tipo de conversación entre “un hombre y una mujer” que su padre esperaba.
Por eso, en el momento en que Mary se despidió para dar por terminada la fiesta del té, Gainus dijo:
—Oh, señorita Mary, ¿le gustaría cenar conmigo después?
—¿Solo nosotros dos…?
Mary se sorprendió ante la inesperada invitación.
Desde luego, no esperaba que la invitara a cenar a solas con él en esas circunstancias. En cualquier caso, al igual que Mary no tiene ningún deseo de hacerlo, Gainus tampoco tiene ese tipo de sentimientos por Mary.
Cuando Mary lo observó para ver su reacción, él negó con la cabeza apresuradamente, como si hubiera adivinado el significado general de “solo nosotros dos”.
—¡No, no! ¡Es solo que me siento culpable…!
—¿Culpable…?
¿De qué está hablando? Se preguntó Mary, ladeando la cabeza hacia él. Gainus empezó a sentirse cada vez más nervioso por su reacción.
No está acostumbrado a las mujeres, lo que resultó evidente cuando comenzó a poner excusas por su falta de experiencia con ellas, poniéndose rojo y azul mientras decía: “Mis padres están ocupados” o “es porque le he causado problemas”. Ya que ha estado comprometido con Parfait desde que era un niño, nunca ha practicado cómo invitar a salir a una mujer. No se le había ocurrido hasta que Lilianne capturó su atención.
Por su parte, Mary se dio cuenta de lo que intentaba decir por el pánico evidente en su voz. Al adivinar que la invitación era solo para ella, lanzó un pequeño suspiro y negó con la cabeza, balanceando de lado a lado su cabello plateado.
—Dejémoslo hasta aquí. Cuando las cosas se solucionen, tendremos una fiesta de té todos juntos, ¿de acuerdo?
—Sí, por supuesto.
Mary no estaba segura de quién estaba realmente incluido en la palabra “todos”, pero decidió no dar detalles mientras hacía una reverencia y colocaba la mano en el pomo de la puerta.
Entonces, cuando la puerta se abrió a medias, Gainus gritó:
—Señorita Mary… No tengo derecho a decir esto, pero aun así, cuide de Parfait… Por favor.
—Oh, Dios. No creo que mis asuntos con la señorita Parfait sean de su incumbencia. No es necesario que se meta en las amistades de los demás.
Gainus tragó saliva ante el tono de voz severo de Mary al decir eso. Agachó la cabeza y dijo:
—Pido disculpas por mi atrevimiento.
Eres un hombre muy serio, pensó Mary. En la respuesta que había dado, estaba infiriendo que cuidaría de Parfait, pero al igual que ella, Gainus parecía tener la cualidad de tomarse en serio todas las palabras que le decían, sin buscarle un significado oculto.
A Mary le dolió el corazón al ver la culpa abrirse paso en su expresión, pero le era imposible decir algo…, ya que la expresión de dolor de Parfait parpadeaba en su mente cada vez que le hablaba de Gainus.
Incluso mientras Mary hablaba con él, sentía que la estaba traicionando.
Por eso decidió que no debía hablar más y cerró la puerta. Fue como si dijera que no la llamara más.
Entonces, cuando Mary se encontraba fuera de la habitación, se encontró a Addie esperándola.
Por la forma en que estaba, con la espalda recta y las manos cruzadas en la espalda, parecía exactamente un mayordomo, pero cuando vio a Mary salir por la puerta, relajó los hombros y rompió su postura de espera.
—Addie, gracias por esperar.
—¿Terminó?
—Sí, no teníamos mucho que decir en primer lugar. Ahora, despidámonos de mi padre y volvamos con Alice y los demás para continuar nuestra fiesta del té.
Mientras hablaba, Mary comenzó a caminar. Nunca se dio la vuelta; su conversación con Gainus había terminado y no tenía nada que agregar. Solo se arrepentía de no haber podido cumplir con la petición de Addie.
Addie, por otro lado, no se sentía triste. Sabía que ella estaba intentando terminar la conversación lo antes posible. Al notar eso, dejó salir un suspiro de alivio y la siguió.
♦ ♦ ♦
—¡Señorita Mary! ¡Bienvenida de regreso! —Saludó Alice con una sonrisa alegre.
—Debería haber vuelto a mi habitación —dijo Mary de forma cortante.
Pero, por supuesto, no había forma de que Alice entendiera su significado, así que empezó a preparar té para las dos. Luego, con una expresión de seriedad en su rostro, vertió el té en la taza y dijo:
—¡Aquí tiene! —Mientras lo hacía, sacó una silla y la invitó a unirse.
Mary suspiró con disgusto ante la escena, encontrando problemático el negarse.
Y así, tomó un sorbo del té ofrecido…
—Cuarenta puntos.
Esto es todo.
—Hm, sigues siendo muy estricta como siempre… Tu padre y madre dicen que está delicioso.
—Bueno, no pueden decir que es malo delante de la persona que lo hizo. Para empezar, una princesa no debería imitar a una criada a la hora de hacer una taza de té. Está caliente, extrañamente amargo y no es algo que pueda ser bebido por una novata sin experiencia.
—¡Sí! ¡Lo entiendo! ¡Haré todo lo posible para satisfacer a la señorita Mary la próxima vez!
—¡No estás entendiendo lo que digo! Oye, Patrick, ¿qué debo hacer para que esta chica me entienda? —Se quejó Mary rápidamente con una pizca de sarcasmo, tan ineficaz como siempre, pero Patrick solo se rió mientras sorbía elegantemente su té.
—Bueno, no digas eso. Alice hace todo lo posible cada día para que bebas su té, Mary.
—Eso, no lo sabía… Está bien que lo haga por su cuenta, pero a mí me molesta. En primer lugar, solo bebo el té que hace Addie.
—Ah, por un tiempo, seré el entrenador de té de Alice, así que no prepararé té para usted cuando ella esté cerca —comentó Addie.
—¡Tú! ¡Eres un traidor como siempre!
—¡¿Soy un traidor?! En toda situación, estoy de su lado, señorita…
—Oh, ¿estás haciendo este intercambio de nuevo? Sí, sí, eres el capitán del batallón de animadores de esta chica, con la sede central ubicada en la Academia Karelia…
—¡Sí!
—¿Pero por qué moviste la sede? ¡Sé que no pueden haber incrementado sus números en un tiempo tan corto!
Addie se rió de Mary, quien se sorprendía por la realidad de la situación. Se propuso prepararle una taza de té, quizás como disculpa o quizás porque la actitud de un mayordomo seguía arraigada en él.
Patrick, quien había estado observando el intercambio, decidió que no iba a llevarlos a ninguna parte. Como si quisiera decir que había disfrutado lo suficiente, cambió de tema:
—Mary, ya que has vuelto, ¿por qué no salimos los tres a cenar?
—Sí, no me importa, pero ¿los tres?
¿Qué quiere decir? Se preguntó Mary, ladeando la cabeza.
Parece como si el día de hoy se limitara a ser sobre el número de personas, dos o tres máximo. Patrick notó la curiosidad de Mary y se rió.
—Lo siento, no te lo dije todavía. Alice se va a quedar en casa de su tía esta noche.
—Oh, ya veo.
—Sí, mi carruaje debería llegar pronto… —dijo Alice.
—¿Por qué tienes que traer un carruaje a mi casa? Deberías ir al palacio primero y luego pedir un carruaje allí.
—¡Ah, ya llegó! Ahora bien, si me disculpan, damas y caballeros, ¡debo retirarme!
—¡Se supone que debes escucharme! —Exclamó Mary después de que Alice se levantara de su asiento, feliz de que haya llegado el carruaje para recogerla.
No obstante, seguía sin entender el significado de las palabras de Mary, por lo que contestó con alegría:
—¡Sí! —Y se apresuró a apretar las manos de Mary.
Las pulseras de cuentas de oro y añil, que llevaba Alice en las muñecas, tintinearon. En cambio, la muñeca de Mary no estaba decorada con nada, pero aun así se sabía que sus accesorios estaban escondidos en el bolsillo de su falda.
—Señorita Mary, buena suerte con sus estudios en la Academia Eleshiana.
—¿Eh…? A-Aunque no digas nada, haré lo mejor que pueda.
—Por favor, vuelva la próxima vez que esté de vacaciones.
Sonrió con amabilidad, sacudiendo la mano de Mary de arriba a abajo.
Mary se quedó atónita ante un intercambio tan infantil y simplemente abrió la boca sin emitir ningún sonido, al no saber qué decir.
—Entonces, señorita Mary, me retiraré. Joven Patrick, Addie, los veré en la academia.
Alice inclinó la cabeza hacia Patrick y corrió hacia el carruaje… En medio del pasillo, como si recordara la etiqueta, se detuvo y comenzó a caminar con gracia y compostura.
Por supuesto, fue solo en el camino que Alice recordó la voz enojada de alguien diciéndole: “¡No te atrevas a correr de esa manera!”.
Después de que Alice se fuera, solo quedaron: Patrick y Addie, quienes estaban riendo, y Mary, quien seguía aturdida.
—¿Qué les sucede a ustedes dos…? Si tienen algo que decir, háganlo de una vez.
—No, no tengo nada que decir… ¿Qué hay de ti, Addie?
—No tengo nada que decir en absoluto.
Mary los fulmina con la mirada mientras ambos se miraban mutuamente y reían.
—¡También puedo darles pelea…!
No obstante, en ese momento, Patrick se levantó como para interrumpirla.
La sincronización fue tan perfecta que era como si estuviera esperando a que Mary gritara de esa manera. Además, disfrutó bastante de la reacción de Mary al levantarse. Ella lo fulminó con la mirada, pero al final, dicha acción no funcionó.
—En realidad, ya he reservado un restaurante. Si salimos en el carruaje ahora, debería darnos tiempo suficiente para tres descansos.
Addie inclinó la cabeza hacia Patrick mientras le decía:
—Siento las molestias.
Mary puso los ojos en blanco ligeramente, ante la naturalidad de la situación. Como si fuera una cuestión de rutina, Addie se levantó de su asiento y siguió a Patrick, preguntando:
—¿Dónde queda el restaurante?
Ya que los tres irán a cenar, y Addie los acompañará, los descansos son, por supuesto, para contrarrestar el mareo de Addie. En cualquier caso, debían dirigirse al carruaje.
Sí, yo también…, pensó Mary, observando la escena que tenía delante. No obstante, antes de que pudiera expresar su respuesta en palabras, Addie la llamó al darse cuenta que no se había levantado de su asiento.
—Señorita, ¿qué sucede? Vamos —exclamó Addie, ofreciéndole su mano.
—Sí, sí. Vamos… los tres.
Mary colocó su mano encima de la de Addie y se levantó.
Gracias por los capítulos 🥸💕💕💕
Gracias por el capítulo 🧡
Gracias por el capítulo ☺️
Que bueno que Mary lo reprendió por no ser claro con su prometida.