La Legión del Unicornio – Tomo II – Capítulo 9: Estrella fugaz

Traducido por Kavaalin

Editado por Anissina


La multitud vitoreó.

Guantelete de Hierro había planeado escaparse en medio de la conmoción inicial, pero una gran parte de la gente ya había centrado su atención en él. Incluso algunos de los jóvenes más impacientes ya estaban gritando.

—¡Perdiste! ¡Entrega el dinero!

Por lo tanto, solo pudo escupir malhumorado, tomar dos monedas de oro y tirarlas al piso para luego alejarse de las celebraciones que no le incumbían. Al ver la situación, los miembros de la Tropa del Águila también se dispersaron.

Los que ganaron la apuesta se apresuraron en rodear al elfo, todos hablando a la vez. Él les sonrió un poco cansado e inmediatamente después se acercó al único arquero que se mantenía alejado.

—Oh, Dios… Esto es terrible. Guantelete de Hierro me va a matar.

El arquero, que parecía llamarse White, temblaba en un rincón, casi llorando.

El elfo recogió las dos monedas de oro y le pasó una.

Al verlo el rostro de este palideció aún más..

—No, no, no te conozco… el arco que usaste no es mío…

—No me ayudaste, es solo una transacción comercial —dijo el elfo amablemente—. Esto es por el alquiler, por lo tanto, ambos quedamos a mano. Los aquí presentes pueden ser testigos, por si alguien viene a molestarte.

Puso el arco y los guantes sobre las rodillas de White y se volteó hacia el pequeño y rebelde Fil.

—Sin tu apoyo, no hubiera podido ganar. —El elfo colocó la segunda moneda de oro en su palma—. Por tener el coraje de rebelarse, héroe Fil.

—¡Por tener el coraje de rebelarse! —Alguien repitió la línea y luego se unieron más personas—. ¡Héroe Fil!

El bandido probablemente nunca había sido tan honrado y querido en su vida porque agachó la cabeza para ocultar su rostro, completamente rojo.

—¡No hagan tanto alboroto en el patio! ¡Fuera de aquí! —El Viejo Jake puso los ojos en blanco—. Dios, qué desastre. Si alguien de afuera lo oyera, pensarían que se trata de un campamento rebelde.

Todos los mercenarios rieron y comenzaron a dispersarse en grupos de dos y tres.

El caballero también se alejó de la escena, preparándose para irse en silencio.

—Caín… ¿verdad? —La voz del elfo lo obligó a detenerse—. Gracias.

—Lo hice porque pensé que tenías una oportunidad de ganar. —El caballero respondió con frialdad, sin siquiera darse la vuelta para hablar—. Pero eso no significa que esté de tu lado.

—Por como resultaron las cosas, es lo mismo. —Su voz era risueña—. Así que muchas gracias.

El otro se alejó a grandes zancadas como si no lo hubiese escuchado.

—No te preocupes, siempre es así —dijo el Viejo Jake—. Ahora, joven, déjame ver qué tipo de trabajo te conviene.

El elfo sonrió.

—No soy muy exigente, pero mi campo de especialidad es el de las criaturas mágicas.

El Viejo Jake levantó la cabeza y lo miró con extrañeza.

—¿Criaturas mágicas? ¿Qué es eso? ¿Algo relacionado con los magos?

El elfo se congeló.

—Son… Hmmm… Pues gnomos, ondinas, unicornios y parecidos.

—Joven, vaya que te gusta bromear. —Se echó a reír—. No me digas que te especializas en matar dragones.

—No diría que me especializo en ello. —Sacudió la cabeza un poco avergonzado—. Pero he matado algunos, dos para ser específico. Por supuesto, esa no es una misión que una persona sola pueda completar. Em… no hay dragones cerca, ¿verdad?

—Aquí no tenemos ninguna criatura de la era legendaria. —Se rió aún más fuerte, golpeando el hombro del elfo y casi derribándolo—. ¿Qué tal esto? ¿Por qué no tomas un contrato de mago?

—¿De mago?

—Mm. —Asintió—. El sheriff publicó un cartel de «se busca» para atrapar a Daniel, un comerciante del mercado negro. Veinte monedas de oro, vivo o muerto.

—Eso suena bien. Acepto.

—No seas descuidado, originalmente eran cinco monedas de oro, la recompensa es tan alta porque murieron un guerrero y un bandido. —Su rostro se ensombreció—. Algunos dicen que es un mago que usa magia negra, así que ahora nadie está dispuesto a aceptar la misión. Pero dado que dijiste que tienes experiencia con la magia, ¿imagino que un arquero contra simple tela tendría ventaja?

—Entonces, ¿podría empeñar esta daga por unas cuantas monedas de oro? —El elfo de repente pensó en algo, por lo que preguntó con preocupación y añadió—: Es para… comprar equipo.

—¿De… verdad? —Los ojos del Viejo Jake estaban muy abiertos—. ¿Después de regalar dos monedas de oro?

—Lo siento, me emocioné y… —Bajó la cabeza con vergüenza.

—Ja, ja, ja. ¡Nunca en mi vida había visto a alguien como tú! —El Viejo Jake volvió a reír a carcajadas, extendiendo la mano para golpear la espalda del elfo, cosa que este esquivó con rapidez.

A continuación, el viejo comerciante sacó algunas monedas de su bolsillo y se las dio al elfo.

—No necesito tu cuchillo, toma estas monedas por ahora.

—Muchas gracias —le dijo.

—No es nada. —Lo miró un poco preocupado— Si no sobrevives, aún me quedará el dinero del alquiler.

—Entonces haré todo lo que pueda para regresar vivo —respondió el elfo—. ¿Podría encontrar a Daniel en el mercado negro esta noche?

—¿Esta noche? —Negó con la cabeza—. De verdad que eres impaciente, al menos descansa por hoy.

—Gracias por su consejo. —Asintió.

El caballero se paró en las escaleras, observando en silencio la escena, pero se fue antes de que los otros dos se despidieran.

El Viejo Jake tenía razón, era un tipo muy interesante, podría merecer la pena conocerlo mejor.

Pero antes de eso, tendría que volver vivo.

Entonces, al segundo día, el elfo no llegó a desayunar.

Muchas personas ya habían escuchado la noticia de que había recibido una misión, lo cual se había convertido en un tema popular en el bar y en la mesa de los mercenarios.

El Viejo Jake mantenía la boca cerrada sobre el asunto, por lo que aparecieron todo tipo de rumores y conjeturas, provocando que la gente se volviera loca.

—No importa qué, no sobrevivirá —había dicho Guantelete de Hierro con respecto a ello.

Al tercer día, el elfo seguía sin aparecer.

Los miembros de la Tropa del Águila actuaban como si tuvieran algún tipo de información confiable, inflando su ego. Muchos otros estaban en un estado de neutralidad, pero comenzaban a inclinarse hacia conclusiones muy sombrías.

Al quinto día, incluso los más optimistas estaban empezando a perder la esperanza.

Entonces el tema comenzó a morir.

Era como si la posición de Guantelete de Hierro nunca hubiera sido cuestionada, comportándose ahora de un modo incluso más escandaloso que antes.

El alboroto que el arquero elfo había causado en el Hogar de los Mercenarios se fue desvaneciendo como las ondas en un estanque.

Todavía no había noticias de la muerte del comerciante del mercado negro, Daniel, y la habitación del elfo permanecía cerrada, sin emitir iluminación algunas.

En verdad, aparte del Viejo Jake, nadie conocía el nombre del elfo, por lo que no sabían dónde comenzar a investigar.

Pero por alguna razón, el caballero nunca usó las cuatro monedas de plata que había ganado de la apuesta.

Al séptimo día, el caballero se sentó junto a la puerta como siempre, mientras bebía la insípida sopa. Entonces la puerta se abrió y una delgada sombra entró, pasando por su mesa.

—Buenos días, Caín —saludó una voz muy educada.

El caballero no levantó la cabeza ni respondió, pero bajo el casco, sonrió por primera vez en dos meses.

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