Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
El país que ese hombre describió como “hermoso” era ciertamente magnífico y próspero.
Incluso las ciudades remotas y alejadas de la capital real se mantenían limpias y vibrantes. Por supuesto, siempre había una brecha entre los ricos y los pobres, pero en general, los plebeyos seguían siendo razonablemente ricos. Al menos, mucho mejor que los esqueletos vivientes de Skeltz. Ni una sola vez vi a nadie hambriento, moribundo o tirado en medio del camino.
Los campos estaban llenos de cosechas y los bordes del camino de flores. Nunca estuvieron bajo la amenaza de ser pisoteados por un caballo de guerra. Me pareció que se mostraba una evidencia inquebrantable de que la paz existía realmente en este mundo.
La capital real era aún más abundante, con el castillo principal alzándose orgulloso al fondo del ordenado paisaje urbano; una verdadera obra de arte. A diferencia de los vulgares, escabrosos y llamativos castillos de Skeltz, era impresionante ver la estructura de tiza iluminada por el sol poniente.
Sin embargo, no sentí el deseo de vivir en este país como aquel hombre lo había afirmado.
Era tan diferente de donde había nacido que no podía imaginarme viviendo en esta tierra de ensueño.
Además, aquí es donde moriré de todos modos.
Con eso en mente, un gran castillo no era diferente de un cementerio bien decorado.
Me conocía lo suficiente como para confiar en mi habilidad con la espada.
Pero nunca pensé, ni siquiera por un instante, que llegaría a saborear una mínima posibilidad de asesinar al rey de Nebel.
Y, por supuesto, fracasé estrepitosamente.
Mientras era inmovilizado por los guardias que me capturaron, miré a lo lejos antes de murmurar en silencio en mi corazón, sabía que sería así. Con montones de riquezas y poder a su disposición, el Reino de Nebel poseía abundantes recursos humanos. No podría hacer nada solo.
Llegar tan lejos y tan cerca de la cámara del Rey ya era un logro en sí mismo. Más, sin embargo, a sus ojos, sólo soy una pequeña mosca que podría ser aplastada en cualquier momento.
—¿Y de qué agujero saliste arrastrándote?
Una voz despreocupada llegó por encima de mí, mientras me sujetaban bruscamente contra el suelo.
Como mis brazos estaban fuertemente sujetos, apenas conseguí levantar la cara hacia él.
Un hombre que se hundió profundamente en un sofá individual, cruzó tranquilamente las piernas. Tenía unos rasgos pulcros y apuestos, y me di cuenta, sin duda, de que era el que había hablado antes.
Cuando me vieron esos penetrantes ojos azul profundo que me miraban desde detrás de su flequillo platino, mi cuerpo se tensó al instante. Sentí que me asfixiaba.
Vi a un campeón nato que era capaz de doblegar a sus enemigos a su voluntad sin tener que mover un dedo. El rey Nebel Randolf von Wervard me miraba sin ninguna urgencia.
Mientras soportaba la tentación de apartar la vista, habló en voz baja.
El rey también inclinó ligeramente la cabeza hacia un lado. Su cabello, perfectamente liso, se movió bruscamente de su sitio.
—No tienes ganas de decir nada, ¿verdad? Bueno, de todos modos, tengo una idea aproximada.
Eso es un hecho, estuve de acuerdo, tirando la toalla en el fondo de mi corazón.
Sólo un puñado de países estaban dispuestos a luchar contra Nebel, un reino que estaba en auge en el comercio, la minería y la agricultura.
Aunque el Reino de Raptor se ajustaba a los criterios anteriores, los líderes de ese país preferían utilizar métodos astutos y optar por deslizarse como una serpiente en su lugar. Esos tipos probablemente esperarían una oportunidad cuando los poderes de Nebel disminuyeran, como durante una guerra, y no cuando estuvieran en su actual e inigualable condición.
No era común enviar asesinos fuera del propio país, pero sí un rey era asesinado cuando las tensiones internacionales eran altas, el caos definitivamente sobrevendría. Un acontecimiento así tendría un gran alcance. Dado que lo que estaba en juego era alto, independientemente de los posibles beneficios, sólo un idiota intentaría hacer algo así.
Eso significa que sólo había una persona lo suficientemente tonta como para enviar un asesino contra el Rey de Nebel en tiempos como estos.
Pero no lo admitiría a pesar de lo obvio de todo.
Por supuesto, no lo hacía por un sentido del deber o de devoción leal. Más bien, era mi propia terquedad.
Desde que nací, siempre me habían tratado como algo prescindible, pero al menos tenía la gracia de haber nacido como humano.
Prefería morir con orgullo que suplicar por mi vida antes de que me mataran miserablemente.
Quería ser yo quien eligiera el final de mi propia vida.
El rey siguió mirándome mientras yo me negaba a decir una sola palabra. Sus cejas se fruncieron con una ligera irritación. Oí un suspiro que salía de sus labios bien formados.
—Parece que es cierto el rumor de que cierto rey derrochador está más que dispuesto a malgastar sus excelentes hombres lanzándolos contra mi castillo.
Por un momento, me quedé boquiabierto por lo que acababa de escuchar.
¿Quién iba a pensar que, a pesar de ser tratado como basura incluso en mi propia patria, el rey de una nación enemiga – y mi objetivo, nada menos- me alabaría casualmente?
El rey, sin embargo, continuó sin prestarme atención, lo miré fijamente, todavía aturdido.
—Aunque el intento tuviera éxito, dudo que la situación mejorara de su lado. Qué tontería.
—¿No se sumiría este país en el caos cuando usted cayera…? —Nebel no estaría en condiciones de librar una guerra con éxito.
Curioso, le planteé una pregunta.
Mi determinación de permanecer en silencio se rompió por el interés que sentía por este hombre.
Pensé que me reprendería por mi actitud, pero al rey no le importó en absoluto. Y quizás, debido a que conocían las intenciones del rey, los guardias que me sujetaban tampoco dijeron nada.
—Seguro que sería algo caótico, pero pronto volvería a la normalidad, casi de inmediato. Este país no se construyó tan frágil como para que pueda ser derribado por la muerte de una persona. Tanto el país como mi sucesor.
El peso de esas simples palabras casi me hizo olvidar cómo respirar.
El pensamiento frío y racional en el que uno solo se ve a sí mismo como una mera pieza en un tablero mientras se encuentra en la cima de un país. Su confianza, tanto en su tierra como en su heredero, era nada menos que extraordinaria.
Por fin, me di cuenta del terror de quien intentaba matar y sólo pude temblar en el sitio.
Al mismo tiempo, sentí envidia. Desde el fondo de mi corazón, envidiaba a todos los que, en este país, honraban a este hombre como su rey.
Recordé que me reía de lo que creía que era mi muerte, mientras me preguntaba si tenía más remordimientos.
Pero la gente, a menudo, no sabe cómo será su vida.
El rey no dio la orden de ejecución. Al contrario, acabé siendo uno de sus espías. Pero no se me perdonó porque fuera generoso ni nada parecido.
El sentido común consideraba desventajoso llevar una bomba de relojería que podía volverse en tu contra en cualquier momento, incluso si eso significaba la posibilidad de obtener información de alto nivel de Skeltz.
Pero no es que me queje. No tenía ningún deseo de separarme de la buena suerte que había tenido.
Pueden llamarme indigno de confianza todo lo que quieran, podría callarlos con el trabajo duro más adelante.
Quiero servir a este país bajo su rey.
Eso era lo que deseaba desde el fondo de mi corazón.
—Sin embargo, casi me entregan a su hija —murmuré sin querer, aún perdido en el pasado.
—¿Dijiste algo? —Preguntó Wolf, pero me limité a negar con la cabeza.
Es una historia graciosa ahora que la recuerdo, pero me llevé un buen susto entonces.
Si hubiera sido el primer príncipe, me habría puesto feliz, pero ¿su hija? No había ninguna razón para que una linda princesita, enjaulada y protegida necesitara su propio espía. Me decepcioné cuando pensé que, una vez más, me estaban utilizando para seguirle la corriente a una mujer.
En retrospectiva, por supuesto que no había forma de que Su Majestad, esa masa de pura lógica, me entregara simplemente a su hija por una razón tan estúpida como esa.
Más que pensar que yo era innecesario, era más bien que pensaba que la princesa podía ser útil.
En ese momento, la sangre se me subió tanto a la cabeza que me cegó la visión por algo tan trivial.
A discreción de la princesa, conseguí evitar trabajar para ella, pero pronto me asignaron a seguirla de todos modos.
Muchas de las cosas que sucedieron me sorprendieron.
¿Cómo podía una princesa tan pequeña y preadolescente tener un pozo tan profundo de conocimientos y conexiones? Tal vez, sería más exacto decir que estaba asombrado.
Para bien o para mal, había una agitación constante en torno a la princesa, que parecía tener un don para atraer problemas.
Creo que era su talento natural.
El primer príncipe era famoso por ser perfecto en todos los ámbitos, pero eso se debía a un esfuerzo minucioso por su parte, no a un “talento natural”. La princesa, sin embargo, era capaz de encantar fácilmente a la gente. Sus encantos llegan al punto de que la mayoría, si no cualquiera, querría hacer algo por ella.
Si la princesa hubiera nacido como un príncipe, el reino ya se habría dividido en diferentes facciones.
Pero no es que esté pensando, o incluso queriendo, que ese deseo se haga realidad.
De hecho, ella era la única mujer que había dado un vuelco a mis pensamientos sobre todas las mujeres por igual; que no eran meros adornos hermosos.
El viaje de la princesa estuvo lleno de altibajos, y se encontró con problemas muchas veces.
A pesar de ello, nunca confió en la fuerza de los demás. Aunque le resultaba fácil recibir la buena voluntad de otros, no sabía qué hacer con ella. Y cuando se esforzaba al máximo y seguía fracasando, nunca culpaba a nadie más que a sí misma.
Era diferente a todas las mujeres que había conocido.
Su manera de hacer las cosas era, sin duda, poco manejable y sin tacto, pero su insensata manera de vivir era terriblemente valiosa para mí.
Especialmente aquella vez en el pueblo de Kua. Nunca pude olvidar el momento en que estaba a punto de ser consagrada como diosa.
Todavía recuerdo, al día de hoy, la sorpresa y el miedo que había sentido la princesa en aquella multitud; aislada y sin apoyo. A pesar de ello, cortó el camino fácil a pesar de su corazón tembloroso.
Sí, en cambio, hubiera fingido ser una diosa y hubiera traspasado sus responsabilidades al patriarca, tal y como estaba previsto, no tendría que cargar con ninguna de las preocupaciones posteriores. La princesa, sin embargo, eligió a propósito el camino espinoso por sí misma. Eligió inclinarse por el clan para proteger su orgullo y salvarlos.
Por mucho que la retocara, nunca pude verla como “una mujer”. Era como si fuera una especie rara, una criatura hermosa.
Lo admito, no me importa si alguien es una mujer o un hombre. Solo sé que hay personas que merecen el máximo respeto.
Su Majestad y la princesa me vinieron a la mente cuando pensé en eso. Desde que conocí a esos dos, siento que mi vida no fue un desperdicio.
—Ah…
El sonido familiar del batir de las alas me devolvió a mis sentidos.
Cuando salté de la rama y extendí la mano, el pájaro que volaba en el cielo se zambulló inmediatamente. Quité la carta de la pata del pájaro mientras se paraba en mi brazo.
Era un contacto de Nebel sobre la princesa.
—Como siempre, esa persona siempre se mete en problemas…
—¿Qué pasa? ¿Estás hablando de Marie?
Al escuchar lo que había murmurado para mí, Wolf reaccionó al instante.
La princesa probablemente se enfadaría si me oyera decir que “siempre se mete en problemas” en esto y aquello.
Con una sonrisa irónica, asentí.
—Tengo una noticia que podría ayudar a convencer a esos viejos.
—¿Qué quieres decir…? —Preguntó confuso Wolf.
—Como parte de la recompensa por prevenir la epidemia en los países vecinos de Nebel, la princesa parece haber hecho un trato con Su Majestad para ustedes. Ahora hay una instalación en la que no sólo se pueden tratar enfermedades y heridas, sino que también sirve como lugar de investigación de nuevas medicinas, y para proporcionar educación médica.
—¿Huuuh? ¡¿Aunque nunca he visto ni oído nada parecido antes?!
—Sí, es algo inaudito. Probablemente no sea algo que se complete en un año o dos, pero cuando lo haga, el nivel médico de Nebel se disparará. Décadas después… No, unos años después de que se establezca, los jóvenes que aspiren a ser médicos y enfermeras correrán a Nebel desde todo el mundo.
Realmente, la princesa está llena de sorpresas últimamente.
¿Cuántas ideas se agolpan en esa cabecita suya?
—E-Eso… Una cosa así…
Wolf, que antes había gritado de sorpresa, ahora apenas podía dejar escapar una voz apagada. No podía ver su expresión porque su rostro estaba abatido, pero sus hombros temblaban.
Para un viejo clan que ha mantenido sus conocimientos a través de las tradiciones como farmacéuticos durante generaciones, ¿era inaceptable un concepto tan revolucionario como ese?
¿O tal vez…?
—¿No suena realmente interesante una cosa así?
Las mejillas de Wolf se sonrojaron de emoción cuando levantó la cara con vigor.
—¡El hecho de que sea una instalación real significa que no estamos limitados a las enseñanzas orales! También podemos ofrecer prácticas de campo, ¿verdad? Y si estamos desarrollando medicamentos, podemos cambiar los ingredientes y probarlos en vivo en el paciente y seguir su estado al mismo tiempo. ¡Ah! Pero incluso sin eso, ¿puede ese lugar albergar a tantos pacientes…?
—Seguro que sí.
—¡Impresionante! ¡Marie, te quiero!
Los que se dieron cuenta de los gritos de Wolf miraban hacia nosotros. Incluso a esos tipos les brillaban los ojos como a un niño cuando se enteraron de esto. Después de todo, el Clan Kua estaba loco por ampliar sus conocimientos médicos.
—Iré sin lugar a dudas. Y nadie me lo impedirá. En realidad, si se trata de educación e investigación, es la especialidad de esos ancianos. Definitivamente los llevaré conmigo, ¡aunque tenga que atarles una soga al cuello!
—¿Por qué suena como si estuviera planeando asesinarnos a todos?
Un anciano que había captado nuestra conversación se puso pálido.
Resoplé y me reí de su ruidosa disputa.
Tal vez, la totalidad del Clan Kua pueda ser llevada de vuelta a ti.
Susurré esas palabras en mi corazón, pensando en la princesa que esperaba en Nebel.