Traducido por Ichigo
Editado por Ayanami
Los materiales que el vicecomandante Walter había reunido eran espléndidos.
El diario en el que simplificaba y resumía todos los datos importantes era fácil de entender, y si quería profundizar más, podía consultar una copia detallada. Sólo los aspectos importantes estaban anotados en detalle también. Qué práctico. Esto es muy fácil de leer.
Las habilidades eruditas del vicecomandante Walter son de lo mejor.
Creo que incluso podría haber sido el encargado de recopilar y analizar la información relativa a los pueblos de acuerdo con los criterios que le dimos al comandante Lieber.
Estaba tan absorta en mi lectura por lo interesantes que eran que me di cuenta de algo peculiar en todas las historias. No es un punto a discutir aquí. Es algo que debería consultar con Sir Leonhard.
—¿Sir Walter?
—¿Sí?
El vicecomandante Walter levantó la vista del documento que tenía en la mano. En comparación con hace unas horas, su respuesta se había vuelto increíblemente más suave.
Más que gustarle, creo que el vicecomandante Walter tiene una opinión diferente de mí comparada con la de antes. Supongo que era del tipo tímido. En otras palabras, ahora que hemos pasado de ser “extraños” a “compañeros de la misma afición”, se ha abierto más a mí que antes.
—¿Está bien si tomo prestados estos diarios por la noche?
—No me importa. Es imposible leerlo todo en unas pocas horas, así que por favor, disfrútelo como quiera durante su estancia.
Cuando pregunté, lo que recibí fue una respuesta generosa.
Seguramente supuso que así sería desde el principio cuando me dio tanto material.
—Lo llevaré a su habitación más tarde.
—No, no tiene que ir tan lejos…
—No es una carga. Además, con sus brazos, no sería capaz de sostener todo eso a la vez. Permite que otros la complazcan de vez en cuando. Más que eso…
El vicecomandante Walter me interrumpió y metió la mano en el bolsillo. Después de sacar un reloj de bolsillo de plata, levantó la cara.
—Ya es hora de comer. Vamos a la cafetería.
Después de que dijera eso, me di cuenta de lo hambrienta que estaba.
El clima en el exterior era tan duro como siempre, por lo que era difícil saber cuánto tiempo había pasado y, además, estaba completamente absorta en la lectura de los diarios. Por lo que no me di cuenta en absoluto.
Asintiendo obedientemente, me levanté de mi asiento y lo seguí.
El primer día que estuve aquí, comí en una sala separada que estaba preparada para mí. La segunda vez, había comido afuera, así que ésta sería la primera vez que podría comer en el comedor del fuerte. Me hacía mucha ilusión.
Al principio, querían prepararme la comida en una sala aparte durante mi estancia, pero al final me negué.
No quería que perdieran su tiempo exclusivamente conmigo. Y, en primer lugar, no soy la típica princesa noble engreída. Ya estoy acostumbrada a comer con otros.
El comedor al que nos dirigimos estaba muy animado.
Pensé que era natural, ya que había mucha gente, pero esa línea de pensamiento cambió por completo cuando vi la cara del vicecomandante que estaba a mi lado.
Con las cejas profundamente fruncidas, preguntó: —¿Qué pasa aquí? —Aunque no levantó la voz, fue pronunciada y resonó en toda la sala. Los hombres que nos daban la espalda se estremecieron involuntariamente.
—¡V… vicecomandante!
Enderezaron la espalda en cuanto se percataron de la figura del vicecomandante.
—Lamentamos mucho haber causado un alboroto…
—No es necesario, capitán Pascal.
Impidió que el hombre de enfrente intentara disculparse.
—¡Sí, señor!
—Dame un breve informe de la situación.
—Bueno, el cocinero interno se fue de compras a un pueblo y se quedó atorado por culpa de la tormenta. Se suponía que iba a estar de servicio hoy…
—He recibido informes sobre lo que le ha ocurrido. Te dije que me dieras un breve informe de la situación.
—¡Mis disculpas! Lo que cocinaron sólo puede describirse como único.
Ya veo. Así que toda la conmoción hasta ahora fue causada por el almuerzo atroz…
Y yo que tenía muchas ganas de comer. Qué pena.
—Parece que hay muchos que tienen las manos llenas a pesar de la tormenta de nieve, ¿no?
El vicecomandante Walter evaluó con disgusto, lo que hizo que el capitán Pascal, que ya tenía la cara más azul que el azul, se inclinara profundamente.
—Fue por culpa de todos los soldados que querían ser entrenados por el comandante Olsen. Lo siento mucho.
Mirando al capitán postrado, el vicecomandante Walter dejó escapar un suspiro.
—Es suficiente. También fue en parte culpa mía por jugar con la popularidad de esa persona. Y lo que es más importante, ¿no hay nada que pueda comer esta señorita aquí presente?
Los ojos que estaban fijos en el vicecomandante Walter se desplazaron rápidamente hacia mí. No pude soportar la repentina atención y sólo pude contener una risa nerviosa. Qué malo es ese tipo.
—Hay frutas y pan, pero…
Un segundo suspiro se escapó exhaustivamente de los labios bien formados de Sir Walter.
Entonces se volvió hacia mí.
—Lo siento, señorita Marie, pero ¿puede esperarme un momento? Voy a preparar algo para usted ahora.
—¿Vicecomandante?
—¡Por favor, deténganse! ¿Estás tratando de matar su estómago?
—Si ese es el caso, ¡es cien veces mejor que se coma el plato de mierda que hemos hecho en su lugar!
—¿Qué quieres decir?
La oferta del vicecomandante Walter fue rechazada al instante por los caballeros de alrededor en lugar de por mí.
A continuación, hizo una pregunta con severidad, aparentemente ajena. Así que es del tipo Klaus.
—Um…
Cuando levanté la mano, todas las miradas se concentraron en mí una vez más.
—Si no les importa, ¿puedo prepararlo?
♦️ ♦️ ♦️
De pie en la cocina, me até las cintas de un delantal prestado y me arremangué.
Lo primero es lo primero, decidí echar un vistazo al fallido plato que habían preparado.
Una sopa de verduras se veía en una olla grande. ¿No es más difícil fallar con algo tan sencillo como esto?
—Las verduras se hirvieron crudas. Además, está muy salada.
La persona que me explicó el plato mientras sostenía la tapa de la olla era el Capitán Pascal de antes. Su cabello rojo y sus ojos afilados del mismo color lo hacían parecer intimidante, pero su voz, por el contrario, era suave.
—Ya veo.
Lo probé de un pequeño plato y, ciertamente estaba demasiado salado.
Aunque podía añadir más agua, temía que el rico sabor de las verduras se diluyera.
Me giré hacia el capitán Pascal después de pensarlo un poco.
—¿Tiene mantequilla, harina y leche a mano?
Puse la olla sobre el fuego mientras el confuso capitán se marchaba para preparar lo que le había pedido. Derretí la mantequilla que me dio en un cazo, añadiendo la harina cuando empezó a hacer espuma.
Seguí removiendo suavemente la mantequilla mientras también vigilaba de cerca el fuego por debajo para asegurarme de que no se quemara. Cuando vi que estaba listo, la retiré del fuego.
—¿Qué está haciendo…?
—Bueno…
Cuando levanté la cara, vi al capitán Pascal de pie, todo desconcertado. Y un poco más atrás, en la entrada de la cocina, había muchos caballeros, incluido el vicecomandante Walter, que me observaban.
Para cuando se lo explicara a todos ellos, el plato resultaría definitivamente otro fracaso. Preocupada, sólo les di una sonrisa irónica.
—Es un secreto…
En cuanto dije eso, oí unas voces extrañas… y luego una especie de grito de guerra.
¿Qué quieres decir con “por favor, repite eso”? ¿Qué clase de servicios esperan de mí, degenerados?
Para ser honesta, sólo me desanimó la visión de hombres corpulentos que se cubrían la cara con ambas manos mientras se retorcían de placer. La atención que recibí fue la de una profesora que había sido asignada a una escuela sólo para niños. Me trataban como a un animal raro en lugar de colmarme de popularidad.
Después de soltar una carcajada seca, oí que alguien gemía de dolor a continuación. Parecía que el vicecomandante Walter había repartido un martillo educativo de orientación. Bien, más de eso por favor.
La leche se añadió lentamente a la mezcla de harina y mantequilla.
Alternar esto con un poco de batido en medio, y seguir repitiendo. Después, se calienta de nuevo, se añade sal y pimienta, y se deja.
Ahora que lo pienso, la sopa ya estaba salada.
No añadamos demasiada sal… ¡Bien! ¡La salsa blanca está hecha!
A continuación, se añadieron las cebollas y el pollo salteados a la sopa revitalizada, mientras seguía echando más salsa blanca y leche.
Finalmente, después de ajustar un poco más el sabor, por fin estaba hecho.
El guiso de crema, ¡listo para servirse!
♦️ ♦️ ♦️
—¡Qué rico…!
—¡No hay nada tan bueno ni siquiera en la capital real!
—¡Podría comer cinco porciones más!
—¡No es posible! ¡Ya hemos decidido que sólo tenemos una ración cada uno! ¡Yo también estoy tratando de contenerme, sabes!
—¡Cállate! ¡Qué indigno!
Era una escena de chicos de instituto… No, de caballeros siendo regañados por su madre… quiero decir, el vicecomandante Walter.
—No sólo usted, una invitada, cocinó la comida para nosotros, sino que también tuvo que presenciar un espectáculo tan vergonzoso. Lo siento mucho.
—Eso no es cierto. No hice nada extraordinario.
Sacudí la cabeza ante el vicecomandante Walter, que parecía totalmente perplejo.
De hecho, era algo fácil que cualquiera podía hacer.
—No estoy de acuerdo. Fue como si viéramos magia desplegarse ante nuestros propios ojos. En lugar de rehacerla, convertiste una sopa fallida en un manjar.
Era una exageración total decir que usé magia.
Simplemente la rehice un poco. De hecho, sólo pude hacerlo porque el plato fallido era una sopa de verduras en primer lugar.
Dicho y hecho, vamos a comer también.
Sir Leonhard, que parecía haber terminado la sesión de entrenamiento, entró en cuanto llené mi plato de estofado. Rodeado de varios caballeros, me miró fijamente cuando me quedé quieta en la cocina.
Su cara preguntaba: ¿Qué estás haciendo? Realmente, ¿qué demonios estoy haciendo…?
¿cuándo va a actualizarse?
de paso, agradezco la traducción, son los mejores