La Princesa derriba banderas – Capítulo 155: La investigación de la princesa reencarnada (3)

Traducido por Ichigo

Editado por Ayanami


En ese momento eran un poco antes de las siete de la tarde.

El lugar en el que me encontraba era la habitación de invitados del fuerte. Era una habitación en la que se me permitía hacer lo que quisiera durante mi estancia.

Sir Leonhard, que entró exactamente a la hora que habíamos acordado, tenía una expresión sútil en su rostro: parecía sorprendido y preocupado.

—¿Le sorprende lo que he hecho…?

—¿Tienes una idea de lo que puede pasar?

En realidad, hay muchas cosas que he hecho por las que puede asombrarse; demasiadas para contarlas, de hecho.

El hecho de que una dama soltera invite a un hombre a su habitación por la noche es una cosa…

Y el hecho de que no sólo haya preparado el almuerzo para los caballeros, sino también su cena.

Sir Leonhard sonrió amargamente al verme palidecer.

—No me sorprende en absoluto. Teniendo en cuenta la situación del momento, creo que tu juicio es correcto.

Aunque dijo que era correcto, su expresión seguía siendo poco clara. ¿Se siente incómodo por el hecho de que yo también haya preparado la cena? Si se lo preguntaba de forma indirecta, seguramente sólo molestaría más a Sir Leonhard.

—Si pensara que están en problemas, lo mejor sería echarles una mano. No estoy molesto, sólo…

—¿Sólo…?

—No es nada…

Me dio una pésima excusa, completamente diferente al Sir Leonhard que conozco.

Incluso una princesa torpe como yo sabía que no era “nada”, pero como estaba claro que no quería que siguiera indagando, no tuve más remedio que desistir.

Cuando me tocó pedirle que no se entrometiera, hizo lo que le pedí y se limitó a observar de lejos. Aguantaré, aunque tenga que apretar los dientes para hacerlo.

Decidí ir a contracorriente y cambiar el tema que estaba a punto de alejarnos de la razón principal por la que lo había llamado esta noche.

Saqué los mapas y el material que me había prestado el vicecomandante Walter y los extendí sobre el escritorio, antes de darle una breve explicación de la relación entre ambos.

—Ya veo, realmente es un pasatiempo interesante.

Sir Leonhard examinó el mapa con interés.

—Creo que algunos cuentos populares tienen la intención de ahuyentar a los niños de los peligros y disuadirlos de ciertos actos como tabúes.

Los cuentos a los que me refería tenían temas comunes: los niños que no se acuestan serán secuestrados por el Señor de los Demonios, serán arrastrados al mar por un monstruo, etc. La mayoría de las veces eran cuentos con moraleja, que advertían al público de no acercarse a lugares peligrosos o les recordaban que debían tener más cuidado en determinadas situaciones.

—Si el Rey Demonio realmente estaba sellado en esta zona, pensé que habría más historias que lo incluyeran, pero…

—Con la forma en que lo dijiste, ¿acaso no encontraste lo que buscabas?

—Bueno, no había nada que encontrar, sería la mejor manera de describirlo.

Sir Leonhard frunció el ceño con suspicacia.

—Eso es… ciertamente peculiar.

Respondí con un vigoroso asentimiento.

—Hay una gran cantidad de cuentos sobre el Señor de los Demonios, no sólo en Nebel, sino en todo el mundo. Si ese es el caso, ¿por qué no hay ninguno por aquí? Es sólo una suposición, pero tal vez haya sido un movimiento intencionado para borrar la existencia del “Señor de los Demonios” de la mente de la gente en la medida de lo posible.

Al principio, había pensado que como el Señor de los Demonios estaba sellado por aquí, habría una abundancia de folcklore sobre él, pero fue exactamente lo contrario. Precisamente porque ese lugar impío estaba en esta zona, lo mejor era disminuir el concepto del “Señor de los Demonios” de la gente. “No se interesen por este tema. No le des ideas a los que buscan su resurrección”. 

—No sé si esto es un sustituto, pero los “espíritus malignos” aparecían muy a menudo. Por ejemplo: “Un niño que no hace lo que dicen sus padres no podrá volver a casa por culpa de espíritus malignos engañosos”.

También había varios tipos de espíritus, como los de fuego, de los árboles y los oscuros. Su apariencia no solía coincidir entre sí, sus descripciones iban desde mujeres hermosas hasta niños pequeños, pero todas las historias seguían un guión similar.

Un niño que se pierde en el bosque por la noche por culpa de las artimañas de un espíritu nunca podrá volver a casa. Y ese espíritu adopta la apariencia del niño y volvía a casa en su lugar.

Cuando empecé a leer estas historias, me recordaron a esos cuentos populares europeos sobre los mutantes. Pero, sumando dos y dos, estos cuentos populares parecían muy cercanos al del Señor de los Demonios. ¿Podría esa historia de alguien que parecía el mismo de siempre por fuera mientras que en realidad era alguien completamente diferente por dentro vincularse con el Señor de los Demonios? ¿O estoy pensando demasiado en esto?

—Para borrar al “Señor de los Demonios” de la mente de los ciudadanos, y también para disuadir a cualquiera de acercarse al lugar donde estaba sellado, se creó el concepto de “espíritus malignos”…

—Sí, pero hay tantos cuentos populares centrados en estos espíritus malignos que me resultó difícil reducirlos a un área específica.

Pensé que estaría bien poder discernir la ubicación del templo sólo con el mapa, pero al final no resultó. Por supuesto, si fuera tan fácil de encontrar, no tendría sentido gastar todo este esfuerzo en ocultarlo en primer lugar.

Por otra parte, hasta ahora sólo he hojeado los informes simplificados, así que es muy posible que también encuentre algo más.

—Sin embargo, hay muchas historias sobre perderse en el bosque. Tal vez, el templo…

—Quizás el templo también esté en el bosque, ¿verdad?

Asintiendo a sus palabras, señalé un punto en el mapa.

—Cuando lo comprobé antes con Sir Walter, este pueblo de aquí… De los tres probables pueblos, el más alejado del fuerte debería estar cerca de un bosque.

—Entonces, investiguemos ese lugar primero. Saldremos tan pronto como el tiempo mejore, así que, por favor, esté preparada.

—Entiendo.

Cuando acepté, Sir Leonhard se levantó del sofá.

—Hasta mañana.

—¡Ah! ¡Por favor, espere! Todavía tengo algo que hablar con usted.

Le pedí a Sir Leonhard, que estaba a punto de irse en cuanto terminó nuestra conversación, que se quedara.

Como acababa de levantarse, se sentó de nuevo en el sofá e inclinó la cabeza en señal de que continuara.

—Um… Se trata de la persona que conocimos en el restaurante del pueblo que visitamos hoy temprano.

Cuando hice una pausa, la expresión de Sir Leonhard se volvió sombría.

—El hombre llamado Latte, ¿cierto?

—Sí…

Endurecí la espalda, respiré hondo y asentí.

No estoy segura de poder explicar esto bien, pero si no hablo ahora, seguramente me arrepentiré más adelante.

—En realidad, lo conocía antes de nuestro encuentro de ese día.

—¿Qué… quiere decir con eso? ¿Acaso ese hombre es un conocido suyo?

Sacudí la cabeza ante la desconcertante pregunta de Sir Leonhard.

—En realidad, nunca lo he conocido en persona. Nuestro primer encuentro fue en mi sueño.

Los ojos de Sir Leonhard se abrieron de par en par.

Pareció entender lo que significaba “en mi sueño”.

A partir de ahí, le conté a Sir Leonhard todo lo que sabía sobre el hombre llamado Latte.

El Latte que yo conocía trabajaba en un restaurante de la capital real y solía ser un asesino. Era un viejo conocido de otro antiguo asesino de Raptor que actualmente trabaja a las órdenes de mi padre en Nebel.

Intenté contarle los hechos en la medida de lo posible para evitar que hiciera conjeturas.

Quizás era demasiado confuso para entenderlo. Era una historia tan disparatada que incluso me dieron ganas de detenerme.

Aun así, Sir Leonhard se quedó callado hasta que terminé.

—Eso es todo lo que sé de él…

Mi corazón se aceleró hasta el límite cuando terminé. Latía muy rápido, casi como si hubiera hecho un sprint a toda velocidad, hasta el punto de sentirme asfixiada.

Tras un breve período de silencio, Sir Leonhard murmuró:

—Ya veo. Pensaba que sus movimientos no eran propios de una persona normal, pero pensar que era un antiguo asesino… Sin embargo, todavía hay algo que no entiendo.

—¿Qué es lo que no entiende?

—Tal vez, lo estoy pensando demasiado, pero ya entonces, sin duda, me pareció que ese hombre era excesivamente sospechoso.

—¿Excesivamente sospechoso?

Cuando repetí sus palabras como un loro, Sir Leonhard mostró un poco de duda.

—Es probable que ese hombre sea muy hábil. Si realmente nos estaba buscando, debería hacer un trabajo mejor que el que hizo.

Si me preguntas, si fuéramos el objetivo, ni siquiera mencionaría acerca de la búsqueda de templos antiguos juntos. Eso sólo haría que los objetivos fueran cautelosos.

Tampoco atraparía un pañuelo con tanta rapidez y al mismo tiempo expondría su ambidexteridad.

—Pero si lo comparas con un aldeano normal, sobresale demasiado.

Es demasiado sospechoso para ser una persona normal. 

Pero también demasiado descuidado para ser un asesino.

¿Y si actualmente está en una misión de espionaje para Raptor, entonces?

Suponiendo que no conociera nuestras verdaderas identidades y asumiera que éramos simples viajeros con pistas relacionadas con el templo, sus acciones no eran tan increíbles… ¿No?

Cuanto más pensaba en ello, menos entendía.

—Aunque pensáramos en ello, no obtendríamos ninguna respuesta, así que paremos aquí por hoy.

Con la cabeza ya revuelta, acepté la sugerencia de Sir Leonhard.

Se levantó de nuevo, con la intención de marcharse esta vez, pero se detuvo como si hubiera recordado algo.

Cuando levanté la cara para que me hablara, Sir Leonhard tenía una mirada amable.

—Muchas gracias por hablarme de esto.

—¿Eh…?

—Siempre llevas el peso del mundo sobre tus hombros sola, así que me ha hecho feliz que hayas confiado en mí.

Dijo Sir Leonhard antes de soltar una tímida carcajada.

—Me voy entonces… Buenas noches.

Salió de la habitación, dejándome paralizada por el shock, detrás.

Me quedé tiesa durante un rato antes de darme cuenta, y el calor empezó a acumularse en mi cara. Me tiré en el sofá y me esforcé por no hacer ruidos extraños.

¡Los ataques furtivos son demasiado injustos…!

Por no hablar de que me dijo “Buenas noches” con una voz tan sexy… ¡Ya no me importa! ¡¡Gracias por la comida!!

Tardé media hora en calmarme, con la cara aún hundida en el sofá. Pero cada vez que pensaba en lo que había hecho, esa escena volvía a aparecer en mi cabeza y se repetía. Acabé sin dormir nada esa noche. Yo…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido