La Tierra está en línea – Capítulo 54: ¿Será posible obtener la habilidad de esta persona?

Traducido por Shisai

Editado por Shiro


El Zapatero de Hierro se colgó despreocupadamente las pesadas cadenas en el hombro y entró en el despacho de forma imponente mientras tarareaba una canción. Adentro, en la habitación iluminada por la piedra de luz, vio que el nuevo jugador humano estaba sentado en la silla frente al ordenador y le observaba con tranquilidad.

En cuanto al hombre que pasó más de tres días en la instancia… Lo miró despectivamente y golpeó con firmeza su cadena contra el suelo.

—¿Dónde está mi betún? ¿Cuántas oportunidades les he dado a vosotros, humanos indignos de confianza? Lo único que hacen es usar el betún de calidad inferior para aplacarme. Les diré esto, el Zapatero de Hierro no dejará que nadie lo engañe. Si no consiguen el verdadero betún o cuatro gotas de betún inferior… —La horrenda cara del monstruo de la torre mostró una sonrisa retorcida—. ¡Lo reemplazaré con su sangre! —Su voz sonó como un trueno y la habitación tembló ligeramente.

Tang Mo sacó el betún y lo puso sobre la mesa, luciendo calmado.

—Solo tengo esta cantidad.

Xing Feng estiró el cuello y, una vez que vio una sola gota de betún en la mesa, miró al otro con incredulidad y soltó:

—Acabas de matar a tres lobos, queda una gota de la última ronda y también están las dos gotas que te di. ¿Cómo puedes tener solo una?

—He dicho que solo tengo una gota. Esto es todo lo que tengo —repitió.

Xing Feng se movió ansiosamente en dirección a su mesa.

—La vez anterior le diste solo dos gotas de betún y le dejaste drenar mi sangre. Esta es la segunda vez. ¡Si se reemplaza el betún con sangre dos veces consecutivas, el Zapatero de Hierro irá al otro lado y drenará la sangre del otro jugador! ¿No eres amigo de ese jugador? ¿Vas a ver cómo se desangra hasta morir?

—¿Estás preocupado por su seguridad o por ti mismo? —preguntó Tang Mo.

Xing Feng se detuvo de repente y el exbibliotecario sonrió.

—Te acaban de drenar 400 cc de sangre. Si te drenan otros 1200 cc, con toda seguridad morirás.

La expresión de Xing Feng pasó a una de sorpresa y habló en voz baja:

—¿Crees que aún me queda betún? No, de verdad te di todo mi betún. No tengo ningún betún extra, de verdad. Esta vez no puedo completar la cantidad con mi sangre. Si de verdad quieres que muera, no puedo hacer nada. ¿Matarías incluso a tu compañero? No eres un jugador oficial, debes ser un un polizón.

Tang Mo no le prestó atención y se dirigió al Zapatero de Hierro:

—Saca la sangre.

—¡Tú…! —gritó Xing Feng.

El Zapatero de Hierro había estado observando con interés a los jugadores hablar. Le gustaba ver cómo los humanos se mataban entre sí. Era el festín más delicioso, y lo había presenciado tres veces ya. Sin embargo, cada vez lo encontraba dulce y delicioso. Un placer supremo estimulaba sus ásperas papilas gustativas, haciéndolo sentir que valía la pena el haber abandonado el Reino Subterráneo para estar allí.

Sonrió astutamente. Cogió el clavo y no pudo esperar a ir hacía Xing Feng. Levantó el largo clavo y estaba a punto de descender cuando se escuchó la voz de Tang Mo:

 —Espera un momento.

—¿Qué? ¿Has encontrado betún? —se quejó al ser interrumpido.

—¿El betún, de verdad, está aquí? —preguntó Tang Mo.

Durante mucho tiempo, el zapatero de hierro no entendió su significado.

—Te dije que lo encontraras, así que aquí está. El honesto y encantador zapatero no te mentirá deliberadamente, llevándote a un lugar donde no hay betún. ¿Cómo puedes encontrar un betún que no existe en absoluto?

—En esta sala, ¿cuántas personas han muerto en total? —preguntó Tang Mo de repente.

Xing Feng, acurrucado en un rincón, se puso rígido ante estas palabras, y la mano con la que el Zapatero de Hierro sostenía el clavo se detuvo lentamente. Acto seguido, miró a Tang Mo significativamente antes de sonreír de manera siniestra.

 —Tres personas. Eres la quinta persona que entra en esta habitación.

Tan pronto como dejó de hablar, un cuchillo afilado se dirigió hacia la espalda de Tang Mo. Este hombre, a pesar de su pierna herida, era extremadamente rápido. Apoyó su pierna atrofiada con la pared para impulsarse y apuñalar sin piedad a Tang Mo.

El Zapatero de Hierro se rio como si no fuera la primera vez que veía esa escena. Sin embargo, se sorprendió al no escuchar el sonido del cuchillo clavándose en la carne. Xing Feng levantó la cabeza para mirar al joven que tenía delante.

En la habitación poco iluminada, Tang Mo atrapó el afilado cuchillo entre dos dedos; la afilada punta quedando a tan solo un centímetro de distancia de su baja espalda. Pero sin importar lo mucho que Xing Feng se esforzara, no podía mover el cuchillo firmemente agarrado entre los dedos.

—¡Estás gravemente herido! Mírate, solo puedes permanecer sentado —rugió.

—No te he mentido. Es cierto que mi lesión es grave, pero a pesar de ello, aún puedo enfrentarme a ti —respondió el exbibliotecario.

Una miríada de expresiones complicadas desfilaron por el rostro de Xing Feng. Luego, una luz brilló en sus ojos y sonrió con maldad. Tang Mo detectó que algo iba mal y, en ese momento, sus oídos percibieron un leve sonido sibilante. En la habitación oscura, no pudo ver lo que sucedía, pero apoyándose en su potente oído, identificó la dirección del sonido e inclinó la cabeza para evitarlo.

Entonces, una aguja afilada voló a toda velocidad y se estrelló contra la estantería que había detrás de la mesa.

Esa fue solo la primera.

Xing Feng mostró una pizca de sorpresa cuando vio al otro esquivar la aguja, pero no se preocupó. Se apresuró a apartarse y tres agujas salieron disparadas desde la parte inferior del escritorio del ordenador, apuntando en tres direcciones diferentes. Tang Mo estaba sentado en la silla, pero, tan pronto como vio esto, pateó el escritorio e hizo que la silla se moviera a un lado, evitando las tres agujas.

No conforme con eso, al momento siguiente, otra aguja salió disparada desde el centro de la estantería.

El área de movimiento que Tang Mo tenía a su disposición estaba limitada y, habiendo esquivado las tres agujas consecutivas previas, no pudo escapar de esta. La afilada aguja estaba teñida de negro y el joven entornó los ojos, reaccionando enseguida. Su mano derecha tiró de la pantalla del ordenador que estaba sobre la mesa y su visión dinámica mejorada le permitió encontrar la aguja en la penumbra del ambiente y golpearla al agitarlo, haciéndola volar.

—¡Ah! —Se escuchó un grito de dolor.

Tang Mo miró a su alrededor sorprendido.

El Zapatero de Hierro vio claramente la situación y se rio a carcajadas.

—Mataste a los dos primeros jugadores usando este método. ¿Esta vez eres tú el que muere gracias a él? Ja, ja, esto es muy divertido. Terminar asesinado por tu propia trampa. No puedo encontrar una situación tan irónica y divertida en el Reino Subterráneo.

La aguja con la trayectoria desviada terminó en el brazo de Xing Feng. Una herida tan pequeña no era mortal, pero, una vez que la aguja lo penetró, el brazo de Xing Feng se ennegreció a una velocidad alarmante. Cayó dolorosamente al suelo y se sujetó el brazo.

Tang Mo se acercó con prisa.

El Zapatero de Hierro pensó que quería salvarlo y  Xing Feng al verlo acercarse, pensó que le ayudaría. Sin embargo, Tang Mo lo que hizo fue agarrar el otro brazo, que no estaba oscurecido aún, sacar un cuchillo y le hizo un corte en la muñeca.

De la muñeca de Xing Feng brotó una sangre roja y brillante.

La mitad de la cara de Xing Feng ya estaba negra; miró la expresión fría e indiferente de Tang Mo y se esforzó por hablar.

—Tú… Tú no eres…

Tang Mo tomó 400 cc de sangre y lo miró.

—¿La aguja es venenosa?

Xing Feng no entendió su significado, pero asintió con todas sus fuerzas.

—No tengo antídoto —comentó.

Xing Feng le miró fijamente.

—Así que no puedo salvarte.

El veneno negro recorrió el cuerpo de Xing Feng hasta el último brazo que le quedaba. Tang Mo soltó su mano antes de que el brazo se hubiese ennegrecido por completo. En su otra mano sostenía una pequeña bolsa que estaba llena de sangre.

Era toda la sangre de Xing Feng.

Xing Feng se puso negro por completo y sus ojos miraron fijamente a Tang Mo, pero ya estaba muerto.

Desde la penetración de la aguja hasta el completo envenenamiento, todo tardó apenas treinta segundos.

Una vez que la respiración de Xing Feng se detuvo, empezaron a aparecer grietas en su piel. Como si se tratara de una tierra afectada por la sequía, densas grietas se extendieron por su cuerpo. Tang Mo miraba esta extraña escena mientras el Zapatero de Hierro avanzó riendo y pisó la cara de Xing Feng.

El cuerpo de Xing Feng parecía haberse convertido en cerámica rota. Una vez que el pie del Zapatero de Hierro descendió, el cuerpo quedó hecho añicos, y los trozos rotos que quedaron en el suelo los trituró como si fuera niño juguetón, hasta que solo quedó polvo negro.

Tang Mo miró el polvo negro con ojos complicados:

—¿Es una habilidad?

Nunca había oído hablar de un veneno tan poderoso.

Después de que la Tierra se conectó, la calidad física de un jugador dio un salto cualitativo. Sin embargo, ante este veneno, Xing Feng apenas pudo articular una breve frase antes de convertirse en polvo.

Desde que surgió la tarea «Encontrar el betún del Zapatero de Hierro», Tang Mo no pudo utilizar ningún accesorio ni habilidad. Xing Feng ciertamente, debía encontrarse en la misma situación, pero podía especularse que había hecho un lote de agujas con veneno por adelantado con su habilidad. Entonces, después de que el juego comenzó, aunque no pudo usar su habilidad de nuevo, ya se había preparado. Las agujas envenenadas no desaparecerían y podrían seguir utilizándose.

Este veneno podría ser la habilidad de Xing Feng.

—¿Habilidad? ¿Cómo puede ser una habilidad? Ja, ja, ja. ¡Este es el veneno negro de la cola del ciempiés gigante del segundo piso de la torre negra! No sé de dónde ha sacado este chico el veneno, pero es divertido pisarlo, igual que pisar arena.

La expresión del Zapatero de Hierro parecía decir: «no te dejaré pisar aunque lo quieras», y Tang Mo permaneció en silencio.

No pisaría un cuerpo humano por diversión. Xing Feng se había convertido en polvo y él no podría pisarlo ni aunque quisiera.

En ese momento, supo por fin por qué no había cadáveres de los jugadores que habían muerto. Xin Feng había destruido sus cuerpos con ese veneno negro.

Mientras hubiera un cadáver, los recién llegados podían ver cómo había muerto la otra persona.

No fueron asesinados por el Zapatero de Hierro sino por sus propios compañeros. Después de ver la causa de la muerte del cadáver, el nuevo jugador no creería en las palabras de Xing Feng. Tang Mo desde un inicio desconfió de él, por lo que no bajó la guardia, pero no esperaba que colocará trampas en la sala. Al menos dos de los tres jugadores debían haber muerto así.

No había ninguna fuente de luz en la habitación y Tang Mo solo tenía la piedra brillante, mientras que las trampas de Xing Feng estaban ocultas, cuatro agujas bajo el escritorio y una en la estantería. La dirección de cada aguja estaba orientada hacia la silla frente al escritorio. Según el comportamiento normal, un jugador herido o cansado después de luchar contra los lobos limpiabotas se sentaría en esa silla para descansar.

Por no mencionar que tenían que estar delante del ordenador para hablar con la persona que estaba al otro lado de la videollamada. El mejor lugar para descansar era la silla.

Las heridas de Xing Feng eran reales; demasiado graves para ser falsas. Lo más seguro era que hubiese empezado a actuar en el momento en que el nuevo jugador entró en la partida, fingiendo que estaba en una posición débil. Entonces, si el nuevo jugador no podía superar la partida, lo mataría para mantenerse con vida. En cuanto a por qué debía matar al nuevo jugador y quedarse solo…

Tang Mo levantó la cabeza y miró al Zapatero de Hierro.

Este parecía haber visto suficiente espectáculo. Colocó la cadena en su hombro y dijo:

—Ahora estás solo. Si no puedes darme cuatro gotas de betún, tu juego habrá terminado por el momento. Iré por el hombre en la sala de la tienda de comestibles. Drenaré su sangre y crearé el espécimen más hermoso del Reino Subterráneo.

Sujetó el clavo y se dirigió hacia la puerta de la oficina.

—Cuando solo queda un jugador, el juego se da por terminado. ¿No insistirás en que te dé el betún?

El Zapatero de Hierro se detuvo y miró a Tang Mo. Sus ojos estaban llenos de burla y desprecio, como si estuviera viendo a un nuevo Xing Feng.

—Lo habrías descubierto con lo que acaba de suceder con el humano. Aunque no puedas encontrar mi betún, no morirás si puedes mantenerte con vida hasta el final. Déjame pensar… El ordenador está roto, ¿dónde deberías colocar tus trampas? ¿Qué tal una en el techo? —El Zapatero de Hierro estaba dando activamente consejos a Tang Mo—. Nadie puede alcanzar y estudiar el techo. Si colocas una trampa allí, seguro que matarás a tu nuevo compañero.

El corazón de Tang Mo se tornó gélido.

Esta era la parte más difícil del juego. No era encontrar el betún o participar en el extraño juego de Preguntas y respuestas felices. Era tener un compañero que quisiera matarte todo el tiempo. Aunque intentarían encontrar el betún por todos los medios, aún sabrían que mientras mataran a la otra persona, podrían vivir.

Aunque no pudieran pasar la instancia, vivirían si la otra persona moría.

De ese modo, la probabilidad de encontrar el betún era infinitamente cercana a cero.

El Zapatero de Hierro seguía hablando con sarcasmo mientras aconsejaba que matara a su nuevo compañero. Entonces, se oyó una voz fría.

—¿Quién dice que no he encontrado el betún?

El Zapatero de Hierro lo miró de arriba abajo. De cualquier manera, no importaba.

—Bien, todavía quieres salvar a ese humano. Si me das cuatro gotas de betún ahora, no drenaré la sangre de ese humano. Pero si no puedes darme cinco gotas de betún la próxima vez… drenaré la sangre de ese humano.

Tang Mo no habló. Sacó el cuchillo de fruta y levantó su mano izquierda. Se hizo un corte y su sangre fluyó por su brazo hasta la bolsa de plástico que contenía la sangre de Xing Feng.

El rostro del Zapatero de Hierro se tornó sombrío; su sonrisa desapareció.

La sangre roja fluyó por el brazo de Tang Mo y la pequeña bolsa de plástico pronto se llenó. Esta sangre no representaba un problema para él. La herida que recibió al luchar contra los cuatro lobos limpiabotas era diez veces más grave que esa.

Entonces, fijó su mirada en la pequeña bolsa de plástico y observó cómo su sangre se mezclaba con la de Xing Feng.

La sangre de las dos personas se mezcló, imposibilitando saber cuál era de quién, y Tang Mo continuó observando la bolsa de plástico. Una vez que cayó una determinada cantidad —400 cc como Xing Feng—, una luz blanca deslumbrante iluminó la bolsa de plástico. Esta luz asaltó los ojos de Tang Mo, pero no apartó la mirada de la bolsa.

Diez segundos después, Tang Mo vio el contenido de la bolsa. Cerró los ojos y sus labios se curvaron, tras lo que suspiró aliviado y mostró una leve sonrisa.

—Ahora… ¿todavía vas a drenar su sangre?

♦ ♦ ♦

En la sala de comestibles, al otro lado de la fábrica, Fu Wenduo miró con calma las cuatro opciones que tenía delante.

Wang Xiaotian sostuvo su linda cara caricaturesca y sacudió la cabeza.

—Jugador Fu, elija rápido. La Señorita Pavo ya ha hecho sus ejercicios de calentamiento y ansía destrozarle. Solo quedan diez segundos. Tiene que elegir y no hacer que la Señorita Pavo pierda su precioso tiempo.

Fu Wenduo miró la pregunta en el marco suspendido frente a él. Esta decía:

Pregunta 13. ¿Cuál es el nombre del primo de la Señorita Pavo?

  1. Pollito de Fuego. 
  2. Pollito de Fuego Dos.
  3. Primo de Pavo.
  4. Pollito de Pavo.

La mirada de Fu Wenduo se detuvo en las cuatro opciones. Mientras Wang Xiaotian esperaba impaciente, él esperó hasta el último segundo para pulsar una opción.

—«C». Primo de Pavo. ¡Enhorabuena por haber respondido mal a la pregunta! Jugador Fu, por favor, desafíe el castigo de «Sobrevivir a la Señorita Pavo durante tres horas». Ahora, Señorita Pavo, puede entrar en la instancia real… Eh, Señorita Pavo, ¿está tan ansiosa por ir? —Wang Xiaotian sonrió con alegría.

Fu Wenduo sostuvo su daga mientras un pavo gigante aparecía frente a él.

—¡Coo, Fu Wenduo! ¡Te voy a hacer pedazos!

La pava de dos metros de altura batió sus grandes alas y se abalanzó sobre el hombre que tenía delante con unos movimientos ágiles que no correspondían con el tamaño de su cuerpo. Fu Wenduo esquivó enseguida, pero el gran pavo fue más rápido que él. El odio y la ira habían devorado su cordura; solo tenía ojos para el maldito polizón que le había robado su huevo. ¡No podía esperar a alcanzar al polizón!

—¡Coo, hazte pedazos!

El pavo batió sus alas y Fu Wenduo corrió hacia la pared, volando por los aires para evitar el golpe. Al mismo tiempo, sus muñecas se movieron y la daga militar danzó hermosamente entre sus dedos, tras lo que la agarró por el mango y con ella apuntó al cuello del gran ave.

Acto seguido, se escuchó un fuerte sonido de colisión metálica y el pavo salió ileso, mientras que Fu Wenduo dio un paso atrás y estabilizó su cuerpo.

—¿Cómo puede un arma como esta hacerme daño? Estúpido humano, ¡coo, coo! —dijo e hizo una mueca.

A continuación, el gran pavo se precipitó de nuevo hacia delante. No necesitaba ningún movimiento extra. Fu Wenduo no podía herirlo; pudiendo solo evadir. Pronto, hubo una colisión y el gran pavo le arañó la mejilla. El monstruo de la torre destelló una sonrisa siniestra y lo persiguió para matarlo.

Por su parte, Fu Wenduo cruzó los brazos delante de él y bloqueó el golpe, pero fue lanzado de nuevo contra la pared con una fuerza poderosa, cayendo sobre una rodilla. Su daga había salido disparada de sus manos durante el combate, así que puso una mano en el suelo y la buscó con la mirada.

En ese momento, vio al gran pavo patear la daga detrás de ella, el cual sonrió y dijo:

—No tienes nada. La próxima vez solo podrás usar tus manos para bloquear mis garras. Fu Wenduo, ¡¡¡esto es una retribución por robar mi huevo!!!

Dejó de hablar y se precipitó de nuevo.

Entonces, una fuerte voz infantil resonó en la habitación:

¡Ding, dong! La misión secundaria «Encontrar el betún del Zapatero de Hierro» ha sido completada.

El gran pavo se detuvo en medio de la acción mientras Fu Wenduo ponía una cara que mostraba rastros de sorpresa. Al segundo siguiente, sus labios se curvaron y se levantó, tras lo que se sujetó la muñeca y crujió su cuello. Sentía su poder volver poco a poco a su cuerpo y alzó lentamente la cabeza para mirar al gran pavo que tenía delante.

Las plumas de la cresta estaban todas elevadas.

—¿Coo…? ¿Coo?

En el pequeño televisor, Wang Xiaotian hizo un sonido de sorpresa.

—Ah, ¿ya ha terminado este episodio de Preguntas y respuestas felices? Duró muy poco. Señorita Pavo, por favor, termine su venganza personal con el jugador Fu. Esta instancia real se cerrará en diez minutos. El equipo del programa le pedirá al Zapatero de Hierro que le traiga de vuelta con él, así que, por favor, aproveche el tiempo que le queda.

El pavo gigante voló hacia la pantalla del televisor.

—¡Coo, ayúdenme, coo…!

Fu Wenduo había estado a punto de matar al pavo una vez dos meses atrás, ni imaginar lo que podía hacer en ese momento.

Él sonrió y miró al pavo que se balanceaba. Entonces, levantó su mano derecha y la mitad inferior de su brazo se convirtió al instante en un arma afilada.

—A ti te llaman Señorita Pavo, ¿por qué tu primo no se llama Primo Pavo? —dijo en voz baja—. Es imposible devolverte a Momo. Sin embargo, todavía tienes diez minutos de… venganza.

—¡¡Coo!!

♦ ♦ ♦

Diez minutos más tarde, Tang Mo estaba en un espacio abierto de la fábrica de procesamiento de alimentos y vio a Fu Wenduo acercarse en la distancia.

Este se veía ileso mientras que el propio Tang Mo estaba herido, aunque no de gravedad; solo eran lesiones en la piel. No era necesario para él usar la Lágrima de la Lombriz de Tierra. Como sus habilidades se habían recuperado, la capacidad de autocuración de su cuerpo también volvió a la normalidad. Estas heridas solo tardarían treinta minutos en sanarse, salvo algunas mordeduras de los lobos limpiabotas que tardarían unos dos o tres días.

Fu Wenduo miró las heridas del cuerpo del otro y frunció ligeramente el ceño, sus ojos se posaron en el brazo izquierdo.

—Este es un corte que me hice yo mismo. El betún del zapatero es sangre humana. Tenía que conseguir algo de sangre para ganar el juego —dijo Tang Mo con una sonrisa.

—¿No lo intentaste antes y la respuesta fue incorrecta? —preguntó Fu Wenduo.

—En ese momento, dejé que el Zapatero de Hierro sacara la sangre de otro jugador. Ese jugador ahora está muerto y su sangre no era el betún —explicó.

Tang Mo no dijo cómo murió Xing Feng ni quién lo mató, pero Fu Wenduo leyó la verdad en sus frías palabras y no continuó inquiriendo.

—Hay cuatro pistas —continuó Tang Mo—. Primero, todos los humanos han visto el betún del Zapatero de Hierro. Segundo, a los lobos limpiabotas les encanta el betún. Tercero, el betún tiene una característica de fusión o de dureza. Cuarto, el betún se obtiene de los humanos. —Miró a Fu Wenduo y sonrió—. Todos los humanos han visto la sangre de su madre al momento de nacer y la sangre proviene del cuerpo humano. Para ser exactos, a los lobos limpiabotas les encanta comer carne y sangre. Anteriormente, derramé de manera deliberada algo de sangre en el suelo cuando luchaba contra cuatro lobos limpiabotas; se desvivieron por salir corriendo hacia ella. Finalmente, el betún tiene una característica de fusión.

La sangre de una persona no era suficiente. Fu Wenduo se preguntó:

—Entonces, ¿es la sangre de dos humanos combinada?

—Tal vez lo sea. —Tang Mo asintió—. Tal vez el verdadero betún debe ser la sangre de un jugador. 400 cc de sangre humana equivalen a una gota de betún inferior. Es posible que la sangre de dos jugadores, es decir, dos gotas de betún inferior, se conviertan en el verdadero betún. Eso es lo que acabo de hacer. Antes de que el otro jugador muriera, recogí parte de su sangre y añadí la mía para hacer el betún real.

—Entonces, ¿el verdadero betún es la sangre de un jugador? —preguntó Fu Wenduo.

—El betún es una fusión, la sangre de un jugador no puede convertirse en betún. Sin embargo, también es posible que la combinación de mi sangre con la de otro jugador haga que deje de ser «sangre de jugador».

Fu Wenduo lo aceptó. No participó en el juego de Tang Mo, pero entendió el significado con unas pocas palabras.

—La sangre de una persona vendría siendo solo «una parte de la sangre de un jugador».  El verdadero betún es la sangre de un jugador y la sangre de solo una persona no es suficiente. Esta es la segunda posibilidad.

Probablemente Xing Feng ni siquiera pensó en ello cuando murió. Tang Mo nunca pensó en quitarle la vida, que intentara matarlo fue completamente innecesario.

Aunque Tang Mo no sabía que Xing Feng había matado a dos jugadores, no tenía sentido de justicia. Por lo que no lo mataría para castigarlo por haber matado a dos desconocidos. Desde que la Tierra se puso en línea, pocas personas tenían las manos limpias, y él no era la excepción.

Iba a intentar combinar su sangre con la de Xing Feng para ver si se podía convertirla en betún. Por eso le preguntó al Zapatero de Hierro si el betún se encontraba solo en la fábrica, quería determinar algo: saber si podía conseguir la sangre de Fu Wenduo o si podía crear el betún sin su sangre.

El Zapatero de Hierro le dio una respuesta definitiva, así que decidió arriesgarse.

Aunque no fuera así, todavía tenía una oportunidad. Le daría cuatro gotas de betún al Zapatero de Hierro y así Fu Wenduo preservaría su vida. De ese modo, tendrían una última oportunidad. Tang Mo no usaría la Moneda de Oro del Rey para escapar a menos que fuera un momento crítico. Primero, el accesorio era demasiado valioso. Segundo, una vez que se fuera, Fu Wenduo perdería casi con toda seguridad.

Tang Mo hacía tiempo que había adivinado que había más de dos personas que habían muerto en la fábrica, a diferencia de lo que había dicho Xing Feng.

Fu Wenduo estaba solo, mientras que del lado de Tang Mo había dos personas.

El requisito básico para esa instancia era que un lado debía tener un mínimo de dos personas mientras que el otro debía tener un mínimo de una persona. Fu Wenduo declaró que había tres cuerpos en ese lado. Eso significaba que no podía haber dos personas muertas en el bando de Xing Feng.

Mientras que fallara el juego, el único jugador moriría y se le drenaría la sangre. Una persona por una persona, más Xing Feng, la fábrica debería tener siempre un jugador más que la sala de comestibles.

Quizás al principio, Xing Feng no conocía la regla de que «solo un jugador puede vivir». Tuvo la suerte de que él y otro jugador fueron los primeros en entrar en la instancia. El jugador murió delante de él y el Zapatero de Hierro dijo:

—No puedes morir. Mientras mates a tu compañero, podrás vivir.

A partir de entonces debió empezar a matar.

Xing Feng estaba muerto y sus pensamientos enterrados. Nadie sabía la verdad.

Tang Mo ya no pensaba en ello mientras miraba a Fu Wenduo. Rara vez se relajaba y acababa de experimentar un juego muy emocionante. Se sentía feliz.

Solo habiendo experimentado juntos la muerte, de verdad, podían hacerse amigos. La vez de Pinocho no contaba.

—Parece que lo tienes más fácil que yo —bromeó Tang Mo, refiriéndose a la ausencia de heridas de Fu Wenduo.

Fu Wenduo se dio cuenta de que Tang Mo había bajado ligeramente su vigilancia, entonces, lo miró pensativo y dijo:

—Yo tenía heridas que no eran más leves que las tuyas, pero mi habilidad está relacionada con este aspecto. Una vez que mi habilidad fue restaurada, mis heridas se recuperaron rápidamente.

Tang Mo pensó para sus adentros: ¿Puede recuperarse de unas heridas tan graves en diez minutos?

Miró en silencio al hombre alto que tenía delante y empezó a preguntarse cuál era la habilidad de esta persona. Además…

¿Será posible obtener la habilidad de esta persona?

El Zapatero de Hierro arrastró su pesada cadena y entró por la puerta de la fábrica. Tenía un clavo en su mano izquierda y, en su punta, había un pequeño betún de color negro suspendido. Misteriosamente, flotaba y se movía con el paso lento del zapatero. Entonces, se dirigió a los dos jugadores, los miró y dijo despreocupadamente:

—Bueno, soy un zapatero de hierro trabajador y encantador. Ya que me habéis ayudado a encontrar el betún, os daré una recompensa. Déjenme reparar sus zapatos como recompensa.

¡Ding, dong! Activada la tarea principal «Ver al encantador Zapatero de Hierro reparar zapatos».

Ambos guardaron silencio, sintiendo que algo no cuadraba.

Cuando los pies descalzos de Tang Mo quedaron expuestos al aire, el Zapatero de Hierro empezó a golpearlos con el clavo. En ese momento, se dio cuenta de lo que estaba mal. No era necesario hacer una chiquillida como quitarle los zapatos para repararlos, pero el Zapatero de Hierro estaba enemistado con él, por lo que decidió ensañarse con él primero.

Esto lo hizo sentir muy incómodo. Por fortuna, ni tenía pie de atleta ni sus pies apestaban. De lo contrario, le olerían raro a Fu Wenduo, lo que era peor que perder una pelea. Sin embargo, el Zapatero de Hierro no tenía pensado dejarlo escapar. Se pellizcó la nariz y gritó:

—¡Huele mal!

Fu Wenduo dejó escapar una risa baja y el rostro de Tang Mo se tornó completamente sombrío.

¡Mis pies no apestan!

El Zapatero de Hierro trabajó durante un largo tiempo mientras Tang Mo sentía que la mirada de Fu Wenduo se quedaba en sus pies descalzos una eternidad. Aunque llevaba calcetines, se sentía extraño, pero solo pudo dejarlo de lado y ver cómo el Zapatero de Hierro reparaba sus zapatos, tal y como indicaba la misión.

Diez minutos después, el Zapatero de Hierro terminó los zapatos de Tang Mo y se volvió hacia Fu Wenduo, tras lo que se apoderó de sus botas e, inmediatamente después, se pellizcó la nariz y exclamó:

—¡Oh, qué olor, qué olor!

Era el turno de Fu Wenduo de sufrir vergüenza.

Tang Mo no pudo evitar reírse. Las miradas de las dos personas se encontraron en el aire. Los ojos de Fu Wenduo eran profundos mientras que Tang Mo sonreía tranquilamente.

—Bueno, sus apestosos zapatos humanos han sido reparados. Mis habilidades son conocidas en todo el Reino Subterráneo. Nadie se atrevería que es mejor que yo. Ahora que les he reparado los zapatos, deberían recordarlo por el resto de sus vidas.

El Zapatero de Hierro les había reparado los zapatos con el clavo, pero estos no parecían haber cambiado en nada. En ese momento, se escuchó la voz de la torre negra:

¡Ding, dong! La tarea principal «Ver al encantador Zapatero de Hierro reparar zapatos» ha sido completada. La instancia real «El encantador Zapatero de Hierro» ha sido completada y la recompensa «Zapatos Mágicos» ha sido obtenida.

【Objeto: Zapatos mágicos.】

【Propietario: Tang Mo y Fu Wenduo.】

【Calidad: Excelente.】

【Nivel: 2.】

【Ataque: Ninguno.】

【Función: Si llevas puestos estos zapatos mágicos, puedes ignorar la gravedad y caminar libremente sobre cualquier plano, como el techo, la superficie del agua, etc.】

【Restricciones: Solo se pueden utilizar una vez al día durante una hora.】

【Observación: ¡Vamos! ¡Newton no nos seguirá controlando desde su ataúd!】

♦ ♦ ♦

La autora tiene algo que decir:

Tang Tang: Una habilidad tan poderosa, ¿cómo puedo conseguir la habilidad del Viejo Fu…?

Viejo Fu: Ven a comerme, no me des dinero. [Sonríe]


Shiro
Esa propuesta no suena mal. ¬‿¬ ¿Ustedes qué opinan?

Una respuesta en “La Tierra está en línea – Capítulo 54: ¿Será posible obtener la habilidad de esta persona?”

Responder a Emanuel Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido