La Villana Revierte el Reloj de Arena – Capítulo 124: No hay piedad (3)

Traducido por Maru

Editado por Sharon


—Mi hermano Caín también… —quiso confirmar Mielle, tapándose la boca con sorpresa.

—¡No hay razón para llamarte sola! Creo que cenará con los dos. Pidió dos comidas más. Eso es ridículo.

Annie tenía una sonrisa fingida como si fuera ridícula, y sin embargo, Mielle se sintió aliviada de que Aria fuera a verla con caín.

La madre de Aria estaba divorciada en papel, pero todavía eran una familia, y a aunque a Mielle no le gustaba el sencillo uniforme y la habitación que podían verse como los de un plebeyo, estaba satisfecha con este arreglo.

Por supuesto, ella no tenía la intención de quedarse quieta y seguir viviendo como una plebeya. Iba a pedir cambiar aquello que no le gustaba.

—De todos modos, la señorita Aria tiene mucho trabajo que hacer, así que disfruta de tu tiempo. Puede que ya no tengas tiempo libre.

—¿Qué está haciendo? —le preguntó a Annie, que estaba a punto de irse.

Aria siempre había estado ocupada haciendo algo sin tener nada. Como resultado, había invertido en prometedores hombres de negocios, aumentado su riqueza y poder, y había hecho que todos los sirvientes de la mansión estuvieran de su lado.

Mielle había pensado en Aria como algo trivial, y que todo lo que había estado ocupada haciendo no era de importancia, pero ya no pensaba así. Estaba decidida a indagar a partir de ahora, pero Annie la miró con genuina sorpresa.

—Aunque estabas en la cárcel, ¿no lo sabías?

A Mielle le habían dicho que era la más inteligente de las damas nobles hasta hace poco, pero no sabía nada, por lo que no tenía otras palabras para decir. Lo que sabía en realidad no era nada más que modales.

Así que, al no recibir respuesta, Annie, que se puso la mano en la cintura, empezó a hablar en tono orgulloso.

—La señorita Aria está en contacto con las personas que ocuparán el puesto de los nobles que cometieron traición con el Castillo Imperial. Hay muchas tierras baldías y trabajos gubernamentales.

—¿Por qué mi hermana hace eso?

Preguntó porque era una respuesta inesperada, y Annie respondió como si fuera natural.

—¡Los nobles en los que invirtió estarán allí! No se les otorgará el patrimonio porque no tienen logros especiales, pero se les otorgará un poder similar porque tienen que administrarlo. Ella llenará la escasez de mano de obra del Castillo Imperial con hombres capaces de la academia, y les permitirá aprender lo que no aprenden durante sus estudios. En muchos sentidos, necesitan la ayuda de nuestra señora. No, el imperio se arruinará sin ella ahora —dijo con exageración pero hasta cierto punto era cierto.

Como se había ejecutado a muchos nobles del imperio, los que ocupaban la vacante solo eran nobles inferiores relacionados con Aria. De esa manera, los plebeyos más competentes ocuparían la vacante que el Partido Aristocrático dejó.

Ya se había difundido públicamente y no había necesidad de ocultarlo. Algunos ya habían sido nombrados formalmente. Fue fácil hacerlo porque el lado de Aria también estaba del lado del príncipe heredero, por lo que pudieron presentar un frente fuerte similar al del Partido Aristocrático que intentó neutralizar el poder imperial concentrando sus fuerzas en las instituciones de poder.

—Entonces, ¿mi hermana está intermediando?

Aria estaba haciendo algo más de lo que pensaba, y no pudo ocultar su sorpresa. Emocionada, Annie se jactó de su maestra, fingiendo conocer los detalles.

—Hay muchas personas, tantas que no te atreverías a imaginarlos. Así ha tomado el corazón del príncipe heredero, a diferencia de ti, que fuiste abandonada por tu prometido. A pesar de la diferencia entre los cielos y la tierra entre sus orígenes y sus aprendizajes… Bueno, de todos modos, tienes que agradecerle por tu descanso y esperar tranquilamente.

¿Es mi hermana… el centro de poder como la señorita Isis en el pasado? Ella es una plebeya… e hija de una prostituta. Sin embargo, la señorita Isis ni siquiera… existe en este mundo.

Incapaz de darse cuenta de la burla de Annie, Mielle se sorprendió por la nueva información sobre Aria y habló para sí misma, manteniendo los ojos en el aire durante mucho tiempo.

♦ ♦ ♦

La cena se retrasó. No sabían cuál era la razón principal. Gracias a eso, Caín, que había sido llevado a la mansión para cenar, tuvo los ojos de los sirvientes sobre él mientras esperaban en el vestíbulo durante mucho tiempo. Había muchas cosas sobre Caín que les interesaban, pero lo que realmente les llamó la atención fue que estaba vistiendo uniforme de paje.

Estaba usando tal ropa a pesar de su edad porque acababa de entrar al Castillo Imperial. Todos los sirvientes ingresando eran seleccionados desde una edad temprana, y como ya se había cumplido el cupo de los uqe entraban después de la edad adulta, no quedaron más uniformes para él.

—Oh, Dios mío.

—¿Es realmente el señor Caín?

—Siento que vi algo que no debería.

Aquel a quien habían servido como su maestro apareció vestido de paje, no un atuendo de plebeyo, por lo que no podían creer lo que estaban viendo y se quedaron sin habla. Sin embargo, la razón por la que no podían apartar los ojos de él era que era bastante divertido y extraño que un adulto estuviera vestido así.

Si no estuviera loco, un hombre adulto no usaría ropa de niño, y no importaba cómo le quedara el uniforme, la forma y el patrón, eran los de un paje. Caín también lo sabía, así que aunque trató de fingir ignorancia, finalmente no soportó más las miradas y les advirtió que apartaran los ojos.

—¿Qué estás mirando?

Pero no funcionaría. No, algunos de ellos realmente habían quitado la vista, ya que todavía no había pasado mucho tiempo desde que su maestro cambió. Sin embargo, la mayoría permaneció viéndolo con los ojos muy abiertos.

Los sirvientes ahora parecían estar entender el hecho de que Caín y Mielle se habían rebelado y que la prestigiosa familia del conde Roscent había sido arruinada. Sin embargo, como Aria tardó en bajar, su burla y curiosidad continuaron. No fue hasta altas horas de la noche que Aria bajó de su habitación al primer piso.

—Oh, Dios mío. ¿Cuándo viniste, hermano? No sabía que habías llegado.

Se acercó a Caín con un paso suave, fingiendo no saberlo a pesar de que Jessie se lo informó varias veces.

—Debió ser difícil venir aquí. Creo que deberíamos comer rápido. Desafortunadamente, mi madre está fuera, así que debemos comer primero. Jessie, ¿puedes traerme a Mielle?

La expresión avergonzada de Caín se relajó con su tono suave.

—Tú me salvaste de la ejecución a pesar de haber participado en la rebelión, y me abriste el camino para vivir en el futuro. Entonces, ¿cómo no puedo ser feliz?

—Vamos al comedor, hermano.

La suave sonrisa de Aria iluminó sus pasos hacia el comedor como si fuera una noble. Poco después de que llegaran al comedor, apareció Mielle, quien soltó un jadeo al ver la escena que había esperado por mucho tiempo.

—¡Hermano! ¡Hermana!

Mielle levantó la voz con el rostro sonrojado, y toda la atención de los sirvientes se centró en ella. Aunque no había ningún aristócrata en este lugar, fue un comportamiento frívolo. Ella había sido una hermosa mujer de la nobleza en el pasado, pero estaba tan emocionada que no parecía importarle. Una vez abrazó a su hermano Caín, quien la miró con sus ojos sorprendidos y se volvió hacia Aria.

—Mi hermana mayor, quería verte.

—¿Es eso así? Lo siento, estoy tan ocupada… Siéntate. Cenemos.

Tenía mucho que decir, pero de repente, no podía hablar, así que asintió y se sentó después de encontrar su lugar.

—Ya es demasiado tarde, pero hablaremos de eso mientras comemos —dijo Aria, llevándose la ensalada a la boca.

—¿Cómo puede nuestra señora ser tan elegante? —se sorprendieron los espectadores al verla comer de manera tan elegante y natural a pesar de lucir ocupada y apurada. Notando sus movimientos ajetreados, Caín se apresuró a hablar y agradecerle por su trabajo.

—Sobre todo, quiero agradecerte por salvarnos.

—No fue gran cosa.

Cuando ella respondió que no era gran cosa, el rostro de Caín se ensombreció, porque se dio cuenta de que se había convertido en un gran ser.

—Gracias… por lo que has hecho por nuestro padre. Escuché todas las explicaciones, y ahora que lo sé todo, mi puesto es más de lo que merezco.

Mielle, que no conocía las circunstancias, se volvió hacia Caín como si estuviera pidiendo una respuesta, y se sorprendió. Por su situación, no había estado pensando en el conde porque supuso que Aria le había ayudado.

—De nada. No soy yo, sino tú quien vas a llevar la carga.

—Pero… todo fue gracias a mamá y a ti.

En lugar de aclarar la situación, los agradecimientos continuaron, por lo que Mielle finalmente se atrevió a preguntar la razón.

—¿Qué está haciendo nuestro padre ahora? ¿Está en la mansión?

Ella era la que había puesto al conde en una situación terrible, por lo que era extraño que fuera quien lo preguntase, pero Caín se lo explicó amablemente,

—Nuestro padre está en una… instalación médica, porque incluso la mansión del conde Roscent fue devuelta al imperio y él no tiene adónde ir.

—Ya veo… Pero eso es bueno.

Ahora Mielle conocía la situación del conde y se sintió aliviada como si pensara que era realmente afortunado. Ella había pensado que lo habían abandonado después del divorcio, pero ahora descubrió que estaba bien.

Pero había algo que todavía no sabía, así que Aria le dijo:

—Bueno, mi madre y yo no podemos moverlo, por lo que solo tendrás que pagar por los costos con lo que ganes en tu trabajo en el Castillo Imperial hasta que Mielle se convierta en una adulta.

Mantenerlo costaría mucho dinero, el cual tendría que salir del bolsillo de Mielle, por el resto de su vida, hasta que su padre muriera.

—Hermano, hermano, ¿de qué están hablando ahora…? —preguntó Mielle con el rostro pálido, ya que nunca se imaginó que trabajaría en su vida. Al no recibir respuesta, se puso de pie y levantó la voz—: ¿Por qué, por qué tu madre no se casa con mi padre otra vez ?

Las palabras enfriaron el ambiente en el comedor. Varias sirvientas habían visto a la señora Carin salir con un hombre que se parecía a Aria, luciendo amables y dulces.

Teniendo un hombre así a su lado, que era tan joven, guapo y amistoso, ¿quién se volvería a casar con el ex conde que apenas podía moverse? Además, se parecía tanto a Aria que nadie podía pensar que fuera otra persona más que su padre biológico.

Caín ni siquiera conocía la identidad de Chloe, pero comprendió que ella ya no tenía ninguna razón para buscar al ex conde.

—¿Qué quieres decir, hermano? ¡No puedo alejarme de Annie! ¿Trabajo?

Entonces Mielle volvió a gritar y Annie se atrevió a intervenir en la conversación.

—Lo siento, señorita, pero ¿puedo decir algo?

Si hubiera sido en el pasado, Aria la habría regañado por atreverse a intervenir a pesar de ser una sirvienta, pero ahora todos tenían el mismo estatus y Annie también estaba involucrada en esta conversación, por lo que nadie podía criticarla.

—Sí, Annie.

—Yo también me estoy preparando para dejar la mansión, así que ¿por qué no tomas a Mielle como sirvienta en mí lugar? De todos modos, ella está en condiciones de quedarse conmigo y ganar dinero.

Cuando se le dio el permiso de Aria, Annie rápidamente desentrañó lo que había preparado. También fue el comienzo del movimiento final que solo Aria conocía. Había esperado una oportunidad durante mucho tiempo y era su objetivo.

Aria sonrió alegremente y elogió a Annie por decir lo que le había ordenado decir como si fuera idea suya.

—Es una buena idea. De esa manera, incluso el ex conde, Caín y Miele pueden ser felices en el futuro.

Y entre ellos, la más feliz sería Aria.

—¡Bueno, yo…! —balbuceó Mielle ante la presión silenciosa general para convertirla en una doncella de la mansión.

¿Cómo puedo decir que voy a hacer un trabajo tan vulgar e incivilizado? 

Era totalmente inaceptable. Pero no pudo decir eso porque su padre, que había sido empujado por las escaleras y quedó lisiado, fue tomado como rehén.

—No puedes mantenerte alejada de mí de todos modos, así que no tienes otra opción, ¿verdad? Además, los que no trabajan en esta mansión no pueden comer. Mira a la señorita Aria. Trabaja hasta altas horas de la noche.

Excepto la señora Carin, la dueña de la mansión, todos los sirvientes, así como Aria, estaban trabajando. No eran de la nobleza que obtenían ganancias sin actuar porque no tenían tierras cedidas por el país.

Además, no importaba cuánto trató de negarlo, no tenía más remedio que trabajar como empleada doméstica. Ahora, Mielle no era ni un noble ni una hija del noble, solo una niña y una pecadora que era responsable de su padre enfermo sin tener nada.

Tenía que trabajar incluso si no tuviera que quedarse al lado de Annie. Como no había nadie más para apoyar su educación, tenía que trabajar con gratitud por los años que había pasado y pagarle al ex conde por criarla tan hermosa y graciosamente.

—Bueno es…

Entonces, ¿cómo puedo quejarme más? 

No había lugar para la negación porque nadie más era responsable de ella.

—Mielle, no te preocupes. Te pagaré lo suficiente. ¿Cómo puedo tratarte tan mal?

—Hermana… —comenzó Mielle, intentando decir que el salario no era el problema, pero Aria tomó un sorbo de su bebida y agregó:

—Tendrás experiencia social para el futuro y ayudarás un poco a tu pobre padre, que no puede moverse porque está enfermo.

Para tu padre, a quien hiciste así. 

Los ojos de Aria brillaron cuando hizo que Mielle reconociera el alto precio por su pecado nuevamente.

—Siempre que te sientas incómoda, avísame. Te ayudaré —le dijo, y luego de secarse la boca con una servilleta, se levantó de su asiento. A pesar de no haber comido mucho, ya había terminado con la cena—. Todavía tengo trabajo por hacer, así que tendré que terminar mi comida. Hermano, Mielle. Espero que disfruten su comida lentamente. No somos familia en papel ahora, pero pienso en ustedes de esa manera, así que relájense.

Mielle intentó acercarse a Aria como si todavía tuviera algo que decir, pero ella, que ya no tenía razones para estar en el comedor, se dio la vuelta rápidamente y salió. La habitación quedó en silencio durante un tiempo con solo los hermanos Roscent.

—Mielle, por la expresión de tu rostro, sé cuánto quieres quejarte, pero agradécele su buena voluntad y acéptalo humildemente —dijo Caín, rompiendo el silencio. Mielle lo miró con incredulidad.

—¿Hermano?

¿Por qué incluso tú me pides que sea sirvienta?

—Hicimos a nuestro padre así, así que debemos cuidarlo. Es hora de afrontar la realidad. De todos modos, no tenemos otras opciones.

Exactamente. La culpable había sido Mielle, y como ya no podía hacer nada al respecto, se tragó sus palabras.

¿Qué diablos has escuchado del Castillo Imperial que en poco tiempo, has cambiado tanto?

Mielle miró a su hermano con incredulidad, pero sintió que ya no tenía la voluntad de hablar sobre el tema. Entonces, bajó la cabeza.

♦ ♦ ♦

—Señorita, ¿realmente la escuchará Mielle sin ninguna resistencia? —le preguntó Annie en privado más tarde cuando le llevó una cena sencilla a Aria a su cuarto.

—Si ella dice que no puede hacerlo. Lo estás haciendo muy bien, así que haz lo que te digo —le respondió Aria en su lugar.

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