Marietta – Capítulo 25: Un adecuado conocimiento es importante

Traducido por Yousei

Editado por Sharon

Corregido por Aurora Blue


Las hierbas que habían sido depositadas dentro de la bañera de agua caliente, despedían un agradable olor.  Una vez el cuerpo se enfriara, produciría un efecto relajante en los músculos de quién se hubiera sumergido en ella. Aunque, de ninguna manera, era un tratamiento que debía usarse por un tiempo prolongado. Sin embargo, Belvant, quien había mantenido todos los músculos de su cuerpo demasiado rígidos por culpa de los acontecimientos recientes, al sentir como la circulación sanguínea mejoró de forma considerable, permaneció un tiempo más largo.

Ya más repuesto, se sentó en el borde de la bañera para refrescar su cabeza.

Marietta, por su parte, permaneció dentro de la tina con el manojo de hierbas en su mano. A pesar de que antes se hallaba tan avergonzada, ahora que se había acostumbrado a su compañía, su actitud era como la de un niño pequeño al que no le molestaba el hallarse desnudo… Tal vez, se debía al hecho de  que no comprendía del todo el asunto íntimo entre un hombre y una mujer.

—Sir Belvant, por favor, explíqueme—inquirió mirándolo con sus claros ojos azules que no reflejaban malicia.

—Yo soy quien quiere entender… ¿Cómo llegó a la conclusión de que debería estar en su boca?

Bueno, también existe esa clase de opción divertida. Sin embargo, ¡de ninguna manera es algo que debería pedirle a alguien tan inexperto!

—¡Es porque es algo que estaba escrito en el libro! —respondió la joven, frunciendo los labios en un puchero.

Su expresión era demasiado adorable. Belvant se inclinó para besarla, consiguiendo que su cara mostrara una radiante sonrisa.

—Hay muchas expresiones que aparecen en él que no entiendo y estoy preocupada por ellas —explicó—. Como, por ejemplo: “puso su gruesa vara en su pequeña y húmeda boca, metiéndola de un solo golpe”, o: “la bochornosa y turbia cosa se derramó varias veces”. Cosas así… Entonces, se pone en la boca, ¿cierto?

Marietta se volvió hacia Belvant expectante, su mirada fija en su masculinidad; la cual, de inmediato se irguió hacia el cielo.

—¡Whoa! ¡Espera! Escucha… No debes tocarlo con tus manos por ningún motivo, ¿entendido?

La advertencia sonó como si le estuviera previniendo de tocar materiales peligrosos que podrían explotar en cualquier momento.

 —Está bien, no lo tocaré —asintió ella, obediente—. ¡Oh, vaya! ¿Podría ser que lo que salió antes fue “lo bochornoso y turbio”? —preguntó luego, con su aire habitual de inocencia.

 —B-Bueno, tal vez —balbuceó Belvant.

 —¡Ahh! ¡Ya entiendo! Si tuviera que beber eso, estaría teniendo el bebé de sir Belvant, ¿no es así?

¡Eso está mal! ¡De esa manera no se conciben los bebés! 

Belvant quiso corregirla de su error; sin embargo, antes de poder hablar Marietta continuó feliz con su argumento.

—Quiero tener lo antes posible el bebé de Sir Belvant. ¡Quiero dar a luz al menos a dos bebés y formar una familia bulliciosa! Los hijos de sir Belvant de seguro serán traviesos, pero amables y adorables. —Sus ojos brillaron cuando se dirigió al hombre—. ¿No lo está esperando también?

—¿Mis hijos?

Belvant abrió la boca, atónito; luego la cerró. Estaba demasiado feliz.

Quiere tener a mi hijo… ¿Es eso lo que desea esta adorable persona? El hijo de alguien como yo.

 —Marietta…

Ella entrelazó sus delgados y suaves dedos con la tosca mano de Belvant, la cual estaba cubierta de callos.

—Los quiero lo más pronto posible. ¿Está bien? ¿Verdad, sir Belvant?

Qué súplica más dulce.

Estaba tan conmovido que asintió sin pensar en nada.

—¡Estoy tan feliz! —exclamó Marietta. Como la incorrecta suposición de cómo se hacían los bebés  no fue corregida, ella no perdió tiempo e introdujo la parte masculina del caballero en su boca.

 —¡¡Gahhh!! —Aquel inesperado estímulo hizo que el valiente guerrero, con un largo historial de servicio militar, gritara en su miseria.

De cierta manera,  no lo había tocado con sus manos, por lo que no pudo replicar. Sin embargo, ella se las arregló para rodear con su codiciosa boca todo el glande. Y, como si no fuera poca su osadía, después de eso, ¡lo chupó!

Sharon
Y así, vemos a un abogado en acción, haciendo uso de cualquier laguna que haya en el contrato.

—¡Detente! ¡Déjalo ir, Marietta! —gritó Belvant con el rostro enrojecido.

La empeñosa jovencita mantuvo su promesa de no tocarlo cruzando  ambas manos detrás de su espalda. Solo su  cabeza y trasero sobresalían fuera del agua en una pose muy obscena; luego, procedió a mover su boca de manera ferviente. La expresión que dedicaba al realizar la tarea, llena de expectativa y curiosidad, era en extremo erótica.

—¡Ngh…! —Sin permitirle pensar con claridad, la pequeña boca llena con su hombría, lo chupó sin soltarlo. El sonido de su succión era demasiado estímulo para Belvant—. ¡¡Haaaaaa!! —Desconcertado por la valentía de Marietta, se retorció en su agonía.

De forma involuntaria, las lágrimas nublaron  sus ojos; su rostro se puso rojo como si estuviera hirviendo.

De repente, Marietta lo soltó. Sus  labios rojos se apreciaban hinchados cuando levantó el rostro para mirarlo, sus pupilas dilatadas, y su cuerpo blanco empapado por el agua caliente. Todo aquello le regaló una imagen demasiado lasciva al hombre que luchaba por recuperar su autocontrol.

—Acaso, ¿fue doloroso? —inquirió inquieta.

—¿Qué…? ¡No! No dolió. Por el contrario, se sintió realmente bien; sin embargo…

—¡Gracias a Dios!

—Marietta, es por eso que quiero que me escuches hasta hasta el final… ¡Gahhh!

Belvant fue muy honesto; quizá demasiado. Aquello alivió a la joven, aunque pronto se dio cuenta de su error.

Su sensible miembro fue una vez más envuelto por la caliente y resbaladiza boca de la joven. Belvant fue expuesto a un placer violento, el cual provocó que levantara la voz y gimiera como si estuviera sufriendo un gran  dolor. Marietta sintió un líquido salado inundando su boca.

Me pregunto si la cosa blanca que salió antes servirá para lo que hablamos…

La niña, entusiasmada con la anticipación de los preciosos niños que tendría con su General, lamió con suavidad la punta de la vara con su lengua; para luego, succionar con fuerza. Absorbió tanto líquido preseminal como pudo, porque deseaba tener hijos lo más pronto posible. La sensible masculinidad  estaba expuesta a un placer excesivamente intenso..

—¡Ahhh! ¡Me vengo! —El grito que anunciaba el final de su agonía no se hizo esperar—. ¡Gahhh!

El feroz Dios de Oltaire expulsó toda su carga, vaciándose en la pequeña cavidad que aún alojaba su miembro.

Marietta, con la boca llena de aquella esencia, se puso rígida.

¡Esto es malo! En cualquier caso, ¡esto es malo!

Ella no podría tener bebés si no bebía lo había sido depositado en su boca, pero el líquido tibio y espeso, aparte de ser salado, tenía un sabor amargo y era muy difícil de tragar. El pastoso olor que salía del mismo inundó su nariz.

¡¿Qué debo hacer?!, se preguntó, angustiada. Incluso si es algo que hacen todos los demás, no importa qué, ¡no puedo tragarlo! ¿Le falta fuerza a mi amor? Aunque amo tanto a sir Belvant. ¿Por qué… no puedo beberlo?

—¡Escupe eso! ¡Escúpelo, Marietta! —Belvant la sujetó del rostro para obligarla a escupir su semen; sin embargo, la obstinada muchacha no estaba dispuesta a abrir su boca. El General suspiró y trató de convencerla—. Escúchame bien… no se conciben niños al beber esa cosa. —Ella lo miró sin comprender—. Ciertamente, es esperma, pero el lugar a donde debe ir es diferente. Por eso… ¡Escúpelo!

¿Es… diferente? 

Marietta abrió la boca. La prueba de la lujuria de Belvant fluyó en un hilo por el costado de esta. Viendo esa escena inmoral, una vez más, su parte inferior despertó. Dejando su deseo renovado de lado, el hombre metió los dedos en la pequeña boca, obligó a la joven a hacer gárgaras y se deshizo de todo el líquido  turbio.

—A pesar de que debe saber horrible dentro de tu boca… Realmente, tú…

—Yo… realmente quería tener el bebé de sir Belvant —explicó en un tono desolado.

—Ah. ¿Es así?

—De verdad. Quiero volverme rápidamente en la esposa de sir Belvant, pero… —Marietta hizo un puchero—. Cometí tal error…

—Las lágrimas se derramaron de sus ojos azules en gotas grandes, iguales a esferas de vidrio—. ¡Sir Belvant, lo siento!

—¿Por qué estás llorando? No hay nada por lo que llorar, todos cometen errores. Tu error es adorable; así que, no es un problema.

—Pero…

—Quieres tener a mi hijo, ¿cierto? Estoy muy feliz por ello. Te enseñaré todo acerca del método, y luego te embarazaré cuanto desees… Da a luz a muchos niños. No me importa si son niños o niñas, da a luz tantos como quieras y hagámos una familia animada, ¿de acuerdo?

—Sir Belvant… Ah… ¡Buaaa!

Incapaz de soportar sus sentimientos, Marietta rompió en llanto. Belvant la sostuvo con gentileza y acarició su cabeza muchas veces.

♦ ♦ ♦

—Sabes, Sierra, ¡la cosa de Sir Belvant es increíblemente grande!

Al oír aquella repentina declaración, Sierra se sorprendió.

—Pero sabes, Sir Belvant me dijo que tenemos que prepararnos de manera adecuada para que no duela. ¡Así es! A partir de mañana, para que pueda insertarse en el día de la boda.

—Yo… Si es así, eso es bueno.

Tanto Sierra como las criadas que ayudaban en el baño de la señorita,  apartaron la mirada avergonzadas.

—Nunca pensé ponerlo en ese lugar. —La joven, a quien de forma reciente le habían enseñado sobre los genitales femeninos, sumergió la cabeza dentro de la bañera intentando verificar aquel lugar. Cuando su rostro se puso rojo, de tanto aguantar la respiración, se enderezó y comentó—: ¡Pero, todo estará bien siempre que lo deje en manos de sir Belvant! Él es un prometido confiable, de ensueño. ¡Realmente soy una persona afortunada!

Mis disculpas por nuestra molesta princesa, se disculpó Sierra en su mente.

—Parece que podré dormir bien esta noche —dijo Marietta con una sonrisa alegre.

♦ ♦ ♦

En ese mismo momento, Belvant, se hallaba en extremo  angustiado por causa de Marietta. No solo se vino  dos veces frente a ella, él incluso indujo sus deseos masculinos mancillando su inocencia.

¡Oh! ¡La ropa de Sir Belvant es realmente grande! —Después del baño , Marietta había cubierto su cuerpo color melocotón con su amplia camisa y se deleitó encantada. Luego había preguntado—: La cosa que va a ir en mis partes femeninas, ¿es realmente el pen…? Uhm, quiero decir, ¿la gran varilla de sir Belvant? ¿No es eso imposible? Bueno, es el lugar importante que recibirá la esperma, ¿eh? Eso tendrá que dejar entrar aquello ¡Me siento ansiosa! ¿Ah? ¿Vas a revisarlo? —Ante la sugerencia, se había subido a la cama sin dudarlo siquiera, y había abierto las piernas para él—:  ¡Muchas gracias…! ¿Eh? ¡Claro que nunca se lo mostraré a nadie más aparte de mi esposo!

La joven confiada que tan solo  vestía una holgada camisa suelta, había levantado las rodillas y, sin el menor recato, había expuesto frente al bravo General su pétalo secreto, todavía fruncido y rosa; prueba clara de que todavía era una doncella.

—¡Gwaaaaah, una vez que nos casemos, será mejor que te prepares! —gritó Belvant retorciéndose en anticipación—. Pero antes de eso, lo soportaré. ¡¡Soy un guerrero que lleva el nombre de su país!! ¡¡Mostraré que puedo soportar cualquier tipo de dificultad!!

Con la cabeza bajó el agua fría, la cual caía sobre su cuerpo en una cascada, el General Belvant suprimía el fuego infernal, provocado por la lujuria, que no parecía querer abandonarlo. Después de todo, era un hombre de 30 años que estaba en la flor de su vida.

♦ ♦ ♦

Nota del autor:

¡Eh…! Parece que el grado de vulgaridad ha ido en aumento, lo siento.

Una vez que se casen, ¿qué pasará con la princesa?

Ha habido muchas preocupaciones respecto a eso en estos días. Pero como pensé, tal vez este tipo de condición continuará incluso después de que ella se convierta en esposa.

¡Buena suerte, General!

15 respuestas a “Marietta – Capítulo 25: Un adecuado conocimiento es importante”

  1. Hay dios, lo que me he reido leyendo esto, que suerte que ha había terminado de comer, porque si no escupía todo de la risa jajajaja
    Pobre general, lo que tiene que pasar, pero no desfayescas, ya tendrás tu merecida venganza contra ese pequeño y lindo demonio de la lujuria xD

  2. Ja ja ja ja esta mujer no se si se hace o solo es…
    Pobre general sin duda tendrá que ducharse con mucha pero mucha agua fría 😏😏😏🔥🔥🔥

    Muchísimas gracias por el capítulo 💜🌸💜

  3. ajajajajajaja pobre belvant su prometida es demasiado para que el pueda aguantar que aceleren rapido la boda o algo muy riko pasara.

  4. General usted debe de demostrar la que es ser un caballero y aguantar hasta el matrimonio,aún si su tentación es ese pequeño demonio de ojos grandes y hechizantes .

  5. General, realmente merece un premio por su resistencia, y me arrepiento de todo lo que pensé de Sierra… Aunque debió tratar de explicarle más.

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