Mi discípulo murió una vez más – Capítulo 36: Un bebé que trata la comida como el cielo

Traducido por Rencov

Editado por Yonile


Zhu Yao una vez más regresó a la Montaña del Bosque de Jade. Mismo lugar. Misma habitación. Mismo maestro. Zhu Yao sintió ganas de llorar. Pero, tras recordar la escena de antes, no pudo evitar pisarle la cara otra vez.

—Traviesa.

Yu Yan bajó la pequeña pierna con calma. Colocó a la nenita que no podía mantenerse de pie, en la cama. La observó como gateaba sin descanso y cuando estaba a punto de bajarse de su nuevo espacio, no tuvo más remedio que levantarla y ponerla allí de nuevo. Así pues, el proceso de levantarla se repitió muchas veces.

Yu Yan miró a este pillín bollito y no sabía qué hacer. Nunca antes había cuidado niños sin mencionar de uno que ni siquiera sabía cómo hablar.

Su única experiencia de cuidar a alguien, fue a esa estúpida discípula que había muerto. Al recordar esto, Yu Yan se sintió un poco triste. Después de esperar durante diez mil años, por fin pudo tener un discípulo, a quien había enseñado con esmero y cuidado. Sin embargo, su discípula fue asesinada por un demonio zorro cuando salió por primera vez para ganar experiencia.

En el momento en que ella había sido herida, él ya lo había sentido por lo que se dirigió al lugar lo más pronto posible.

Siempre y cuando su alma no hubiera dejado los alrededores y reencarnado, Yu Yan podría salvarla. Sin embargo, lo extraño fue que, no importaba cuántas artes lanzara, su discípula no mostraba signos de despertar. Además, la marca divina que había dejado en su frente no había desaparecido. Esto era ilógico. La muerte de una persona era como una vela apagada, aparte de usar artes místicas relacionadas con la invocación del alma, no había otra arte mística que pudiera ser efectiva en alguien muerto, a menos que aún no hubiese muerto.

Hoy, él había pasado por casualidad por el reino de los mortales y, de repente, sintió su marca divina. Acudió al sitio a máxima velocidad y vio a esta niña, que estaba envuelta como un bollo blanco, gateando en un patio mientras era perseguida por un grupo de sirvientas.

Para que un alma reencarnara, por lo general, le tomaría por lo menos unos miles de años, mientras que, como máximo, llevaría más de diez mil años. Por lo tanto, el primer pensamiento que se le vino a la mente fue la toma de posesión de cuerpo, pero poseer el cuerpo era algo que solo podía realizar alguien cuyo cultivo estuviera como mínimo de la etapa Alma Naciente. No importaba cuán excepcional fuera su estúpida discípula, era imposible que avanzara a la etapa Alma Naciente en solo unos días. Además, con su personalidad simple y pura, incluso si muriera, no pondría sus manos sobre un bebé.

Él había ocultado su figura y luego lanzó un arte para que los mortales ignorasen de forma automática su existencia y la del bebé. Después le inspeccionó su mar del alma, y descubrió que el cuerpo y el alma se encontraban vinculados de forma natural, no parecía que ella hubiera sido poseída. De ahí que la conversación de que él la tomara como discípula se le escapara y la trajera de vuelta por impulso.

Sin embargo… ¿Y ahora qué?

De pronto, el bollito se subió a su cuerpo, le tomó la mano y se la metió a la boca.

—¿Hambre? —una epifanía lo asaltó.

Zhu Yao levantó la cabeza y lo miró a los ojos. Ella quería morderlo por enojo, pero lo había olvidado, no tenía dientes. Y la mano de su maestro era tan dura que sus encías comenzaron a doler.

—Siéntate aquí, te traeré algo de comer.

Después de decir eso, se fue. Pero, no pasó mucho antes de que trajera platos grandes y pequeños de arroz y vegetales.

Zhu Yao sin emitir sonido lo miró con cara de póker. ¿Era lógico que un niño comiera arroz? En ese momento, sintió que sus encías le dolían más.

—¿No te gusta?

Al ver que ignoró el arroz y las verduras, un cierto maestro se sintió un poco preocupado. Esta discípula parecía ser mucho más difícil de criar que la anterior.

Zhu Yao bajó de la cama sin hablar, pero una vez más fue levantada sin compasión por un cierto maestro. Yu Yan alzó su figura redonda, miró hacia la izquierda y miró hacia la derecha, pensaba qué sería ideal para darle de comer. Al final, dejó escapar un largo suspiro. La abrazó con firmeza, usó su espada voladora y se dirigió a la Montaña Principal. Era mejor preguntarle a alguien que tenía una vasta experiencia en criar discípulos.

Así pues, el Venerable Zi Mo, que tenía una vasta experiencia en criar discípulos, se sorprendió una vez más porque su tío ancestral marcial apareció en su habitación.

—Tío ancestral marcial, ¿ha vuelto?

Desde que su pequeña tía marcial había muerto, su tío ancestral marcial había dejado de ser un hikikomori de diez mil años, y se había aventurado a menudo fuera. ¿Por qué de repente regresó? Y lo que estaba cargando era…

—Eh, tío ancestral marcial, ¿esta bebé es?

Podría ser… Toda una obra dramática apareció en la cabeza de Zi Mo.

—Discípula —habló Yu Yan con tranquilidad, lo que destruyó la imaginación de Zi Mo.

No obstante, se sintió más sorprendido.

—Tío ancestral marcial, ¿tomó a otra discípula?

Después de analizarlo por un momento, era comprensible, se necesitaba a una persona para que heredara la Montaña del Bosque de Jade. Sin embargo, nunca pensó que Yu Yan pudiera encontrar a otro discípulo que poseyera la vena espiritual del rayo tan rápido.

Eh, espera un minuto. Esa niña ni siquiera parecía tener un año de edad, por lo que no debería ser posible probar sus venas espirituales todavía.

Yu Yan no tenía ninguna intención de explicar y metió a Zhu Yao en los brazos de Zi Mo.

—Ella tiene hambre.

¿Ah? Zi Mo se sobresaltó, con los pies pegados al suelo.

¿Por qué me buscaste cuando tiene hambre? No es como si pudiera darle leche.

—Tío ancestral marcial, yo…

Zi Mo estaba a punto de hablar, pero Yu Yan lo miró con frialdad. En sus ojos estaba escrito: “Si no la arreglas, yo te arreglaré”. El venerable Zi Mo tembló, y se tragó la última mitad de lo que quería decir.

Él inspeccionó a la bebé en sus manos. Era redonda, blanca y tierna, sus rasgos faciales eran muy finos, y resaltaba lo obediente que era. Ella no lloraba ni hacía un berrinche, solo lo miraba con sus ojos claros y redondos. Zi Mo quedó encantado.

Que… Que linda, ella es muy diferente de mi tío ancestral marcial, quiero robársela.

—Tío ancestral marcial —tosió un par de veces—, la bebé todavía es pequeña y aún debería ser alimentada con leche. Pero, puede darle de comer papilla.

Aunque su idea era llevársela, debido al estatus de su tío ancestral marcial, se contuvo. Sujetó con cuidado a la niña con un brazo y sacó dos sacos de su bolsa de almacenamiento.

—Este discípulo tiene dos sacos de arroz espiritual, es más suave que el arroz común, por lo que…

Yu Yan asintió, y sin rodeos, con un movimiento de su mano guardó los dos sacos de arroz espiritual en su anillo de almacenamiento.

Bien, algo así como tomar las cosas a la fuerza o lo que fuera, Zi Mo ya estaba acostumbrado.

Apenas iba a pensar en cómo podría obtenerlos de regreso cuando una mujer vestida de rojo entró por la entrada.

—Hermano marcial sénior, en aquel entonces, del grupo del que hablo…

La persona que vino era la Señora de la Montaña de la Medicina, Hong Chou. Al ver a Yu Yan en la habitación, se sobresaltó por un momento, y luego, le hizo rápido una reverencia.

—Esta discípula saluda a tío ancestral marcial.

Yu Yan asintió, no tenía la intención de ignorarla.

Hong Chou luego vio a la niña en los brazos de Zi Mo, y sus ojos brillaron.

—¿De qué familia es esta bebé? Ella es tan linda.

Tal vez era natural que las mujeres adoraran a los niños, antes de que Zi Mo pudiera reaccionar, Hong Chou ya le tenía en sus brazos. Tras pellizcar sus pequeños brazos y piernas, Hong Chou le mostró una expresión adorable.

Incluso Zhu Yao se sorprendió un poco. En su vida anterior, esta mujer o la odiaba o la odiaba a muerte, pero ahora le reveló esta expresión. El contraste era tan grande que era incapaz de reaccionar. Un personaje de hermana mayor que se convertía en loli o lo que fuera, era carecer de principios.

—Hermano marcial sénior, ¿podría esta niña ser de mi cuñada…?

Aunque le era difícil tener hijos a los practicantes, no era imposible. Ella no esperaba que, en el poco tiempo que no los vio, ya tuvieran una hija.

—¡Por supuesto que no! —refutó Zi Mo.

Como era de esperarse, no solo él lo pensaría de esa manera.

—¿No?

Cuando Hong Chou escuchó su respuesta, se puso más contenta, sus ojos brillaron de emoción y dijo:

—Si no lo es, entonces dame esta bebé. La tomaré como mi discípula.

Antes de que Zi Mo pudiera responder Yu Yan que estaba a un lado reveló una expresión fría. Parecía como si la temperatura en la habitación hubiera descendido varias decenas de grados y ahora solo faltaba que cayeran copos de nieve para completar la escena.

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