Traducido por Maru
Editado por Sharon
El castigo se llevó a cabo a primera hora de la mañana siguiente.
A pesar de que era temprano, numerosas personas se reunieron alrededor para escupir y maldecir a la que mató a su propio padre, su salvador, y su propia hermana que era la reina, una villana verdaderamente más vil que nadie había visto jamás. Leticia escuchó en silencio burlas y condenaciones hasta el último momento cuando fue ejecutada.
Aunque Rihannan había dicho que no le mostraría más consideración, se aseguró de que el verdugo más hábil fuera el que le cortara el cuello. Había escuchado que había casos raros en los que el cuello no se cortaba por completo de una sola vez, lo que provocaba dolor y angustia antes de morir.
Aunque el cuerpo de un criminal ejecutado a menudo se tiraba a un área subterránea donde se mezclaba con otros numerosos cadáveres, el cuerpo de Leticia fue retirado por separado. Luego fue llevado al lugar contiguo a donde estaba la tumba de su madre y enterrado junto a ella.
Después de todo eso, Rihannan pasó sus días aturdida por un tiempo. No salía a menudo y pasaba la mayor parte de sus días dentro de su habitación. Pero aun así, se esforzó por asegurarse de comer y dormir bien para su bebé. Quería asegurarse de que el niño naciera de manera segura y se cuidara más que nada en lugar del bebé que había muerto sin poder ver la luz en el pasado.
Después de la muerte de Leticia, se hizo difícil ver el rostro de Igor alrededor. Una vez que Rihannan se recuperó por completo, se ocupó de los negocios y los problemas que se habían ido acumulando mientras la atendía.
Aunque sintió que se había acercado un poco más a Igor, esa distancia volvió a aumentar. En realidad, este fue el resultado más natural. Simplemente la había cuidado tanto como pudo desde que fue secuestrada de repente, un evento inesperado que nunca previó. Rihannan terminó confiando demasiado en él en un momento en que su corazón estaba débil.
En primer lugar, incluso después de decir la verdad de que todo lo que había sucedido se debió a un malentendido en el pasado, no significaba que había desaparecido por completo de sus mentes. Tenían demasiadas emociones y recuerdos acumulados juntos para superar ese problema de inmediato. Quizás ahora debería estar feliz de no odiarlo más.
Mientras tenía esos pensamientos, Rihannan se acarició el estómago y miró por la ventana para ver la nieve cayendo afuera. Era la primera nevada de la temporada. Se dio cuenta del hecho de que nunca había vivido lo suficiente para ver la nevada en su vida anterior. Era la primera vez que miraba al exterior con sus propios ojos, teniendo dieciocho años.
Mientras miraba por la ventana con la sensación de un nudo en la garganta, la señora Cessley se acercó a ella.
—Mi reina, su majestad ha llegado.
Vio a Igor de pie entre la puerta abierta. Él hizo una leve sonrisa cuando se encontró con su mirada por primera vez en mucho tiempo. Rihannan también le devolvió la misma leve sonrisa.
—Ha pasado un tiempo, Igor. Bienvenido.
Los dos bebieron té mientras estaban sentados en una mesa, mirándose mientras había nieve afuera. A un lado se oía un crujido procedente de la chimenea de la pared. Aunque no se intercambiaron muchas palabras, todavía mostraban una atmósfera bastante relajada entre ellos. No mucho después, Igor habló primero.
—Llegó una carta oficial de Crichton.
Después de la ejecución de Leticia, Igor envió una carta enérgica a Crichton exigiendo una explicación por el intento de asesinato de la reina de Arundell. Había llegado la respuesta a ese correo.
—¿Qué decía?
—El príncipe heredero negó todas las dudas y sospechas relacionadas con el caso. Afirmó que todo era algo que el duque había planeado por sí mismos y que él no tenía nada que ver con eso.
—Parece que fue justo como esperabas.
Rihannan dejó escapar un ligero suspiro.
—Sabía que él nunca lo admitiría. No sería capaz de hacer frente a la tormenta que se avecina si realmente lo admitiera después de todo.
Si el príncipe heredero admitiera que había intentado asesinar a la reina de un país de ultramar, estaría en juego la existencia misma de la familia real de Crichton. Para ellos, la máxima prioridad era asegurarse de que este incidente fuera enterrado y nunca se volviera a hablar de él. Sorprendentemente, en esta línea de tiempo había ocurrido lo contrario de lo que había sucedido en el pasado.