Traducido por Lucy
Editado por Ayanami
—¿Ja? ¿La princesa consorte quiere visitar la cocina?
—Así es. Además, es una petición de Su Alteza. No tiene derecho a veto. ¿Entiendes?
Habiendo aparecido de repente ante mí, la Dama principal de la Corte me lanzó una petición poco razonable. Mientras la noche caía y el silencio se apoderaba al final de la cocina, fruncí el ceño ante la Dama Principal de la Corte que había lanzado una bomba inesperada.
♦ ♦ ♦
—¿Qué significa esto?
Fruncí las cejas ante el tema de la petición de la Dama Principal de la Corte, no, de Su Alteza. Un tema tan absurdo como guiar a la princesa consorte por la cocina no puede considerarse ni siquiera una broma.
—Es como has oído. La princesa consorte desea recorrer la cocina. Y bajo las órdenes de Su Alteza, le estoy diciendo que lo organice.
—¿Quiere decir que insiste en que aprobemos que la Princesa Consorte haga estragos en nuestra tierra sagrada de la que no sabe nada?
Al decir un comentario cortante, con las comisuras de los ojos levantadas en señal de desagrado, la Dama Principal de la Corte fijó su mirada en mí.
—Por favor, no digas cosas descorteses. La princesa consorte no es en absoluto una persona torpe. Quiere visitar la cocina. Si es posible, quiere ver la despensa. Es justo como digo. Ella no quiere nada más.
—¿Podemos confiar en eso?
Parecía que la princesa consorte ya se había ganado la confianza de la dama de la corte. Pero, solo la conocemos por rumores. He oído que ella ha recibido todo el favor de Su Alteza y el enamoramiento, pero eso es todo. No sé qué clase de dama es, y no necesito saberlo. Es bueno mientras ella sea de su gusto. En primer lugar, no quiero gente que no sepa nada de cocina dentro de ella. Todo el mundo aquí comparte esta opinión. A pesar de que todos aquí contribuyeron a la atmósfera nerviosa, la dama de la corte tuvo el valor de actuar de forma despreocupada.
—He dicho que es una petición de Su Alteza. Usted no tiene derecho a veto. Mañana puede permanecer en silencio y guiar a la princesa consorte, nada más. ¿O estoy exigiendo algo muy difícil?
—Entendemos…
Mujer desagradable. No puedo evitar encontrar irritante a la Dama de la Corte, que entiende nuestras circunstancias pero nos da órdenes. Al decirnos que es “una petición de Su Alteza” no podemos ignorarla. Su Alteza protege de forma directa este país, es algo que saben los ciudadanos, y sobre todo la gente que trabaja dentro del castillo. Su Alteza nunca nos ha pedido nada. Me gustaría poder devolver algo, aunque sea un poco, a aquél que arriesga su vida para proteger este país. Todo el mundo comparte este sentimiento. Por eso, si se trata de conceder el deseo de la princesa consorte favorecida por Su Alteza, no tenemos más remedio que callar y asentir. Por lo tanto, la respuesta estaba decidida desde el principio. Aun así, soy reacio a dar el permiso para la visita. Solo quería expresar mis quejas. Pensando así refunfuñé, pero ella no tenía intención de permitir ni siquiera eso. Me sentí triste ante su mirada que decía que no permitiría que se hirieran los sentimientos de la Princesa Consorte.
—Por favor…, no tome una actitud desagradable hacia la princesa consorte. También es por su bien. Su Alteza nunca lo perdonaría. Por favor.
—Lo entiendo… Todos, ¿está bien?
—Sí…
Desde la cocina resonaron muchas voces que no podían llamarse honestas. Habiendo suspirado, “por favor”, el jefe de la cocina enfatizó de forma persistente y volvió a su puesto.
♦ ♦ ♦
Al día siguiente. Mientras confirmaba los ingredientes preparados ayer desanimado, recibí un informe de mi subordinado de que la Princesa Consorte había llegado.
—Así que de verdad ha venido…
Mis pensamientos de que podría ser una broma fueron desmentidos con facilidad. De mala gana me levanté y fui a saludarla. Será rápido, rápido. Será fácil, solo hay que enseñarle la despensa y terminar. Eso me dije a mí mismo. Para que ella no haga nada innecesario, me propuse vigilar de principio a fin.
—¿Dónde está la princesa consorte?
—Por aquí.
Dirigí mi mirada en la dirección señalada por mi subordinado. Allí, una hermosa chica de ojos violeta, inadecuada para la cocina, miraba a su alrededor con una expresión de gran interés. Ninguna dama de la corte la estaba atendiendo. Me sorprendió un poco que viniera sola. La Dama Principal de la corte nos había informado de antemano, así que nadie se inclinó por formalidad, pero me siento aliviado de que no parezca importarle. Al menos su orgullo no parece demasiado alto para una dama noble. Pero eso no lo es todo. Pensando así, llamé a la princesa consorte.
—La hemos estado esperando, princesa consorte. Soy el Jefe de Cocina Bart. Ya he escuchado la historia. Por aquí, por favor.
Me puse nervioso ya que mi voz era más desagradable de lo que esperaba. Pensando que la princesa consorte se ofendería, esperé a ver su reacción, pero por alguna razón se rió.
Cuando, un poco ofendido, le pregunté por qué, me contestó que mi actitud era similar a la de los cocineros que ella conocía. Aunque en el fondo me sorprendió que la Princesa Consorte se relacionara con cocineros, me recordé que no debía hacer nada extraño. Además, cuando la Princesa Consorte asintió un poco, abordó el tema de la visita a la despensa. Me he enterado de antemano, y me gustaría terminar de una vez el trabajo que me han impuesto.
Cuando comenzé a caminar, la princesa consorte me siguió a toda prisa. Le presenté al vicejefe de cocina, al que hice esperar frente a la despensa, y le hice abrir la puerta. A continuación intenté explicarle cómo se mantenía la temperatura en el interior, pero la princesa consorte se limitó a ignorarlo sin que se viera un ápice de curiosidad. La actitud que decía que ella ya lo sabía me hizo sentir una sensación de incongruencia por primera vez. Y esa sensación de incongruencia creció aún más cuando la princesa consorte entró en la despensa.
—Uwaah.
Un grito de alegría fácil de entender. Pensé que sólo los cocineros soltarían esa voz al entrar en una despensa, esa fue la primera sorpresa. De manera inconsciente, intercambié miradas con el vicejefe de cocina que estaba a mi lado. Aun así, la princesa consorte no se dio cuenta de nuestro desconcierto. Con evidente excitación, corrió con alegría hacia una de las estanterías abarrotadas del interior de la despensa. Recogiendo con cuidado las cosas para que no se dañen, las observó con ojos brillantes. La princesa consorte, que murmuraba el nombre de los ingredientes y decía en repetidas ocasiones para sí misma “así que está aquí” o “ah, como era de esperar”, era demasiado sospechosa. No podíamos ocultar nuestra sorpresa ante la actitud tan seria de la princesa consorte. Había estado convencido de que acabaría como una simple observación, así que me sorprendió de verdad.
—Parece una verdadera cocinera…
El vicejefe de cocina que estaba a mi lado habló con una cara de sorpresa. En cuanto a mí, asentí que podría ser así.
—Ah… Al menos parece que no ha venido a burlarse de nosotros.
Su actitud seria hacia los ingredientes me dio una impresión favorable. Como se esperaba de la persona que Su Alteza eligió. Ella es diferente a otras jóvenes, mientras ambos estábamos impresionados observamos para ver lo que haría a continuación, pero cuando se acercó al último estante y vio los ingredientes colocados allí, su grito de alegría nos dejó boquiabiertos.
—¡Agar!
Una sonrisa llenó el rostro de la Princesa Consorte al gritar eso. Tomando el ingrediente en su mano, parecía a punto de saltar de alegría, así de contenta estaba.
Pero ese no era el caso para nosotros. “Agar”, eso es lo que dijo la Princesa Consorte. Ella sabe lo que es.
El ingrediente que la princesa tenía en sus manos, aunque era importado, era un bien problemático del que no conocíamos ni el nombre ni el uso. Aunque había intentado preguntar a varias personas, al final, sin saber nada, tuvimos que dejarlo. La princesa consorte lo recogió y nos dijo su nombre. Tal vez, ella conozca su identidad. Pensando así, no pudimos quedarnos quietos. El vicejefe de cocina que estaba a mi lado, incapaz de aguantar, preguntó.
—¿La Princesa Consorte, de casualidad sabe lo que es?
La princesa consorte asintió de inmediato a estas palabras. Es más, sacó a relucir la posibilidad de cocinar algo con ello. Asentí a la propuesta del cielo sin ninguna duda y me disculpé por mi falta de conocimiento mientras la guiaba por la cocina. Mientras me disculpaba por pensar que no era más que el pasatiempo de una noble dama, ella terminó el tema sonriendo con alegría, diciendo que en realidad no le importaba.
Tolerante… Como cabía de esperar de la dama que Su Alteza eligió. Mientras recapacitábamos, como si recordara algo, el vicejefe de cocina sacó a relucir el apellido de la princesa consorte.
Vivoir, la casa ducal preeminente…
Es la familia noble número uno en el país bien conocida incluso por la gente común, pero tiene un significado mayor para nosotros. El cocinero que es el dueño de la receta original de “Daifuku” se encuentra ahí, para nosotros los cocineros, es la residencia más emocionante en este momento. Curioso, escuché con atención la charla del vicejefe de cocina y de la princesa consorte. Puedo decir que toda la cocina está prestando atención a su conversación. Es una cuestión de rutina.
Dado que la casa de la princesa consorte era la casa ducal Vivoir, es posible que conozca al propietario de la receta original. Pero, sonriendo con significancia, la princesa consorte pronunció unas palabras que hicieron tambalear a todos en la cocina.
—Lo he hecho yo.
Ante la incredulidad sin palabras del vicejefe de cocina, con una cara que no contenía ninguna falsedad, la princesa consorte dijo que incluso podía hacerla aquí como prueba. Aunque asentí ante estas palabras, mis pensamientos eran un caos. Las declaraciones bomba de la princesa consorte continuaron. En respuesta a la sospecha del vicejefe de cocina, admitió de buena gana que poseía la receta original del arroz con curry, además empezó a contar con alegría anécdotas famosas sobre el famoso cocinero Lars. Ya estaba sin palabras.
La princesa consorte era la dueña de las recetas originales… No pensé que fuera una mentira. Porque eso sería inútil. Ella dijo que lo haría ahora, y somos compañeros de cocina. Si hubiera mentido, lo sabríamos de inmediato.
Si eso ocurriera, aunque sea la princesa consorte, al haber deshonrado al dueño de la receta original recibiría un aluvión de críticas por parte de los cocineros. Ella debe entender esto, sobre todo viendo su comportamiento natural y que mostraba que no está ni un poco alterada, solo puedo pensar que es verdad. Al no poder dudar, todos se callaron. No puede ser, esta dama noble es la dueña de la receta original… El vicejefe de cocina también estaba impresionado, pero la emoción que sentía era aún más profunda. Daifuku y arroz al curry. Ambos son platos completamente nuevos, nunca vistos ni oídos antes. La que tuvo la idea y los completó es esta dama. Cuando los comí por primera vez, recibí una gran impresión. También quiero hacer una receta original algún día. Pensando así, he estado trabajando duro. Y el objeto de este anhelo estaba ahora mismo delante de mí. Estoy tan emocionado que no me sale la voz.
Entonces, la princesa consorte hizo daifuku delante de nosotros, probando las palabras de que ella era la dueña de la receta original, pero cuando mostró su nueva creación “yōkan” después, me hizo admirarla de nuevo. Al poder presenciar el nacimiento de una nueva receta original temblamos de emoción, pero la propia persona nos ignoró un poco como si fuera algo habitual y de buen humor nos mostró cómo utilizar el agar en otras recetas. Siendo sincero, no sé qué pasa por la mente de esta dama. Pensando así, la admiración por ella me llenó. Princesa consorte, esa forma de llamarla ya se siente mal. Ella nos enseñó nuevas recetas. Es apropiado llamarla maestra. Mientras pensaba eso, me dirigí de forma espontánea a ella como maestra. Al oír eso, la princesa consorte se encogió de hombros con resignación y, al final, se rindió y permitió que la llamáramos como quisiéramos.
El tiempo pasó con rapidez. En un abrir y cerrar de ojos mientras escuchábamos la charla de la maestra, y poco a poco llegó el molesto momento de comenzar los preparativos para la cena. Los cocineros encargados de los preparativos se fueron lamentándose, uno tras otro. Nosotros también tenemos que movernos. Así lo pensé, pero queriendo recordar todo, incluso los movimientos de sus manos, no pude apartar los ojos de ella completando la obra maestra. Se habrá dado cuenta de que somos así. Las manos de la maestra se detuvieron, tal vez, señalando la pausa del trabajo. En ese momento…
De repente, sentí que el ambiente que nos rodeaba cambiaba. El nerviosismo de todos se transmitió. Todos en la cocina, hasta los ayudantes, dejaron de moverse por un momento. A pesar de mis dudas, levanté la cara. Al hacerlo, Su Alteza el Príncipe Heredero de nuestro país estaba allí, observando a la maestra con atención y una sonrisa en su rostro.
—¿Su… Alteza?
Para muchos era la primera vez que lo veían. Pero, afectados por su aura que podría llamarse real, la gente alrededor se postró uno a uno. Sería absurdo preguntar quién era esta persona. Todos supieron con su intuición que se trataba del Príncipe Heredero en el instante en que lo vieron, al darse cuenta cayeron de forma espontánea de rodillas.
—Lidi.
Su Alteza no se fijó en nosotros. Sus ojos se fijaron sólo en la Maestra, y con una voz dulce y encantada pronunció el nombre de su prometida. Un gran número de personas se sonrojó ante la voz de Su Alteza. Esa sola palabra tenía un gran poder destructivo. Pronunciar el nombre de una persona es un acto ordinario y, sin embargo, demuestra lo mucho que Su Alteza quiere a su prometida. Su Alteza está encaprichado con la Princesa Consorte… La sola palabra demostró que lo que decían que parecía un rumor inverosímil son sin duda la verdad. Su Alteza, que venía a la cocina por primera vez, se dirigió hacia la maestra sin dudarlo. En el momento en que él se movió, los subordinados cedieron ante el pánico. Mientras Su Alteza caminaba de forma imponente entre la gente que retrocedía con rapidez, una fuerza misteriosa hizo que todos bajaran la cabeza. Detrás de él estaba el Comandante de la Orden de Caballeros, pero nadie lo miró. Todos se vieron afectados por la presencia abrumadora de Su Alteza.
—Estaba preocupado ya que es demasiado tarde.
Cuando Su Alteza se acercó a la Maestra y dijo eso, le acarició la mejilla. La mirada dirigida a ella era demasiado dulce. Sin dejar de mirarla, se sonrojó con felicidad. Ya veo. Sus sentimientos son mutuos, eh. Lo entendí de inmediato al ver su comportamiento. “Quiero llevarme a mi prometida lo antes posible.” Tal sentimiento de Su Alteza fue transmitido. Aun así, cuando lo miré con amargura, frustrado por el robo de la maestra, sentí que Su Alteza sonrió de forma abrupta. Al final, diciendo que la maestra vendría mañana también, Su Alteza y la maestra se fueron mientras intimaban, pero la cocina después de que se alejaron fue un desastre.
—¡Es la primera vez que lo veo! Así que Su Alteza es así.
—¡Estaba demasiado asustada! Más bien, su amor supera los rumores.
—Al final, estaban por completo en su propio mundo. Todavía no se han casado, y ya están enamorados. Su Alteza debe ser feliz.
—Los rumores dicen que Su Alteza está de buen humor todo el tiempo, eso es por la Maestra, ¿no? Pensé que eran sólo rumores, pero es verdad.
—Vino hasta la cocina sólo para recogerla, ¿cuánto quiere estar con ella?
—Pero, Su Alteza parecía muy feliz.
—Así es. Parecían recién casados.
—Ah, pero la Maestra también parecía feliz de que Su Alteza viniera a recogerla.
—Es verdad. Pero quiero evitar ver que coquetean en un lugar así. Era tan dulce que quería lamer la sal.
—Ah, yo también.
—Pero, cuando la Maestra se case con Su Alteza, ella seguirá viniendo aquí.
—Bueno, por supuesto.
—Entonces, ¿la Maestra no nos enseñará varias cosas a partir de ahora?
—Ah… Eso es cierto.
Al notar ese hecho, la cocina se entusiasmó de repente. También me alegré de escuchar eso. A partir de ahora podría estudiar con la Maestra. Agradecí a Dios por la increíble fortuna. Me sentí feliz desde el fondo de mi corazón de trabajar en el Palacio Real. Mientras todos hablaban con una voz fascinada, el vicejefe de cocina habló con una voz llena de admiración.
—Para elegir a la Maestra, como se esperaba de Su Alteza, tiene un ojo exigente. Aplaudo la excelente decisión de Su Alteza.
Todos asintieron con la cabeza. Su Alteza, que no había elegido una prometida desde hacía mucho tiempo. Cuando él se comprometió de manera abrupta, y anunció el matrimonio hace unos meses, me preocupé por lo que eso significaba. Esas preocupaciones eran de verdad una ansiedad innecesaria. Si es ella, nos gustaría apoyarlos con todo nuestro poder. No, de hecho, no importa lo que pase, haremos que Su Alteza se case con la Maestra. Si en el peor de los casos ella escapara, nosotros también estaríamos preocupados.
—Por nuestro bien, también deseo un matrimonio seguro.
Todos estuvieron de acuerdo con las palabras que alguien murmuró.
Tan lindos
Lidi como siempre conquistando a todos sin saber 🤭🤭🤭