Traducido por Lucy
Editado por Nemoné
[Nota del autor: A continuación hay contenidos relacionados con reacciones alérgicas. Aunque no albergo ninguna mala voluntad, puede hacer que aquellos que sufren de alergias se sientan desagradables. Pido disculpas, pero, por favor, evite leer si cree que le va a incomodar.]
♦ ♦ ♦
Punto de vista del Barón Wire.
—¿Cómo demonios he acabado así…?
Aunque fui juzgado y apresado por lord Alexei, cuando fui liberado tiempo después, me escabullí de vuelta a la mansión. Mañana parece que tendré que ir al castillo por mi cuenta. Pensé en huir, pero pensando en la facilidad con la que me capturaron sería poco menos que una imprudencia. Tal y como dijo, estoy seguro de que me vigilan para que no haga nada innecesario.
Encerrándome en mi habitación me estremecí solo. No tenía ganas de que mis amantes me sirvan ahora. Mi cabeza sólo estaba llena de pensamientos sobre mi futuro.
Mañana tendría que ir al castillo. Ahora que ha salido así, no podría permitirme ignorarlo. Era lo básico a tener en cuenta y debía ir corriendo a la convocatoria de Su Majestad y el Primer Ministro. Antes me hubiera alegrado de un encuentro así. Pero, siendo sincero, no puedo alegrarme ahora. No después de que los crímenes que había ocultado salieran a la luz. Imaginando lo que me dirían, no podría ir al castillo con una sonrisa.
—¡Esa muchacha!
Todo se debía a esa muchacha. No tenía ninguna duda. Nunca hubiera pensado que sería la joven de la preeminente casa ducal, pero estoy así porque me involucré con esa muchacha.
No sé qué pasará mañana. Mientras temblaba de miedo, mi corazón hizo un sonido desagradable al pensar en lo que se decidirá.
Por lo menos me quitarán mi territorio. Las amantes que reuní con mucho esfuerzo también serán disueltas. Si hago algo mal, lo perderé todo.
¿Por qué? ¿Por qué sucedió?
Desde que era joven, he estado pisando sobre hielo delgado. En mi vida me encontré con una crisis muchas veces. Y cada vez, las evité por poco. Tenía una gran suerte. Había llegado a pensar así. Al tenerlas tan alejadas de mí, no sé qué hacer.
—Se acabó… Se acabó para mí…
Caí sobre mis manos. Mi cuerpo temblaba de miedo. No podía evitar tener miedo. Y sin embargo, mi estómago, incluso en un momento como este, se quejaba de hambre, sólo podía encontrarlo odioso. Mientras me enfadaba por el gruñido de mi estómago, miré a mi alrededor.
De repente, alcancé a ver una caja blanca que recordé que venía de la tienda de Lars. Me parece que la preparó esa muchacha. En ese momento no me di cuenta y pensé que era un chocolate normal, pero la cosa cambiaba si era un chocolate hecho por la productora de daifuku. No había duda de que sería una delicia. Me preguntaba si mejoraría un poco mi estado de ánimo impotente. Pensando en ello, mientras estaba a cuatro patas, cogí la caja y la abrí.
Unas hermosas trufas se alineaban en orden. De manera inconsciente dejé escapar un profundo suspiro. Apenas puedo creer que esa muchacha haya hecho algo tan hermoso. Pero, por desgracia, no tendré la oportunidad de comer daifuku a partir de ahora. Sentí que al menos esto era mi salvación.
Todavía sentado en el suelo, enderecé mi postura y me metí de manera relajada uno en la boca. Para saborear mejor el chocolate, lo hice rodar con la lengua.
Tosí.
Mientras un terrible malestar se extendía por mi boca, de manera inconsciente tragué. Agarrándome la garganta me retorcí en el suelo.
Lo dulce, lo agrio y lo salado llegaron al mismo tiempo. Por alguna razón, entre la suave dulzura del chocolate había una intensa acidez. Y encima había salinidad.
—Qué… ¡qué es esto…!
Mientras tosía, cogí un chocolate de la caja y lo abrí. Dentro había…
—Ciruela… ¿es esto?
Por alguna razón, dentro del chocolate había una gran ciruela. Además, contenía un grano de semilla preparado con cuidado. Cuando lo noté, por fin un intenso picor recorrió todo mi cuerpo.
—Gah… Ouch… Maldita sea… ¿Qué era…?
Le siguió una sudoración anormal. Haa, haa, intenté desesperado calmar mi agitada respiración, pero no me fue bien. Mi conciencia se oscureció. Todo mi cuerpo picaba de manera terrible. Al bajar su temperatura por la sudoración, mi cuerpo comenzó a temblar.
Siempre había sido así. Cada vez que como algo agrio me aquejan síntomas similares. No entiendo por qué, pero es la razón por la que había sido cuidadoso hasta ahora. ¿Por qué? ¿Por qué había una ciruela en el chocolate? Como no me lo esperaba, me lo comí con la guardia baja. Más bien, los síntomas son peores de lo habitual porque me lo tragué en lugar de escupirlo. Sentí que mi cabeza estaba envuelta por una neblina mientras empezaba a perder el conocimiento.
Por qué… Esta cosa… Todo iba bien. Eso me pareció, y sin embargo…
—¿Maestro?
Pude escuchar la voz de un mayordomo llamando a la puerta. Eso fue lo último que reconocí antes de perder el conocimiento…
♦ ♦ ♦
—Ja, ¿chocolate con ciruelas?
—Claro.
Sonriendo de manera amplia, afirmé a Lars que frunció el ceño.
—El secreto era que ayer me esforcé en hacer chocolates con ciruelas en su interior. Además, contenían granos de semillas.
Cuando le expliqué con cuidado cómo los había hecho, Lars exhaló con cara de asombro.
—¿Por qué has vuelto a hacer algo tan específico? ¿O es que la Maestra pretendía alimentarme con eso?
—Eh, Lars, ¿no dijiste que te gustaban las cosas ácidas? Me acordé de eso.
—Oi, no puede ser que por eso lo hiciste, ¿verdad?
—¿Por qué iba a hacerlo si no?
Hace un rato, mientras cocinaba en la cocina, le pregunté a Lars: “¿Hay algo que te guste?” Me sorprendió la respuesta de Lars.
—Veamos. Si tuviera que decir, me gustan las cosas ácidas. Es genial si son muy ácidas. Ah, ahora que lo pienso, no he comido mucho de eso en estos días.
Cuando escuché eso, pensé: Ya veo, entonces hagamos que Lars coma chocolates que una vez comí en mi vida anterior. Los chocolates eran chocolates con ciruela. Por cierto, no me gustan. Más bien, los odio. Son demasiado asquerosos. En realidad, al principio el plan era hacer umeshu. Pero, mientras estaba enfrascada en su elaboración, me dejé llevar y me propuse poner ciruela dentro. Seguro que se soprendería. Deseando ver la cara de Lars, me pasé toda la noche haciendo chocolatinas, y lo llevé en plan de broma.
—No, me gustan las ciruelas… Pero, ¿van bien con el chocolate?
Cuando Lars empezó a reflexionar con seriedad, me reí y agité la mano.
—¡Después de todo eres curioso! ¡No combinan tanto que da risa! Por eso he pensado en que te los comas.
Es decir, sólo quería que nos riéramos juntos de lo horrible que es. Cuando escucharon mi historia, todos los que estaban alrededor soltaron un suspiro.
—¿Es por eso que has dicho que estaba bien que el barón se los lleve…?
Habiendo comprendido por fin, Thomas asintió. Yo confirmé con un movimiento de cabeza.
—Esa no es la única razón. En realidad, al barón parece no gustarle las cosas ácidas. Por eso pensé que podría convertirse en un pequeño acoso.
Recordé lo que estaba escrito en la información que había recibido antes. Era goloso y odiaba las cosas ácidas. Así que estaba bien. Por supuesto, vuelva a casa con ellos y pruébelos. Ese pensamiento era el motivo por el que estaba deseando que se los llevara a casa.
—Odia las cosas ácidas… eh… jeje.
Tras escuchar la historia, Lars fue el primero en estallar en carcajadas. Atraídos por ella, todos los demás le siguieron.
—Se lo merece. Si es posible, ¡me gustaría verle comerlas!
—En efecto. O mejor dicho, como la maestra, ¡me siento satisfecho!
—¿Verdad? ¿No es interesante imaginarlo un poco?
—¡Lo es!
Todos siguieron riendo durante un rato. El ambiente desagradable de cuando el barón estaba aquí se disipó, y comenzó a sentirse un poco de diversión. Bien, bueno, con esto trabajar desde la tarde se sentirá agradable.
—Ahora bien, podríamos arreglar el ambiente, ¡así que también hagamos lo mejor desde ahora! ¡Todos, trabajemos para que podamos lanzar otro producto!
—¡Sí!
Al escuchar la excelente respuesta, una vez más me animé. Si el estado de ánimo de todos mejoraba, valía la pena traer chocolates con ciruela.
—Fu, fu, fu. Es demasiado malo, aún así estuvo bien merecido. No habrá ningún sentimiento conflictivo ya que los tomó por sí mismo.
Junté las manos en forma de plegaria y miré con brusquedad hacia la dirección en la que se fue el barón. Sí. Descanse en paz.
—¡Maestra! ¿Qué hago con esto?
Al escuchar la voz de Lars, mi conciencia se volvió hacia él.
—¡Ah, ya voy! ¡Déjalo como está!
A toda prisa me dirigí a Lars. Así es, olvidé que estaba preparando varias cosas. Fui al lado de Lars y empecé a lanzar instrucciones como siempre. Todos empezaron a trabajar de manera afanosa, y cuando me uní, antes de darnos cuenta, volvimos a lo de siempre.
Y, al poco tiempo, todo llegó a su fin.
—Al final, ¿qué pasó con el barón? —le pregunté a Lars una vez.
Me miró de frente y respondió.
—Me pregunto… Pero, ¿no está bien ya que el mal pereció?
Al fin y al cabo, gana la justicia. Es decir, quiero creer que es así. Pero los campeones de la justicia eran en realidad mi padre y mi hermano, es la verdad que aprendí de Freed en el futuro posterior. Pero esa es otra historia…
♦ ♦ ♦
Ahora bien, con esto cae el telón de la historia relacionada con el curry… Sin embargo, no se ha hecho pública y es algo que Lidi no sabe, pero de hecho hay una continuación de la historia del barón. Después de comer de manera espléndida el chocolate con ciruela como un tonto, el barón desarrolló una severa reacción alérgica y vagó entre la vida y la muerte. Aunque de alguna manera consiguió aferrarse a la vida, después de que le arrebataran su territorio, su fortuna y su estatus social, ¿cómo habrán sido sus últimos días?
Esa conclusión es un “secreto” que nadie conoce, salvo algunas personas.
Y con esto, volvemos a la historia principal por ahora.