Traducido por Kiara Adsgar
Editado por Yusuke
Winter no respondió. Él simplemente la miró fijamente sin decir nada, Después de reflexionar durante mucho tiempo decidió responderle.
—Si quieres el divorcio, lo haré en cualquier momento.
—¿De verdad?
—Claro que sí, pero por supuesto, tendrás que devolver el dinero que pagué por este matrimonio.
Winter habló con un rostro tranquilo. Violet vaciló ante sus palabras.
—Le prometo que pagaré dentro de tres años con intereses. Te daré un total de 27 millones de Laknes poco a poco.
—Oh, para poder devolverme los 27 millones de Laknes, necesario trabajar durante tres años, lo que no incluye los intereses. Para pagar el interés… ¿Te gustaría pagarlo con tu cuerpo? ya que has sido mi esposa durante tres años, tendrás que pagar el interés. ¿Qué más debo incluir además de tu cuerpo? ¿Cuánto equivale eso?
Cuando Winter se acercó, Violet se retiró gradualmente. Justo antes de que su cuerpo entrara en contacto con la pared, él colocó su mano entre la parte posterior de la cabeza de Violet y la pared.
Gracias a eso, se acercaron lo suficiente hasta el punto de que sus cuerpos se tocaron.
—¿Quieres el divocio? ¿Cómo pudiste decirme eso? —preguntó Winter con ira y resentimiento en su voz.
Él escupió en un lenguaje abusivo para hacerla cambiar de opinión de alguna manera.
Violet sabía que sacaría el tema del dinero una vez que ella hablara de divorciarse. Por eso se había estado reprimiendo durante tres años. Sin embargo, no esperaba que él estuviera tan enojado por eso.
Violet logró respirar hondo, bajó su atenta mirada y se mantuvo tranquila.
—Sé que has perdido mucho dinero al casarte conmigo. ¿Pero continuar con un matrimonio que aborreces simplemente lo empeora aún más de lo que ya es?
—¿Quién lo querría en primer lugar…
—Mientras nos divorciemos, no me importa cargar con la deuda el resto de mi vida. Sé que no tengo la capacidad de pagar el monto por mi cuenta, pero no tengo ningún problema con trabajar hasta que muera para devolverlo todo. Entonces, lo que estoy diciendo es que no tienes nada que perder.
—¿Vas a divorciarte de mí? ¿Por qué? ¿Cuál es la maldita razón?
Sin saberlo, Violet sonrió levemente.
—Esa es la razón. ¿Por qué todavía no puedes entender? ¿Por qué demonios… me odias tanto?
—¿Qué…?
Winter no podía entender por qué decía eso.
Mi esposa me pregunta por qué la odio tanto.
Las manos de Winter temblaron. Parecía que una tormenta estaba a punto de ocurrir dentro de él. Todo su cuerpo estaba lleno de ira y frustración. Estaba loco, y también su cuerpo.
Todo su ser deseaba abrazarla.
Si no la abrazó con fuerza en este momento, desaparecerá, pensó Winter, sin embargo, todo lo que pude hacer fue darle una respuesta.
—No te odio. Estoy en contra de la idea de divorciarme. Incluso si lo hiciera, debes saber que nadie te ayudaría ¿verdad?
—Lo sé.
—Entonces no lo menciones de nuevo.
Winter se alejó de ella. Luego, respiró hondo y la miró fijamente durante un rato antes de darse la vuelta para salir de la habitación. Al oír el sonido de la puerta cerrarse, Violet se estremeció, lo que la hizo cerrar los ojos con fuerza. Después de un rato, los volvió a abrir.
No te odio.
—Mentiras.
Violet se habló a sí misma en tono triste y salió de la habitación.
♦ ♦ ♦
La reciente conversación que tuvo con Winter la hizo segura de algo. Sin dinero de por medio, nunca podría divorciarse. Odiaba a Ash, pero necesitaba su ayuda. La razón de su ira hacia su hermano es porque él no cumplió su promesa al recibir el dinero de su esposo. Ahora que ha pagado nuestras deudas por completo y ha comenzado a ganar apoyo público, Ash era la única persona con suficiente poder para ayudarla.
Violet pensó en pedirle a Winter que encontrara una manera de conferir el título a otra persona. Ella pensó que no sería imposible para él encontrar a alguien si lo miraba con atención porque había muchas mujeres que querían casarse con él. Si divorciarse no implicara dinero, no había ninguna razón para que ella hablara con Ash, y mucho menos para pedirle que le hiciera un favor.
Unos días después, Violet se subió a un tren que salía de la capital. Winter se sentó frente a ella. Parecía decidido a actuar como si no hubiera oído hablar del divorcio.
Bebió un vaso de cerveza incluso antes de que el tren comenzará a moverse. En el camino, bebió durante siete horas constantemente.
—Estás bebiendo demasiado, ¿no? —expresó Violet.
—De ningún modo —dijo Winter en un tono sarcástico—. ¿Por qué me lo dices? ¿Acaso es porque a los ojos de una princesa, no puedes soportar la vulgaridad de ver a alguien beber, verdad?
—Mi padre también bebía mucho. Solo estoy preocupada. Me temo que podría afectar su salud. Y…
—¿Y qué?
—No digo esto porque sea vulgar a mis ojos.
Violet dijo en un tono firme antes de cerrar la boca. Parecía que Winter al menos se cansaría de sus respuestas, pero cuando apartó la cabeza de la ventana y miró a Violet con un rostro ligeramente aturdido, le tocó la barbilla y dijo:
—Está bien, te creo.
Ante las palabras de Winter, Violet no pudo evitar sentirse inestable. Mientras lo miraba el fuerte viento que entraba por la ventana abierta repetidamente hizo que su cabello oscuro se pegara a su rostro. Sé que tomé una decisión, pero cuando lo miré así, extrañamente la idea de divorciarme de él me parece muy lejana.
A medida que se acercaban a su casa, Violet sintió que su respiración se volvía inestable, aunque había sido poco tiempo ella definitivamente se animó por sus cortas vacaciones en la capital y por la medicina recetada por el médico de Winter. Tan pronto como se cambió el medicamento, el dolor que sentía por los dolores de cabeza se redujo a menos de la mitad; eso hizo que Violet se sintiera como si pudiera volar fácilmente.
Al llegar a la estación, siete horas más tarde Winter quien se bajó primero, le preguntó a Violet, quien la siguió.
—Estas bien. ¿Cómo pudiste llegar aquí sentado en la misma posición todo el tiempo?
Ante su pregunta, que fue hecha en un tono sarcástico, Violet no respondió y permaneció en silencio por un largo tiempo.
—¿Cómo pudiste cambiar tu postura tantas veces? Era como si viajara con un niño.
—¿Qué más podría haber hecho cuando la silla era tan incómoda? —refunfuñó Winter sarcásticamente, como si nada hubiera pasado.
Luego se metió las manos en los bolsillos y se dirigió al lugar donde esperaba el carruaje, pero pronto se detuvo y miró hacia atrás porque no había señales de Violet caminando detrás de él. Luego, la vio mirando a un niño sosteniendo cestas de flores.
Violet giró lentamente la cabeza hacia Winter.
—¿Puedes comprarme algunas flores? Piense en ello como un pago por el contrato —expresó ella.
Al escuchar su solicitud, Winter frunció el ceño.
—No te quejes más tarde por no haber pedido lo correcto —respondió él.
—Me gustan las flores.
—Si ese es el caso, espere hasta más tarde. Las flores que hay en casa son mejores que eso.
—En realidad prefiero que me den flores que estaban destinadas para mí en primer lugar. Las flores en casa no deben regalarse. Me gustaría recibir flores como regalo, así que cómprame algunas.
Winter no tenía idea de cuál era la diferencia entre las dos, pero caminó hacia el chico sin negarse más. Miró las canastas que sostenía el niño y compró la canasta que contenía flores que aún no habían florecido. Luego regresó a donde estaba Violet y le dio la canasta de flores.
—Aquí tienes.
—Gracias.
Violet sostuvo una de las flores de la canasta que le había entregado sin rodeos con las manos. Ella, que se sintió agridulce por la forma en que él le dio las flores, miró a Winter a los ojos y sonrió.
—Es bonito.
—No puedo creer que te estés riendo después de decirme que me divorcie de ti hace tres días.
—Lo sé.
Violet protegió cuidadosamente las flores con sus manos hasta que llegaron a la casa. De regreso a la habitación de Violet, trajo un jarrón que se había dejado en el almacén y lo llenó con las flores que Winter le dio.
♦ ♦ ♦
Winter se quedó una semana y regresó a la capital. Seguía ocupado en el trabajo y no había hablado con Violet, pero era la primera vez que estaba en la mansión desde hace mucho tiempo.
Violet no podía entender por qué Winter odiaba tanto la idea del divorcio. Comenzó a pensar si su matrimonio le beneficiaba económicamente o no, pero en este momento no tenía forma de confirmarlo.
Después de quince días de la partida de Winter de la mansión, se realizó una fiesta de cumpleaños para el duque James Blooming.
Winter regresaría para la fiesta de cumpleaños de su padre esa noche. Y Violet iba a hablar más con él cuando regresara.
Como de costumbre, Violet llevaba un vestido negro púrpura para la hora del té despues del almuerzo. Cuando estuvo lista, la puerta se abrió sin su permiso, inmediatamente entró Ash Lawrence, seguido por Katherinne Blooming estaba detrás de él.
Violet se levantó de inmediato. Se sintió incómoda por la mirada rígida en los rostros de los dos.
—¿Un divorcio? ¿Por qué querrías eso? ¿Por qué? ¿Cuál es la razón? —dijo Ash preocupado.
Violet no respondió ante su tono lleno de preocupación y enfado. Entonces Katherinne, que vino con él, su rostro estaba afligido y lleno de tristeza.
—Violet, realmente… hice lo mejor que pude, pero mis esfuerzos terminaron cuando mentiste sobre estar enferma —expresó en tono bajo y lleno de tristeza—. Sé que sentiste que Winter no era adecuado para ti, pero decidiste casarte con él, ahora eres parte de nuestra familia. No importa que hayas sido una princesa, no deberías ser tan egoísta. Sé que es porque no te enseñé bien, pero… pero estoy muy angustiada por tu comportamiento.
Violet pensó que su corazón se estaba rompiendo. Recordó aquellos momentos en que Katherinne y sus amigos la habían insultado durante horas.
Cuando pensó en los días en que no podía decir una palabra y tenía que permanecer callada escuchando sus burlas, sintió que terminaría perdiendo la cabeza. No podía continuar viviendo de esa manera.
—No me importa el estado de mi marido. No es por eso que quiero el divorcio. Ya no quiero quedarme para la hora del té.
—Vio… Violet…
Las lágrimas cayeron de los ojos de Katherinne. Violet la ignoró y miró a Ash.
—Y no sé por qué tengo que ser regañada por gente como tú. Eres el único que mintió sobre sus planes. Pero, ¿por qué tengo…
Ash la cortó como si tuviera miedo, no era la misma Violet débil de siempre, estaba llena de energía.
—Sabes que disolver la familia real era lo que la gente quería. Los oíste protestar frente al castillo real todos los días, ¿verdad? ¿cómo puedes ser tan egoísta?
De hecho, Ash tenía una razón para detener cualquier idea de divorcio.
La pareja Blooming y Ash Lawrence, conspiraron para tomar el dinero que Winter había dividido para su esposa Violet. Afortunadamente, Winter no se inmiscuye en los asuntos de su esposa. Además pensaba que como Ash era de la realeza, no estaría ayudando a tomar los bienes de Violet sin dejar ningún rastro en el banco.
Si la pareja se divorciaba significa que perderían todo el dinero. Por lo tanto, tenían que romper la autoestima de Violet y asegurarse de que siguiera casada.
Tanto Katherinne como Ash pensaron que era muy vulgar golpear a su propia familia con sus manos. Los nobles nunca golpean a sus hijos aunque se equivoquen. En su lugar, eligieron encerrarlos en el armario.
Ash le pidió a Katherinne amablemente.
—Señora Katherinne. Le daré permiso para corregir a esta irrespetuosa niña de cualquier manera. Por favor.
Entonces Katherinne asintió y dijo:
—Violet, este es un castigo para ti. Lo entiendes, ¿verdad?
—¿De qué están hablando?
Ella los miró a los dos sin comprender a qué se referían, pero la ignorancia duró poco, de pronto dos de las criadas de Katherinne la agarraron y la empujaron al armario, cerrando con seguro la manija de la puerta para que no pudiera salir.
—No te imaginas, cuán difícil es para mi hacer esto, mi querida hija. Reflexiona sobre tus actos hasta la cena.
Después de un rato, el único sonido que escuchó fue el de sus pies alejándose y la puerta cerrándose.
Había silencio en todas partes.
Violet se sentó aturdida.
Su mente, que había estado inquieta con su frente apoyada en la pared durante un tiempo, llegó a pensar en la muerte. Entonces recordó el día que quería morir. Ese día, su cuerpo cambió después de que se comió todos los somníferos.
Gracias por los capítulos
Que malditos, con razón no le llegaban los vestidos
De verdad que miserable puede llegar a ser la gente… los principales no se han dado cuenta que los malos de la sociedad simplemente los estan arrastrando con ellos.