Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 7 – Capítulo 3

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Los cortesanos presentaron peticiones para la ejecución de Qi Xiu Jie durante más de medio mes, pero Li Jin Tian se mantuvo impasible y, no solo eso, también restableció su posición como concubino imperial.

Todas las noches, el emperador era atormentado por el sueño de ese solitario y frío palacio, donde veía a Qi Xiu jie arrodillarse frente a su lápida y llorar. Ese dolor reprimido y esa mirada vacía, incapaz de mostrar siquiera una pizca de alegría incluso cuando estaba sentado en el asiento de la emperatriz.

Creyó que Qi Xiu Jie había llevado una vida de lujos después de su muerte, pero descubrió que estaba desolado, y que su única motivación para seguir adelante fue vengarse en su nombre.

Siendo ese el caso, parecía que él había sido más afortunado al partir primero. Por otro lado, Qi Xie Jie se quedó atrás, atrapado en un sufrimiento y desesperación interminables.

La familia Qi usó todo su poder para recuperar el trono, y en el proceso muchos de ellos murieron o resultaron heridos en la batalla, dejando solo a los débiles ancianos, niños y mujeres. Por su parte, Qi Xiu Jie se suicidó luego de enterrar los huesos de su difunto esposo, sin disfrutar gloria alguna. A menudo, Li Jin Tian se despertaba de ese sueño sintiendo sofocado su pecho a causa del dolor.

Quería ver cómo se encontraba Qi Xiu jie, pero la culpa se lo impedía. Por lo que, con el pasar de los días, cada vez se sentía más conflictuado. Cada vez se convencía más de la veracidad de sus sueños. Sin embargo, por el bien de Gao Min, preferiría antes disolver todo el harén. No podía fingir emociones como las de él. No atacaría a la familia Gao, a menos que esta cometiera un acto de traición.

Ese día, los cortesanos al fin dejaron de solicitar que ejecutara al último engendro de la familia Qi. En su lugar, expresaron su preocupación por las continuas invasiones de la gente de Xiyi. El príncipe Li fue el primero en pronunciarse a favor, rogándole que enviara tropas, seguido por Gao Lang.

Li Jin Tian estaba interesado en conquistar Xiyi, por lo que manifestó que establecería tropas lo más pronto posible.

—Osando preguntar a su majestad, ¿tiene un candidato en mente para general? —preguntó el príncipe después de hacer una reverencia.

—No. Puedes recomendar a varios.

—Este humilde funcionario recomienda al general Gao Min. ¿Lo encuentra apropiado su majestad?

La sugerencia del príncipe Li sorprendió a los demás cortesanos. No era secreto que antes de ingresar al harén imperial Gao Min había sido un feroz general que custodiaba las fronteras. Pero, siendo ya pertenencia del emperador, y habiendo dado a luz ya a un príncipe, que fraternizara de nuevo con los soldados era inconcebible, ¡indecente!

Algunos querían tomar la palabra para oponerse, pero Gao Lang les ganó, recomendando con vigor a su hermano menor con floritura.

—Al momento de designar a alguien debido a sus méritos, no se debe excluir a amigos o familiares.

Gao Lang era consciente de que el favor y la tolerancia de Li Jin Tian para con su hermano era infinita, por lo que cooperó con la audaz propuesta del príncipe Li.

No obstante, la gracia de Li Jin Tian hacia Gao Min, era ya cosa del pasado. El emperador se había quitado la venda de los ojos y veía con claridad la situación de la Corte y el harén.

Una vez escucharon a Gao Lang, los cortesanos que pensaron oponerse, regresaron en silencio a sus asientos. Estaba claro que la Corte Imperial era su territorio y el príncipe Li. El emperador era solo un figurín que asentía con la cabeza a sus propuestas. Además, también se había deshecho de la mayoría de las bellezas del harén, dejando solo aquellas que lograron tener hijos. Sin embargo, ninguna era favorecida por el emperador, todas dependían de Gao Min para sobrevivir.

El harén es también territorio de la familia Gao, ¿qué queda para el emperador? Además, ¿por qué mi hermano imperial menor recomendaría a Gao Min? ¿Cuál es la relación de ambos en privado?

El corazón de Li Jin Tian ardía, pero sin inmutarse y en tono suave les contestó que, antes de tomar una decisión, necesitaría unos días para pensarlo. Gao Lang y el príncipe Li no insistieron. De cualquier modo, ambos sabían que Gao Min encontraría la manera de convencerlo una vez regresara al harén.

Gao Min estaba cansado de estar atrapado dentro de los altos muros del palacio, por lo que, en cuanto Li Jin Tian regresó al Salón de Cultivo Mental una vez la sesión de la Corte finalizó, fue y le suplicó que lo nombrara comandante.

Li Jin Tian negó su petición con la excusa de que necesitaba cuidar a su hijo, pero Gao Min no se rindió, de rodillas le recordó:

—Su majestad dijo una vez que me dejaría caminar «hombro con hombro» con él. Eso fue ¿solo para atraparme en esta jaula dorada y ser una mascota? Aunque puedo sacrificar mi vida por su majestad, ¿su majestad no puede ni siquiera concederme este deseo? —Levantó la vista para mirarlo directamente, sus ojos llenos de desgana y resentimiento.

Ese resentimiento se había extendido desde la vida anterior a la presente, de hecho, con el tiempo, se había fermentado, y era ya imposible erradicarlo. Aunque Gao Min había decidido no volver a amar a Li Jin Tian, al final había decidido abrir su corazón y aceptarlo, pero, inesperadamente, el hombre perdonó a Qi Xiu Jie sin motivo aparente, por lo que su resentimiento volvió a avivarse.

Se sentía conflictuado. Quería ponerse la armadura y empuñar su espada, y pisar la tierra libre y expansiva de la frontera, pero se odiaba a sí mismo por tener que luchar por el favor del emperador como una mujer para alcanzar su objetivo. La situación en la que se encontraba era como un torbellino que lo arrastraba y del que no podía salir, lo que lo hacía llevar una vida sin dignidad.

De haber podido ambos sentarse y hablar, ese conflicto se habría resuelto con facilidad, pero la ira en la mirada de Gao Min fue como un puñal que atravesó a Li Jin Tian. Él había pensado que después de tres años de cariño, hasta una piedra podría calentarse.

No obstante, de manera inesperada, Gao Min seguía resentido por los sucesos de la vida anterior, y no estaba dispuesto a acompañarlo a los manantiales amarillos. Ese resentimiento podría hacer que un día lo atacara, y Li Jin Tian estaría indefenso.

Eso lo aterrorizó. De pronto, se sintió estúpido al pensar que podría vivir en paz con Gao Min después de que ambos renacieron. Li Jin Tian miró al otro durante mucho tiempo, y luego se fue.

♦ ♦ ♦

Li Jin Tian vagó sin rumbo y, sin darse cuenta, llegó al Palacio de Zichen. Allí, vaciló por largo tiempo antes de entrar.

Qi Xiu Jie estaba de pie detrás de un escritorio, practicando su caligrafía. Su cabeza estaba inclinada, ocultando su expresión, pero en cuanto escuchó el anuncio del sirviente, su rostro lució sorprendido, sus ojos llenos de incredulidad y agradecimiento.

—Este criminal saluda al emperador. —Se arrodilló respetuosamente.

Li Jin Tian no le permitió que se levantara y, después de observarlo con ojos profundos e insondables, preguntó:

—¿Has estado bien?

—Respondiendo al emperador, este villano lleva una buena vida.

Sus palabras sorprendieron un poco a Li Jin Tian.

¿Cómo puede considerarse una buena vida vivir en un palacio sin muebles lujosos ni sirvientes como el Palacio Frío? Pero, así es. En comparación a la espantosa prisión, ¿no es esto mil veces mejor?

La sensación de culpa atacó una vez más a Li Jin Tian, sintiendo que se sofocaba. Se sentó en una silla y agitó la mano.

—Levántate —le ordenó.

Zhou Yun Sheng permaneció inmóvil y, después de dudar por un breve momento, expresó:

—Un asunto pendiente todavía plaga el corazón de este villano, por lo que este criminal no se atreve a levantarse.

Li Jin Tian lo miró con expresión sombría, como si de antemano supiera cuál era su pregunta, pero, frotándose las cejas, dijo con cansancio:

—No dudes en manifestar tus inquietudes.

A continuación, Zhou Yun Sheng hizo una reverencia cautelosa y preguntó con tono triste:

—Este villano osa preguntar a su majestad, ¿por qué desea destruir a la familia Qi? ¿Qué hicimos mal?

—Tu padre y el príncipe Xuan confabularon en secreto para rebelarse. ¿No lo sabías? —se excusó Li Jin Tian, pero sintió punzada tras punzada de culpa.

Cuando estaba lidiando con la familia Qi, de hecho, no había encontrado prueba alguna de sus fechorías, y ahora ya no estaba seguro haber tomado la decisión correcta. Quería encontrar la respuesta a ese enigma, pero al mismo tiempo temía con lo que pudiese toparse.

El brillo en los ojos de Zhou Yun Sheng se desvaneció, a esto le siguió una expresión marchita. Una profunda vergüenza lo invadió y, mientras golpeaba su cabeza contra el suelo, se atragantó:

—Así que esa fue la razón. Este villano no tenía conocimiento de este asunto. ¡A este hombre ruin le avergüenza encarar a su majestad! ¡Le ruego, su majestad, acabe con este vil ser! —Continuó golpeando su cabeza contra el suelo con tal fuerza que empezó a sangrar.

Deprisa, Li Jin Tian extendió sus manos para levantarlo, con resolución lo miró a los ojos, eran de un negro puro y, a excepción de la vergüenza, la desesperación y la culpa, no había rastros de resentimiento.

Había acabado con su familia, pero no sentía resentimiento. Estaba dispuesto a morir por él. Su lealtad no palidecía en comparación a la de Gao Min.

No, eso es incorrecto. Su lealtad hacia mí es mayor que la de Gao Min.

En la vida anterior, aunque Qi Xiu Jie era famoso por ser arrogante, siempre se mostró sumiso ante él; nunca lo desobedeció. Aunque una lealtad como la de Gao Min, de acompañarlo hasta en la muerte, era inusual, Qi Xiu Jie se había obligado a sí mismo a vivir en humillación, buscando vengarlo por todos los medios. Un dolor como ese probablemente era peor que la muerte.

Fue por eso que Qi Xiu Jie no aguantó más una vez alcanzó su objetivo, y renunció a la gloria que debió haber disfrutado. En su lugar, murió colgándose de una viga del techo, solo en el Palacio de Zichen.

Mirando a la persona que se había convertido en polvo frente a él, que había renunciado por completo a vivir por su culpa; Li Jin Tian sintió como si un cuchillo se clavara en su corazón. En la vida previa, pensó que había amado a la persona equivocada, pero, en realidad, se había equivocado de nuevo. Qi Xiu Jie había hecho todo por él, pero nunca dijo nada, mientras que Gao Min constantemente mencionaba lo bondadoso que había sido con él en la vida anterior, como si temiera que pudiese olvidarlo.

Se equivocó en dos vidas, pero estaba tan enamorado de Gao Min que ya no podía retractarse. Se encontró lamentable, pero el hombre frente a él, cuyo corazón había muerto, era un millón de veces más lamentable que él.

El destino se había burlado de ambos.

Contrastando el frío resentimiento de Gao Min con la humildad de Qi Xiu Jie, la culpa de Li Jin Tian hacia el segundo se hizo más profunda. Movido por sus emociones, levantó con fuerza al otro hombre, lo empujó con la silla y lo instó con cautela:

—Cuidaré bien de ti. Puedo compensarte con lo que quieras.

Los ojos de Zhou Yun Sheng destellaron y, vacilante, preguntó:

—¿Estaría bien para este villano tener un hijo?

Li Jin Tian quedó perplejo. Sabía que Gao Min envenenó a Qi Xiu jie poco después de que renacieran porque sospechaba que había sido el responsable de la muerte de su hijo en la vida anterior. A pesar de estar al tanto de esta situación, él fingió ignorancia y lo tomó como una retribución; incluso cooperando en secreto.

El cuerpo de Qi Xiu Jie estaba destruido, no había forma de que pudiese tener hijos, y en la vida anterior, él se había hecho lo mismo cuando estaba en el harén del príncipe Xuan para no dar a luz a su malvado engendro.

Esa era una deuda despreciable que no había manera de saldar. Li Jin Tian sintió el inicio de un terrible dolor de cabeza, pero más era el miedo que tenía de enfrentarse a Qi Xiu Jie.

—Este ser despreciable no está pidiendo un hijo biológico —añadió al percatarse de su vacilación—. Mi familia cometió un crimen tan atroz que este hombre indigno no se atreve a pedir el favor de su majestad. Este villano a lo que se refiere es que muchos niños en el palacio han perdido a su padre o madre. Este criminal solo quiere adoptar uno para no estar solo en el mundo…

Sus humildes palabras eran como un cuchillo de punta roma que cortaba el corazón de Li Jin Tian en rebanadas. Él entendía a la perfección lo que quería decir: Está solo en el mundo, solo e indefenso, sin nadie que lo consuele. En esas circunstancias, quizás hasta podría renunciar a vivir como en la vida previa. 

El odio que Li Jin Tian sintió hacia Qi Xiu Ji antes era equivalente a la culpa que en ese momento lo embargaba. Soltó: «Elige a quien quieras», y huyó con el rostro tan enrojecido que parecía que hubiese recibido una docena de bofetadas.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido