Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 4 – Capítulo 10

Traducido por Shiro

Editado por Meli


Zhou Yun Sheng se cubrió el rostro tan pronto se subió al auto y estalló en risas silenciosas. Trescientos mil no eran mucho ni poco, pero arrojar los fajos de billetes a la cara de alguien era sin duda algo emocionante. En especial, le divirtió hacérselo a Ji Han Yu, quien se veía afligido y arrepentido.

Lin Cheng Ze se convirtió en una prostituta, por lo que Zhou Yun Sheng lo ayudó a vadear las minas y, al mismo tiempo, lo ayudó a construir un paifang de castidad. Ahora, Ji Han Yu ya no podría quedarse con Fang You Ran. Y con el tiempo, a medida que el mundo secular vaya tiñendo de negro su corazón, recordará el pasado, y cada vez irá considerando más precioso y abnegado el amor y la dedicación de Lin Cheng Ze hacia él, jamás podría olvidarlo.

Shiro
El paifang es una puerta de la arquitectura tradicional China, similar a un arco. Y en la antigüedad, se le concedían «paifangs de castidad» a las viudas que permanecían sin casarse hasta la muerte, alabando lo que se consideraba lealtad hacia sus fallecidos maridos.

Lin Cheng Ze se convertiría en la blanca luz de la luna frente a su cama, en la persona que amaría durante toda su vida. Cada vez que lo recuerde, su corazón agonizará. ¿Qué más revés que ese?

Cao Mo Kun lo vio cubriéndose el rostro con hombros temblorosos y pensó que estaba llorando. Entonces, impotente, lo trajo a sus brazos y le dijo con suavidad:

—Cariño, no llores. Esa persona no merece tus lágrimas.

Inmóvil y sin decir palabra, Zhou Yun Sheng se apoyó en él.

—Cariño, no eres mi mascota —continuó diciendo— y, de verdad, no soy un anciano. Ni siquiera he llegado a los treinta.

Zhou Yun Sheng lo miró con lágrimas colgando de sus pestañas. Estas habían sido recién exprimidas con gran dificultad.

Su mirada puso nervioso al hombre. Quería sacar un puro, pero recordó que el joven detestaba el olor, por lo que tuvo que contenerse.

—Cariño, ese contrato es nulo. ¿Qué tal si empezamos de nuevo y comenzamos una relación sana, igualitaria y feliz? —añadió.

El joven clavó su mirada en él durante largo tiempo, y luego hundió la cabeza en su pecho y murmuró:

—No creo que funcione. Todo el mundo sabe que tú, Cao Mo Kun, te mantienes interesado en alguien a lo sumo por tres meses. Si no pude mantener el interés de Ji Han Yu, ¿cómo confiar en que no sucederá lo mismo contigo? En este momento, lo que quiero hacer es esforzarme en mis estudios, ingresar a una buena universidad, y encontrar un trabajo seguro y estable.

Cao Mo Kun sabía que él estaba herido y que no confiaría en nadie.

—Entonces —suspiró—, ¿qué tal si empezamos como amigos? —sugirió, impotente, llevándose el cabello hacia atrás—. De ese modo podrás ver si persiste o no. No tuvimos un buen inicio, pero podemos tener un buen futuro.

Zhou Yun Sheng guardó silencio por un momento y, al final, asintió con la cabeza.

—Primero tienes que darme mi pago.

Había vuelto a ser pobre, básicamente no tenía un solo centavo.

Aliviado, Cao Mo Kun sonrió y prometió que lo haría, mientras le besaba la parte superior de su suave cabello.

♦ ♦ ♦

Ji Han Yu fue todos los días a ponerse en cuclillas frente a la puerta de la mansión Cao durante más de un mes, incluso el día del Año Nuevo chino, interceptándolo junto con Zhou Yun Sheng cuando regresaban de sus vacaciones.

—Cariño, entra. Yo hablaré con él —instó con voz grave. No le gustó la mirada ardiente con la que Ji Han Yu miró a su amante.

Zhou Yun Sheng asintió con la cabeza, le dirigió una mirada fugaz a Ji Han Yu y pasó por un lado.

Ji Han Yu quería ir tras él, pero la mirada gélida de su tío lo dejó congelado en el lugar.

—Siéntate. ¿Cómo te ha ido con tu pequeño novio?

—Ya no sigo con él.

—¿Por qué? ¿No dijiste que lo amabas? —Cao Mo Kun fingió sorpresa.

Después de lo sucedido, no había manera de que se sintiera cómodo con Fang You Ran. En cuanto lo veía, recordaba los billetes rojos esparcidos por el suelo, los ojos enrojecidos de Lin Cheng Ze y su desesperada y afligida mirada. Esa escena lo torturaba, manteniéndolo despierto por las noches.

Se pasó la mano por la cara, expresión abatida, y sacó un cheque de su bolsillo y se lo entregó.

—Tío, te entrego un millón. Por favor, deja libre a Xiao-Ze.

Cao Mo Kun sonrió y suspiró.

—Han Yu, eres demasiado ingenuo. ¿Acaso piensas que puedes recuperar un tesoro que has desechado? Además, no necesito este millón. A decir verdad, comprar tu relación por trescientos mil ha sido la mejor inversión que he hecho en mi vida. Cada vez que pienso en ello, me dan ganas de abrir una botella de champán para celebrarlo.

La felicidad y el placer que rebosaban del rostro del hombre hirieron a Ji Han Yu, pero no había nada que pudiera hacer. Permaneció sentado en silencio durante mucho tiempo, y luego, guardó el cheque y se fue de la mansión.

♦ ♦ ♦

El nuevo semestre comenzó, pero un escándalo estalló en internet, provocando un gran revuelo. Un grupo de jóvenes ricos de segunda generación celebraron una fiesta sexual. Las fotos en las que fueron capturados eran inmorales y corruptas; por todas partes había cuerpos desnudos, condones, botellas de alcohol y drogas.

En ese momento, las elecciones se encontraban en un punto crítico, por lo que el Ministerio de Justicia le prestó gran atención al asunto e investigó de inmediato. Previendo esto, Zhou Yun Sheng pirateó el sistema de monitoreo del club y borró las figuras de él y Cao Mo Kun, por lo que no se vieron afectados.

Wang Jie fue citado y acusado por consumo de drogas y por facilitar el consumo de otros. Eso se convirtió en el nuevo chisme candente entre los estudiantes.

Cuando Ji Han Yu vio las fotos, pensó en cómo Lin Cheng Ze habría terminado también en esa pila de cuerpos si su tío no hubiese llegado a tiempo. Sudo frío. No podía comprender por qué había decidido emplear un método tan cruel para destruirlo.

¡Fue como un ataque de locura!, exclamó en su interior, buscando justificarse.

Entonces, notó que Lin Cheng Ze lo veía con burla, y su corazón volvió a llenarse de culpa y arrepentimiento.

Con gran dificultad, aguantó hasta el final de la clase, tras lo que buscó a Lin Cheng Ze para disculparse, pero descubrió que ya había desaparecido, y los días que siguieron tampoco fue a clases. Descubrió que el joven había solicitado estudiar en el extranjero, y que se iría a los pocos días de cumplidas las formalidades.

¿Acaso tiene la intención de no verme nunca más?

Mirando el cielo oscuro, Ji Han Yu comprendió lo que era la desesperación.

♦ ♦ ♦

Cinco años después, País C, en un hotel cinco estrellas.

Ji Han Yu, quien se había convertido en un nouveau riche en el mundo de los negocios, entró al vestíbulo con su secretaria, y los organizadores del banquete salieron de inmediato a darle la bienvenida. A sus veintidós años ya era muy alto, 188 centímetros de físico bien formado. Se pusiera lo que se pusiera, parecía un modelo recién salido de la portada de una revista. Sus rasgos faciales también habían madurado, revelando un rostro extraordinariamente hermoso.

Se quedó allí de pie con una copa de champán, su melancólica mirada podría intoxicar a cualquiera.

—¿Mi corbata está torcida? —le susurró a su secretaria, mientras miraba con frecuencia a la puerta.

—¡No, te ves guapo desde los pies hasta la cabeza! ¡Mi jefe es muy apuesto!

Ji Han Yu no se vio afectado por muy buena que fuese la habilidad de su secretaria al adularlo. Miró en cierta dirección y quedó congelado, su expresión ensombreció.

—Iré para allá. —Dejó su copa y se fue caminando, hasta llegar a un mesonero que llevaba una bandeja y arrastrarlo a un rincón—. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué quieres hacer? —preguntó entre dientes.

—E-Escuché que Xiao-Ze estaría aquí. Quiero verlo y disculparme. En aquel momento, lo decepcioné enormemente. —Los ojos de Fang You Ran estaban rojos y brillantes, se veía muy lamentable.

Pero su apariencia no conmovió a Ji Han Yu, quien lo reprendió ferozmente:

—Él no necesita tus disculpas, solo le harás recordar esos momentos insoportables. No lo molestes, ¿de acuerdo? ¡Tampoco a mí, te lo ruego!

—¿Y qué hay de ti? ¿Qué imagen tienes ante sus ojos? ¡Tú eres el que inició todo ese desastre! —refutó Fang You Ran, no dispuesto a aceptar toda la culpa.

Ji Han Yu le soltó el cuello y se fue sin decir palabra, su rostro ceniciento.

—Jefe, ¿está bien? —La secretaria, preocupada, lo tomó del brazo. Estaba a punto de persuadirlo para que fuera a descansar en la habitación cuando escuchó un gran clamor detrás de ella.

—Ah, el señor Cao vino con Lin Cheng Ze —dijo alguien vagamente.

La secretaria no estaba interesada en el señor Cao, pero era una fan de Lin Cheng Ze. Olvidándose al instante de su jefe, estiró el cuello para mirar en dirección a la multitud.

—¡Ah, es Lin Cheng Ze! —lo admiró—. El mejor modelo internacional masculino, Lin Cheng Ze, ¡ah, mi Adonis!

Cuando los organizadores se acercaron a darles la bienvenida, la multitud se dispersó, revelando un rostro juvenil, extraordinariamente apuesto. Él y el hombre más alto a su lado, llevaban el mismo estilo de traje con anillos y relojes a juego. Además, cuando se miraban, lo hacían con tal ternura, que a los demás les resultaba difícil entrometerse.

La secretaria se palmeó la frente, como si estuviera a punto de desmayarse, y habló, con entusiasmo:

—Jefe, ¿ha visto el anuncio con el debutó Lin Cheng Ze? Fue para ese perfume clásico llamado Extravagant, ¡ah! Dios, ¡la belleza de mi Adonis rompió la escala! Después de que el anuncio fue transmitido, Extravagant se agotó de inmediato. Intenté de todo, ¡pero al final no pude obtener uno!

¿Recordar? ¿Cómo podría no hacerlo? La razón por la que filmó ese anuncio fue para ayudarme.

Ji Han Yu reveló una expresión de desconcierto. Aunque el anuncio no pudo transmitirse a nivel nacional, el revuelo que causó en los mercados de Europa y Estados Unidos, se extendió hasta el País C. Lo había descargado de internet y lo veía hasta el cansancio en sus noches de insomnio. Era como si el joven nunca lo hubiese dejado.

Recordaba la expresión que Lin Cheng Ze ponía cuando veía los pimientos verdes que tanto detestaba; el bigote que le quedaba cuando bebía leche; cómo se sacaba los zapatos con descuido y tiraba su mochila en cuanto llegaba a casa; la forma en la que mordía el bolígrafo cada vez que se perdía en sus pensamientos…

Pensó que había perdido el interés en él los últimos dos meses que vivieron juntos, pero, en realidad, el chico lo había cautivado, y en su corazón, quedaron grabados cada expresión, por mínima que fuera, y cada uno de sus gestos.

Los recuerdos que pensó no le importaban, y que incluso despreció, se convirtieron en arrepentimientos de los que jamás podría deshacerse, para siempre irredimibles. Después de perderlo, se dio cuenta de lo encantador y franco que era. Si lo hubiera apreciado, ¿qué tan felices serían en ese momento?

Mientras Ji Han Yu estaba sumido en sus recuerdos lamentables, lo que su secretaria dijo a continuación, perforó sin piedad su corazón:

—No solo es fuera de serie la belleza de mi Adonis, su carácter también es impecable. Cuando el señor Cao tuvo ese accidente automovilístico, que casi lo paraliza, mi Adonis salió del clóset frente a los medios y dijo que cuidaría de él por el resto de su vida. ¡Qué romántico! Entonces, cuando el señor Cao fue a ese programa de entrevistas, el presentador le preguntó cómo hizo para recuperarse y este contestó que una vez, revisando el teléfono de mi Adonis, vio que su contacto estaba bajo el nombre de «Amante inmortal». Esto lo había conmovido tanto, que finalmente pudo animarse. Lloré tanto después de ver ese episodio. En una situación tan difícil, mi Adonis se mantuvo leal a su amante; en el mismo bote, bajo el viento y la lluvia. El señor Cao está bendecido, ¿no lo cree?

La secretaria se agarró el corazón y miró a su jefe, solo para descubrir que los ojos del otro estaban enrojecidos, y lágrimas estaban por desbordarse.

—Voy al baño. —Ji Han Yu salió, apresurado, del vestíbulo y entró en una habitación vacía que encontró. Allí, lloró con amargura, como una bestia atrapada, había comprendido la relación sincera y cálida que perdió.

La felicidad estaba al alcance de su mano, pero la había desechado sin piedad. Nadie lo amaría sin reservas como lo había hecho ese joven. Estaba arrepentido, pero era incapaz de arreglar el pasado.

Una respuesta en “Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 4 – Capítulo 10”

  1. Yun Sheng es tan profesional, realmente es un merecido actor de un Oscar y siento que se demuestran mejor sus habilidades de actuación en este arco xDD jajaja ¡Hasta yo casi me olvido de su actuación en este arco! Era como que Xiao Ze realmente estaba sufriendo y todo eso XD jajaja

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