Pronto, utiliza el rostro del demonio – Arco 4 – Capítulo 11

Traducido por Shiro

Editado por Meli


El día del cumpleaños número doce de Ji HanYu, su padre llegó con un niño y una niña a casa, con quienes, tomado de las manos, caminó hasta su lado. Le dijo que eran sus hermanos menores, y que debía cuidar de ellos.

Mientras Ji Han Yu continuaba estupefacto, su madre de pronto volcó su enorme pastel de cumpleaños y maldijo a su padre como si fuese una musaraña inculta:

—Mírate, eres un hombre viejo y gordo de casi cincuenta años. ¿Por qué una niña de veintitantos años está pariendo tus hijos? ¿Acaso crees que eres su amor verdadero? Sin el apoyo de la familia Cao, mi familia, ¡no eres nada! ¡¡Llévate a estos dos bastardos fuera de mi vista!

La cara de su padre se hinchó tanto que parecía el hígado de un cerdo. Ji Han Yu pensó que se veía gracioso y se rio.

Eso hizo enojar a su padre, quien lo señaló y ridiculizó:

—Bastardo, ¿de qué te ríes? ¿Quién crees que eres? Tu madre los llamó bastardos, pero ella también es la bastarda de la familia Cao. Sin la riqueza de la familia Ji, ¿por qué alguien le prestaría atención? Ustedes beben y comen de mí, y aún así se me oponen, bastardos desagradecidos.

En aquel momento, se burló de esas palabras, pero le dejaron una profunda huella en el corazón. Por eso se enojó tanto cuando escuchó a Lin Cheng Ze decir que solo estaba interesado en los antecedentes de su familia, e ideó ese ridículo plan.

Le dijo a Lin Cheng Ze que la familia Ji estaba en quiebra y que no tenía adonde ir. Aunque en apariencia lucía muy deprimido, reía con gusto en su interior. La familia Ji si estaba en quiebra, y todos esos hijos ilegítimos que codiciaban la propiedad familiar estaban escondidos en sus camas, llorando. Pero a Ji Han Yu, eso no lo afectaba en nada.

Cuando su madre se unió en matrimonio a la familia Ji, su abuelo le dio mucho dinero, suficiente para que ambos vivieran con tranquilidad por el resto de sus vidas. Él le había pedido a su madre dos millones y, con la ayuda de su tío, había construido una fábrica, la cual generaba ganancias considerables.

Había fingido no tener siquiera un centavo, y así llamó a la puerta de Lin Cheng Ze, esperando que lo acogiera. El joven estuvo de acuerdo, pero comenzó a distanciarse de él y a adular a sus amigos. Ji Han Yu observó la situación sin hacer nada, burlándose en su interior porque creía que había caído en su trampa.

En principio, su plan era vivir con Lin Cheng Ze por algunos días, pero en el corto período de tres días, el cuidado desinteresado de Fang You Ran lo conmovió, y decidió quedarse. Entonces, se acercó al mejor amigo de su novio deliberadamente, conduciéndolo a sus brazos, mientras le presentaba a sus amigos a Lin Cheng Ze, esperando que cayera en la cruel trampa.

A Lin Cheng Ze no le agradaban sus amigos, hasta él lo había notado, pero siempre estaba disponible para ellos. En aquel momento, Ji Han Yu pensó que el joven estaba dispuesto a hacer lo que fuera por dinero, pero el evento posterior le mostró la verdadera razón detrás de la perseverancia de su novio.

Ji Han Yu había pensado que Fang You Ran le había entregado el amor más puro, pero no esperaba que el amor de Lin Cheng Ze fuese incluso más prístino, más extremo. El joven era como una llama ardiente, dispuesto a reducirse a cenizas por su amado. Cuando te amaba, hasta su alma ofrecería por voluntad.

Ese era el amor que Ji Han Yu siempre había deseado, pero sin darse cuenta, lo había desechado.

Se acostó con Fang You Ran, y cuando vio al deprimente Lin Cheng Ze aparecer de pronto, no sintió el más mínimo remordimiento.

¿Por qué no sentí arrepentimiento?

Cada vez que esa escena se reproducía en sus sueños, se paraba frente a él mismo, cuestionándose, interrogándose una y otra vez, maldiciéndose, incluso queriendo abofetearse para despertar y escapar de dicha pesadilla.

Esa noche, los billetes de color rojo brillante esparcidos por el suelo lucían muy llamativos; lo ridiculizaban. Ji Han Yu permaneció en la habitación durante mucho tiempo, luego se arrodilló y los recogió uno a uno, hasta dejar impecable el suelo. El dinero en sus manos era como un trozo de hierro candente, lo escaldaba, y a pesar de lo doloroso que le resultaba, no podía soltarlo.

Tenía que devolvérselo todo, devolvérselo cien veces por encima, mil veces por encima, y luego recuperar a Lin Cheng Ze.

Fue solo en ese momento que recordó todos los pequeños detalles de su relación con Lin Cheng Ze, y de repente comprendió por qué este detestaba a sus amigos, pero los atendía con paciencia. Solo esperaba que pudieran echarle una mano cuando lo necesitara; todo lo que hizo fue por su bien.

Ji Han Yu no se atrevía a pensar mucho en todas las lágrimas y penurias que había invertido a sus espaldas, e incluso menos se atrevía a especular lo que habría pensado cuando se dio cuenta que lo había abandonado en una fiesta sexual para que abusaran de él.

Fang You Ran lo ayudó a recoger el dinero y, de pronto, lo abrazó, repitiendo que lo sentía, mientras lloraba con amargura. Esas lágrimas, en el pasado, habrían hecho que lo mimara, pero en ese momento lo hizo sentir nauseabundo. En comparación a los esfuerzos desesperados de Lin Cheng Ze, Fang You Ran no sacrificó nada. ¿Por qué lo conmovió, entonces? ¿Solo porque expresó sus sentimientos más que Lin Cheng Ze?

Lin Cheng Ze era muy orgulloso. Siempre decía que la persona que se enamoraba primero era quien perdía. En aquel momento, Ji Han Yu no entendía por qué le gustaba tanto esa frase, pero ahora entendía. Cada vez que repetía esa frase, le estaba diciendo: «Perdí». Pero su orgullo no le permitía admitirlo, por eso decía que solo le interesaba su dinero.

Un temperamento tan torpe, pero tan encantador. Ji Han Yu sonrió, pero luego comenzó a llorar. Empujó a Fang you Ran y le rugió que se fuera, que saliera de las vidas de Lin Cheng Ze y de él.

—Me dan náuseas cuando te veo, ¡pero estoy aún más enfermo que tú! —gritó con ojos enrojecidos.

Lin Cheng Ze desapareció. Ji Han Yu no podía encontrarlo en ninguna parte, por lo que recurrió a ponerse en cuclillas frente a la puerta de la mansión de la familia Cao, esperando. En el pasado, solo había sentido admiración y agradecimiento por Cao Mo Kun, pero, con lo sucedido, todo eso se convirtió en resentimiento.

—Sabías que era mi novio, ¿por qué me lo arrebataste?

Cao Mo Kun sonrió con burla y dijo:

—Comprar tu relación por trescientos mil ha sido la mejor inversión que he hecho en mi vida.

Ji Han Yu no tenía la fuerza para enfrentarlo. Después de irse, miró hacia la casa y se dijo a sí mismo que debía volverse más fuerte, más poderoso que Cao Mo Kun, para poder recuperar a su amante.

Aun así, Lin Cheng Ze terminó desapareciendo. Y él comenzó a sufrir de insomnio, lo que hizo que su drogadicción se disparara para poder sobrevivir.

Un día, tres meses después, un amigo reprodujo un video en su teléfono y le pidió que lo mirara. Ji Han Yu lo vio con indiferencia, pero luego quedó atónito. Agarrando el teléfono, observó con avidez al cautivador joven en la pantalla. Por supuesto, se trataba de Lin Cheng Ze; el hombre que anhelaba su corazón; la persona que lo hacía sentir tan arrepentido, que sentía que no podría amar de nuevo.

—¡Este anuncio está explotando en línea! ¡Maldita sea, cómo no me di cuenta de que Lin Cheng Ze era tan atractivo! Se lo presentaste a Wang Jie, pero no a mí, ¡¿qué rayos, hombre?! Oh, cierto, ¿no era tu novio? Una belleza como él, ¿por qué se lo diste a alguien más? Eres demasiado osado…

Sin esperar a que terminara de hablar, Ji Han Yu le asestó un golpe sin pensárselo, ojos llenos de odio.

¿Por qué se lo di a alguien más? ¿Por qué se lo di a alguien más?

Él también se había hecho la misma pregunta un sinfín de veces en el pasado.

¡¿Por qué se lo di a alguien más?! ¡Fui un idiota!

Escuchó que el perfume Extravagante venía con el póster promocional de Lin Cheng Ze. Ji Han Yu faltó a clases y corrió a la tienda departamental más cercana. Sin embargo, se encontró con el mostrador abarrotado de gente, todos pidiendo a gritos el perfume. Cuando logró llegar al frente, el vendedor le dijo que el perfume se había agotado.

La sensación de pánico que lo embargó en ese momento era indescriptible. Parecía que sin importar cuánto lo intentara, nunca podría volver a tocar a Lin Cheng Ze.

Salió del centro comercial como un espíritu errante, deteniéndose en los escalones cada cierto tiempo, aturdido. Entonces, levantó la mirada, una pantalla LED gigante estaba transmitiendo una entrevista con el diseñador internacional más famoso, Orlando. Llamó a Lin Cheng Ze su Diosa de la Belleza; Narciso contemplando su reflejo a la orilla del lago; Ganímedes sirviendo vino a los dioses. Dijo que su apariencia podía hacer caer a dioses y reyes, y que no amarlo era un pecado.

Su última oración rompió el corazón de Ji Han Yu. Sí lo amaba, solo se dio cuenta de ello muy tarde.

La imagen de Lin Cheng Ze apareció a continuación en la pantalla; muchas personas se detuvieron para mirarlo, incluso algunos los autos redujeron la velocidad. Sorpresa y anhelo eran palpables en sus ojos. Sin atreverse a mirar, Ji Han Yu se fue en trance.

Eventualmente, usó algunas conexiones para comprar varios perfumes, y llenó su habitación con los póster de Lin Cheng Ze. Era como si nunca se hubiese ido. A partir de ese día, poco a poco, consiguió dormir, pero sus sueños eran abundantes.

Trabajó sin parar con la esperanza de superar a Cao Mo Kun. Así, se convirtió en advenedizo en el mundo de los negocios. Gran cantidad de bellezas se pavoneaban frente a él, pero ninguna pudo despertar su interés. Si algún día, tuviste en tus manos el mayor tesoro del mundo, ninguna otra persona u objeto podrá de nuevo captar tu atención.

Lin Cheng Ze era el mejor, nadie podría jamás reemplazarlo.

Un día, luego de concluir un negocio muy importante, Ji Han Yu regresó a casa, exhausto. Se sentó en el sofá y fijó su mirada perdida en la pared cubierta con fotos de Lin Cheng Ze. De pronto, el noticiero en la televisión informó que Cao Mo Kun había tenido un accidente automovilístico, que la parte inferior de su cuerpo resultó gravemente herida y que podría quedar paralizado. Ji Han Yu permaneció inmóvil durante varios minutos y, luego, una alegría incontenible surgió en su corazón. Quizás tendría una segunda oportunidad.

¿Cómo se sentirá Lin Cheng Ze en este momento? ¿Ansioso, impotente? No, debo apresurarme a su lado lo más pronto posible.

Se levantó y comenzó a empacar sus cosas, vació su guardarropa y se vistió con su mejor traje. Entonces, arrastró su maleta hacia el aeropuerto y compró un asiento en el primer vuelo hacia el País F.

Veinte minutos antes de la hora de embarque, el rostro cautivador de Lin Cheng Ze apareció en la televisión de la terminal. Lucía demacrado, pero sus ojos eran despampanantes y, con expresión resuelta, enfrentó a los medios diciendo:

—Cao Mo Kun es mi amante. Lo amo. Nunca me daré por vencido con él. Espero todos puedan darnos sus bendiciones.

En aquel momento, Cao Mo Kun se convirtió en el hombre más odiado en el mundo. Ji Han Yu escuchó a las adolescentes sentadas en la fila estallar en lágrimas de dolor. Un hombre pateó enojado una valla publicitaria, murmurando que la entrevista era falsa, que era una broma del día de los inocentes… En el mundo, muchas personas adoraban locamente a Lin Cheng Ze, pero él solo amaba a una persona.

Ji Han Yu se rio; rio y rio hasta que lágrimas brotaron inesperadamente.

¿Por qué Lin Cheng Ze habría de necesitarme en este momento? ¿Por qué pensé que me aceptaría? ¿Solo porque Cao Mo Kun se encontró con una desgracia?

Después de todo, era Lin Cheng Ze, el Lin Cheng Ze que, una vez se enamoraba, ¡era leal hasta la muerte! Su amado será la persona más feliz del mundo.

Al reembolsar su boleto, Ji Han Yu regresó a su casa, confundido, y luego se dejó caer en la cama. Tuvo un sueño en el que estaba sentado en el comedor de la casa de Lin Cheng Ze, ayudándolo a esculcar los pepinos verdes de su comida. Luego, al verlo comer con entusiasmo, le sirvió un vaso de leche tibia y besó sus labios rojos empapados. Los brazos del joven, se envolvieron en su cuello, sus ojos seductores destellando. Era tan hermoso, tan cautivador…

Ji Han Yu despertó sonriendo con dulzura, pero, al mirar a su alrededor, se encontró con una habitación fría y vacía, y fue devuelto a su realidad desesperanzada. Pasó dos meses odiando a Lin Cheng Ze, pero pasaría el resto de su vida amándolo.

Siempre consideró seguir adelante, no obstante, cada día se hundía más y más. Lin Cheng Ze ya lo había dejado atrás, pero él continuaba atrapado en sus embotados recuerdos.

El amor de Lin Cheng Ze era como una llama ardiente, que redujo a cenizas el alma de Ji Han Yu, dejando solo un caparazón vacío.


Shiro
¡Yay! Terminamos otro arco. Uno de mis favoritos, cabe recalcar. :3 Me divertí un montón traduciéndolo, espero se hayan divertido leyéndolo. (*^^*)♡ ¡Nos estamos leyendo! ☆⌒ヽ(*\'、^*)chu

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