Reina Villana – Capítulo 43: La Princesa del Reino Slloan

Traducido por Kiara

Editado por Ayanami


—Entonces, ¿qué pasa si el agua es mucho más amplia de lo que una Anika pueda ver? —Eugene sondeó, negándose a dejarlo así —debes tener una idea ¿no? Dime ¿un lago? ¿Un río, tal vez?

—Jin, ya te lo dije —Kasser suspiró, sintiéndose impotente. —Hay un límite a lo que sé.

Eugene frunció el ceño y suspiró exasperada.

—Entiendo que necesito ver al Sang-je si quiero las respuestas a mis preguntas. Pero no quiero verlo —murmuró ella — ¿Realmente, no hay otra manera? —suplicó.

Kasser frunció el ceño y sacudió la cabeza.

—No entiendo —dijo — ¿Por qué no quieres ver al Sang-je?

—Para ver al Sang-je, tendría que ir a la Ciudad Santa —respondió ella de inmediato, como si fuera la única respuesta que él necesitaba.

— ¿Y no quieres ir a la Ciudad Santa? —preguntó confundido.

Eugene suspiró. No sabía cómo expresarse en este momento, sin embargo, lo intentó.

—Todavía me estoy acostumbrando a mi entorno. Creo que dejar el reino y explorar nuevos lugares será demasiado abrumador.

En su interior, Kasser se regocijo por sus palabras. Instantáneamente, asintió con aprobación, buscando en su mente otras maneras con las que ella pudiera obtener el conocimiento que necesita, sin tener que encontrarse con el Sang-je, o ir demasiado lejos. Uno que le traería menos problemas a su reino.

— ¿Qué tal ver a otra Anika? —sugirió Kasser.

Eugene se animó.

¡Es perfecto!

— ¿Cómo? —ella jadeó, inclinándose hacia adelante en su ansia.

—La princesa del Reino de Slloan —respondió Kasser.

Eugene asintió con entusiasmo, recordando, de repente, a un hombre específico.

¡Sí, ella lo recuerda ahora! Cuando ella escribió su historia, había un personaje de unos cincuenta años, mucho más viejo que la mayoría de los reyes en la historia. Él, era el rey de Slloan, el rey Richard.

El rey Richard era sabio y gentil, pero firme. Fue gracias a este personaje que la historia pudo avanzar sin problemas, de lo contrario, los cinco reyes solo habrían querido pelear entre sí, y sería una historia bélica llena de batallas y peleas.

Lo que distingue al Rey Richard es que se negó a participar en cualquier conflicto. Era mayor que ellos y, por lo tanto, vio los enfrentamientos de los reyes más jóvenes como los de unos niños peleándose por los juguetes.

En cuanto a los otros cinco reyes, tenían un gran respeto por el rey más viejo, incluso buscaban su sabiduría, atendiendo a su consejo, especialmente, cuando se trataba de sus pequeñas disputas. Él fue la única razón por la que ninguna de las peleas entre los otros reyes se volvió una guerra.

Honestamente hablando, el Rey Richard es quien debe ser aclamado como el héroe de Mahar. Mientras más pensaba en ello, más segura se sentía de su pensamiento.

Richard tenía un hijo adulto, pero los príncipes no podían participar en la batalla con los larks. El Praz del príncipe sólo se desarrollaría por completo cuando el rey anterior muriera y, finalmente, ascendiera al trono. Hasta entonces, sus poderes nunca alcanzarían su máximo potencial y, por lo tanto, serían inútiles en el campo de batalla.

Si el príncipe muere, el Reino de Slloan estaría en grave peligro.

Es por eso, que el príncipe siempre asumiría el trono de su padre cada vez que el rey saliera a la batalla. Recordó que nunca le dio a ninguno de los reyes un papel formal en la historia, solo se mencionan de pasada.

El hijo de Richard sería un buen hombre, sin duda.

—Si acepto conocerlos, ¿eso significa que tengo que visitar el Reino de Slloan? —preguntó Eugene

Kasser asintió con la cabeza. El Reino de Slloan no está lejos de Hashi, por lo que, no sería un viaje difícil.

—Puedes ir a visitarlos —dijo —o podrías invitarlos a Hashi —él sugirió.

—Creo que prefiero invitarlos —al verlo asentir de acuerdo, preguntó por curiosidad: — ¿Cuándo se casó el Príncipe de Slloan?

—El año pasado.

—Entonces, ¿la edad de la princesa…?

—Ella es dos años más joven que tú.

Eugene no dijo nada más, todavía parecía un poco perdida mientras sus cejas se fruncían.

— ¿Hay algún problema? —preguntó Kasser cuidadosamente.

—Creo que…podría conocerla. Quiero decir, obviamente, no lo recuerdo con claridad —dijo Eugene nerviosa, retrocediendo un poco.

Era conocido por todos que las Anikas nacen cada dos años. Pero hubo un período en el que no nació una Anika durante mucho tiempo. La primera Anika que nació después de ese período fue Jin. Entonces, Jin había nacido con 10 años de diferencia de la última Anika.

La Ciudad Santa celebró una gran celebración en el año en que nació Jin, después de todo, habían pasado muchos años sin el nacimiento de una. Además, en el año en que nació Jin, nació otra Anika, lo que hizo que dos Anikas nacieran en el mismo año.

Esas dos Anikas eran Jin y Flora.

Flora, la protagonista. ¿Cómo será ella? Eugene no pudo evitar reflexionar.

A pesar de que las Anikas siempre han sido tratadas con el mayor respeto y cuidado, ninguna recibió tanto amor y cuidado como lo hicieron Jin y Flora. Incluso se rumoreaba que el Sang-je les enviaría sus saludos todas las mañanas antes de comenzar con sus deberes matutinos, lo que era muy diferente al trato que recibían las otras Anikas. Habían sido fácilmente ignoradas y no se les dio mucho cuidado ni amor.

Si la princesa era dos años menor que Jin, las dos habrían pasado su infancia juntas en la Ciudad Santa.

— ¿Eran amigas? —preguntó Kasser con curiosidad.

Jin no era una simple chica malvada, era la encarnación del mal. Ella habría pasado sus días en la Ciudad Santa como la abeja reina y habría disfrutado de hostigar a otros, lo había hecho desde muy temprano, sin importarle que esas víctimas fueran sus compañeras Anikas.

Flora no era alguien a quien Jin pudiera intimidar fácilmente, por lo que una Anika dos años menor que ella habría sido el blanco perfecto de sus humillaciones

—No creo que acepte la invitación. Nosotros…no nos llevamos exactamente bien, al menos, eso es lo que recuerdo —expresó casi en un susurro, Kasser asintió esperando que continuara —Bueno…creo que podría haber sido un poco mala con la princesa de Slloan durante mi estancia en la Ciudad Santa —Finalmente, soltó la verdad.

Kasser se rió entre dientes.

— ¿Qué tan mala pudiste haber sido? La princesa también es una Anika, como tú —señaló.

Eugene se encogió de hombros.

—No lo sé. Tal vez, chismes o intimidación —murmuró, mientras pensaba. Cuando levantó la vista, todavía podía ver la diversión brillando en los ojos del rey. Una comprensión repentina llegó a su mente.

¡No me está tomando en serio! Increíble, realmente, no tiene ningún tipo de tacto, ¿verdad? Ella resopló en sus pensamientos. Puede que fuera duro en el exterior, pero no era cruel. Prácticamente se preocupa. No le hablaba como lo haría cualquier amante, no la trataba como debería hacerlo un marido, pero tampoco había hecho nada malo.

Ante esa nota, se encontró sonriendo.

En su novela, Kasser tenía tanto defectos como fortalezas. Cada vez que abría la boca, escupía comentarios duros que incomodaban a los demás. Simplemente, derribaría su orgullo como paredes de papel y no sentiría remordimiento, especialmente, cuando estaban equivocados.

Pero el Kasser frente a ella no era ofensivo. Él no era ese tipo de persona en este momento. El personaje de su novela y el hombre sentado en la mesa del comedor eran muy diferentes. Tan diferentes que, de repente, sintió que Kasser estaba mucho más lejos de lo que realmente pensaba.

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