Sentido Común de una Casa Guerrera – Capítulo 129: Mi aflicción (1)

Traducido por Lugiia

Editado por Sakuya


Han pasado dos semanas desde que me encontré con el príncipe Edgar en la biblioteca.

Todavía no he podido ver a Louis. Parece que ha pasado mucho desde la última vez que nos vimos.

Aunque… no es como si nos hubiéramos reunido tan frecuentemente dentro de la Academia.

A pesar de eso, ¿por qué me siento tan sola y desamparada?

A fin de disipar tales sentimientos, terminé entrenando. En un lugar desolado, el sonido de mi espada era lo único resonando a mi alrededor.

Después de terminar el entrenamiento, volví a mi habitación para cambiarme, y luego me dirigí al comedor.

—¿Eh…?

En el camino, vi a Louis, a quien no he visto en absoluto recientemente.

Él también pareció notarme, ya que se acercó poco a poco.

—Oh, Dios… joven Louis, buen día. ¿Cómo se encuentra?

Por supuesto, en este pasillo había otros estudiantes presentes, así que usé una forma de hablar más educada que de costumbre.

—Mellice, ¿puedo tener un poco de tu tiempo?

Aunque la clase empezaría pronto, al sentir la inquietud y la seriedad que rezumaba de sus palabras, asentí con la cabeza.

—S-Sí… Por supuesto.

Entonces, Louis tomó mi mano y me guió hacia la puerta de la Academia.

—Espera un segundo… ¿A dónde vamos? —pregunté, después de entrar en el carruaje que estaba detenido en la entrada.

—Hemos descubierto el responsable del reciente caso…

—¿Es alguien del Principado de Rinmel? ¿O del reino de Tasmeria?

—Ambos.

—Ya veo… Es bueno que lo hayan descubierto. Entonces, ¿quién…?

—Te diré los detalles después de llegar a la casa ducal Armelia… No podemos estar seguros de que nadie nos escuche aquí.

—E-Es cierto…

El carruaje siguió avanzando en medio de una atmósfera pesada.

Tan pronto llegamos a la casa ducal Armelia, Louis me guió de inmediato hacia el estudio.

El señor Romeru no estaba presente.

—Siéntate ahí… Esto será largo.

Seguí sus instrucciones y me senté en una silla.

—¿Entonces? ¿Quién fue responsable del ataque a los archiduques del Principado de Rinmel? ¿Y quién fue el colaborador?

—El hijo mayor de la casa ducal Sligar, Cordis Sligar. Él fue el principal culpable de todo este incidente.

—¿Cordis Sligar? No estaba incluido entre los visitantes, ¿verdad?

—Hablaré de todo desde el principio. Escúchame primero.

Habló de los logros que el señor Romeru y él habían hecho, logros que yo desconocía.

Su padre había entrado en contacto con la facción moderada, la neutral, así como con la extremista del Principado de Rinmel y negociado con ellos. En medio de eso, descubrieron la traición del conde Talbot y se ocuparon de ella.

—Entonces, el señor Romeru visitó el Principado de Rinmel por un período de tiempo.

—Sí.

Después de eso, la historia de Louis continuó.

Mientras su padre estaba manejando los asuntos en el Principado Rinmel, Louis actuó en nombre del señor Romeru para sus deberes regulares y fue responsable de la investigación de la casa del marqués Anderson.

El tema de su investigación era el paradero del hierro malversado por mi tío Wels.

—¿Mi tío malversó el hierro…? ¿No me digas que hizo armas con el…?

—Así es.

Ante la respuesta afirmativa de Louis, sentí que toda la fuerza abandonaba mi cuerpo.

Preparar en secreto un gran número de armas… No importa cómo lo veas, eso solo podría llevar a que las cosas fueran en una mala dirección.

—Si estás hablando de esto ahora, entonces…, ¿se encontró una conexión entre ellos?

Todo lo que podía hacer era reírme.

Al ver mi reacción, la expresión de Louis se distorsionó momentáneamente.

—Sí… Todo estaba en la palma de la mano de Cordis Sligar.

—¿Todo?

—Todo. Cordis fue el que envió a los comerciantes que propusieron la idea de un comercio de esclavos a la casa ducal Baskar, el que planeó que todos los archiduques del Principado fueran asesinados junto con sus familiares en el reino de Tasmeria… y la persona que conspiró con el señor Wels.

—Bueno…, dijiste que una parte del hierro había llegado al Principado de Rinmel. Con eso, ¿sería correcto asumir que el resto sigue en el territorio del marqués Anderson?

—Sí, así es. Ya hemos determinado dónde está escondido.

—En otras palabras, mi tío desea el puesto de jefe de la casa del marqués Anderson… Hmm, no, no solo eso. Está planeando trabajar junto con el Principado de Rinmel para usurpar el trono del reino de Tasmeria. ¿Es esa suposición correcta?

Ante mi pregunta, Louis dudó un poco antes de asentir.

—¿Le has contado a mi padre sobre esto?

—Lo hice… Mi padre habló con el general Gazelle.

—Ya veo… Si es mi padre, entonces probablemente desea que la familia resuelva por sí misma la desgracia que un miembro de la familia ha causado.

Lo más seguro es que mi padre decida moverse. Y lo hará sin utilizar miembros del ejército. Incluso si eso significa ponerse en una abrumadora desventaja en números…

No… no solo eso, sino que en el momento en que se diera cuenta de que estaba en una posición abrumadoramente desventajosa, es probable que incluso les diga a los del cuerpo de guardias que lo abandonen.

—Lo siento, Louis… —dije, levantándome en silencio y abrazándolo. Como respuesta, él también me rodeó con sus brazos—. Lo siento, Louis… —murmuré una vez más esas mismas palabras.

—¿Qué pasa, Melly…?

Incluso si está luchando una batalla desfavorable, aun así, mi padre no solicitará ayuda. No puedo abandonarlo. Y aunque logre repeler a mi tío y a su grupo, el nombre de la casa del marqués Anderson caerá.

Ya no soy apta para ser la esposa de Louis… para ser la prometida del próximo jefe de la casa ducal Armelia.

—Me dirigiré al territorio del marqués Anderson. Ahora mismo, incluso tener una persona más en la batalla le ayudará a mi padre.

—No puedes…

Sorprendida por la negación de Louis, levanté la cabeza.

—El general Gazelle ya ha empezado a moverse.

No pude evitar congelarme ante esas palabras.

—¿Cuándo le contaron a mi padre sobre este asunto…?

—Hace dos semanas…

—¡Oh, Dios mío…! ¡¿Por qué no me lo dijiste entonces?!

—El general me dijo que no lo hiciera… Que no involucrara en los asuntos de la casa del marqués Anderson a alguien que se va a casar con la casa ducal Armelia.

—¿Me estás diciendo que vea el destino de la casa del marqués Anderson desde lejos mientras me cruzo de brazos…? ¿Por qué tengo que hacer eso si las personas que amo se dirigen al campo de batalla…?

Mientras decía eso, dejé caer la cabeza. Entendí la razón detrás de las acciones de mi padre. Tomó esta decisión en consideración a mí, para que no reciba ninguna culpa por los pecados de nuestra casa. Sin embargo, no hay manera de que pueda sentarme y mirar sin hacer nada.

No hay manera de que pueda…

Me sentí tan frustrada que las lágrimas comenzaron a derramarse.

A pesar de que están dirigiéndose a una batalla… A pesar de que la gente que me importa está luchando en este mismo instante…

Solo yo he estado viviendo normal, completamente ignorante de la situación.

Incluso si entiendo el gentil deseo de mi padre y de mi hermano… no puedo evitar odiarme a mí misma por ser incapaz de hacer algo mientras todos los demás están luchando.

Y, por sobre todas las cosas, estoy preocupada por ellos…

Suavemente, la mano de Louis toca mi mejilla y acepto en silencio mientras su mano limpia mis lágrimas

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