Traducido por Tsunai
Editado por Sakuya
—¡Ah, como era de esperar, la soledad es el destino de Lord Lucas…!
Sólo la niña lirio ardía de pasión por el destino solitario.
—¿Por qué Lord Ezequiel no se ha comprometido?
—Estoy de acuerdo. Yo ya estoy casada.
Las chicas volvieron a cambiar de tema y ahora continuaron hablando de Ezequiel.
—¿Sabe el por qué, señorita Magritta?
—En este momento Ezequiel está…
Sentí como si la mirada de Jennette me hubiera tocado por un momento pero fue sólo por un instante.
—No creo que quiera casarse todavía.
—¿No hay nadie que le guste?
Una de las damas preguntó sin perder un segundo. Sentí que los oídos de las otras damas atrajeron su atención al mismo tiempo y no pude evitar reírme de lo lindo que era.
—No hay forma de saber lo que está pensando.
Jennette continuó respondiendo con firmeza, a diferencia de antes, cuando solo daba una respuesta tímida.
—Hasta donde yo sé, soy la persona más cercana a Ezequiel.
Como una canción recitada lentamente, su cristalina voz flotaba entre las hermosas flores que las rodeaban. Sin embargo, sus palabras fueron un poco difíciles de interpretar. Las damas inclinaban la cabeza e intercambiaban miradas de perplejidad entre ellas.
—Ahora que lo pienso, alguien la semana pasada también vio afuera a Lord Ezequiel y a la señorita Magritta.
—Sí, salimos juntos.
—Pero ¿escuché que Lord Ezequiel fue visto con otra mujer en un café de postres ese día?
Cuando Jennette y yo estábamos a punto de tomar un sorbo de nuestras tazas de té, nuestras manos se congelaron una al lado de la otra en ese momento.
—Dijo que no tenía idea de quién era la dama, entonces ¿crees que era sólo un rumor?
Ah, me alegro. Inmediatamente después de ver a Ezequiel ese día, había lanzado magia de deterioro cognitivo como medida de precaución. Si no lo hubiera hecho, habrían circulado rumores de que “¡Lord Ezequiel tenía una cita con una mujer misteriosa que se parecía a la princesa Athanasia!” por toda la ciudad.
En respuesta al ver los rostros confusos de las mujeres, Jennette inclinó la cabeza.
—Hm, ¿hubo un rumor como ese?
—¿Usted tampoco lo sabía, señorita Magritta?
—Sí… No importa lo cerca que seamos, no puedo saber todo lo que hay que saber sobre él.
Miré a Jennette mientras dejaba su taza de té sobre la mesa. Las jóvenes pronto cambiaron de tema.
Jennette se sentó de espaldas a las flores brillantes y escuchó en silencio su conversación por un momento antes de levantarse lentamente de su asiento.
—Por favor, disculpadme.
Cuando una señorita se disculpaba normalmente era para ir al baño, por lo que nadie le prestaba atención a su salida.
—Ahora que se fue la señorita Magritta puedo hablar más tranquilamente.
Una vez que Jennette desapareció por completo del jardín, la joven me preguntó con cuidado.
—Princesa, ¿no crees que Lord Ezekiel tiene interés en ti?
—Oh, ¿de qué estás hablando…?
Incliné la cabeza ante la pregunta con una sonrisa en mi rostro. Entonces, por alguna razón, las jóvenes empezaron a hablar una por una.
—La verdad es que me preguntaba lo mismo. La señorita Bavid y yo compartimos los mismos pensamientos.
—Sí. Yo sentí lo mismo, pero era difícil discutir con la señorita Magritta presente.
—Estoy de acuerdo. ¿Tal vez sea por lo cercana que es la señorita Magritta con Lord Ezekiel?
—Pero ¿crees que Lord Ezekiel siente algo por la princesa? Por favor, cuéntame más.
—No tengo mucho que decir… A veces me siento así cuando los veo en un banquete o en un baile. También tuve la misma sensación en la última fiesta del té.
—Oh, no pude asistir a la fiesta del té por distintas razones, pero escuché que Lord Ezekiel había aparecido ese día.
Mientras escuchaba lo que las jóvenes tenían que decir, sentí como si tuviera una espina en la garganta.
—Desde mi punto de vista, Lord Ezekiel mira a la princesa de manera diferente que a otras personas.
Las chicas me miraron con considerable curiosidad. Aunque no había nada especial entre Ezekiel y yo, fue sorprendente escuchar a estas jóvenes nobles discutir sobre esto. Aunque mi respuesta ya había sido decidida.
—Desafortunadamente, no hay nada especial entre Lord Ezekiel y yo, sobre lo que debais sentir curiosidad.
Desde el momento en que habló la señorita Bavid, mantuve la calma y continué hablando con una sonrisa en el rostro.
—Como estoy segura de que todos saben, es una persona muy amable y sus acciones se deben al respeto hacia mí.
Recordé fugazmente la mirada apasionada que apareció en mi vista por un momento hace dos años mientras estaba de pie entre las flores blancas esparcidas.
—Lord Ezekiel se sentiría bastante avergonzado si supiera de este malentendido.
Cerré los ojos y borré el recuerdo pasajero que vino a mi mente. Mientras continuaba manteniendo mi sonrisa inquebrantable, las jóvenes parecían un poco decepcionadas.
Incluso si fuera cierto que no hubo interacciones emocionales entre Ezekiel y yo, la conversación habría sido más entretenida para las chicas si yo me hubiera sonrojado tímidamente o incluso pareciera un poco avergonzada.
—Pero el vestido que usó la señorita Magritta hoy fue realmente bonito, la próxima vez también debería visitar la tienda de la señora Thioren y…
Una vez más el tema de conversación pasó a ser otro. Esta vez también intervine en la conversación de las jóvenes. Flores en plena floración a su alrededor. Una voz clara susurrándome al oído. El dulce aroma del té permanece en la punta de la nariz. En medio de todo esto, las ondas que agitaban mi corazón disminuyeron silenciosamente.
Luego, en algún momento, moví mis ojos hacia la entrada del jardín de flores. ¿Jennette llega más tarde de lo esperado…?
♦ ♦ ♦
—¿Estás tomando una copa a esta hora?
—No para mí, sino para mi padre.
A última hora de la noche, Jennette salió de su habitación a buscar un poco de agua y encontró a Ezekiel sacando una botella del armario.
Gin Cognac que tuvo una crianza de 299 años. Era un brandy fuerte con un alto contenido de alcohol que le encantaba a Roger Alpheus.
(Ndt: Ese es un brandy añejo. Santo cielo.)
—Debe estar de buen humor hoy.
—Tiene sus altibajos.
Después de que la fiesta del té de Jennette se llevó a cabo con éxito, el Duque Alpheus no había vuelto a aparecer, pero parecía estar de buen humor.
La duquesa Alpheus había estado muy preocupada por la fiesta del té de Jennette, que había insistido en organizar ella sola, pero había confiado en las palabras de su marido de que todo había ido bien y se sintió aliviada.
Sin embargo, después de la fiesta del té, Jennette se vio inmersa en un discreto estado de ánimo, que no podía expresarse fácilmente con palabras. Se estaba convirtiendo en algo habitual después de que ella se reuniera con la princesa Athanasia, y ahora Ezekiel incluso miraba por la ventana durante todo el viaje en carruaje de regreso con un aire distraído.
—Yo también quiero beber.
—Aún eres demasiado joven para beber.
Jennette miró a Ezekiel mientras caminaba sosteniendo la botella en una mano y dos vasos en la otra.
Entonces llamó su atención el brazo de Ezekiel, que tenía la manga de la camisa arremangada hasta el codo.
—Buenas noches, Jennette.
Sus ojos se dirigieron a su brazo izquierdo, que había sido herido hacía dos años por su culpa. El brazo de Ezekiel había sanado hasta el punto de que ya no había ninguna cicatriz, pero Jennette todavía era consciente de dónde había estado la antigua cicatriz, como si quedaran rastros que solo ella podía ver.
—Mañana iré a comprar un vestido nuevo. ¿Vendrás conmigo?
Jennette le dio la espalda y le habló distraídamente. Ezekiel se detuvo en seco cuando escuchó su suave voz.
Lentamente la miró y le dio su habitual respuesta.
—Si quieres.
—¿No quieres?
Fue inesperado que Jennette volviera a preguntar en esta situación. Al ver a Ezekiel hacer una pausa por un momento, ella sonrió en respuesta.
—Gracias. Estoy deseando que llegue mañana.
Ella se dio vuelta, manteniendo su sonrisa, como si nada hubiera pasado. Pero de espaldas a Ezekiel, el rostro de Jennette se nubló.
Siempre dices eso. Como si no quisieras darme ni un solo momento de tu tiempo si no te lo pido.
El sonido de pasos, que se habían detenido por un momento, comenzó a alejarse de nuevo poco después. Jennette le devolvió la mirada, pero no había nadie ahí. Ella miró en silencio el espacio vacío antes de alejarse lentamente.
—Si quieres.
Cuando era joven, creía que estas palabras eran lo que se llama “bondad”.
Sí… Hubo un tiempo en el que confundí esa crueldad con la bondad.
♦ ♦ ♦
—Por favor, disculpadme.
Después de disculparse, se alejó de la fiesta del té de la princesa Athanasia. El sonido de los pasos era apenas audible debido a la suave hierba.
Las náuseas disminuyeron a medida que se alejaba del jardín de flores, que estaba en plena floración. Pero, por alguna razón, cuanto más se le aliviaba el estómago, más rápido su corazón comenzaba a agitarse inconscientemente.
Jennette estaba perpleja sobre por qué estaba haciendo esto.
Oh, es extraño. La fiesta del té es divertida, la conversación con las otras jóvenes es divertida y la princesa que me gusta está ahí, así que, ¿por qué quiero alejarme tanto de ahí?
—Mmm. La señorita Magritta y Lord Ezekiel son como hermano y hermana, ¿verdad?
El sonido de pasos resonó en sus oídos cuando salió del jardín cubierto de hierba.
Jennette recordó el baile del decimoquinto cumpleaños de la princesa Athanasia hace dos años en el Palacio Esmeralda. Ezekiel se había negado a asistir debido a la lesión en el brazo, pero pensó que también era mejor no asistir al baile ese día.
Ella no tenía idea de por qué. Deseaba ver a la Princesa, pero también quería evitar volver a verla. Era consciente de que su mente era contradictoria, pero no tenía idea de dónde empezaba.
Parecía que la princesa Athanasia, que conocería ese día, no sería la misma princesa que había visto los fuegos artificiales con ella. Y por alguna razón, ella tuvo los mismos pensamientos en la fiesta del té hace un momento.
—¿Por qué Lord Ezekiel no se ha comprometido?
—¿No hay alguien que le guste?
Sí, ella lo sabe. Es una idea estúpida. Sólo hay una Princesa en el mundo y siempre será una de sus personas favoritas en el mundo. Sin embargo, en algún momento, cada vez que Jennette veía a la princesa Athanasia florecer cada día más, se sentía perseguida por algo desconocido.
—Pero, ¿escuché que Lord Ezekiel fue visto con otra mujer en un café de postres ese día?
—¿Usted tampoco lo sabía, señorita Magritta?
Sin motivo aparente, aumentó su irritación. No quería que nadie la viera en este estado.
—Sí… No importa lo cercanos que seamos, no puedo saber todo lo que hay que saber sobre él.