Un lirio que florece en otro mundo – Día 5, al mediodía: Baño personal y nombres.

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


El gato bostezó. El suelo bajo ella tembló instantáneamente y no pasó un segundo…

—Impresionante…

—Esto es lo que puede hacer un Undine.

El agua llenó el hoyo que Miyako se había pasado cavando. Ligeras olas se derramaron sobre la superficie. El undin produjo una corriente de agua fresca del aire con un solo bostezo. Era sólo una de las raras y poderosas habilidades disponibles para los espíritus.

Ahora sólo necesito poner unas pocas piedras calientes ahí, y el baño estará terminado. Esto es lo mejor; puedo compartir el baño con Fuuka cuando quiera.

—Estoy tan feliz… Gracias, Undine —dijo Miyako entre risas.

—No, por favor, no fue nada.

El espíritu del agua con forma de gato, Undine movió su cola como una serpiente y rodó sobre su espalda.

Miyako miró con atención la foca acuática grabada en la palma de su mano. El sello era la prueba de su contrato con el undine. Había aparecido ante sus ojos cuando el espíritu del agua con forma de gato le lamió la mano.

—Es mi agradecimiento por sacarme de la tierra. En lugar de un gato de mascota, seré tu mascota mágica mientras vivas en este mundo.

—Gracias…

Siendo de otro mundo, Miyako tuvo problemas para comprender la realidad de esta situación, pero en cuanto miró a Fuuka, que se había puesto mortalmente pálida y temblaba mientras se precipitaba a por los libros para saber sobre los espíritus del agua, tuve la sensación de que esto era…

—Esto es… ¿bastante extraordinario?

—Sólo un puñado de personas de cada generación logran formar un contrato con un espíritu. No puedo creer que esto esté sucediendo con el objetivo de preparar un simple baño…

—Esa chica tiene la reacción más normal.

—Ella no es esa chica. Es Fuuka.

—¿Fuuka?

—Así es. Ella es muy importante para mí, así que asegúrate de llamarla por su nombre —indicó Miyako.

—Ya veo. Entendido. Mis disculpas, Fuuka.

—Y una cosa más, si no le importa…

—¿Qué es?

—¿Puedes hacer algo con esa cola? —La cola que Miyako intentaba mantener fuera de su vista— parece una serpiente, odio las serpientes —pensó Miyako.

—Me pareció que se veía bastante bien —, dijo el undine.

—Sí, lo siento… Es demasiado para mí.

—Muy bien. Soy un espíritu de agua sin forma fija. Cambiaré mi forma como quieras, pero…

—¿Si? que bien.

—Miyako, Fuuka. Ustedes dos tienen nombres… Me gustaría que me dieran uno también.

—¡¿Qué?! —gritó Fuuka sorprendida —nombrar un espíritu… Es la forma más alta de contrato; ¡¿no lo sabes?! En términos de las artes de invocación, cuando le das un nombre a un espíritu, es para siempre. Es un método para tomar el control completo sobre el espíritu. Esto es mucho más que un contrato…

—He dicho que quiero uno. Deja de ser tan molesta.

La undine apartó su mirada de Fuuka, y Miyako se enfadó.

—¡¡Esa no es forma de comportarse!!

En su mundo, Miyako era la mayor de sus hermanos, y ella había ayudado a nombrar a sus hermanos, siempre diciendo “este es un buen nombre”

Miyako se volvió hacia el tronco del árbol más cercano, en el que se había sentado la undine, y se dio cuenta de lo que veía, excluyendo, por supuesto la cola.

La forma de un gato. Un cuerpo semitranslúcido parecido al agua. Una especie de joya enterrada en su frente; es bonita. Algo como una aleta de pez en su espalda. Y una serpiente como cola.

—¿Qué tal Vaporeun?

—No puedo decirlo con seguridad, pero parece demasiado extraño, así que lo rechazaré.

Miyako se había criado en el apogeo de la serie poquemon, así que no pudo evitar asociar el animal.

—¿Cómo suena ginu?

—¿Te parezco un perro? ¿Y qué quiere decir ginu de todos modos?

—Con forma de gato y con un bonito color azul acuático… La cosa más famosa en forma de gato azul que conozco es…

—Tengo un mal presentimiento sobre esto…

—¡Doraeman!

—¡¡No me agrada para nada!! —Miyako era una fan del anime favorito de la nación.

—Ah bueno entonces… ¡Umi!

—Umi.

Por sugerencia de Miyako, el undine y Fuuka inclinaron sus cabezas en sincronía.

—Sí. Ya que eres un espíritu de agua, y el color de tu cuerpo me recuerda el mar.

Miyako recordó el mar en Okinawa, a donde había ido para un viaje de graduación antes de convertirse en una trabajadora condenada a morir de agotamiento.

—Ya veo, ¡¡así que me estás poniendo el nombre del mar!! —la undine rió encantada— ¡muy bien, tomaré ese nombre con gusto! A partir de hoy, pueden llamarme Umi.

El cuerpo de la undine parpadeó y se estremeció.

—¡Un gatito!

La cara de Miyako se iluminó. Un gato persa de brillante pelaje apareció ante ellas. Todavía tenía una joya en la frente, pero aparte de eso era mucho más claramente una gata que la forma anterior, que se parecía a un gato pero era obviamente algo más. Peludo y cariñoso, con un brillante y lustroso pelaje.

—Mira, también tengo patas acolchaditas.

—¡¡Eres un genio!!

—¡Ah¡ que lindas patitas.

Mientras Miyako saltaba de alegría, detrás de ella Fuuka temblaba.

¿No es buena con los gatos? O tal vez hemos estado jugando demasiado para ella.

—¿Fuuka? Lo siento, fui y…

Miyako decidió que umi cambiará de forma otra vez si a Fuuka no le gustaba, pero…

—¡¡Es tan guapa!! —dijo Fuuka.

Sus hermosos ojos brillaban con emoción. Era lo más excitante que había visto desde que llegaron aquí.

—Entonces… ¿te gusta? —pregunto Miyako.

—Ah, bueno. No es horrible. No pude tener un gato en mi mansión, aunque quería tener uno, hubiera sido malo para la salud de mis hermanas menores. Y no es asunto mío la forma que tiene el espíritu con el que tienes un contrato. ¡Después de todo, la semana que viene ya no estaremos juntas!

Fuuka se apresuró a decir las palabras, y luego dejó caer sus ojos al suelo.

Miyako sabía que Fuuka realmente amaba a los animales, pero a pesar de eso, su familia la había despojado de todo excepto lo necesario para un matrimonio político.

—No soy un gato, soy Umi —dijo Umi, aclarando su garganta.

—Está bien. Mientras te parezca bien, me alegro —dijo Miyako, sonriendo— siempre ha sido mi sueño tener un gato y vivir una vida tranquila. Se siente como una forma más refinada de vivir, cuando tienes un gato.

El casero de Miyako tenía una política de no permitir mascotas.

—¡Les dije que no soy un gato, soy Umi!

♦ ♦ ♦

Umi inclinó la cabeza y le pinchó las orejas para llamar la atención.

—Alguien está aquí.

—¡Fu… Fuuka!

Era una voz familiar. Era cerca del mediodía, así que era casi la hora de que Shan Li, la mercader viajero del continente que siempre venía un poco después del mediodía llegara.

—¿Señorita Shan Li?

—¡Ah, Fuuka! ¡¡Escuché que practicas magia blanca!!

La usualmente altanera Shan Li corrió adentro, sin aliento.

—¡¿Qué pasa?!

—¡Por favor, necesito tu ayuda, no hagas ninguna pregunta! Claramente, eventos inusuales se avecinan.

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