Un lirio que florece en otro mundo – Día 5, en la noche: aventura por la noche y la hierba a la luz de la luna

Traducido por Kiara

Editado por Tanuki


El carro corrió a través de la oscuridad. Miyako llevaba las riendas, mientras Fuuka estaba sentaba en el asiento del pasajero.

—¡¿Está esto realmente bien, Miyako?!

—¡¿Está bien qué?!

—¡¿Alguna vez has conducido uno de estos antes?!

—¡Claro que no!

—¡¿Qué?! —pregunto Fuuka presa del pánico.

—¡Bueno, no habría estado bien hacer que Shan Li nos llevará…!

Mientras su única hija estaba sufriendo, Shan Li había tratado de subirse al carro ella misma, pero Miyako se ofreció a conducir en su lugar. Ella había montado en caballos, pero cuando se trataba de carretas…

Como venía del mundo donde era una esclava asalariada, Miyako decidió que sería positiva sin importar que. Prefería arrepentirse de hacer algo que de no hacerlo. Por eso decidió, sin importar qué, salvar a Fuuka, la villana que invirtió una cantidad ridícula de trabajo, y hacerla feliz. Ella había soportado el abuso irrazonable de su padre y sus hermanas menores por el bien de su familia, su honor, y la oportunidad de un buen matrimonio.

—¡Fuuka, ya casi llegamos! —Miyako aceleró el carro aún más.

—Mi maestro tiene un gusto peculiar por la gente —dijo Umi con un bostezo desde el interior del vagón vacío.

♦ ♦ ♦

—Parece que tendremos que caminar el resto del camino —dijo Fuuka.

Después de llegar al principio del camino de montaña, Fuuka descendió del vagón sosteniendo una linterna en una mano. El camino a partir de ahí era demasiado estrecho para que el vagón lo atravesara.

Este viaje se sentía completamente diferente a sus caminatas de mediodía durante la solitaria primavera. El aire de la noche era frío. Incluso el suelo firme de alguna manera se sentía frío.

La linterna sólo iluminó una parte del paisaje nocturno. Miyako se acurrucó cerca de Fuuka.

—Está bien… La hierba de la luz de la luna crece cerca del arroyo. No está tan lejos —dijo Miyako.

—Sí, es cierto. Llevamos días viniendo aquí, y sólo hay un camino… ¡Todo debería ir perfectamente bien!

Miyako agarró con fuerza la mano de Fuuka, que estaba empapada de sudor y fría.

Ella está asustada, pero a pesar de eso, decidió ser valiente y venir para intentar salvar la hija de Shan Li. Realmente es muy bondadosa.

—¿Pasa algo, Miyako?

Miyako había estado inconscientemente mirando con admiración la cara de Fuuka.

Me encanta cómo prioriza a los demás por encima de ella misma, pensó Miyako. Me encanta cómo lo hace sin dudarlo. Me encanta que se avergüence más fácilmente de lo que pensaba. Y me encanta cómo es tan, tan amable.

—No es nada. Vamos, Fuuka. ¡Tú también, Umi!

Y así, corrieron a través de la oscuridad, con Fuuka sosteniendo una linterna en una mano, Miyako sosteniendo a Umi con forma de gato con una de las suyas, y cada una de las manos restantes permanecía fuertemente agarradas.

♦ ♦ ♦

Sus pasos resonaban mientras caminaban sin hablar. Escucharon los gritos de los pájaros de las montañas lejanas y los aullidos de los lobos.

—¿Siempre estuvo tan lejos?

—Sí… cuando vamos a las termas, siempre me divierto tanto hablando contigo que llegamos allí antes de que me dé cuenta.

Hablaban en voz baja, acurrucados mientras caminaban. De vez en cuando había un crujido en los matorrales cercanos. Cada vez que eso ocurría, Fuuka chillaba y se ponía rígida.

—¡Está bien! ¡Si llega el momento, te defenderé de cualquier cosa por ti!

—¿Sabes cómo usar la magia? ¿O tal vez la espada? —preguntó Fuuka.

—Eh, ¿quién? ¿yo? No te preocupes, de todas formas.

—¿Podría ser que mi maestro no podría vencer a un solitario bandido nocturno?

—No creo que haya muchas chicas que puedan, Umi.

—Qué aburrido, me encantaría verte ganar en una pelea mano a mano —dijo Umi meneando la cola insatisfecha y hablando en un tono despreocupado, algo completamente impropio de la situación, y Fuuka sin darse cuenta se echó a reír. Umi, junto con la bravuconada forzada de Miyako, alivió su espíritu.

En ese momento, notaron que el suelo delante de ellos estaba resplandeciente.

—¡Esa luz! No hay duda de ello. Es exactamente igual que la hierba a la luz de la luna que vi en la guía de campo.

—¡Lo logramos!

Al lado del arroyo, a una pequeña distancia del camino mantenido, la hierba a la luz de la luna crecía en grandes cantidades.

—¡Si recuerdo correctamente, vi algunas otras hierbas medicinales creciendo aquí también!

—¡Ah, Fuuka, ten cuidado!

Miyako se apresuró a seguir a Fuuka mientras descendía una empinada cuesta sin prestar atención a lo que la rodeaba. No sería una gran caída, pero aún así podría causar una lesión si se resbalara.

—Estoy bien. Vigila allí, Miyako, y asegúrate de que no hay nada peligroso a nuestro alrededor.

—Está bien.

Fuuka descendió ágilmente por la ladera, y luego arrancó la hierba a la luz de la luna hábilmente con su mano. Se decía que la delicada y omnipotente hierba espiritual tenía un mayor efecto en las noches iluminadas por la luna.

Fuuka miró al cielo. Podía ver la luna llena desde los huecos de la densa cubierta de ramas.

—Estoy segura de que en una noche como esta, la hierba de la luna nos dará su poder y salvará a la hija de Shan Li. —pensó Fuuka colocando la hierba de la luna en una bolsa, y luego reunió algunas de las otras hierbas medicinales que crecían en la zona y que pensó podrían ser útiles. Aquellas cuyas raíces podía usar, las sacó por completo. Para aquellas cuyas hojas se podían usar, las cortó con un pequeño par de tijeras. Este lugar junto al arroyo era un tesoro de medicinas, no descubierto hasta ahora porque pocos pasaban por aquí.

Fuuka empacó más y más hierbas en la bolsa, en un movimiento bien practicado. Siempre había sentido que su casa era sólo un lugar de entrenamiento, donde nunca podía dejar que su mente vagara. La única excepción era la pequeña galería donde guardaba las hierbas medicinales que ella misma cultivaba. La experiencia que obtuvo cuidando las hierbas allí mientras practicaba magia blanca estaba dando sus frutos.

—¡Esto debería ser suficiente…!

Tomó la linterna que había colocado en el suelo y volvió a subir la pendiente. Miyako miraba desde arriba con una expresión de preocupación.

 —Fuuka, ¿estás bien?

—Todo está bien. Volvamos rápido y mezclemos estos… Aaaah?!

—¡¿Fuuka?!

Fuuka desapareció repentinamente de la vista de Miyako, haciéndola gritar.

—Oh Dios mío, de ninguna manera, ¿estás bien, mi querida Fuuka?!

—Estoy… bien.

Fuuka había perdido el equilibrio en el barro de la ladera y se resbaló, pero se las arregló para volver a ponerse de pie. La linterna mágica estaba de alguna manera ilesa, y la llama dentro, impulsada por la magia, continuó ardiendo. La propia Fuuka no parecía tener ninguna lesión notable.

—Bien, Miyako. Vamos, ¡rápido!

—¡Claro! Debemos ayudar a la hija de Shan Li estará bien.

—¡Claro! ¿Quién crees que soy? Definitivamente haré todo bien —,las esquinas de la boca de Fuuka se levantaron con una sonrisa— ¡después de todo, soy la hija del Conde Hamilton de la orgullosa familia Hamilton!

Miyako no pudo evitar abrazar a Fuuka.

—¡Fuuka!

—¡¿Espera, Miyako?! Ahora no es el momento…

—¡Sí, lo sé! Pero, ya sabes, quiero decirte algo.

—¿Sí?

Miyako susurró al atractivo oído de Fuuka. Susurró con cuidado, como si estuviera entregando un precioso tesoro.

—Incluso si no fueras un Hamilton, no importa quién fueras… …creo que aún me habría enamorado de ti.

—¡Tú! Yo, ¡¡¡qué!!!

Miyako no podía ver la cara de Fuuka en la oscuridad, pero…podía estar segura de que estaba sonrojada

—¡¡Volvamos rápido, Miyako!!

—¡Está bien!

Pero los oídos de Fuuka, a quien se le confió este tesoro, estaban ardiendo en un rojo intenso. Viendo todo eso estaba la esponjosa Undine.

—Nya, qué calor.

—¡¡Espera, Umi!! —gritó Fuuka— ¡ah, me he olvidado por completo de Umi!

Los dos corrieron por el camino del que habían venido, chillando de vergüenza.

Volvieron por el camino de la montaña, con sus manos entrelazadas.

Una respuesta en “Un lirio que florece en otro mundo – Día 5, en la noche: aventura por la noche y la hierba a la luz de la luna”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido