Una generación de militares – Capítulo 27: El profundo afecto de Su Ling (2)

Traducido por Lugiia

Editado por Sharon


Finalmente entendió lo que decía, pero sus palabras atravesaron su corazón. Habiendo experimentado tanto en los últimos dos días, pensó que había tenido suficiente agonía como para no sentir más dolor. Sin embargo, en ese momento, su sollozo apenas perceptible le hizo experimentar lo que era la verdadera agonía.

Su Ling pensó que se había despertado y estaba a punto de preguntar dónde le dolía hasta que se dio cuenta que los ojos de Gu Yun seguían cerrados. Solo fue un sollozo inconsciente. Colocó su palma rápidamente pero con mucho cuidado en su frente, confirmando sus sospechas.

¡Está muy caliente!

Recordando las palabras previas de Zhuo Qing, el corazón de Su Ling se inquietó.

No pueden ser las complicaciones que mencionó, ¿verdad?

El llanto de dolor de Gu Yun, y la temperatura en su palma siguió aumentando, haciendo que una extraña emoción rasgara el alma de Su Ling. Sus ojos de halcón se oscurecieron y rápidamente gritó:

—¡¿Hay alguien?! —Los dos médicos imperiales que estaban de guardia en el cuarto exterior se sorprendieron, pero antes de que pudieran entrar en la habitación, Su Ling volvió a gritar—: ¡Un médico!

—¡Sí!

Los dos obedecieron y, al entrar, observaron a la chica que estaba acostada sobre la cama; su cara estaba roja, temblaba con inquietud y murmuraba algo incoherente. Su Ling señaló al médico más viejo mientras decía:

—¡Rápido, echa un vistazo!

—¡Sí, sí! —El médico no se atrevió a demorarse y rápidamente sintió el pulso de la chica.

—Pídele a Qing Ling que venga —ordenó Su Ling al médico más joven—. ¡Rápido!

—Sí —respondió y corrió hacia la salida.

Aquel que se quedó en la habitación solo sintió el pulso de la chica sin decir nada, frunciendo el ceño y asintiendo con la cabeza varias veces.

—¿Cómo está? —instó Su Ling.

—Me duele…

El médico no pudo responder porque Gu Yun lloró de dolor, hiriendo el corazón de Su Ling y oscureciendo su expresión. De pronto, la cara del médico comenzó a cubrirse de sudor y no se atrevió a hablar por un tiempo.

—¡¿Qué estás esperando?! ¡Rápido, alivia su dolor! ¿No la has oído decir que siente dolor? —gritó Su Ling, perdiendo la paciencia.

—¡Sí, sí! —respondió el médico, volviendo en sí; sin embargo, no sabía cómo. Al ver que no actuaba, la expresión de Su Ling se volvió mucho más aterradora.

El médico, sin atreverse a respirar, finalmente decidió usar acupuntura. Era el método más rápido, así que sacó sus agujas de plata.

—¡Espere! —En ese momento, se escuchó la clara voz de Zhuo Qing.

Viendo a la persona que entraba en la habitación, el médico viejo suspiró aliviado, y rápidamente se hizo a un lado mientras saludaba de forma respetuosa.

—Señora Lou.

Antes, estaba tomando el pulso a la dama en la cama. Aunque su lesión era grave, no era mortal; sin embargo, el comportamiento del General Su le hizo sentirse nervioso. Por suerte, la señora Lou entró, permitiéndole relajarse un poco.

Zhou Qing caminó rápidamente hacia Gu Yun y puso su mano en su frente.

¡Su temperatura corporal es muy alta!

Cuando vio el vendaje que cubría su pecho, notó que no había ninguna mancha de sangre, lo que significaba que la herida no se había abierto. Zhuo Qing inclinó ligeramente su cuerpo, puso su oído en el cuerpo de Gu Yun y escuchó con cuidado. Sin un estetoscopio, la capacidad de escuchar no era muy buena; sin embargo, aun así pudo determinar que no había acumulación de líquido en la cavidad torácica. Suspiró y se puso de pie.

—Ve y trae un cuenco con agua limpia y otro con un licor fuerte —le dijo al sirviente a sus espaldas.

—Sí —respondió este, saliendo rápidamente a buscar las cosas.

—¿Cómo está? —preguntó con urgencia Su Ling, al ver que no tomaba ninguna otra medida.

—Está bien. Es solo una reacción normal después de la operación —susurró Zhuo Qing, frotándose la sien.

Tal vez el dolor de cabeza que he tenido todo el día se deba a la operación nocturna en la que utilicé toda mi fuerza.

Por suerte, las condiciones de Gu Yun eran mejores de lo que se esperaba. Tenía fiebre pero no había signos de otras complicaciones.

La mano de Su Ling tocó una vez más la frente de Gu Yun.

Todavía está muy caliente, pensó enfurecido al ver la actitud aparentemente indiferente de Zhuo Qing.

—¡Su temperatura corporal es alta, ¿y aun así dices que es normal?!

—Solo tiene fiebre de momento, estará bien si limpias su frente y sus extremidades con agua y licor. Mientras la temperatura no suba, no habrá problemas —explicó gentilmente Zhuo Qing, entendiendo la ansiedad de Su Ling. Sin embargo, no logró extinguir el furioso fuego en Su Ling a causa de su miedo y preocupación. En su lugar, hizo que se descontrolara mucho más.

—¿Solo eso? ¿No hay forma de calmar su dolor? ¡¿Quieres que siga soportándolo?!

—¡No soy sorda, no necesitas gritar! —Su cabeza ya dolía lo suficiente y aun así él se atrevía a gritarle. Zhuo Qing también estaba furiosa—. Con su condición actual, no hay medicina que pueda beber. Su herida está en el corazón, así que no puedo aplicarle un anestésico directo. ¡La acupuntura anestésica también es inútil! ¿Nunca te has lesionado antes? ¡A todos le sucede y aun así superan el dolor!

Aquí no hay ninguna inyección analgésica. ¡¿Acaso cree que no siento el dolor de Yun?! ¡Maldita sea!

Su Ling se quedó sin palabras. Sabía que no estaba siendo razonable, pero los gritos de dolor a su lado eran más dolorosos que cualquier otra herida que haya experimentado. Como no tenía ningún sitio en el que pudiera desahogar la irritación y la ansiedad en su corazón, golpeó sin piedad la pared de piedra. El golpe resonó en la silenciosa noche, queriendo disminuir toda la preocupación y el miedo por la vida de Gu Yun.

—Señora, el agua y el licor que pidió. —Cuando el sirviente trajo los cuencos, rápidamente descubrió la extraña atmósfera de la habitación. Los dos médicos reales estaban temblando, cubiertos de sudor. Al mismo tiempo, el General Su estaba de pie mirando la pared.

—Ponlos aquí. —Zhuo Qing miró a Su Ling y negó con la cabeza. De nuevo, le susurró al sirviente—: Encuentra a una YaTou para que la cuide. —Con Su Ling comportándose de esa manera, temía que enloqueciera antes de que Yun pudiera superar el período peligroso.

—No es necesario —interrumpió el General con voz ronca antes de que el sirviente tuviera tiempo de responder y se dio la vuelta. La ira en sus ojos se contuvo mientras caminaba hacia el lavabo, tomaba un paño de algodón y lo mojaba en el licor. Luego, comenzó a limpiar la frente y las manos de Gu Yun. Aunque sus movimientos eran algo torpes, era excepcionalmente cauteloso.

La boca de Zhuo Qing se abrió. No sabía qué decir frente a este hombre enamorado, así que al final, solo suspiró profundamente.

♦ ♦ ♦

El brillante amanecer llegó como estaba previsto, sin detenerse por nada ni nadie. La luz del sol se filtró a través de la ventana de la habitación y se proyectó sobre el frágil y débil cuerpo que yacía sobre la cama de madera.

La persona en cuestión estaba muy pálida: con labios secos, hermosas cejas arrugadas y largas pestañas temblando suavemente. Por un momento, los globos oculares bajo sus párpados se movieron, hasta que, finalmente, sus ojos se abrieron poco a poco.

Gu Yun había recuperado la conciencia pero parecía que su cuerpo seguía fuera de control. Después de un momento, finalmente fue capaz de abrir los ojos, encontrando que la cálida luz del sol era demasiado para ella. Cuando terminó de adaptarse, pudo visualizar lo que estaba delante.

Giró lentamente su cuello rígido, queriendo ver su entorno. Una vez que lo logró, pudo ver que un hombre estaba sentado a su lado, sosteniendo unos paños de algodón y dos cuencos junto a sus pies. Su cara estaba cubierta de barba y su mirada estaba fija en sus manos, sin saber qué pensar. Aunque solo podía ver un lado de su rostro, Gu Yun sintió cierta familiaridad, pero también algo desconocido. Inclinó un poco la cabeza para ver quién era. Desafortunadamente, su movimiento afectó la herida en su pecho y le causó un dolor casi insoportable. Por poco hizo que le salieran lágrimas en sus ojos.

El movimiento finalmente atrajo la atención del hombre, haciendo que girara de inmediato su cabeza. En ese momento, Gu Yun se encontró con un par de ojos oscuros que parecían muy familiares. Sin embargo, no pudo conectar al hombre frente a ella con el firme y a veces dominante Su Ling. El dolor y la inquietud en sus ojos hicieron que el corazón de Gu Yun temblara inexplicablemente.

Sin creer que había despertado, él la miró en silencio por un largo tiempo..

—¿Su Ling? —preguntó con cierta vacilación en su voz.

¿Cuántos días he estado inconsciente? ¿Qué ha pasado desde entonces? ¡¿Por qué se ve así?!

Luchó por hablar, dándose cuenta que esa voz ronca no sonaba como la suya; sin embargo, fue suficiente para despertar al hombre que había sido torturado física y emocionalmente durante tres días.

Aun así, siguió mirándola durante mucho tiempo, sin decir ni una palabra. Gu Yun frunció un poco el ceño. Abrió la boca, queriendo hablar, pero su garganta seca era incapaz de producir un sonido. En ese momento, Su Ling se levantó de repente y corrió hacia la salida, desconcertando a Gu Yun. Poco después, se oyó un fuerte golpe seguido de pasos y voces de personas.

Como acababa de despertar, Gu Yun no quería desmayarse de nuevo, y se esforzó mucho por entender lo que estaba pasando afuera. En ese momento, la puerta se abrió una vez más y una figura familiar entró en su campo de visión.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Zhuo Qing colocándose rápidamente al lado de su cama.

—No muy bien —respondió Gu Yun con ligera dificultad, lamiendo sus labios secos y entrecerrando sus ojos hacia Zhuo Qing—: ¡Duele mucho! ¡Tus habilidades médicas apestan!

Había estado hospitalizada muchas veces antes debido a varias heridas, pero nunca había sentido un dolor como este.

Viendo que Gu Yun aún tenía suficiente energía para quejarse, el corazón de Zhuo Qing finalmente se calmó y le dio a su hermana una cucharada de agua.

—¡Soy lo suficientemente buena para traerte de regreso! Además, ¡te recuerdo que soy médico forense! —se quejó Zhuo Qing, aunque sus ojos estaban ligeramente rojos.

Viendo las lágrimas brillar en los ojos de Zhuo Qing, los labios de Gu Yun se levantaron ligeramente y se rió.

—Gracias, Qing.

La mano de Zhuo Qing dándole agua se congeló, y le dirigió una mirada llena de desprecio.

¡Esta mujer! Lo primero que hace al despertar es hacerme llorar.

Llevando una cucharada de agua a la boca de Gu Yun, de repente recordó el accidente que acababa de ocurrir afuera y suspiró.

—Está bien, no hables tanto y descansa un poco más. Además, no solo debes agradecerme a mí. Su Ling ha estado atendiéndote durante tres días. ¡Tres días! Sin alejarse ni un centímetro de ti.

¿Su Ling se negó a irse…?

De repente, recordó su torpe y avergonzada mirada de antes, y Gu Yun no pudo explicar lo que sentía: calidez o frialdad. Además, no sabía si estar feliz o enfadada. Miró más allá de Zhuo Qing, pero no pudo encontrar la sombra de Su Ling.

—¿Dónde está? —preguntó Gu Yun.

Zhuo Qing no pudo evitar sonreír.

—Se desmayó.

¿Se desmayó? ¿Cómo puede ser posible? Entonces, el golpe de antes… no fue por mí, ¿verdad?

Gu Yun sintió otra punzada en su corazón. Necesitaba dormir y descansar un poco más.

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