Traducido por Selena
Editado por Sharon
Su Ling no la obligó a montar con él.
Cabalgando detrás de ella y mirando su esbelta figura caminando, las dudas de su corazón se hicieron más pesadas. No había duda de que era Qing Mo, pero ¿cómo una mujer podía entender el entrenamiento de combate y las artes marciales? También tenía muchas ideas extrañas, algunas pensadas con cuidado, y otros métodos muy útiles. Por otra parte, Qing Ling podía mantener la calma frente a un cuerpo inmóvil. Trataba los cadáveres como ramas de canela, y sus autopsias eran precisas al punto en que incluso Dan Yu Lan la admiraba. En el Palacio, donde las mujeres bellas y con talento abundaban, Qing Feng, la segunda hermana, tampoco era ordinaria para pasar de una dama a Concubina Imperial, una de las cuatro princesas, en menos de un año. Sus medios y estrategias no eran los de una persona ordinaria.
Los rumores sobre el hogar Qing y las tres chicas, ¿eran todos falsos, o intencionales?
Las dos personas caminando hacia la oficina del General estaban preocupadas por diferentes asuntos. A lo lejos se podía ver a Su Yu saliendo de la mansión. Gu Yun iba a saludarlo, cuando de repente, él se dio la vuelta y se alejó en la dirección opuesta.
Gu Yun tenía curiosidad. Estaba a punto de preguntarle algo, pero decidió observarlo primero. Su Yu los vio claramente. ¿Entonces, por qué se alejaba con tanta prisa?
—¿Su Yu ha estado ocupado estos días? —le preguntó a Su Ling. Él lucía un poco triste, y pero el General solo asintió, sin decir nada más.
Gu Yun no prestó mucha atención y no se lo tomó a pecho. Los dos entraron juntos a la casa, y ella se preparó para ir primero al campo de entrenamiento directamente luego a las barracas. Pero después de pasar por el jardín de flores, se detuvo.
—¡Chica!
Su Yan, con un tazón en la mano, salió del patio sonriendo. Detrás estaba Su Quan, siguiéndolo con total libertad, y acercándose a ambos. El anciano se apresuró a llegar frente a ella, y con entusiasmo, le entregó lo que tenía en su mano.
—¡Chica, has vuelto! Te daré una sopa hirviendo a fuego lento. Esta es la vieja sopa de hongos de tortuga.
¿Ese tazón de sopa de tortuga vieja y oscura tenía hongos?
—No quiero beberlo —respondió de inmediato y sin pensar. Su Quan, con una sonrisa digna de Buddha, llegó a su lado.
—Te dije que esas cosas no le gustan a las personas. Come mis píldoras, ¡nadie quiere esa sopa!
—Tú, y tus comentarios molestos.
Los dos hombres comenzaron a discutir. Gu Yun comenzó a sentir dolor de cabeza.
¿Cuándo será el día en que estos dos hombres mueran?, pensó, frotándose la frente. Pretendía pasar a su lado, cunado Su Qing se acercó por su izquierda.
—Déjame sentir tu pulso.
Gu Yun estaba lista para irse, pero recordó que la habilidad de energía interna de Su Qing era asombrosa. Además, tenía buena voluntad y confianza, no como este viejo loco al que ella siente cierto desapego. De verdad admiraba su calma, así que no lo esquivó, levantó la mano izquierda y la estiró frente a él.
Su Qing le tomó el pulso. Su Ling estaba observando de reojo y le dio a los dos viejos discutidores “una mirada significativa”, por lo que no tuvieron más opción que detenerse, sintiendo amargura.
Los dedos de Su Qing permanecieron en su muñeca un poco más de tiempo.
—El cuerpo no tiene ningún problema, descansa y repone tu físico. En un mes podrás saltar.
—Sí, para recuperarte con rapidez, bebe la sopa —dijo Su Yan, aprovechando la oportunidad para entregarle el tazón.
Gu Yun lo ignoró y miró fijamente a Su Qing que estaba sonriendo.
—Ahora, puedo empezar a hacer algunos ejercicios de recuperación… —dijo con expresión esperanzada.
Su Qing acarició ligeramente su barba blanca, sonrió
—Sí, pero no se precipite demasiado. —Su Ling lo miraba fijamente. Su Qing seguía riendo libremente e ignoraba por completo su mirada asesina. A él le daba igual. Viendo las manos de Su Yan que todavía sostenían la espesa sopa, se volvió hacia Qing Mo y le dijo—: Bebe un poco, la sopa es útil para el cuerpo y no te hará daño. También las píldoras super dabu. Son buenas para tu salud y te curarán más rápido.
Además de la lesión, había otras heridas internas más graves. De acuerdo con su pulso, su cuerpo no era fuerte, aunque consideraba que tenía una gran fortaleza mental. Por otro lado, físicamente no podría mantenerse en pie si se veía obligada a llevar una carga pesada. Bing Lian estaba de su lado; y el arma había recibido energía por miles de años. Si su cuerpo delgado sostenía ese poder por su cuenta, con el tiempo el suministro unilateral, si en el futuro algo sucedía y la espada necesitaba energía, no tendría nada.
No importa mientras pueda devolver mi cuerpo a mi estado anterior, pensó Gu Yun, tomando el tazón y bebiéndolo. No era una sopa amarga, pero definitivamente no era buena para beber.
—¡Eso es genial! ¡Mañana te daré estofado! —rió Su Yan feliz al verla tomar el tazón por fin. Después de todo, ella estaba demasiado delgada. Aprovecharía esta oportunidad para hacerla engordar.
—Está oscuro para la cena. ¡Podríamos comer estofado! —intervino Su Quan, odiando la mirada triunfante del otro anciano.
Aunque entre los dos tengan más de cien años, discuten como niños, pensó Gu Yun divertida.
—Puedes comer tú, yo iré al campamento —negó ella. Debía ir para la lección de entrenamiento, porque los hombres no sabían cómo seguir el horario. Estaba decidida a dejarlos impresionados. De esa manera, partió en dirección a su objetivo.
Su Ling no la acompañó esta vez. Esos profundos ojos oscuros que la seguían por el camino eran complejos bajo la luz, y no dejó su figura hasta que Qing Mo se perdió en la oscuridad. Recuperó lentamente la mirada cuando notó la extraña sonrisa en la cara de Su Qing.
—¿Reconoces quién es? —le preguntó a Su Ling, cuya espalda recta se puso rígida de repente.
—¿Me atrevo entonces a quererla? —dijo con una risa baja y una voz inusualmente fría.
Entonces Su Qing se rió y sacudió la cabeza.
Ling cree que todo salió como lo ha calculado y piensa que no sabemos nada.
La sonrisa en la cara del anciano era deslumbrante.
♦ ♦ ♦
En la cocina del campamento, las mesas estaban cubiertas por soldados agotados que se forzaban a permanecer quietos y rectos, observando los ojos alertas de Gu Yun. Les preocupaba que ella fuera a encontrar alguna falla en sus posturas.
—Deberían cenar después del resultado de la jornada de hoy, pero tienen dos tareas incompletas. Se las señalaré, no tienen permitido repetir tal error.
¿Está preguntando cuál de las tareas no se han hecho? ¿Acaso holgazaneamos? ¿Cómo se entumecieron nuestras manos y pies entonces? ¡Esta chica, se acuesta con los ojos abiertos!
Las palabras de Qing Mo cayeron sobre los soldados cuyos ojos estaban iluminados con ira por el agravio. Aunque la mayoría quería que se apurase a hablar, al mismo tiempo temían que eso le diera la oportunidad para enloquecer. Así que, con mucho esfuerzo, se contuvieron.
Si las miradas pudieran matar, Gu Yun estimó que habría muerto unas mil veces.
—No comieron ni el desayuno ni el almuerzo de hoy —dijo, ignorando a los tigres con ojos llenos de odio—. Les preparamos comida para que consuman, pero solo comieron la mitad. Les di una serie de pautas a seguir para el entrenamiento, ¡incluyendo las comidas! Dije con claridad qué debería hacerse cada hora. A partir de esta cena, a menos que yo les de expreso permiso o diga lo contrario, regresarán a las barracas para comer. La cocina les proporcionará una buena comida, deben terminarla completa, sin dejar ni un solo grano de arroz en el plato. De lo contrario se deducirán diez puntos. ¿Comprenden?
¿Eh? ¿Dijo que comiéramos?
La ira en el corazón de los oficiales y hombres había desaparecido, desplazada por risas. No solo les estaba enseñando cómo entrenar, sino también cuánto debían comer a pesar de que era una solución sencilla: comer si tenían hambre, y si no, solo lo necesario. ¡Ella de verdad los manejaba demasiado!
—Entendido —dijeron, incluso cuando sus corazones no podían dejar de maldecirla.
Gu Yun levantó ligeramente una ceja. Estas personas tenían mucho coraje, transmitiendo sus pensamientos incluso cuando sus expresiones no cambiaban por miedo a que ella los viera. Bueno, no podía negar que le gustaba este tipo de hombría, pero aunque ese fuera el caso, ahora mismo era una molestia.
Una vez que Gu Yun abrió la boca para dar una orden, a todos los presentes se les puso la piel de gallina porque estaba …. sonriendo.
—La cocina les dará la cena.
—Sí.
Después de esperar un rato, varios soldados veteranos entraron con varias cestas grandes. En una de ellas, había un montón de tazones grandes como ollas, si es que se les puede llamar así. El recipiente, del tamaño de una maceta, se colocó frente a cada soldado, quienes no pudieron evitar mirarse entre sí consternados. Luego, de las otras canastas, los encargados fueron llenando las macetas.
Dos pepinos, tres cucharadas y media de arroz, además de medio pollo. Hasta ahí habría estado bien, pero entonces agregaron una cucharada de verduras. Los ocho huevos ya eran un exceso, cuando además agregaron dos cucharadas de carne roja fresca.
¿Qué significaba esto? Los soldados no podían apartar la mirada de sus “macetas”. Gu Yun mientras tanto se rió con una expresión muy gentil.
Si ella quería que comieran esto, significaba que nos está castigando. Simplemente quiere penalizarnos, ¿verdad? ¡Ni siquiera lo pienses!
Enojados, agarraron sus palillos e inclinaron sus cabezas, y de esa manera, todos los soldados se enterraron en los tazones. A los ojos de Yu Shijun, Gu Yun había sido muy amable con ellos. Por lo menos no les había hecho comer insectos, serpientes y roedores. La última noche en la selva, ellos habían comido gusanos. Se esforzó por olvidarlo, porque el simple recuerdo le traía náuseas.
Qing Mo por fin se sentó, haciéndole un gesto a Yu Shijun para que se acercara. En cuanto lo hizo, ella señaló una silla y le indicó que se sentara. Él dudó por unos momentos, pero al final obedeció.
—¿Alguien está usando el campo de entrenamiento esta noche? —preguntó ella con voz malhumorada.
—No hay nadie. —Ella asintió con satisfacción, pero Yu Shijun tenía algunas dudas y le dijo—: No hay entrenamiento esta noche, ¿verdad?
—Por supuesto —respondió solemne. Su expresión decía que no era negociable. Yu Shijun se compadeció de los soldados, pero eso no quería decir que haría algo al respecto.
—Más tarde, prepara catorce fardos de cuerda de cáñamo para el campo de entrenamiento. Después de que hayan descansado lo suficiente, reúnelos allí en un cuarto de hora —dijo Gu Yun. Un viento ligero sopló, llevando sus palabras a aquellos de oídos sensibles.
Esta mujer es el diablo. ¿Cómo puede un día ser tan largo?, pensaron todos al mismo tiempo.
—Sí —suspiró Yu Shijun, sin querer saber qué ideas tendría para la noche.
Gu Yun se rió. ¿Por qué todos se veían más muertos que vivos? De verdad debía darle una lección a estas personas, y ella recordaba que había arreglado una lección de cultura por las tardes, así que tenía tiempo. ¿Sería que sus cerebros eran incapaz de recordarlo?
Permaneció sentada, esperando por un largo tiempo, pero su mesa siguió vacía.
—¿Dónde está mi comida? —les preguntó a los encargados en voz alta.
¿Ah? ¿Comerá con nosotros? No solo los soldados medio muertos, todos se giraron a verla asombrados: ¿También comerá la carne cruda y se beberá los huevos? ¿No fueron solo para nosotros?
La expresión de Gu Yun decía que comería el mismo menú que los soldados, y tontamente, el encargado de la comida se quedó mirándola atónito por un largo rato. Cuando por fin regresó en sí, huyó hacia la cocina.
—¡Espere un momento! ¡Ya vuelvo!
—Exactamente lo mismo, pero divídalo en dos tazones —dijo con una sonrisa.
—Sí —Los veteranos de la cocina corrieron rápidamente a buscar los platos. Ya era extraño que esta chica estuviera entrenando soldados, pero ahora encima buscaba compartir su mesa y comer la misma cantidad. La mujer preferida del General de verdad era difícil de entender.
♦ ♦ ♦
Todos los hombres comieron hasta estar llenos. En realidad, sería correcto decir que comieron hasta que quisieron llorar, y sin dejar ni un grano de arroz. Sin embargo, les preocupaba más el entrenamiento nocturno.
Ahora que comimos, ¿querrá que lo vomitemos? Esta no será un nuevo método de tortura, ¿verdad?
Cuando el grupo se reunió en el campo de entrenamiento, estaba completamente oscuro y solo iluminado con antorchas. Gu Yun tenía un manojo de sogas a sus pies, una de sus manos sostenía una cuerda de 30 pies de largo, y el parpadeo de la luz de las velas iluminando su cara inexpresiva.
Los corazones de los hombres latían como tambores. Cuando dijo antes que había entrenamiento esta noche, aunque se calmaron un poco ahora que la veían, ella no estaba diciendo nada. Lo peor era que las extremidades de todos dolían, y esperar en el silencio sepulcral era una prueba que haría a cualquiera desmoronarse.
Estaban pensando demasiado. De pie sin decir nada, de hecho, Gu Yun solo estaba pensando en cómo abordar la lección con practicidad. Por eso no tenía ninguna expresión. Finalmente, después de sufrir durante un cuarto de hora, comenzó a hablar.
—Me gustaría resumir su desempeño del día. A través del entrenamiento de hoy, deberían ser conscientes que, con su estado físico actual, les será imposible seguir el ritmo de mi menú. Quiero mejorar su fuerza y resistencia, pero la única manera de hacerlo es practicando. Tienen que dar su máximo esfuerzo en todos los ejercicios. Dije que solo me quedaré con los mejores, y espero que ustedes lo sean..
Estos eran los mejores hombres del ejército, y había una razón por la que fueron elegidos. Sin embargo, ahora todos tenían un pensamiento.
¡No podemos dejar que esta mujer piense que somos inútiles!
—Reúnanse respetando los mismos grupos de la mañana —dijo Gu Yun, dándole una mirada a la cuerda en el suelo. En cuanto estuvieron listos, le dio una orden a Yu Shijun—: Trae lo que te pedí; el juego de cuerdas, el paquete de papel y un carbón.
—Sí —respondió, y con rapidez, distribuyó los elementos a pesar de su confusión.
¿Qué quiere que hagan con papel y carbón?
Gu Yun no perdió el tiempo, sosteniendo una larga cuerda dijo
—La cuerda es la mejor y más común herramienta. Haciéndole nudos, uno puede transformar su largo para usarla. Si están en la naturaleza, se puede usar raíces de plantas o telas como sustituto. Esta noche les enseñaré diez nudos diferentes, y cómo desatarlos. Deben aprenderlos y dominarlos para que, aún en una completa oscuridad, puedan replicarlo y desatarlo sin problemas.
¡Así que esta noche es para aprender nudos!, se aliviaron los soldados. Gu Yun levantó ligeramente el ceño al verlos.
—Les haré un examen mañana por la noche. Si no pueden, o se equivocan, se descontarán puntos. ¿Entendido?
—¡Entendido!
En este punto, ya no les importaban los puntos, pero no se atrevían a menospreciarlos y dejar que disminuyeran.
—El primero es el más simple y el más usado: la figura de ocho nudos —explicó Gu Yun, dándoles una demostración—. La figura del anillo de ocho nudos incluyendo el nudo en forma de ocho.
En realidad, Gu Yun habló despacio, y sus movimientos también fueron lentos para que pudieran ver con claridad, además de que podían practicar de inmediato. Pero lo que pensaron que era un nudo fácil estaba haciendo que este grupo de soldados sudara. Serían diez nudos diferentes, además del método para desatarlos, por lo que al final deberían recordar veinte procedimientos. Algunos eran sencillos, pero otros no. Además, cada nudo tenía su uso diferente. En ese punto, por fin comprendieron para qué era el papel y el carbón.
Era muy poco tiempo. Si no lo escribían, y en el examen del día siguiente no lo recordaban, estarían en problemas.
Viendo al grupo de hombres luchando por hacer nudos y tomar notas, Yu Shijun por fin se dio cuenta por qué al seleccionarlos requirió que fueran alfabetizados.
Ahora sí lo he visto todo…
—El entrenamiento de hoy terminará aquí, marchen de vuelta al campamento. —Su voz era fría como siempre. Esta era la primera vez que sintieron que el tiempo pasó con rapidez en presencia de esta mujer, y fue mientras dibujaban nudos. Todos sentían que sus cerebros se habían enredado de la misma manera.
—Será mejor que no lleguen tarde mañana, o les haré saber lo amable que puedo llegar a ser —se rió Gu Yun con entusiasmo.
La alegre voz femenina sonaba despreocupada, pero la compañía tembló un poco. Solo tenían un pensamiento en mente:
Vivos o muertos, ¡no podemos llegar tarde mañana!
♦ ♦ ♦
Día 4
Después de unos días de entrenamiento y práctica sin descanso, las piernas de todos dolían, pero de alguna manera, los soldados se las arreglaron para adaptarse al método de entrenamiento de Gu Yun. Mañana sería la competencia de armas, por lo que hoy todos practicaban con bastante entusiasmo. Gu Yun también estaba esperando su desempeño de mañana. Después de todo, ninguno podía imaginar cómo los probaría, aunque estaban seguros que no sería algo sencillo como disparar a un objetivo.
Al final del día, estaban agotados. En su camino de regreso, vio a Su Yu acercándose con la cabeza baja y tambaleándose.
—¡Hey, Su Yu! —le gritó Gu Yun al verlo. En cuanto la escuchó, él levantó la cabeza confundido, encontrándose con Qing Mo sonriéndole y saludándole.
Su expresión se volvió sombría, como si alguien le estuviera pellizcando, y se giró para irse.
Gu Yun, que iba a decirle algo más, se quedó paralizada y avergonzada. ¿Lo había ofendido de alguna manera? Estos días, cada vez que se veían, él siempre huía o la ignoraba. Ahora era tarde por la noche, y no le había hecho nada. ¡De hecho, le sonrió, y él se atrevió a darle la espalda!
—¡Su Yu, detente ahí de inmediato! —le gritó molesta, viendo su sombra escapar.
Él se congeló y detuvo por unos momentos, pero al instante retomó su camino. Esta vez, Gu Yun no lo dejó ir, y lo persiguió hasta quedar delante suyo. El aire estaba cubierto por el olor del alcohol y Su Yu respiraba con dificultad.