Una generación de militares – Capítulo 43: El destino (Final)

Traducido por Ichigo

Editado por Sharon


La primavera estaba en plena floración. Se mirara por donde se mirara, era una hermosa escena de colores rojos y sauces verdes; pero después de ver el mismo paisaje durante más de diez días, cualquiera se cansaría de él. Gu Yun tiró de las riendas, y su caballo se detuvo junto a Su Ling, que estaba al lado de Su Ren. Cuando la vieron detenerse, también lo hicieron de inmediato.

—¿Ya hemos llegado? —preguntó con cansancio.

—Ya estás en la tierra de la familia Su —dijo Su Ren, pero la sonrisa en su rostro era algo extraña.

—No me digas que todo el territorio desde que salimos del pueblo esta mañana pertenece a la Familia Su…

Escuchando su tono incrédulo, él negó con la cabeza. Aliviada, iba a decirle que igual era impresionante, cuando añadió:

—El pueblo de Fengshang también pertenece a la familia Su.

¿Qué? Esto es demasiado exagerado.

—¡Así que siempre fuiste un hombre rico! —se  burló de Su Ling.

¡Por eso pensó en hacer los chalecos con hilos de oro! La Casa del General es asquerosamente rica.

—Es cierto, soy un hombre rico —le sonrió él con humildad, levantando una ceja—. ¿Pero eso en qué te convierte?

Ella se quedó atónita. Para respetar sus sentimientos, Su Ren contuvo la risa. Los dos hombres intercambiaron rápidas miradas que no escaparon a sus agudos ojos, pero Gu Yun decidió ignorarlos y centrar su atención en las verdes colinas, el agua limpia, el cielo azul y las nubes blancas. Lo mejor sería disfrutar de la agradable escena campestre.

Una vez más, caminaron durante un rato hasta ver los picos de un gran patio elegante construido a medio camino en la ladera de la colina. Desde la distancia, la estructura parecía impresionante, como si estuviera colgada de las verdes montañas. En general, daba la sensación de estar alejado del mundo mortal.

Por el camino, Gu Yun se dio cuenta de que había mucha gente avanzando hacia la casa con ellos. La mayoría iba a caballo, y todos parecían ser fuertes.

—La Familia Su es bastante grande —dijo con una sonrisa.

—Ah, las ofrendas se realizan una vez cada tres años. Los descendientes de la Casa Su, hijos y nietos, deben regresar —explicó Su Ling.

A pesar de que estaban de vacaciones y planeaban descansar, debido a que la herida de Su Ling no se había curado por completo, el viaje había avanzado con lentitud. Era cerca al atardecer cuando llegaron a la casa ancestral porque los hombres quisieron darle tiempo de observar el paisaje en el camino. Cuando los tres pasaron por la puerta, se encontraron de inmediato con el tío Su Yan.

—Señorita Qing, ha llegado —rió emocionado el hombre al verla. Su voz resonó todo el camino hasta el fondo de la colina. Varios miembros de la Familia Su ahora estaban viéndola, y a Bing Lian en su mano. Todos entendieron al instante de quién se trataba.

Habiéndose vuelto el centro de atención de todo el mundo de repente, Gu Yun comenzó a sentirse incómoda.

—Su Yan —dijo en un tono bromista.

—Bien, querida.

Su Yan llegó a su lado, al mismo tiempo que Su Yu entraba por la puerta. A pesar de que debería haberlos saludado, él se dio la vuelta para irse.

—Su Yu, ¿por qué te escondes? —gritó Su Yan. Su sobrino quería escapar antes de ser visto, pero con su llamado, había perdido su oportunidad. Se dio la vuelta muy despacio, y al detenerse frente a ellos, bajó la cabeza.

—Hermano mayor, cuñada…

Llevaba un tiempo viviendo en la casa solariega, donde estuvo reflexionando un poco sobre su pasado. Por un tiempo, no había sido capaz de borrar sus sentimientos, pero gradualmente llegó a aceptar el hecho de que ella se volvería su hermana mayor.

Su Ren palmeó los hombros demasiado delgados de Su Yu y con una sonrisa.

—Este terrible mocoso, ¿cómo te has vuelto tan delgado como un pollo? —se burló.

El comentario hizo reír a varias personas.

—¡Hermano! —rugió Su Yu.

Al verlo por fin despierto, Su Ling y Gu Yun se sintieron aliviados. Ninguno de los se habría sentido bien sabiendo que él tenía dificultades.

—La señorita Qing está cansada. Yan Shu ha preparado la mejor habitación para ti, sígueme, te llevaré a echar un vistazo.

De repente, Su Yan arrastró con entusiasmo a Gu Yun para que caminara hacia el patio trasero. Ella estaba desconcertada y giró la cabeza hacia Su Ling, quien la miró encantado y la saludó feliz.

¿Es que no entiende que mi expresión dice “Rescátame”?

La casa ancestral Su era enorme. Cada habitación tenía un pequeño patio que estaba construido con un estilo prominente y distintivo, impartiendo un aura imponente. Ella había sido arrastrada en círculos durante mucho tiempo antes de que Su Yan al final se detuviera frente a un pequeño patio. En el dintel de una refinada puerta, colgaba una placa de madera con las palabras “Residencia de todas las clases de flores” escritas.

Gu Yun comenzó a sudar. Este lugar tenía un nombre demasiado vulgar. Ignorando sus pensamientos, Su Yan abrió la puerta, ansioso por atribuirse el mérito del patio.

—¿Te gusta? —le preguntó. Mirando el paisaje, ella tragó saliva con fuerza.

—¿Quizás es un poco exagerado? —comentó con una risa forzada después de que el silencio se extendiera por mucho tiempo.

Había sido un comentario algo sutil, pero en su corazón, estaba llorando de la angustia.

Esto no es un poco, ¡es demasiado exagerado! Y aun así, merece su nombre.

Desde la puerta delantera, a excepción del pequeño sendero que conducía al interior, cualquiera podía ver que había todo tipo de flores plantadas en el patio. De verdad, solo había flores, de todo tipo de variedad y distintos colores. Gu Yun comenzó a sentirse mareada.

En serio, si alguien entrara en este lugar, ¿sería capaz de salir sin terminar con alergia al polen?

Gu Yun no se atrevió a entrar. Permaneció en el lugar, y agarró la manga del anciano.

—Espera, Su Yan, ¿cuándo empiezan las ofrendas?

Sería mejor empezar pronto. Si ella tenía que estar en este lugar por mucho más tiempo, perdería la cabeza.

Su Yan sacudió la cabeza y sonrió.

—No tan rápido. Comenzará en tres días. Puedes descansar tranquila, mañana, Ling y yo te llevaremos a jugar.

—¿Y el Patriarca? —dijo Gu Yun, después de vacilar un poco—. Hay algo que quiero preguntarle.

—Está en el templo budista. ¿Quieres ir ahora?

—¿Está bien?

No era un lugar en el que pudiera molestar a nadie, pero Su Yan no parecía preocupado. En su lugar, palmeó su hombro.

—Si eres tú, sí puedes —respondió él de manera misteriosa. Ella no sabía a qué se refería con eso, pero aun así lo siguió afuera. Ambos se detuvieron frente a una puerta de madera, donde él dijo—: Puedes entrar.

Y sin esperar su respuesta, se dio la vuelta y se alejó.

Gu Yun enderezó su postura. En la placa de madera situada sobre la puerta colgaba un trozo de bambú fino, donde estaba escrito “Gran benevolencia como un río”, en una caligrafía gruesa, inadecuadas para este tipo de frase breve. Cuando colocó sus manos en los paneles de madera, de repente ella tuvo un mal presentimiento, aunque no sabía por qué. Tomó una respiración profunda para eliminar ese sentimiento, y abrió la puerta.

Al principio pensó que se encontraría en una habitación, aunque fuera una casucha elegante. Sin embargo, lo que se encontró fue un inesperado campo vacío. En este lugar, podía ver los picos de las montañas a lo lejos. Aunque no había colinas en el paisaje, la cordillera transmitía un sentimiento de paz y libertad.

—Toma asiento —dijo el anciano Su Qing, por lo que ella se sentó en un tronco de árbol cortado.

Durante los siguientes minutos, se mantuvo ocupada con la cálida taza de té, cuando de repente, se dio cuenta que esta conversación despreocupada y tranquila con el Patriarca era algo innecesario y tonto.

—He venido por dos cosas —dijo, sentándose derecha y con franqueza—. Primero, Ling me contó la historia de Chuxie y Bing Lian. Creo que es lamentable. Quiero saber si los libros de la Familia Su o la admonición mencionan algo para ayudarles a levantar el sello y permitir que los niños sean rescatados.

Justo después de que Gu Yun expresara su deseo, Bing Lian se agitó de manera feroz causando un pequeño terremoto alrededor. Ella le dio unas palmaditas en la vaina hasta que por fin se calmó.

—¿Lo segundo? —preguntó Su Qing, sosteniendo su taza de té caliente con dos manos, como si nada los hubiera interrumpido. Gu Yun vaciló en contestar.

—Quiero ver el emblema de la familia Su.

—¿Por qué estás tan interesada en el emblema de la Familia Su? —preguntó el anciano, tomando el mango de la tetera. Gu Yun bajó un poco la cabeza. No sabía cómo responder, pero tampoco quería mentirle, así que estuvo callada por un largo tiempo, hasta que Su Qing continuó—. ¿Quieres usarlo para volver?

Gu Yun levantó la cabeza de golpe, aterrada.

¿Cómo sabe que necesito el talismán para regresar?, pensó, mirándolo fijamente. Su Qing tenía una sonrisa indiferente.

—La Familia Su también tiene otra leyenda desde hace miles de años, pero solo es conocida por los Patriarcas. Como el próximo jefe, Ling también la conoce, pero nunca la creyó.

—¿Qué leyenda? —le preguntó, curiosa.

—¿Te has dado cuenta de que el Clan Su no tiene mujeres? —dijo Su Qing de repente. Gu Yun se sorprendió por el cambio abrupto de tema, pero al pensarlo, se dio cuenta que tenía razón.

Todas las personas que la rodeaban eran hombres: incluso en la casa ancestral, las mujeres que había visto solo eran tías casadas en la familia. No había visto ninguna niña.

Su Qing sacudió con suavidad la cabeza. Sus palabras estaban llenas de impotencia.

—El Clan Su no tiene hijas desde hace más de 1000 años, después del incidente con Bing Lian y Chuxie. Incluso si nacen, sus cuerpos son débiles y terminan muriendo. Ninguna vive hasta la edad adulta. En cuanto a los hombres de la familia Su, la mayoría muere en el campo de batalla. Es probable que sea nuestro castigo.

¿Cómo puede ser así? Gu Yun frunció el ceño, pero todavía no había olvidado la leyenda que Su Qing estaba ocultando. ¿Cuál es la conexión? ¿Las dos historias están relacionadas?

—Según la leyenda, un día el escudo de la Familia Su traería a una “persona emblema”, y ella desbloquearía todos los sellos y acabaría con el castigo del cielo.

El anciano Su Qing le sostuvo la mirada mientras hablaba, lleno de sabiduría y esperanza. Gu Yun sabía a qué y a quién se refería porque ella era esa “persona emblema” y había llegado de manera misteriosa a este lugar gracias al poder del disco de ocho trigramas. Sin embargo, saber esto solo la hizo enfadarse.

¿Por qué me eligieron sin mi consentimiento y me trajeron a este lugar para liberar un sello que ellos mismos pusieron?

El rostro de Gu Yun se volvió indiferente de repente.

Su Qing suspiró de alivio. Recogió su té frío, lo vertió en la hierba y le dio uno nuevo.

—Tú eres la “persona emblema”. Si quieres volver, intentaré ayudarte a hacerlo —le dijo con calma.

—Yo… —Al escucharlo, ella derramó su té por accidente. En realidad, no quería volver. Solo quería descubrir la verdad.

—Aquí viene —dijo con una risa Su Qing—. Cuando tus pensamientos se hayan aclarado, búscame de nuevo.

Gu Yun quiso responderle, pero escuchó el sonido de las puertas siendo empujadas y la alta figura de Su Ling apareció. Los observó a ambos, sentados uno frente al otro, tomando té y charlando con alegría.

—No sabía que se llevaran tan bien —bufó. Estaba cansado porque la había estado buscando desde hace rato, pensando que se había perdido.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se separaron para que se vea tan ansioso?, pensó Su Qing con una risa.

—Está bien. Pueden irse —le dijo, moviendo su mano. Su Ling se acercó para tomar a Qing Mo de la mano.

—Hay un sitio que quiero mostrarte —le dijo con alegría. Gu Yun miró a Su Qing, pero el anciano estaba mirando las distantes montañas, ignorándolos.

—Entonces, nos iremos primero —se despidió de manera educada, evitando que Su Ling se fuera. Solo dejó que tirara de ella una vez que vio a Su Qing asentir.

Viendo las sombras de ambos alejándose, Su Qing suspiró.

—Si la chica toma la decisión final de irse, ¿qué harás, Ling?

♦ ♦ ♦

Su Ling tiró de Gu Yun y salió corriendo a toda prisa sin decir a dónde se dirigían. Por el camino, solo pudo oír el sonido del agua corriendo volverse cada vez más fuerte. Gu Yun corrió muy rápido hasta que se desplomó y los pasos de Su Ling por fin se detuvieron. Quería gritarle por haber tirado de ella hasta quedarse sin aliento y recordarle su lesión, cuando él señaló algo delante suyo. Al mirar al frente, quedó de inmediato cautivada por la alucinante escena.

Estaban en la cima de la montaña solitaria. Delante de ellos había un exuberante y verde grupo de picos plegados de jade verde. Al lado había una cascada de cien metros de altura que se precipitaba desde la verde montaña. El agua que corría golpeaba las rocas, salpicando un montón de gotitas de agua. Ahora que el sol se estaba poniendo por el occidente, los rayos de luz iluminaban el fondo, permitiendo que las corrientes de viento neblinoso pudieran verse surgir en el aire húmedo, pintando el cielo del atardecer. En conjunto, el paisaje resultante era de un horizonte hermoso y dominante.

—¡Hermoso! —suspiró Gu Yun sin poder evitarlo.

—Ver la puesta de sol aquí es lo más hermoso —se rió Su Ling. Sabía que ella amaría este lugar.

Ahora que lo mencionaba, Gu Yun se dio cuenta de que el sol había bajado al pie de la montaña. No era de extrañar que hace un momento se sintiera tan impulsado y temiera llegar demasiado tarde a ver la puesta de sol.

—Me refería a la cascada —dijo con torpeza, aclarándose la garganta.

Había estado mirando la magnífica cascada, cautivada por su presencia, y no se había fijado en la vista del sol poniente.

—¿Te gustan las cascadas?

Gu Yun asintió. Era de verdad hermoso.

Sus manos abrazaron con suavidad la cintura de ella y la encerraron entre sus brazos. Su Ling sonrió y le susurró al oído:

—Cuando seamos viejos, construiremos aquí una cabaña de madera, para que puedas ver la cascada todo el día y contemplar la puesta de sol.

Al oír el sonido del agua corriendo, y su profunda voz masculina susurrándole con suavidad al oído, ella se puso rígida.

—Viejos…

¿Podríamos envejecer juntos?

El cuerpo de Gu Yun estaba tan rígido que incluso Su Ling sintió que algo iba mal. Se volvió y sus ojos oscuros miraron con atención a su mujer.

—¿No quieres envejecer conmigo? —le preguntó, mirando fijamente a sus ojos claros.

El hombre que tenía delante tenía una actitud orgullosa y dominante, pero al darse cuenta de la expresión de pánico que Qing Mo intentaba ocultar, las manos que sostenían su cintura comenzaron a temblar.

Zhuo Qing le había dicho que no dejaría ir a Lou Xi Yan, ¿pero qué había de ella? ¿Podría dejar a Su Ling?

Ese momento en que lo encontró cubierto de sangre e inconsciente en la cubierta del barco pasó por mente. Su corazón dolía incluso ahora cuando lo recordaba. Se preocupaba mucho por este hombre, y ya no podía dejarlo ir. Si era así, ¿entonces por qué seguía pensando si debía irse o quedarse?

Fue entonces que se dio cuenta.

Levantó la cabeza con una sonrisa brillante, y se giró en los brazos de Su Ling para poder devolverle el abrazo.

—¡Quiero envejecer junto a ti!

Su corazón no podía dejarlo ir y no quería hacerlo. Fue el turno de Su Ling de quedarse atónito. Miró hacia abajo en su pecho, que por primera vez estaba siendo enterrado por una mujer.

—¿Qué te pasa? —le preguntó, un poco preocupado.

—Nada, solo déjame abrazarte un rato.

¡Una vez te decides por algo, lo que sigue es muy sencillo!

—Es la primera vez que tomas la iniciativa para abrazarme —comentó Su Ling con una sonrisa. Supuso que por eso había estado molesta cuando él se movió primero.

El cuerpo de Gu Yun se puso rígido una vez más y soltó su agarre. Levantó la cabeza y miró con ferocidad a los ojos de Su Ling, quien lucía desconcertado. Al darse cuenta de eso, ella suspiró con exasperación.

Bueno, Su Ling nunca entiende en qué estoy pensando.

Ya que había decidido quedarse, no quería mentirle.

—Busqué al Patriarca antes porque estoy buscando la manera de ayudar a Chuxie y a Bing Lian. Me habló de la leyenda de la familia Su —le explicó con sinceridad.

—Escuché los cuentos que se transmitieron durante más de 1000 años, pero nadie ha visto a la persona traída por el emblema de la familia. Creo que los antepasados inventaron esa historia para consolar a los descendientes y a los niños.

El Patriarca le había contado esa historia, pero como ya era un adulto, no le creyó.

—¿Y si no fuera solo un cuento? —Sin soltar la mirada de Su Ling, continuó—: Soy yo. Soy la persona que fue traída por el emblema de la familia.

—¿Qué?

Su Ling todavía tenía una mirada de incredulidad. Entendiendo su escepticismo, le explicó:

—Todo el tiempo, tenías curiosidad por los rumores que decían que Qig Mo era una maestra de ajedrez de una buena familia, buena en pintura y caligrafía y, sobre todo, una increíble dama. Sin embargo, cuando la viste, ella era una mujer que bailaba con cuchillos y espadas, se dedicaba a entrenar soldados y era una salvaje. Eso es porque no soy Qing Mo.

—¿No eres Qing Mo? ¿Cómo es posible si tienes su cuerpo y su símbolo?

No iba a dudar su identidad porque ya lo había verificado él mismo que su pecho tuviera el carácter “Mo” tatuado.

Recordando esa vez que él había actuado con rudeza, la cara de Gu Yun se puso roja.

—Este cuerpo es de Qing Mo, pero no soy ella. Me llamo Gu Yun, una investigadora de policía criminal; aquí sería una alguacil. En aquel momento, estaba siguiendo un caso, y el disco de los ocho trigramas era una de las pruebas. Estaba examinándolo y jugando con él en mi mano y me desmayé sin ninguna explicación. Entonces, de alguna manera me desperté en el cuerpo que estaba acostado en tu cama.

Su Ling escuchó con atención lo que decía y después de meditarlo durante mucho tiempo, preguntó:

—¿Quieres decir que Qing Mo murió de camino a Qiong Yue, mientras que tú reviviste como un zombi?

¿Un zombie? Suena horrible, pero en teoría tiene sentido. Gu Yun esbozó una sonrisa irónica.

—Puede interpretarse así.

Después de escuchar a Gu Yun, el rostro de Su Ling se ensombreció, y las manos que encerraban su cintura se apretaron de repente.

—¿Estabas tan interesada en el emblema de la familia porque quieres irte?

—Oh, sí. —Ni siquiera había terminado la frase cuando sintió un dolor agudo en su cintura, por lo que se apresuró a añadir—: Pero alguien acaba de decir que me ayudaría a construir una cabaña de madera junto a la cascada, así que he cambiado de opinión porque quiero envejecer con él.

—¿De verdad?

—¡De verdad! —le aseguró de inmediato.

Por fin, el apretado agarre en su cintura se aflojó. Mientras Gu Yun se sentía aliviada, el sonido de la risa de Su Ling llegó a sus oídos.

—Te satisfaces con demasiada facilidad.

—¡Su Ling, estás buscando una paliza!

En el solitario pico de la montaña, dos adultos comenzaron a comportarse como niños; persiguiéndose, riéndose y burlándose del otro.

♦ ♦ ♦

Por la noche, Gu Yun y Su Ling aparecieron juntos de nuevo frente a Su Qing. Al ver a la pareja siempre tomada de la mano, Su Qing se rió.

—¿Lo has pensado bien?

Gu Yun asintió y sonrió.

—Bueno, en realidad no quiero volver, pero quiero ayudar a levantar el sello de Bing Lian y Chuxie. ¿Cómo debo hacerlo?

—El día siguiente a la ceremonia de sacrificios, el cielo nublado tendrá una luna llena, representación del yin. Tendremos que ir al cementerio del Clan Su mañana a medianoche con Bing Lian y Chuxie —le explicó el anciano sin problemas. Estaba aliviado de que Gu Yun hubiera decidido quedarse.

—Bien.

Los dos niños estaban muy desamparados. Esperaba que esta vez ella pudiera ayudarles de verdad.

La noche siguiente, Gu Yun y Su Ling llegaron temprano al cementerio de la Familia Su, que en realidad era una caverna muy notable.

Era un espacio semicircular cerrado, y después de entrar, se podía sentir la corriente de aire fluyendo. Era muy espaciosa, igual a dos campos de fútbol de tamaño completo. En los cuatro lados de la pared, a mitad de camino tenía agujeros naturales de medio cuerpo, algunos con tablillas espirituales en su interior.

Gu Yun se situó en el centro de la caverna y giró para verla bien. Se dio cuenta entonces que estaba rodeada por esas tablillas. Era muy aterrador.

Cerca de la medianoche, Su Qing llegó solo. Gu Yun pensó que Su Yan y Su Quan vendrían, por eso le sorprendió que solo estuviera uno de los Patriarcas presentes. Su Qing entró en la boca de la cueva y se enfrentó a las paredes de piedra. A la altura del hombre, dio una fuerte palmada en ese lugar y una muralla de piedra cayó con lentitud, la cual dejó al descubierto una cueva cuadrada. Su Qing extendió la mano y sacó la caja de madera de la cueva y entonces la muralla de piedra se cerró.

—Chuxie y Bing Lian, sáquenlas.

Con las cajas de madera en la mano, Su Qing hizo una señal y pusieron las dos espadas delante de la muralla de piedra.

—De acuerdo.

Acababan de poner las dos espadas cuando las silenciosas Bing Lian y Chuxie empezaron a moverse de repente, una parpadeando con luces rojas y blancas. Su Ling y Gu Yun no entendían por qué estaban tan excitadas.

—No tengan miedo, pronto serán libres —le dijo Gu Yun a su espada, acariciando su hoja. Con sus palabras consoladoras, ellas dejaron de temblar, pero las luces continuaron parpadeando de manera continua todo el tiempo.

—¿Están listos? —les preguntó Su Qing casi a medianoche.

—Listos.

Gu Yun asintió, y Su Qing abrió la caja de madera. Dentro, estaba el disco de ocho diagramas, el cual le entregó a la mujer.

Con el emblema en la mano, ella se dio cuenta que era de oro y era el mismo que había visto en la oficina de Zhuo Qing. La única diferencia era que la última vez que lo tuvo en sus manos, este disco había sido de color rojo sangre y no dorado como ahora. Mientras pensaba en esta diferencia, la voz de Su Qing la devolvió al presente.

—Es el momento. Deja caer tu sangre en medio del emblema.

—Oh.

Gu Yun cogió el cuchillo en una caja de madera, pinchó su dedo índice y luego puso una gota de sangre en el centro del emblema. Luego, salió corriendo al lado de Bing Lian y Chuxie, pero las espadas permanecieron como siempre. Nada había cambiado.

—¿Por qué no responden? —preguntó Su Ling.

Su Qing también estaba bastante confundido. Había seguido las instrucciones que sus ancestros le habían dejado al pie de la letra. Los tres estaban tan confundidos, que solo se dieron cuenta que el emblema dorado en la mano de Gu Yun estaba cambiando poco a poco de color al rojo sangre hasta que el viento se detuvo.

—¡Ahh! —maulló Gu Yun. Su mano comenzó a sentir un hormigueo eléctrico que la adormeció.

Cuando Su Ling se giró a mirarla, vio cómo el emblema de ocho trigramas emitía una fuerte luz roja desde su centro. Ese brillo cubrió todo el cuerpo de Gu Yun y se llevó su fuerza hasta que colapsó.

—¡Yun! ¡¿Qué te está pasando?! —gritó Su Ling al verla.

La sensación de hormigueo se extendía a sus extremidades. Gu Yun comenzó a asustarse; temía volver a desmayarse y despertar sin ver a ese hombre a su lado. Luchando de manera insistente, se negó a cerrar los ojos.

—Yo… yo no quiero ir —exclamó con esfuerzo, luchando con la energía que le quedaba.

—¡Yun!

Su Ling la abrazó entre sus brazos. Quería tomar el emblema de su mano, pero ni siquiera lo había tocado cuando este se deslizó de su mano y se suspendió en el aire, sin dejar ir a Gu Yun.

—¡¿Qué es todo esto?! —le gritó con rabia a Su Qing, quien no sabía qué estaba pasando.

¿El emblema se la está llevando?

Su Ling miró con ojos rojos fríos y sombríos el disco de los ocho trigramas que colgaba en el aire.

—¡Si te atreves a llevártela, te destruiré! —le gritó con voz ronca.

En respuesta, el emblema aumentó el nivel de su brillo en lugar de apagarlos.

—Ling…

Aunque Gu Yun intentó persistir, fue incapaz de resistir el ataque de la oscuridad, y dejó de moverse.

—¡Yun! ¡No puedes irte! Dijiste que envejecerías conmigo, ¡no puedes romper la promesa!

Palmeó su mejilla, pero por mucho que rugiera y llamara, Gu Yun no le respondía. Sentía que su corazón estaba siendo perforado por un cuchillo.

Superado por los nervios, la abrazó con fuerza. Sentía que, a pesar de toda su fuerza, no podía hacer nada para retenerla.

—¡Dijiste que te quedarías conmigo, lo prometiste!

—Ahh…

Al igual que una bestia herida, su rugido resonó en toda la cueva. En ese momento, las espadas con empuñadura blanca y roja surgieron del suelo, volaron y quedaron colgadas en el aire junto con el emblema. Al principio, el rayo de luz roja que rodeaba el cuerpo de Gu Yun cambió rápido de dirección, dirigiéndose a los cuerpos de Bing Lian y Chuxie. Las dos espadas estaban suspendidas en el aire y no dejaban de temblar, pero permanecían dentro de la luz, incapaces de liberarse. Los rayos de luz roja del disco de ocho trigramas se dirigieron a ellas y, de manera inesperada, las espadas comenzaron a desprender hilos de luz blanca.

Su Qing se dio cuenta de repente de que las almas de los niños habían permanecido dentro de la espada durante mucho tiempo y habían desarrollado un sentido de dependencia. Si se escondieran todo el tiempo en la espada, el emblema del clan no podría liberarlos. Solo si luchaban por su libertad por voluntad propia podrían escapar de las armas.

¡El emblema está usando a Gu Yun para obligar a esos niños a que luchen!

A Su Ling ya no le importaba. En su mente solo había lugar para preocuparse por Gu Yun.

—Yun, despierta… —la llamó con ansiedad.

Pasó un largo rato antes de que ella por fin abriera los ojos poco a poco.

—Me duele la cabeza… —masculló, agarrándose la cabeza.

—Está bien, está bien.

¡Por fin se despertó! 

Gu Yun volvió a sus brazos. La alegría de haberla recuperado casi le ahogaba.

Superando el dolor inicial, ella recuperó la conciencia, y miró lo que estaba sucediendo en el medio del aire, donde las dos espadas y el disco se enfrentaban.

—¿Qué está pasando aquí? —susurró.

El brillo de Bing Lian y Chuxie era cada vez más débil, mientras que las dos ráfagas blancas que fluían con libertad eran cada vez más brillantes.

De repente, la luz roja del disco del trigrama desapareció y los tres objetos cayeron al suelo. A su alrededor, dos nubes blancas brillaban.

—¿Los niños siguen atrapados? —le preguntó a Su Ling en un susurro, quien negó con la cabeza. Él tampoco estaba seguro si lo habían logrado o no.

Los dos halos blancos radiantes bajaron de repente del aire cubriéndolos a ambos.

—Muchas gracias.

Las jóvenes voces tiernas y delicadas de dos niños cayeron con suavidad en sus oídos.

—¿Has oído eso? —exclamó sorprendida Gu Yun.

—Hmm —asintió él.

Genial, ¡no eran sus alucinaciones! ¡De verdad salieron de la espada!

Dieron varias vueltas a su alrededor y luego los dos hermosos halos brillantes salieron volando del agujero y pronto desaparecieron. Eran libres. No importaba si reencarnaban o no, al menos ya no estaban atrapados en las espadas.

—Vamos.

Su Ling levantó rápido a Gu Yun.

—¿A dónde vamos?

—¡En el futuro, tienes prohibido acercarte de nuevo al emblema de la familia!

Definitivamente no le dejaría volver a este lugar nunca más. ¿Quién podría saber cuándo ese maldito emblema haría de las suyas y se la llevaría sin previo aviso?

—Eso es bueno.

Ella se sintió divertida pero no lo contradijo.

Él la sacó de la cueva, dejando a Su Qing solo mientras soltaba un suspiro de alivio. No le quedó otra opción más que aceptar su destino de ser quien limpiaría este desastre.

Gu Yun pensó que Su Ling la llevaría de vuelta a la casa ancestral para descansar, pero la llevó a la cima de la montaña en medio de la noche y la luna no brillaba. Rodeada por el denso bosque y la oscuridad, el sonido del agua corriendo era más claro y resonante que durante el día.

—Es tan tarde, ¿qué hacemos aquí? —le preguntó.

—¿Dónde crees que es un buen lugar para poner la cabaña de madera? —le preguntó a su vez Su Ling—. Mañana empezaré a construir una aquí.

—¿Qué? ¿Por qué quieres construir de repente una cabaña?

—No hay razón, ¡hay que construirla ahora mismo!

Su tono era impaciente, como si eso fuera lo único que necesitaban para confirmar que estarían juntos siempre.

Gu Yun entendió por qué estaban en este lugar a esta hora. Sosteniendo su mano y entrelazando sus dedos, sonrió.

—¡Pero es muy ruidoso aquí! Si nos quedamos aquí, ¿cómo vamos a dormir bien por la noche? —exclamó en un tono mimado.

¿Ruidoso? 

En realidad, el sonido del agua corriendo era un poco fuerte y casi no pudo escuchar su voz.

—Entonces, ¿al pie de la montaña? —continuó después de pensarlo—. Podremos ver el amanecer y el atardecer en las montañas.

Gu Yun reprimió una sonrisa y sacudió la cabeza con un suspiro.

—La gente va y viene por la colina, no es tranquilo. No es bueno.

Le gusta la tranquilidad. Devanándose los sesos, Su Ling se rió.

—El valle es pacífico, cerca de tu cascada favorita.

¿El valle? ¿Ahora ya no quiere estar en las montañas?

—No quiero. En las temporadas de lluvia, voy a preocuparme de que la casa vaya a ser arrastrada por el agua —contestó de manera brusca.

Su Ling estaba ahora molesto.

—¿Dónde quieres vivir?

—Donde sea. —Gu Yun se encogió de hombros y contestó con inocencia—. Como dice el refrán, cuando se casa una mujer, la gallina sigue al gallo, si se casa a una perra, se irá con el perro. No importa a dónde vayas, yo te seguiré.

Había escuchado decir a la gente que cuando se estaba solo, nada nacía del aburrimiento, pero cuando dos personas enamoradas se aburrían, el resultado era romántico. En ese entonces, había soltado un resoplido despectivo, pero ahora entendía que había algo de verdad en eso. Incluso una conversación aburrida podía acelerar su corazón.

—¡Yun!

La expresión de Su Ling en este momento provocó que Gu Yun estallara en carcajadas.

—Siempre que sea contigo, no importa dónde sea —le dijo con suavidad, acurrucándose en sus brazos.

Escuchando sus palabras pronunciadas como si fuera normal, la mente perturbada de Su Ling por los eventos de esta noche se calmó. Una mano la mantuvo en su pecho, mientras que la otra la abrazaba por los hombros.

—Me asustaste —dijo en su voz profunda. No sabía que el temor de perder a alguien podía provocar tanto pánico. Aun así, el pensar que ella podría dejar de sentir afecto por él algún día lo asustaba aun más.

—Lo sé.

No podía ver su expresión bajo la tenue luz de la noche, pero podía sentir en sus manos tocando su pecho que su corazón latía con velocidad. Sabía que este hombre, tan encantador y atento, estaba enamorado de ella. Quizás no quería esa cabaña, sino que pudieran envejecer juntos.

Se puso de puntillas y le dijo con suavidad:

—Ling, te amo…

—Tú…

Su Ling quedó congelado en el lugar. Esta era la primera vez que ella hablaba de amor. Su corazón se llenó de alegría que no sabía cómo transmitir. ¡Solo quería besarla!

Se inclinó para hacerlo, cuando de repente, una mano apareció frente a sus labios. Su Ling la miró molesto, pero ella solo sonrió.

—Te dije que solo yo puedo besarte.

Sin esperar a que terminara de hablar, unos labios gentiles y suaves reclamaron su boca.

Sus ojos agudos tenían un brillo de astucia. Pensó emocionado en el futuro, donde no solo habría besos, sino en la mejor manera de mantenerla a su lado.

¿Qué tal un niño?

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