Vida feliz – Capítulo 70: El valet y el caballero

Traducido por Soyokaze

Editado por Ayanami


«¿Cómo puedo expresarlo?», pensé asombrada, como si un nuevo panorama se hubiera abierto ante mí. «Gilles… ¿En verdad es un mago?»

♦ ♦ ♦

Resonaban sonidos sordos y breves de espadas de madera chocando entre sí. Se podía ver como se cruzaban en un instante, se separaban y, en menos de un parpadeo volvían a cruzarse.

Gilles, que sostenía desde lo alto una espada de madera de entrenamiento entre sus manos, la dejaba caer en un instante con una postura perfecta. Mientras tanto el joven Roland, quien era su oponente, repelía sus ataques como si los estuviera esperando con anticipación y, con movimientos mínimos, evadía sus ataques.

Además, por si no fuera poco, Gilles, como si hubiera anticipado los movimientos del joven Roland, contratacaba con movimientos diagonales súbitos dirigidos a su muñeca; y el joven Roland a su vez, posicionaba su espada de madera a la altura de su estómago para reducir el impacto de los ataques directos de Gilles, los cuales se proyectaban en línea recta desde el lado derecho.

Gilles, mostrando una habilidad excepcional con la espada, saltaba constantemente para evadir los ataques y aterrizaba poniendo fuerza en una sola pierna. En sí, elegía evadir en lugar de defenderse.

Y así, la espada del joven Roland terminaba cortando el aire en el lugar donde, pocos segundos antes, se encontraba Gilles y, sin detenerse, también se impulsaba en una pierna para volver a atacarlo.

Las reacciones de ambos eran sorprendentemente rápidas.

Y de nuevo, las espadas de madera volvían a chocar, produciendo múltiples sonidos sordos. Para mí era muy complicado seguir sus movimientos.

Al ver su destreza, si no supiera que Gilles es un mago, pensaría que, en realidad es un caballero.

Lo que logro entender es que Gilles es fuerte y, obviamente, el joven Roland también lo es. ¿No hay algo inusual en ellos dos?

Sin poder evitarlo, me quedé viendo, fascinada, un encuentro donde se mezclaban fintas y contraataques en los que se lanzaban múltiples ataques súbitos y estoques, de los cuales, ambos contrincantes, algunas veces eludían y otras veces bloqueaban.

Viendo como los propietarios de esos cabellos verde y castaño rojizo cruzaban espadas y se separaban constantemente, me hace pensar que si ese encuentro fuera una batalla real, el escenario, a estas alturas, ya estaría cubierto en un baño de sangre, sin duda; aun así, no pude apartar la mirada, como si se tratara de un paisaje hermoso. ¿Será porque cada uno de sus movimientos me parecían fascinantes y sofisticados?

—¡Ha!

El joven Roland lanzaba tajos precisos con una corta exhalación. Sus ataques no sólo conllevaban rapidez y peso; tanto que Gilles no podía frenar los ataques, por lo que los evadía y después contraatacaba, ya que parecía que dejaría caer su espada si llegara a bloquear los ataques de frente. En verdad, los ataques del joven Roland, que era un profesional, tenían el peso y la perspicacia que no demeritaba su título de caballero.

Gilles, que no mostraba un sólo ápice de ser intimidado, atacaba de improviso en cuanto se le presentaba la oportunidad. En ese momento, era el joven Roland quien pasaba a estar a la defensiva.

«¡N-no, no puedo describir lo impresionante que es este escenario!». Pensé boquiabierta.

Sin embargo, la igualdad no duró mucho, ya que poco después, la espada de madera de Gilles salió disparada y se clavó en el suelo a sus espaldas, dando así, un repentino final al encuentro.

Gilles entonces, liberó su postura con lentitud y dejó caer sus hombros como si estuviera agotado, exclamando:

—Yo perdí.

Ante esas palabras, el joven Roland bajó su espada en silencio.

♦ ♦ ♦

—¡Gilles!

Me acerqué corriendo hacia ellos, después de confirmar que el combate de práctica había terminado. Entonces, abracé a Gilles fuertemente, antes de que volteara hacia mí. Luego, toque sin previo aviso, el brazo con el que Gilles empuñó su espada.

«¡Qué inesperado…!». Pensé, sorprendida de que Gilles tuviera un cuerpo tan firme, y también sus brazos.

Su constitución física, sin ánimo de ofender, parecía delicada a simple vista con la ropa holgada que siempre solía usar.

—¿¡De dónde viene toda esa energía!? ¿Cómo puedes ser así de fuerte? Eres tan versátil, Gilles. No, espera, ¿cómo es que eres tan hábil en muchas cosas?

Mientras abrazaba su cintura por la espalda, me preguntaba de dónde sacaba tanta fuerza de ese esbelto cuerpo suyo; además, toqué sus pectorales con las palmas de mis manos y lo que pude sentir era lo mismo: su cuerpo sin duda era bastante firme.

Soyokaze
Es decir, lo estuvo manoseando a su antojo. Nada perdida la niña.

Supongo que así es un hombre delgado con fuerte musculatura, y Gilles es la viva imagen de uno. Nunca me lo habría imaginado, ya que siempre viste ropa muy holgada y nunca lo he visto desnudo.

Soyokaze
De la cintura hacia arriba, no hay que ser mal pensados ^_^

«¡Pero es verdad que Gilles no se ve fuerte a primera vista!». Seguí pensando sin dejar de sorprenderme. «¡Y es que en verdad no puedo evitar pensar de esa manera!».

Seguro que Gilles se pondría de mal humor si se lo dijera directamente, pero él no es particularmente alto. Claro, más que yo sí, me llevaba más de una cabeza; sin embargo, el joven Roland era todavía más alto y Padre también.

Cecil-kun todavía sigue creciendo, pero poco a poco va alcanzando a Gilles. Sin embargo, así como va, seguramente lo sobrepasará en unos dos años más.

Gilles, posiblemente debido a su esbelta apariencia, en verdad no se ve tan fuerte que digamos, pero aún con todo y su apariencia engañosa, creo que tiene la altura y fuerza precisas que un hombre debería tener.

—Liz-sama, por favor suéltame, estoy todo sudado y te voy a ensuciar.

—¿En serio? No pienso lo mismo.

—Hum… si no te importa que nos vean, puedes tocarme todo lo que quieras.

«¿Eh? ¿Nos están viendo?», pensé sin captar la situación.

Me quedé confundida, y antes de que reaccionara, Gilles tocó suavemente mis hombros y me alejó. No sentí que me rechazara, ni nada parecido, ya que la expresión que mostraba en su rostro, era más de vergüenza que otra cosa.

No entiendo por qué… ya que antes, él mismo me había besado en distintos lugares extraños de mi cara y eso sí que era vergonzoso.

«¡Oh, no…! ¡Ya me había olvidado de eso!». Recordé repentinamente y me sentí muy avergonzada.

Tan pronto como adquirí conciencia de la situación, noté que el joven Roland nos había estado observando fijamente con una expresión inmutable todo este tiempo.

B-Bien, fui descuidada. Lo admito: no debí abrazarlo cuando personas ajenas estaban mirando.

«¡Lo siento mucho, Gilles!». Me disculpé internamente.

Tosí para disimular la situación, como si nada hubiera pasado y exclamé:

—¡De todos modos fue asombroso! Cuando algo me sorprende, no puedo evitar decirlo.

Me dio la impresión de que me faltaba el vocabulario suficiente para expresar todo lo que sentía cuando los vi practicando.

Ya que el joven Roland era el que iba a entrenar a Ruby, Gilles aprovechó y solicitó un duelo de práctica con el propósito de confirmar sus habilidades; inesperadamente, de un momento a otro, el encuentro se fue volviendo cada vez más y más excitante. ¡Fue un encuentro formidable que nadie que lo hubiera visto podría decir lo contrario!

Gilles me mostró una sonrisa incómoda, mientras lo miraba en extremo emocionada con mis puños cerrados posicionados a la altura de mi pecho.

—El joven Roland es mucho más asombroso que yo.

—Aun así, se me hace más asombroso que fueras capaz de sostener un encuentro con un verdadero caballero todo ese tiempo.

Aunque su expresión no cambió, su voz pareció expresar una grata impresión ante mis palabras.

Y no era que lo estuviera adulando: era lo que en realidad pensaba. ¡Me siento orgullosa de Gilles por muchas cosas! No tenía palabras suficientes para expresarlo. Sin embargo, no pude evitar sentirme lamentable por apenas darme cuenta de que he estado siendo protegida por tan capaz valet.

—¡Caray! Ambos son tan fuertes que me siento como toda una inútil comparada con ustedes dos.

—Liz-sama se encuentra en una posición en la que debe ser protegida, y no hay nada de malo en eso. Además, me supera por mucho en poder mágico.

 —Pero tú eres más asombroso, Gilles. Eres hábil tanto en magia como en esgrima. ¡No puedo evitar sentirme frustrada!

Es decir, me queda mucho camino que recorrer para siquiera alcanzar su nivel en magia y ni que decir que sería insolente de mi parte siquiera compararme con él en lo que se refiere a esgrima; bueno, en primer lugar, sería imposible compararme con él, ya que ni siquiera he practicado esgrima, pero aun así…

—El joven Roland simplemente se ajustó a mi nivel. Lo que viste no era su verdadera fuerza.

—¿Eh? ¿En serio…?

—De otra forma, no habría podido mantener un combate con un caballero de tan alto nivel por tanto tiempo. Ambos nos estábamos controlando hasta cierto punto, pero… simplemente, no le llegué ni a los talones al joven Roland.

Vaya… Me pregunto qué tan fuerte puede ser el joven Roland si Gilles, siendo Gilles, se expresa así de él. ¿Es extraño para mí pensar que las personas a mi alrededor eran inusuales? ¿Su fuerza no va en aumento acaso?

—En primer lugar, estaríamos usando magia si se tratara de un encuentro real y haríamos todo tipo maniobras y artimañas; más aún si de proteger a Liz-sama se tratara.

Gilles no se estaba riendo cuando dijo esas líneas. Sus palabras sonaron más a las de un asesino que a las de un caballero. Oh, Gilles…, me pregunto por cuál de las dos rutas te estás yendo.

No supe qué hacer cuando me di cuenta de que la fuerza de Gilles era impresionante y sólo me limité a sonreír amargamente.

Me pregunto si, quizás, me estaré esforzando lo suficiente en un área que me es desconocida. De no ser así, no habrá forma de que me vuelva así de fuerte. Una buena prueba está en lo entrenado que está su cuerpo, algo que yo no tengo.

Es tan sobrecogedor ver el desarrollo que Gilles ha tenido. ¡Lo digo en serio! Me da tranquilidad saber que tengo un valet así de fuerte, pero…

—Hum… ¿Podría llegar a ser así de hábil si también practico esgrima?

—¡Por supuesto que no!

—¿¡Pero, por qué no!? ¡Sólo quiero practicar para defensa personal y nada más!

—¿Por qué quieres blandir tanto una espada? ¡Esto no es un juego de niños!

«Porque sería muy divertido mantener mi cuerpo en movimiento», pensé, pero no se lo dije. «Además, ¿no sería más peligroso si llegara a estar en una situación donde me arrinconaran y no pudiera usar magia?».

Si no tengo un objetivo, no llegaré a nada. ¡El que no arriesga no gana! Creo que sería bueno que al menos desarrollara algo de resistencia para empezar.

—¿Acaso es malo que quiera tomar medidas para poder defenderme a mí misma?

—Eso sólo aumentaría el porcentaje en el que podrías salir herida, Liz-sama.

«¡Qué descortés que no tengas fé en mí!» Pensé, pero no pude refutarlo. Quizás, sea debido a que tengo muchas más posibilidades de sufrir atentados contra mi vida, a diferencia de otras chicas. Para empezar, las chicas normales usualmente no tienen atentados contra su vida, se podría decir que mi situación es fuera de lo común.

—En todo caso, lo tienes prohibido. Sería preferible que practicaras artes marciales en lugar de esgrima.

—Entonces, ¿¡podría al menos practicar artes marciales!?

Me arrepentí al momento de preguntar, pero ya era demasiado tarde.

¡Oh, oh! Parece que dije algo que no debía, al ver la expresión de Gilles.

—¡Definitivamente no! Es muy peligroso. Sí en combates reales llegaras a usar una técnica en la que no eres experta y la priorizas sobre la magia que es tu fuerte, podría ser contraproducente y estarías en más peligro.

—Por favor, deja de decir esas cosas como si realmente fueran a ocurrir.

—De todos modos, no es no. Por favor, entiende.

—No, ¿por queeeé…?

A pesar de que mis mejillas se inflaron en señal de descontento, Gilles no dio su brazo a torcer y siguió negando con la cabeza.

Soyokaze
No sé por qué, pero aquí se me hace excesiva la sobreprotección de Gilles, hasta me llegó a caer un poco mal. Ya veremos cómo sigue su actitud cuando avance la historia

♦ ♦ ♦

—Joven Roland, ¿en verdad no puedes enseñarme esgrima, aunque sea a escondidas…?

Por supuesto que no soy de las que se rinden así de fácil, así que decidí tomar medidas alternas.

Como Gilles se niega a enseñarme, pensé que la mejor alternativa sería pedírselo a un verdadero profesional. En tal caso, creo que hacer eso, es la respuesta correcta.

—Si es una orden…

—No, no te lo pido como una orden, sino como un favor personal.

Como era de esperarse, el joven Roland mostraba su usual rostro inexpresivo, pero no parecía que odiaba la idea, particularmente.

Aun con todo, no estoy en posición de ordenarle nada. El joven Roland no era ni mi subordinado ni mi sirviente, era simplemente una persona que Padre había contratado y que sólo venía a hacer su trabajo; así que la sola idea de darle órdenes era ridícula.

—Creo que será difícil enseñarle sin que el maestro Gilles nos descubra.

—Estoy de acuerdo.

El joven Roland tenía un buen punto, por lo que no pude decirle lo contrario, así que suspiré y bajé mis hombros, desanimada.

Si Gilles nos descubre, nos forzará a detenernos al instante. Digo, estamos hablando del sobreprotector Gilles… Y ni que decir cuando me haga alguna herida, lo desaprobaría aún más.

Claro que incluso yo odiaría herirme, pero, aunque fuera muy cuidadosa, mínimo tendría moretones cuando entrenara. Aunque no le veo mucho problema: a lo sumo, me podría curar con técnicas curativas. La práctica es muy importante, es lo que creo firmemente…

—¿Qué tal si practicamos afuera? Pero si es en el instituto de magia, nos descubrirían… Tendría que ser en otro lado. ¡Ah! Por cierto, nunca he salido de la ciudad.

Recientemente, no tengo prohibido salir fuera, siempre y cuando esté con Gilles, pero nunca he salido fuera de las murallas.

Debe haber mucha naturaleza creciendo salvaje por las murallas que rodean la ciudad, pero… Gilles no me permitiría salir, o mejor dicho, nadie puede salir. Es peligroso, así que está prohibido.

Entonces, me pregunto cómo le hacen los comerciantes para ir y venir si es así de peligroso. Afuera debe haber pueblos agrícolas y pequeñas ciudades. Bien, eso no es importante de momento.

—Señorita Lizbeth, no debe salir fuera de las murallas, ya que hay muchos monstruos merodeando.

—¿Dices que hay monstruos por los alrededores?

Lo olvidé sin querer debido a la paz, pero se supone que éste es un mundo donde los monstruos existen. Lo que significa que es frecuente que haya monstruos, aunque no los veamos.

Tal parece que “monstruo” es un término general que se aplica a todo ser viviente que posee magia en su cuerpo, pero que no es humano. Eso también incluye a los espíritus malignos y a los golem de piedra, así que tal parece que los seres no vivientes y los hechos de sustancias inorgánicas también están extrañamente incluidos en esa categoría.

No es que afuera no haya animales normales, pero tal parece que hay muchas ocasiones donde van a áreas en las cuales hay una fuerte concentración de demonios y se contaminan, ocasionando que se conviertan en monstruos. Es por eso que están divididos en monstruos mutantes y monstruos que originalmente nacieron siendo monstruos.

Sin embargo, los monstruos originales, en algún momento, también surgieron de animales que en un inicio fueron mutados, sólo que se reprodujeron y, eventualmente, evolucionaron. Es algo complicado.

Bien, de momento basta con entender que los monstruos son aquellos seres que poseen magia y son dañinos para los humanos.

—Por esta área hay pocos, ya que la parte externa de las murallas contiene un material que rechaza la magia peculiar característica de los monstruos.

—¿Existe la posibilidad de que seamos atacados…?

—La posibilidad no es nula, pero casi inexistente. Aún si nos atacaran, siempre hay vigías que nos darían de inmediato un aviso en caso de peligro, e rápidamente irían caballeros o magos a subyugar a los monstruos

—¿Padre también se encarga de ese tipo de cosas?

—En muy raras ocasiones. Parece que hubo un progreso a gran escala antes de que usted naciera, señorita Lizbeth, aunque yo tampoco conozco los detalles.

Así que… Padre también ha derrotado monstruos… No tengo casi nada de experiencia luchando, pero poseo hechizos que son especiales para combatir… ¡Y pensar que podría darles ese uso! ¡Nunca se me habría ocurrido!

—Se lo ruego: no piense en salir fuera de las murallas, por favor.

—Valoro mi vida, así que no planeo hacer tal cosa.

Soyokaze
Algo me dice que tarde o temprano va a hacer lo contrario

El joven Roland pareció respirar aliviado cuando murmuré, a regañadientes, que no era alguien tan imprudente.

¿Que acaso me veo como alguien que actúa sin pensar en las consecuencias…? ¡Estoy tan sorprendida que siquiera piense eso de mí!

Ayanami
Si así lo piensan es por algo no? jajaja

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