Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 109: La bendición del oasis

Traducido por Sharon

Editado por Yonile


Bajo la fuerte luz del sol, el viaje en el carruaje hacia Sandrose procedió sin problemas. Tiararose disfrutó del paisaje al principio, pero después de unos días, estaba agotada.

—Veo que a los humanos también se les dificulta viajar largas distancias —dijo Pearl con una mirada aburrida mientras movía su abanico.

Tiararose le dio una sonrisa amarga, y luego volvió a mirar por la ventana.

—Estamos cerca de cruzar la frontera.

Delante de ellos estaba el límite de Sandrose. Después de cruzarlo, el caluroso reino los esperaba.

—Tenemos que pasar algunas ciudades con oasis antes de llegar al Castillo Real. Estoy segura de que habrá objetos extraños que puedas disfrutar.

—Después de todo, es la primera vez que salimos de Marineforest —asintió Keith al escucharla—. Deberíamos comprarle un recuerdo a Grail, que se está encargando de todo en casa. O mejor dicho, suele hablar mucho cuando está en su forma femenina.

—¿Nuestro Grail? Sí, ¿qué deberíamos comprarle? ¿Algo para mujeres? ¿O para hombres?

—Bueno, cualquiera debería estar bien, ¿verdad? —rió Keith, y agregó mirando a la otra Reina Hada—: Estarás a cargo de eso, Pearl.

Por supuesto, ella odió esta idea… pero tenía que pagarle su deuda. Después de todo, Grail la había ayudado encargándose de los asuntos de su Castillo cuando estaba dormida.

—Supongo que no puede evitarse —dijo entonces, frunciendo el ceño.

Después de eso, pasó un tiempo hasta que el carruaje en el que estaban cruzara la frontera del país y entrara en el territorio de Sandrose.

Probablemente era diez grados más caluroso que Marineforest.

—Estaba preparado para el cambio pero… Hace más calor de lo que esperaba, ¿no? —murmuró Tiararose sin pensarlo.

Por supuesto, Keith, Pearl y Philliane concordaron con ella.

—Suelo estar en el mar, así que no sabía que la tierra era tan calurosa… Agua, enfría la temperatura de este espacio.

—¡Wow…! ¡Eso es impresionante!

Pearl había usado su poder mágico a la vez que movía su abanico; al instante, el ambiente se enfrió. Tiararose estaba agradecida porque ahora podía estar cómoda en un carruaje que no tenía equipado aire acondicionado.

—Muchas gracias, Pearl.

—Hmph. Esto no es nada. Ya era un vagón muy pequeño; además, yo tampoco podía soportar que hiciera tanto calor.

—Eso es cierto.

Tiararose estaba apenada por hacer que la Reina Hada, que no le tenía mucho cariño desde el principio, tuviera que sufrir en estas condiciones. No pudo evitar depender de Pearl, y se preguntó si no habría nada que pudiera hacer para pagarle.

♦ ♦ ♦

El nivel de humedad era bajo, y todas las áreas iluminadas por los rayos del sol, eran extremadamente calurosas. Sin embargo, el lugar cubierto estaba bastante cómodo.

Ahora mismo estaban quedándose en una ciudad pequeña popular que rodeaba un oasis. Como los habitantes habían construido sus pueblos alrededor del agua en Sandrose, todas y cada una de ellas eran bastante pequeñas. En contraste con esto, había muchas ciudades.

Los edificios estaban hechos con ladrillos rojos, y el agua bendita del oasis flotaba a su alrededor. Desafortunadamente, aunque el oasis todavía existía, al parecer el agua que se suponía que fluía a través del pueblo se había secado.

Tiararose se bajó del carruaje y estiró su espalda. El calor intenso la atacó de inmediato, y tragó con fuerza.

Para calmarse, respiró profundo varias veces.

—Phew, definitivamente estamos en Sandrose… —dijo, atando su cabello rosado con una cinta, y colocándose un sombrero grande. Estaba usando un vestido de una pieza de tirantes y mangas delgadas.

—Impresionante, es muy diferente de Marineforest.

Aunque había países con desiertos en su anterior vida, nunca los había visitado. Por ello, para Tiararose, Sandrose era un paisaje nuevo.

Por supuesto, quería ver el Oasis, pero además quería ver el mineral llamado la Rosa del Desierto con sus propios ojos.

—Rose, ¿quieres dar un paseo antes de dirigirnos al lugar en el que nos quedaremos?

—Rey Saravia… Estaría bien, ¿pero está de acuerdo?

—Por supuesto.

Saravia se había acercado con una sonrisa para proponerle un plan que era demasiado tentador para que Tiararose se negara. Por supuesto que quería pasear, pero no podía evitar preguntarse si era correcto que un miembro de la familia real hiciera algo así cuando estaban pasando por una crisis.

Bueno, no se ve afectado, ¿así que debería estar bien?

No había necesidad de regañar a un miembro de la realeza extranjero. Además, había propuesto su plan en consideración de Tiararose, por lo que estaría bien si paseaban un poco.

—Bueno, entonces estaré en sus manos.

—Será un placer.

—Pero no puede llamarme Rose…

—Eso es extremadamente decepcionante de escuchar.

Philiane y Elliot se adelantaron para preparar los cuartos en los que pasarían la noche, así que solo los cuatro —Tiararose, Keith, Pearl y Saravia—, salieron a caminar.

El ayudante del rey, Izzet, acompañó a Philiane y a los demás sirvientes ya que debía mostrarles el camino.

Llegaron al oasis que Tiararose quería visitar. Estaba en el medio de la ciudad, y el agua estaba rodeada de plantas verdes. En efecto, era como una bendición del desierto.

No obstante, ahora mismo, debido al efecto de la Salamandra, el agua estaba disminuyendo. Si uno miraba de cerca, podía ver que algunos de los canales de agua no se habían llenado, y era claro que el nivel del agua era menor al original.

Las plantas tampoco tenían mucha vitalidad.

—Ya veo, así que este es el oasis. No hay ninguno en Marineforest, pero es hermoso.

Pearl dio un paso adelante, viendo las personas rodeando el agua pasar. Su piel extremadamente blanca y cabello plateado la hacían sobresalir. Además, Keith y Tiararose estaban con ella, lo que volvía al grupo aún más llamativo.

Los personajes principales de un juego para mujeres eran hermosos, después de todo.

Keith comenzó a caminar por el borde, mientras Pearl se preguntaba qué deberían hacer.

—¿Qué, quieres construir algo así en Marineforest? Mi territorio está lleno de naturaleza, no hay ningún desierto donde sea necesario.

—No estoy pensando en construirlo… Bueno, supongo que sería bueno agradecerles por dejarnos ver algo tan raro.

—¿Hmm?

Tiararose y Saravia, que estaban mirándolos desde lejos, se acercaron a Pearl cuando la escucharon decir algo tan extraño. En ese momento, la Reina Hada puso su mano en el oasis, creando salpicaduras.

—Hmm, la temperatura es un poco elevada, pero supongo que es inevitable que tenga este efecto.

—Sí, el calor de la Salamandra ha aumentado la temperatura del agua.

—Eso parece.

Pearl parecía estar verificando la calidad del agua.

Como se esperaba de la Reina Hada que controla los mares, pensó Tiararose impresionada.

—Pearl, ¿puedes saber el estado actual del oasis? —preguntó entonces, curiosa.

—Solo sobre el agua. Es triste ver algo tan hermoso secándose… —dijo Pearl, añadiendo de inmediato su poder mágico al agua del oasis. Al instante, la cantidad incrementó.

El agua comenzó a subir hasta el punto en que se desbordó hacia los canales secundarios que se dirigían hacia la ciudad.

—¡Wow, impresionante…! —dijo Tiararose, tragando con fuerza al ver el poder de la Reina Hada. Sin embargo, Keith no pudo mantenerse en silencio al observar algo así.

—Ya que vamos a quedarnos en esta ciudad, no es justo que solo Pearl esté brillando así…

—¡¿Keith?!

Él tomó el abanico que tenía colgando de su cintura, y lo ondeó ligeramente. En un segundo, la vitalidad de las plantas rodeando el oasis revivieron, y las flores comenzaron a florecer.

Las plantas fuertes y verdes incluso crecieron algunos centímetros.

—Así que este es el poder de los Reyes Hada… Impresionante.

—Sí, mucho —comentó Saravia, lanzando un silbido largo. Miró a Keith y Pearl con respeto, pues no se imaginó que pudieran revivir el oasis con tanta facilidad.

Por supuesto, los dos reyes no fueron los únicos en atestiguar el espectáculo.

Las personas que los rodeaban estaban igualmente sorprendidas, y algunos incluso perdieron la fuerza en sus piernas después de observar un milagro cobrar vida.

—¡El agua del oasis regresó a como era antes!

—¡¿Qué diablos fue eso?!

—¡¿Quiénes son estas personas?!

—Sabía que no se trataba de alguien normal, pero… Viendo sus pieles pálidas, ¿son de otro país?

En un segundo, la situación se había salido de control. Tiararose estaba por llamar a Saravia para que pudiera hacerse cargo, pero antes de que pudiera hacerlo, Keith y Pearl se pusieron frente a la muchedumbre que se había reunido.

Eh, ¿qué diablos estarán pensando en hacer?

¿Iban a anunciar que eran Hadas para controlar la situación? Eso terminaría produciendo el efecto contrario, así que Tiararose comenzó a entrar en pánico.

No obstante, los dos hicieron algo muy diferente a lo que esperaba.

—Esta bendición viene de la reina de Marineforest, Tiararose.

—Ninguno de ustedes olvidará la benevolencia que les ha mostrado, ¿verdad?

Y con estas palabras, los dos se acercaron a ella para pararse a sus lados. Entonces, cada uno tomó una de sus manos en elogio.

¡¿Ehhhh?!

Ante este desarrollo totalmente inesperado, Tiararose quiso negarlo todo, pero como reina, no podía perder su compostura… Quería quejarse a ambos, pero no le quedó otra opción más que soportarlo y sonreír.

En ese momento, un rugido de gritos de alegría se elevó entre la gente, haciendo eco por toda el área.

—¡Escuché los rumores de la señorita Tiararose! ¡Tal y como decían, es una persona hermosa y maravillosa!

—Pensar que fue capaz de revivir el oasis… ¡¿Será que posee un poder mágico único?!

—¡¡Impresionante, increíble!!

Los ciudadanos comenzaron a festejar uno tras otro, hasta que en el medio del grupo, alguien lanzó un grito.

—¡Ah! ¡El rey Saravia también está aquí! —dijo esa voz frenética.

—¡Tienes razón! Pensé que se había ido a perseguir a alguna chica… ¿podría ser posible que todo este tiempo estuvo corriendo por todas partes para buscar una solución al problema?

—¡Ya veo…!

Por alguna razón, el valor de Saravia aumentó.

El caos había aumentado aún más, y el número de personas reunidas se incrementó. En ese momento, Saravia dio un paso adelante, y con un movimiento de su mano, pidió silencio.

—Como han visto, el oasis pudo revivir gracias a la benevolencia de Lady Tiararose. Ha llegado desde el lejano Marineforest para atender al Festival del Fuego y el Agua. Cuando termine, la bendición del oasis regresará, así que por favor esperen con paciencia.

Por su culpa, todos los presentes pensaron que lo sucedido se debió únicamente a Tiararose. La población reunida comenzó a agradecerle, felices ante la posibilidad de poder recuperar sus futuros estables. Tiararose no tenía tal poder, así que sentía que no merecía sus palabras alegres.

—Keith, Pearl, ¿por qué dijeron que fui yo…? —les preguntó, luciendo extremadamente agotada, pero Keith solo sonrió.

—Tiara, tú eres la que gobierna a los Reyes Hada. Por favor, levanta tu cabeza y párate con orgullo.

—Sí. Tienes nuestra bendición, así que no te preocupes por ello.

—Entendido…

Tal y como esperaba, Tiararose no pudo rechazarlos cuando ambos seres dijeron algo como eso. No podía hacer nada más que aceptar la situación, así que les sonrió a los ciudadanos que se reunieron.

♦ ♦ ♦

—¡Phew, estoy tan cansada…!

La noche había llegado, y Tiararose estaba descansando en la posada. Recordó lo que había sucedido en el día, y sacudió su bolsa para dejar de pensar.

La bolsa tenía dos niveles, donde el más grande estaba lleno de hielo y sal, y el más pequeño estaba adentro.

Pearl le estaba dando una mirada de pena cuando se sentó en el sofá.

—Philiane, ¿qué está haciendo?

—Haciendo dulces… Eso escuché.

—¿Esos son dulces? —comentó, dándoles una mirada de sospecha—. No lo entiendo.

—Pearl, ya terminé, así que comamos juntas —dijo Tiararose en ese momento—. Philiane, ¿podrías llamar a Keith y a Elliot también?

—No es necesario.

—¡Keith!

En el momento en que iba a pedirle a su sirvienta que llamara a todos para comer juntos, Keith se transportó dentro del cuarto. A su lado estaba Elliot; al parecer, ambos habían estado en una reunión juntos.

—¿Así que había dulces en la caja…? ¿Cómo puedo decirlo…? Lucen asquerosos.

—Te equivocas, ¡los dulces están en la bolsa dentro de la bolsa!

Tiararose se sintió insultada por el comentario de Keith, así que le pidió que no malentendieran.

En ese momento, sacó los dulces listos de la caja, y sirvió la gelatina de sal en los platos alineados en la mesa.

—Hmm, son bastante inusuales. Están fríos —dijo Pearl, inspeccionándolos. Estaba asombrada de que pudiera haber algo como esto en esa caja que movieron por todas partes…

—Es gelatina salada. Así podremos ingerir sodio, es un dulce perfecto para este país desierto. Philiane, únete a nosotros para comer.

—¡Sí!

Todos colocaron un pedazo del dulce en sus bocas, y la frialdad y dulzura se extendió de inmediato. No sabía salado, así que era sencillo de comer. En particular, Pearl estaba encantada, y sus ojos brillaban.

—¡Esto es genial! —exclamó.

—Es un alivio que les guste. Sandrose es muy cálido, así que tenemos que asegurarnos de estar hidratados.

—Oh, podría comer esto para siempre.

Keith se volvió obediente de inmediato, y con una sonrisa, pidió una segunda porción. Sin embargo, como ya no quedaban más, no le quedaría otra opción más que esperar a la próxima.

—Oh, ¿qué? ¿No hay más?

—Haré más en Marineforest. Creo que podría ser popular en los veranos.

—En efecto, es un postre increíble para un día caluroso. Estaré esperándolo ansioso, así que llámame primero si vas a hacerlo, ¿bien?

—También llámame a mí.

No fue solo Keith quien mostró interés en los planes de Tiararose de crear la Gelatina Marineforest, sino que Pearl también estaba emocionada.

Si los Reyes Hadas estaban queriendo comerlo, no había dudas de que se volvería popular. Pensando que también podría hacer algunos para las hadas, Tiararose accedió con una sonrisa.

—Bueno, ya que hemos terminado de comer, ¿deberíamos descansar por ahora? Nos llevará cerca de cinco días llegar al Castillo Real de Sandrose, de acuerdo a nuestros planes.

—En efecto. Estará bien para mí o para Pearl, pero Tiara seguramente colapsará por el calor si no descansa.

—Es necesario ser precavidos.

Sería una vista patética colapsar en otro país cuando está visitando como la reina de otra nación. Ya que le causaría problemas a varias personas, tenía que ser extra cuidadosa con el manejo de su salud comparado a cuando estaba en su propio país. Habían planeado el horario de manera que no sería una visita muy dura para ella.

Recuperé algo de fuerza con la gelatina, así que no será tan duro.

—No me permitiré colapsar y causarle problemas a sir Aqua esta vez —respondió Tiararose entusiasmada, mientras que Keith y los demás se reían sorprendidos.

—No sabemos qué podrás hacer…

—Será mejor que te quedes quieta y obediente.

Al parecer, los dos Reyes Hada estaban preocupados.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

 

error: Contenido protegido