Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 79: Noticias repentinas

Traducido por Sharon

Editado por Ayanami


—Fwaaaahhh…

— ¿Tienes sueño?

—Sí…

Una vez que regresaron a su cuarto, Tiararose se sintió tan aliviada que no pudo evitar bostezar. Se preguntó si Aquasteed la regañaría por mantenerse despierta…pero, en su lugar, él comenzó a acariciar su cabeza.

—Por ahora, puedes ir primero a la bañera.

—Ah, gracias.

Siguiendo el consejo de Aquasteed, Tiararose entró al baño.

El agua cálida, estaba dándole sueño a Aquasteed, que usó un baño diferente, sonrió con amargura, mientras secaba el cabello mojado de Tiara con magia de viento.

Luego, la sacó de la bañera y la llevó a la cama. Para el momento en que susurró las buenas noches en su oído, la conciencia de Tiara ya había derivado a la tierra de los sueños.

♦ ♦ ♦

Tiararose y los demás se levantaron por la tarde, y tuvieron una comida ligera.

Aún somnolienta, fue a la cocina para hornear con Liliarge. Aquasteed le dijo que no salieran, ya que estaba preocupado porque fuera a atrapar un resfriado luego de haberse quedado despierta toda la noche.

Luego, salió con Pheles para visitar una ciudad vecina a caballo.

Cuando le contó lo que sucedió la noche anterior a Liliarge, ella se rió, pensando que era divertido.

— ¿Aquasteed y Pheles estaban bebiendo en el techo?

—Sí. Me sorprendí cuando los descubrí…

—Es algo inusual que la realeza esté bebiendo afuera, pero Pheles siempre ha sido así.

Aunque tiene la dignidad de un rey, también posee un lado infantil.

Aparentemente, hace un tiempo, Pheles estuvo bebiendo con los Reyes Hada en el suelo, así que, si Keith hubiera estado cerca, la situación podría haberse descontrolado.

—Yo también me dejé llevar por su comportamiento incontrolable más de una vez. Al principio, lo odié por tener esa actitud tan imprudente.

— ¿Imprudente…?

—Sí. Pheles era de la familia real, pero tenía varios hermanos mayores. Así que, para poder crear un nuevo país, huyó de casa.

Tiararose se sorprendió al escucharla.

Ciertamente, Pheles era de una familia real de otro país. Tiararose sabía que había fundado Marineforest junto con los Reyes Hada, pero no conocía los detalles.

—No había hadas en el país donde nació. Al parecer, al principio partió para ver una, lo que le llevó a donde Marineforest se encuentra hoy en día.

Pheles había llegado a este lugar en busca de Liliarge después de escuchar rumores sobre ella, quien era favorecida por todas las hadas. Entonces, creó una aldea para hadas, y se hizo amigo con ellas.

Liliarge parecía divertirse mientras contaba su historia, pero, hace unos momentos, mencionó que al principio le odiaba. A pesar de eso, ambos se amaban profundamente. Debieron pasar por tiempos difíciles antes de unirse.

Tiararose se prometió superar cualquier dificultad que surgiera en su futuro con Aquasteed.

— ¡Ah, Tiara! El pastel debe estar listo pronto, ¿verdad?

—Sí, luce bien.

La nariz de Liliarge tembló en respuesta al olor del pastel mullido que estaba en el horno. Su cola peluda ondeaba de derecha a izquierda en clara indicación de lo emocionada que está por el pastel, mucho más de lo que transmitía con sus palabras.

Tiararose le puso crema batida encima, y Liliarge le agregó frutillas, las cuales, colocó con cuidado. Como toque final, le agregó una pieza de chocolate decorado que lucía como Liliarge, la cual, había hecho en secreto antes.

— ¡Ah, ¿qué es eso?! ¡Es muy lindo!

—Es usted, señorita Liliarge. El chocolate puede derretirse y colocarse en un molde para darle la forma que quieras. ¿No es adorable?

— ¡Sí! —Sonrió Liliarge, pensando que Pheles estaría feliz al verlo.

Tiararose estaba increíblemente satisfecha, al saber que podía hacer a alguien tan feliz con sus dulces. Riendo, las dos llevaron el pastel terminado al living.

Aquasteed y Pheles regresaron a casa cuando Philliane acababa de terminar de preparar el té.

—Tiara, he regresado.

—Bienvenido de regreso, Aqua.

Tiararose se acercó a la puerta a recibirlos, y obtuvo un delicado beso en su frente. Estaba un poco avergonzada porque Pheles estaba a su lado, pero, como estaba muy feliz, no quiso decir nada.

—Oh… —se escapó, tímido, de sus labios, lo que hizo que Aquasteed se riera.

Después de verlos, Pheles intentó besar a Liliarge en la mejilla cuando se acercó a saludarlo, pero…

—Estoy en casa, Lilia.

— ¡Bienvenido! ¡Pero es vergonzoso, así que no!

La vergüenza hizo que Liliarge le diera un tierno golpe a Pheles para alejarlo.

Tiararose colgó sus chaquetas en el perchero y los dirigió hacia el living. El pastel que acababan de terminar estaba esperándolos allí.

—Ah, es cierto, dijeron que estarían horneando.

— ¡Mira eso! Hay una pequeña Lilia arriba.

Aquasteed miró el pastel de fresas en la mesa y comentó lo delicioso que lucía. Por otro lado, Pheles estaba completamente concentrado en la decoración de chocolate con forma de Lilia.

Los cuatro pasaron el tiempo hablando sobre los eventos del día, mientras disfrutaban del pastel.

—Entonces, vinieron aquí para que Tiararose pudiera recuperarse, ¿verdad? ¿Cuántos días estarán aquí? —Dijo Pheles, mientras miraba a Liliarge llenar sus mejillas felizmente con el pastel.

—Planeábamos estar dos semanas —contestó Aquasteed. El primer rey le hizo una sugerencia a Tiararose.

—Ya veo. Si no tienes problemas, ¿podrías enseñarle a Liliarge cómo hacer estas deliciosas comidas? ¿Qué te parece, Tiararose?

— ¡Seguro, me encantaría!

— ¡¿En serio?! ¡Estoy tan feliz!

Después de poder moverse en su forma de monstruo, Liliarge había desarrollado un punto débil por la comida sabrosa. Los dulces, en particular, eran sus favoritos, y realmente deseaba poder hornearlos para Pheles por su cuenta.

Su cola comenzó a moverse emocionada, sabiendo que Tiararose, es una buena cocinera, iba a enseñarle.

¡Con esto, habrá dulces para todos!

Su objetivo era llenar Marineforest con dulces.

A partir de ese día, Tiararose pasaba sus mañanas tranquilas y, por las tardes cocinaba con Liliarge. Por la noche, disfrutaba del tiempo leyendo en la biblioteca para dormir con tranquilidad.

Sin embargo, los tiempos felices no duraron mucho.

Después de una semana de días tranquilos, un caballero, sobre un rápido caballo, trajo noticias urgentes. Cuando se le preguntó al respecto, reportó que el rey había caído enfermo.

El rey actual de Marineforest es Sotiris Marineforest, el padre de Aquasteed.

El caballero, sin aliento, se hidrató y comenzó sus preparativos para regresar. No sabía los detalles respecto a la enfermedad del monarca, por lo que, debía regresar de inmediato.

—Pobre de Su Majestad…

—Tiara, Pheles y yo iremos con ustedes…espero que esté a salvo.

Las preocupaciones de Liliarge se convirtieron en lágrimas que comenzaron a caer por sus mejillas. Para ella, Sotiris es uno de sus propios descendientes, alguien a quien ama profundamente, como su propio hijo. Tanto Liliarge como Pheles lucían preocupados.

♦ ♦ ♦

Una vez que regresaron al castillo, nada parecía haber cambiado, ya que, para evitar conmociones, la enfermedad del rey no fue anunciada.

La preocupada Tiararose se dirigió al cuarto del rey junto a Aquasteed, Pheles y Liliarge. Los caballeros en guardia se sorprendieron al ver a estos últimos dos, pero no dijeron nada frente a su príncipe.

Sotiris estaba descansando en la cama con sábanas blancas y negras; el cuarto tiene muebles de color verde y celeste. Sentada a su lado, se encuentra la preocupada reina, Ravina.

— ¡Aqua…!

—Vine tan pronto como lo escuché, madre.

Entonces, miró a la cama y encontró al débil pero aun consciente Sotiris.

Estaba aliviado de verlo despierto, aunque todavía necesitaba escuchar los detalles. Antes de entrar al cuarto, el doctor le dijo que la enfermedad de su padre era desconocida.

Lo bueno es que nadie más parecía afectado. Debido a eso, la posibilidad de que alguno se contagiara era tan baja que Aquasteed y los demás consiguieron el permiso para verlo.

Ravina ayudó a su esposo, quien miraba a Tiararose y a los demás, a sentarse en la cama.

—Lamento haber interrumpido su viaje para venir hasta acá.

—Está bien. Podemos viajar de nuevo más tarde.

—Estoy feliz de que Su Majestad está a salvo. Parece encontrarse mejor, así que, por favor, tómese unos momentos para descansar.

Tiararose miró fijamente a Sotiris, preguntándose qué tipo de enfermedad podría estar afectándole. Por unos momentos, pensó que podría tratarse de un mal que no fuera de este mundo, sino de Japón.

Sus mejillas lucían hundidas, su complexión era mala y tenía círculos negros bajo sus ojos. Cuando le preguntaron cómo se sentía, contestó que no había perdido su apetito, pero que, por las noches, se sentía pesado, además de tener fiebre y marearse.

No tengo idea de qué tipo de enfermedad tiene.

Nunca había escuchado de un mal cuyos síntomas empeoran por la noche. Justo cuando Tiararose comenzaba a sentirse desanimada por no poder ayudar, la voz de Liliarge sonó detrás suyo.

— ¿Podría ser…?

—Esta es…una amiga de Tiararose, la señorita Liliarge. Fueron parte del mismo equipo durante la competencia de dulces.

—Sotiris. Además de lo que le has explicado al doctor, ¿es probable que, a veces, te despiertes en medio de la noche? ¿Sintiéndote pesado como una piedra e incapaz de respirar profundamente?

Las sospechas de Liliarge parecieron dar en el clavo. Por un momento, Sotiris abrió sus ojos sorprendido, y dejó escapar un débil jadeo.

Los otros síntomas eran claros con sólo ver su apariencia, pero el doctor no les contó sobre ello. No, es probable que no se los dijera para no preocuparlos.

Era un poco frustrante que quisieran ocultarles cosas, pero Sotiris había pensado que no quería molestar a Aquasteed con sus propias responsabilidades.

— ¿Conoce esta enfermedad, señorita Liliarge?

—Sí…es aterradora. Los síntomas iniciales no pueden determinarse por la apariencia de la persona afectada, pero ellos sienten que sus movimientos se debilitan gradualmente. Les es más y más difícil respirar, y sienten que están siendo aplastados.

—Ya veo. Pero no había visto algo como esto antes.

Liliarge había dicho que se trataba de una enfermedad peligrosa y despiadada.

Pheles, que tenía a Liliarge en sus manos, la pasó a las manos de Tiararose y caminó hacia Sotiris. Extendió una mano hacia su garganta y su expresión se volvió increíblemente triste.

—En efecto, esta es una rara enfermedad. Ver a alguien de esta época afectada por ella…por favor, viento, bendícelo cuando respirar se vuelva duro…

Junto con las palabras del primer rey, una ráfaga de viento sopló y el cuarto se llenó de luz. La intensidad de la misma evidenciaba lo mucho que las hadas aman a Pheles.

Sotiris había estado respirando con dificultad, pero, al instante, dejó de tener problemas y pareció calmarse.

—Me encuentro mucho mejor. Gracias.

—No es necesario agradecer.

Después de confirmar que la condición del rey había mejorado, Pheles regresó con Tiararose para tomar a Liliarge de nuevo.

—Gracias, Pheles.

—No es problema. Fui capaz de ver su rostro, ¿deberíamos retirarnos por ahora?

—Sí.

Si se quedan demasiado tiempo, Sotiris terminaría agotado. Después de intercambiar palabras con el monarca, Tiararose y los demás se fueron.

Después de despedirlos, comenzó a hablar con Ravina sobre lo sucedido, sin ocultar su sorpresa.

—Nunca pensé que vería a alguien usar el poder de las Hadas del Cielo de esa manera.

—Yo tampoco. Aun así, estoy feliz de que puedas respirar mejor ahora. ¿Quiénes eran esas personas?

Ravina inclinó su cabeza a un lado, recordando que Pheles no se había presentado.

Viendo su rostro, provocó una sonrisa débil en su esposo. Tenía miedo de morir por una enfermedad desconocida, pero Pheles pudo ayudarle y Liliarge parecía conocer mucho de ella. Quizás, podría mantenerse con vida.

—Aun así, es la primera vez que veo a ese hombre.

— ¿Huh? ¿Pensabas que lo conocías de otra parte?

—No, pero…conozco su nombre desde el día en que nací.

Sotiris no había fallado en notar que Liliarge había llamado “Pheles” a ese hombre, un nombre que él conocía desde el momento en que nació.

♦ ♦ ♦

—Su Alteza, señorita Liliarge… ¿Tienen alguna idea sobre la enfermedad de mi padre?

—Hace tiempo…yo contraje esa enfermedad.

— ¿Tú también, señorita Liliarge?

Después de dejar el cuarto de Sotiris, Tiararose y los demás se reunieron en el cuarto de té. Los cuatro se sentaron de forma que las parejas se enfrentaban, Por la expresión de la primera reina, Aquasteed entendió que no era una enfermedad común.

Mordiendo sus labios, preguntó cómo era el tratamiento. Ya que Liliarge estaba viva y sana, debía existir una cura.

En lugar de ella, quien respondió fue Pheles.

—Sólo conozco una forma de curar esa enfermedad.

— ¿Solo una?

—Correcto. Es lo que salvó a Lilia. Me esforcé, pero, lamentablemente, en ese entonces no había otra manera.

Viendo a Pheles levantar los hombros, era suficiente para hacerles saber que en verdad no había otra forma. Si se lo dejan a los doctores, podrían llegar demasiado tarde.

—Además…el doctor dijo que el riesgo de contagio es bajo, sin embargo, eso no significa que no puede suceder.

— ¿Qué? ¡Entonces, tenemos que hacer que madre deje el cuarto de inmediato!

—Ah, no te preocupes por eso.

Sorprendido por las palabras del primer rey, Aquasteed se paró rápido para decirle a su madre que deje la habitación, pero recuperó la compostura cuando comprendió que no había necesidad de apresurarse.

—A diferencia de Lilia, alguien murió de esa enfermedad. No es hasta ese momento que se mueve a una persona diferente. No sé si el segundo fue afectado porque estaba cerca o eligió a alguien al azar, o incluso si hay reglas que se aplican al contagio, pero la enfermedad se mueve a su próxima víctima cuando la anterior muere.

— ¿Entonces, la causa sigue siendo desconocida?

—Correcto. Es bastante problemático, ¿verdad? Por eso las cosas sólo empeorarán si no tratamos a Sotiris. Si la situación no mejora, es muy probable que su enfermedad pase a Tiararose.

Las palabras de Pheles hicieron que Aquasteed tiemble de miedo. Tiararose tampoco pudo ocultar su terror, y se encontró tapándose la boca para tragar su jadeo.

Sorprendido, el príncipe intentó preguntar por la cura.

— ¿Podría ser…que el remedio sea…?

—Sí, es lo que estás imaginando ahora mismo. Pero no puedo conseguirlo de inmediato.

Tiararose comenzó a preocuparse al ver al intranquilo Aquasteed. Había una forma para curar la enfermedad, y Aquasteed podía hacerlo. Por lo menos, eso lo entendía de su conversación.

Al mismo tiempo, sentía que había algo terrible en ese método.

Ayudaré a Aquasteed sin importar lo que decida.

—No te preocupes, Tiara. Vamos a creer en ellos.

— ¡Señorita Lilia! Sí, yo también creo en Aqua.

Liliarge saltó a la mesa para aterrizar en las rodillas de Tiararose, quien pudo calmarse al acariciar con suavidad su pelaje.

Dado el comentario anterior de Pheles, podría pasar algo de tiempo antes de que pudieran obtener la cura de Sotiris. Tiararose observó a Aquasteed, que estaba sumergido en sus pensamientos, y se preguntó si había algo que pudiera hacer para ayudar.


Sharon
¿Ehhh? ¿Alguien más está tan perdida como yo? ¿Por qué atacaría la enfermedad a Tiararose? Entiendo que tiene que ver con el poder del Anillo del Cielo Estrellado, pero ¿por qué? La conversación entre Aquasteed y Pheles no tuvo sentido a mi parecer. Y Tiara, acabas de escuchar que después de Sotiris seguís vos, ¿no deberías de preguntar qué trama tu esposo? Agh, necesito más capítulos que me den respuestas.

3 respuestas a “Villana mimada por el príncipe vecino – Capítulo 79: Noticias repentinas”

  1. Me encanta la novela, y espero otro capitulo más, alguien me puede decir cuando saldrá otra capitulo :-?, por favor ☹️‼️

    Gracias 😍

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