Villana sanadora – Capítulo 46

Traducido por Den

Editado por Nemoné

Corregido por Aurora Blue


—Shiwa… Shiwa, despierta.

—¿Um…? ¿Qué? Ni siquiera es de día…

Mi dulce sueño es interrumpido por Luler en medio de la noche. Debe de ser Luler; porque, si no es él quien me jalonea hasta obligarme a levantarme de la cama, entonces, debe haber alguna energía misteriosa detrás de eso.

—Ya es pasada la medianoche —alega en su defensa—. Es un nuevo día.

—¿Y…?

—Mi regalo.

—¿Me despertaste solo por ese asunto?

Sus brillantes ojos responden a mi pregunta. Al ver sus expectativas sobre mi regalo, estoy un poco asustada de que no le guste lo que había escogido. Pero no se podía evitar, ya lo había comprado, después de todo.

Cojo la bolsa de papel de debajo de mi cama, saco de ella la caja negra y se la entrego. Se queda quieto por un momento, después de abrirla, murmura:

—¿Un collar?

—Es una gargantilla. —¿Por qué todo el mundo lo ve como un collar?—. Si no te gusta, entonces, no tienes que…

Estiro mi mano para coger la gargantilla, pero Luler la aleja de mi alcance.

—¡No! ¡Me gusta! ¡Me gusta mucho!

No estaba segura de si en verdad le había gustado el regalo, pero si él insiste en conservarlo…

—Shiwa, ¿me puedes ayudar a ponérmela?

—Sí

Me coloco detrás de él para ponerle la gargantilla en su cuello. Es fácil de poner y quitar; solo se tiene que desabrochar el gancho una vez y, hecho, está suelto.

—¿Qué tal? ¿Te sientes incómodo?

—No, en absoluto. Es muy suave.

—Se mira bien en ti, como pensé.

—¡Ju, ju, ju! —Una risilla medio rara sale de sus labios.

—¿Qué? ¿Por qué estás haciendo ese ruido tan extraño?

—Esto es como si perteneciera a Shiwa.

—¿Qué?

Sus mejillas se tiñen de rojo. También me da una extraña sonrisa; a diferencia, de la que me muestra con regularidad.

¡No es un collar! ¡Haaa…! No se puede evitar, si nadie lo entiende.

—Puedes decirlo así. Sí, me perteneces. Entonces, no actúes de forma maliciosa con nadie más.

—Uhm…

—Pero ahora tenemos que dormir. Tienes que quitártela, porque te puede estrangular mientras duermes.

—¡Bien…!

Luler desabrocha la gargantilla, la pone en su mesa de noche; luego, se acurruca dentro de las sábanas.

Me voy a acomodar también, pero llaman a la puerta.

—¡Shiwa! Esta es su habitación, ¿verdad? ¡Shiwa!

Camino hacia la puerta. De todas formas, no creo que pueda volver a dormir tan pronto; así que, bien podía atender a quién fuera que me estaba buscando.

Cuando abro, Ren está de pie afuera, cargando en sus brazos, a una inconsciente Shelyn. Su rostro se ve pálido; tampoco lleva puesta la venda que le cubre parte del rostro. Sus ojos azules son bastante hermosos. No entiendo por qué tenía que esconder esos hermosos ojos con una venda.

—Shiwa, usted es un médico, ¿verdad? ¡Shelyn…! ¡Ella de repente se desmayó y… todavía no se ha despertado!

—Tienes que calmarte —le aconsejo. No sería de ninguna ayuda a Shelyn así de alterado—. Llévala dentro —ordeno y me hago a un lado para dejarlo entrar—. Tal vez solo necesita agua.

Lo conduje hasta mi baño y giro el grifo para que el agua llenara la bañera. En cuanto Ren coloca a Shelyn  dentro, sus piernas comienzan a cambiar a una cola de pez. Poco después, regresa en sí.

—Hermano… —Los ojos de la sirena se abren de a poco. Ya más consciente, echa un vistazo a su alrededor.

—¡Shelyn…! ¡He estado preocupado por usted! —Ren se levanta de un salto para abrazarla en el momento en que ella se sienta.

—¿Cuándo llegué aquí?

—No hace mucho. Usted estaba  caminando sonámbula; se desmayó a mitad del pasillo.

Oyendo su conversación, cierro el grifo antes de que el agua inunde mi baño.

—¿Sonámbula?

—No es nada… Solo tuvo una pesadilla. Sin embargo, debería venir a dormir a mi habitación de ahora en adelante. Ya no puedo dejarla dormir sola.

—Sí, hermano. Pero tu venda…

—La olvidé en mi habitación, pero no tiene que preocuparse. Me la pondré de inmediato una vez regresemos a mi cuarto. No tiene que preocuparte, Shelyn.

—No, no es eso. Ya no tienes que usarla más.

—No me molesta, Shelyn —asegura Ren—. La utilizo porque estoy satisfecho con ella. No tiene que estar preocupada.

—Sí…

Ren acaricia de manera afectuosa la cabeza de Shelyn con una cálida sonrisa en su rostro, pero la sirena parece deprimida. Sería descortés de mi parte si les preguntara qué pasaba entre ambos, pero actuaban bastante sospechoso.

—Gracias por su ayuda hoy —Ren se dirige hacia mí e inclina su cabeza en agradecimiento—. Estoy en deuda con usted una vez más. Me aseguraré de pagarle.

—No lo estés, no fue para tanto —le aseguro, no queriendo que se sienta en deuda—. Tengo la sensación de que Shelyn probablemente tenga problemas de sueño. —Me dirijo a la sirena—. Te daré velas de lavanda para que las enciendas cuando te vayas a dormir. Te ayudará a dormir mejor en la noche.

—Muchas gracias. —Shelyn asiente y me agradece.

Estaba realmente preocupada por ella cuando aparecieron en mi puerta y vi su apariencia. Les pido que se queden juntos en el baño mientras voy por las velas de lavanda a mi habitación para entregárselas.

Los ojos rojos de Luler siguen todos mis movimientos. Pensaba que se había ido a dormir hace mucho tiempo.

—¿Por qué no estás durmiendo aún? —pregunto.

—Shiwa dejó entrar a un hombre a su habitación cuando todavía estoy aquí, por eso no puedo dormir —se queja él.

—¡Se trataba de una emergencia! Deberías saber diferenciar mejor entre esto y aquello.

—Lo sé. ¡Humph!

Pero aun así quería enfadarse por ello, ¿huh? De verdad, que es una persona difícil de complacer. Tengo la sensación de que también soy parte de la razón por la que él es así.

—No seas así. Una vez esos dos regresen a su habitación, ¿por qué no hacemos algo emocionante juntos?

—¡¿Juntos?! —pregunta con un brillo de emoción en sus ojos.

—Sí, ¿qué te parece?

—¡Sí!

Es realmente fácil de enfadar y persuadir…

Llevo un total de diez velas a Ren. Él se lleva a Shelyn en brazos y sostiene la bolsa que lleva las velas en una de sus manos. Intento explicarle que yo podría llevarlas a su habitación, pero se niega, diciendo que no quiere molestarme más.

Cuando regreso al dormitorio, Luler se halla sentado en la cama, esperando pacientemente.

—Esos dos se han ido, Shiwa.

—Lo sé.

Abro el cajón de la mesita de noche para sacar el látigo que había comprado hace mucho tiempo. No había tenido la oportunidad de deshacerme de él; aunque, tampoco tenía planeado usarlo de esta forma.

—Arrodíllate —ordeno.

—¡Sí…!

Luler hizo caso de inmediato. Su rostro se sonroja y su respiración también se acelera. Aquellas reacciones me dicen que su corazón debía de estar latiendo como loco.

—Estaba decidida a dormir lo más pronto posible hoy. ¿Qué harás para hacerte responsable de ello?

—Puedes hacer lo que quieras, Shiwa.

—Pero si tengo que estar de pie todo este tiempo, me cansaré, Luler.

—Um, está bien…

Mi prometido conoce su deber, incluso, cuando no doy ninguna orden. Gatea hacia mí y me deja usar su espalda como silla. Cuando me senté, deja escapar un ruido extraño.

—¡Huff…! ¡Ah…!

—¿Qué pasó? Si no te sientes bien, entonces…

—¡No, en absoluto…! ¡Bien…! ¡Es realmente bueno…! ¡Huff! —jadea.

No hablaré de este asunto en el futuro.

—¡Ah!

Doy un golpe con el látigo en la cintura de Luler. Este  hace un ruido más fuerte de lo que debería. No pensé que un latigazo tan leve pasaría a través de su ropa y causaría dolor; pero, aun así, no ha dejado de crear un poco de emoción.

Es verdad… Debería hacerlo más emocionante que esto.

—Si miras, ya no será emocionante. ¿Sabes…? Me gusta mucho la cinta que me compraste la otra vez De verdad, me gusta. Me la pongo todos los días.

—Um… Estoy feliz de que te guste.

—Porque es algo muy importante, así que…

La saco de la mesita de noche y la ato alrededor de sus ojos.

¡Ah…! ¿Por qué mi corazón late más rápido que antes? Me hace sentir rara, pero en una forma buena.

—¡Ah…! —Vuelvo a golpear a Luler.

—¿Cuál te gusta más de las dos: cuando puedes ver, o cuando no puedes ver?

—C-Cuando no puedo ver… —responde con la respiración entrecortada.

—Eres muy honesto respecto a tus sentimientos.

—Porque… cuando lo hacemos así…, Shiwa se ve feliz, así que yo…

—¡¿De qué estás hablando?!

De nuevo, le propino un golpe.

Yo… ¿Sentirme feliz?

¡Lo que estoy haciendo ahora mismo es parte de su terapia! ¿Sobre estar feliz…? No siento que mis dedos hormigueen cuando responde a cualquiera de mis acciones. Tampoco… quiero intentar pisarlo, en lo más mínimo. No estoy… ¿Por qué los latidos de mi corazón se oyen tan rápidos? ¡¿Cómo puede estar sucediendo esto?!

—¡Suficiente! Me estoy durmiendo.

Me detengo antes de que no pueda controlarme. Tiro el látigo lejos de mí y me acuesto en mi cama para dormir.

—Shiwa, ¿estás enfadada conmigo? ¡Oye…! ¿Shiwa? —Luler se quita la cinta de los ojos y se acurruca a mi lado.

—No. No estoy enfadada contigo —le aseguro.

—¿Puedo abrazarte?

—Haz lo que quieras… Quiero dormir.

Se mueve para estar más cerca de mí cuando me giro para acostarme de lado.

Esta noche sería la que más me costó dormir; mi corazón latía rápido, muy alejado de su paz habitual. No era la clase de persona que disfrutaba con la violencia… ¡No estaba mentalmente enferma, ¿sabes?!

♦ ♦ ♦

Ren coloca el porta velas en la mesa de noche y enciende la mecha de una de las velas. Está a una distancia lo bastante segura para no causar un accidente si Shelyn llegase a despertar; quien, todavía yace bajo de la manta de su cama.

—Es un olor realmente increíble. Creo que no tendrá problemas para dormir esta noche.

—Hermano…

—¿Hm? ¿Qué pasa Shelyn?

—Yo… ¿He hecho algo malo?

—¿Algo malo? No ha hecho nada de eso. Shelyn no me molesta. ¿No le he hablado ya de ello?

—Sé que no soy tu verdadera hermana; sin embargo, no importa donde esté, todavía soy una carga para ti —dice la sirena con pesar—. No te he causado más que problemas; tanto lo que pasó hoy, como inscribirte en esta escuela.

—¡¿Cómo puedes decir algo así?! —la regaña Ren—. Shelyn, no debe decir eso de nuevo, ¿de acuerdo? Usted es muy importante para mí, es mi persona más importante; estoy dispuesto a hacer todo lo que pueda hacer por usted. No vuelva a repetir que es una carga para mí.

—Lo siento.

—¿Por qué se está disculpando? No es su culpa. Duerma, tiene que descansar.

Se inclina para besar la mejilla de Shelyn y poco a poco se recuesta en su cama. Cierra lentamente los ojos; el sonido de su respiración se escucha de forma constante por toda la habitación.

Hermano…, ¿tendrías una vida mejor si no existiera?, se pregunta la sirena. Observa al hombre que la había cuidado durante casi diez años con arrepentimiento en sus ojos: Habría sido mejor si él no me hubiera conocido, concluye en su mente. 

♦️ ♦️ ♦️

Nota de la autora:

¡Son casi 50 capítulos! ¡Hurra! Creo que esta historia terminará a los 100 capítulos… ¿Quizás? Aunque, también dije lo mismo en mi historia anterior.

2 respuestas a “Villana sanadora – Capítulo 46”

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