Yeho – Capítulo 18

Traducido por Sharon

Editado por Michi


Estaba sentado observando el cuarto vacío. No sé cuánto tiempo pasó, pero ya es de noche. Al parecer él volverá después de una reunión con los oficiales porque afuera está bastante ruidoso.

Atravesó la puerta que la sirvienta abrió.

—¿Yeho?

Me miró sorprendido.

—¿No te quedaste por más tiempo en el Palacio Cerco de Flores?

—Despedí a mi hermana, Su Majestad.

—¿Por qué? Acaban de verse.

Caminó hacia mí curioso. Su rostro limpio con su manto lucía hermoso. El joven Emperador es apuesto, fuerte y precioso. Estaba por sonreír al verlo, pero no pude.

—¿Yeho?

—¿Les dijiste que se vuelvan el Proveedor Real?

—… Ah. —Él hizo una expresión preocupada. —Les dije que no te dijeran. Tu hermana te contó, entonces.

—Sí.

—No es algo sobre lo que debas preocuparte. Depende de ellos. En realidad pienso que es una buena idea. Escuché que obtendrán un gran beneficio siendo los Proveedores Reales.

—Sí, yo también lo escuché. Debido a las ganancias, sólo grandes comerciantes lo logran.

Suspiró al escuchar mi tono afilado.

—Sabía que no te gustaría. Por eso le dije que no te lo contara.

—Su Majestad.

No pude soportarlo más y me puse de pie.

—El esposo de mi hermana no es muy importante entre los comerciantes del Reino pequeño de donde vengo. ¿Cómo podrían convertirse en Proveedores Reales?

—¿Por qué no? Sólo les pago por adelantado los bienes. ¿Cuál es la diferencia entre un comerciante pequeño y uno grande? Vi a su esposo, y luce como alguien con talento.

—¿Quieres que me vaya de este Palacio?

Finalmente lo dije. Sus hombros se congelaron.

—… ¿De qué estás hablando?

—Si un comerciante pequeño de un Reino pequeño se convierte en Proveedor Real, las personas dirán que es por favoritismo. Soy la única Concubina de un país así, ¿y no tengo también tus afectos? ¿Sabes cómo manchará tu reputación si las personas dicen que se volvieron Proveedores Reales gracias a mi poder?

—No es algo sobre lo que debas preocuparte.

Su tono severo hizo que mis hombros se cayeran.

—No hagas eso.

—… ¿Esa palabra de nuevo?

—Es mi hermana. No la involucres en este lío. Son buenas personas. Vinieron todo el camino hasta aquí porque estaban preocupados por mí. No vinieron para obtener beneficios.

—Lo sé.

—No deberías haberlo hecho si lo sabías. Déjalos vivir como si no supieras de su existencia. Sólo olvídate que tienes este tipo de hermano. Le dije eso. Vive cómodamente. Estuvo de acuerdo, como si estuviera esperando por eso, dijo que sí sin vacilar. Su esposo no es diferente.

Suspiré ante su silencio.

—Sé que la llamaste porque me sentí solo.

Él me miró.

—La llamaste porque pensaste que me quedaría y no pensaría en huir si mi hermana estuviera aquí, ¿verdad?

—… Si lo sabías, ¿por qué me regañas tanto? —dijo en broma, y le sonreí débilmente.

—Ni siquiera puedo huir, ¿verdad? ¿Alguna vez me viste yéndome a alguna parte fuera de lo profundo del Palacio Purificado por los Cielos? Sólo deja a mi hermana y a su esposo en paz.

Después de decir eso, él me miró en silencio y murmuró para sí:

—… No dijiste que no huirás.

Bajé mi cabeza en silencio al escucharlo. Él suspiró y se acercó, levantando mi cara.

—Muy bien, lo entiendo. Lo haré porque eso es lo que quieres.

Y besó mis labios gentilmente.

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