El plan de la villana Roxanne – Capítulo 6: Mi primer año en mi nueva vida

Escrito por Polly

Asesorado por Grainne

Editado por Shiro


Mis días comenzaron a ser más y más agradables. El duque me había sorprendido trayéndome obsequios; creía que la razón se debía a que a partir del regalo de John empezó a sentirse celoso. Y no sólo fue él, George me había traído una que otra flor aunque nunca quiso admitir que eran un regalo, sólo me las arrojaba a mi habitación, pero eso también era parte de su personalidad.

Finalmente mi cuarto se veía lleno, con juguetes, peluches, hermosos muebles, vestidos y zapatos nuevos. Sólo había dos problemas: en cuerpo era muy pequeña y no necesitaba tanto, y por dentro, como adulta, ni siquiera me interesaba jugar con todas estas cosas, pero era lindo saber que se preocupaban por mí.

De esta manera los meses comenzaron a pasar muy rápido, y cuando me quise dar cuenta ya estaba un poco más alta, e incluso mi cabello había crecido. Tuvimos la fiesta de cumpleaños número nueve de John, y luego por los seis años de George.

Es increíble cómo pasa volando el tiempo y lo rápido que pueden crecer los niños.

Había logrado sentirme parte de la familia, que me aceptaran, incluso podía empezar a pensar que el frío duque comenzó a quererme, pero ahora…

¿Qué es lo que está pasando hoy?

Toda la casa estaba hecha un loquero.

Mientras saboreaba unos pequeños cubos de fresa, sentada en un banquito en el jardín, podía observar pasar a los sirvientes corriendo frente a las grandes ventanas.

Nadie me decía nada. Era horrible no tener idea de lo que estaba pasando, y peor aún, estaba comenzando a sentirme ignorada. Era un día importante y parecía que sólo yo lo pensaba así.

Hoy hacía un año desde que llegué a esta casa, desde que Roxanne fue abandonada en la puerta, desde que Lori murió, y desde que esta fusión dio a luz a mi nueva vida. Lamentablemente no podía explicarle a nadie estas cosas. Aún seguía siendo una niña pequeña. Mis estudios me habían ayudado a mejorar en mi habla, y no sería raro que fuese un poco más lista, no podía empezar a hablar de cuando fui abandonada, porque lógicamente deberían creer que no podría recordar con claridad el momento y el día.

En realidad no lo recordaba. Cuando desperté ya estaba en el castillo, no viví el momento en el cual aquella desconocida mujer dejó a Roxanne en la puerta.

Pero lo leí, conozco la fecha porque Roxanne odiaba ese día, maldecía en el libro una y otra vez a la mujer que la dejó allí para ser humillada por el resto de su familia.

Hoy, cuando desperté esperaba poder empezar con un desayuno familiar, pero todos estaban ocupados. Katherine apenas me había dado esa vaga razón, y ni siquiera accedió a dejarme ir a la oficina del duque, o al cuarto de John, o siquiera ver el entrenamiento de George. Incluso ella apenas me había acompañado algunos minutos durante el día.

Dejé salir un largo suspiro mientras miraba las fresas que quedaban en mi tazón. Era triste admitir que mi única compañía era el conejo que John me había regalado…

Lo llamé Bombón para darle el gusto a mi hermano, pero estoy pensando que debe ser mi único amigo real.

—Bombón… ¿no quieren estar conmigo?

Por Dios, estoy hablando con un conejo de peluche… ¿Qué rayos me está pasando?

—¿Señorita Roxanne?

Escuché aquella voz grave y mi cerebro se quedó analizándola. La conocía, pero no estaba segura dónde la había escuchado.

Miré a mi alrededor, hasta que encontré al enorme e intimidante caballero, Ronan. No era extraño encontrarlo circulando por la casa, pero sí que estuviera solo.

Únicamente lo había visto con mi padre, y con Alexander, mientras hacía mis visitas a la oficina, cuando ellos estaban trabajando. Durante esos momentos, a Alexander le gustaba darme conversación, pero este hombre ni siquiera me miraba.

Creo que es la primera vez que me habla directamente.

Con cuidado dejé el tazón sobre el banco de metal y bajé acomodando mi vestido color cereza. Era algo incómodo todo esto de la cortesía y la etiqueta, pero como hija del duque con una estricta educación, no debía fallar.

—Buenas tardes, señor Ronan.

Hice una leve reverencia tomando los bordes de mi vestido, y al elevar la cabeza, vi que aquel caballero de rostro aterrador tenía unos brillantes ojos. Creo que nunca había visto algún tipo de cambio en toda su fachada, por lo que eso…

Eso no me lo vi venir.

—Buenas tardes. —Se aclaró la garganta con rapidez y apartó su mirada de mí. Ahora lucía levemente incómodo, no me podía explicar por qué. Que yo sepa no he hecho nada o dicho algo malo—. ¿Qué hace aquí usted sola?

—Katherine me dejó comiendo, dijo que debía hablar con mi papá…

Sonaba extraño, pero tenía que hacer esa constante mezcla entre el lenguaje formal que la señora Alvor me había enseñado tan duramente, y el lenguaje que correspondía a mi edad. Aunque fuera una niña genio, seguía siendo una niña.

Y aún hay Rs que se niegan a salir… eso no lo estoy fingiendo. 

A Ronan no parecía importarle cómo hablara, pues de nuevo me estaba mirando, emocionado, y yo no podía descifrar qué era lo que pasaba por la cabeza de ese hombre.

—¿Le parece bien si la acompaño?

—¿Eh? Sí… ¡sí!

Me había tomado con la guardia baja. Ese hombre pasó un año haciendo de cuenta que era un mueble más de la habitación, apenas me habría dado algún saludo en alguna ocasión, pero nunca más que eso.

Con cuidado volví a subir a mi asiento y tomé mi tazón con fresas, mirando de reojo al pelirrojo que tomaba asiento junto a mí, ocupando la mitad de la banca mientras que yo sólo necesitaba un pequeño espacio.

Instantáneamente se hizo el silencio, y la incomodidad llenó el lugar. Debía decir que era un tanto agradable que la única persona que no te había hablado desde que llegaste, socializara contigo el único día que todos parecían ignorar tu presencia.

Pero este ambiente no puede continuar. 

—Señod Ronan. ¿Quiere una fresita? —Le acerqué el tazón, con una sonrisa que hacía doler ligeramente mis mejillas, pero su reacción fue más de lo que podía soportar.

Su rostro estaba rojo como su cabello, y por no parar ahí, se podían ver algunas gotas de sudor pasar por su frente. Cualquiera diría que ese hombre era un pedófilo, un pervertido…

¿Lolicon? Creo que debo empezar a sentirme preocupada por mi propia seguridad. Quizás fue mala idea quedarme aquí sola.

—Señod… ¿se siente bien?… ¿Le duele la algo?

Este hombre empieza a preocuparme… debería correr por ayuda.

—Estoy bien, usted… ¿no me tiene miedo?.

Por supuesto que sí.

—No, es amigo de mi papi. ¡Así que debe ser bueno!

Una pequeña y suave sonrisa se dibujó en los labios de Ronan. Era impresionante la cantidad de expresiones que tenía cuando no estaba cerca del duque. Casi como si fuese otra persona.

—Alexander tiene razón, usted es… es… una buena señorita. Yo no soy muy bueno tratando con los niños… suelo hacerlos llorar por mi apariencia.

¿Él me ignoraba porque le preocupaba que me diera miedo?

—¿Entonces, Ronan, no me odia?.

—¿Alguien dijo eso? ¿La están molestando, señorita?.

Se puso de pie y su mano fue directamente sobre la empuñadura de su espada, parecía estar dispuesto a deshacerse de cualquier persona que pudiera haber hablado para hacerme sentir mal. Este hombre era mucho más amable de lo que pensaba, como un gran perro guardián.

—Es que… nunca me habla…

—Señorita Roxanne, no hay persona aquí que pueda odiarla, y como caballero de su padre… también estoy aquí a su servicio.

Haciéndome sentir como una princesa, ese hombre se arrodilló frente a mí sobre una de sus rodillas mientras se colocaba una mano en su pecho. En verdad era devoto a mi padre, a mi familia, y mi sexto sentido me decía que era una persona de confianza.

Con cuidado toqué su cabello rojo, dándole una palmada como si fuese un perro.

Mi mano se ve tan pequeñita contra su cabeza.

—¡Entonces seamos amigos!

Cuando volvió a verme, esos ojos que antes pertenecían a los de un asesino ahora eran como los de un perrito.

¡Es tan adorable!

—Me siento honrado, y acepto.

Bien, quizás este dia no sea tan malo después de todo. Al menos ya no estoy completamente sola. 

—Señor Ronan… ¿sabe por qué nadie quiere estar conmigo hoy?.

De nuevo la parte en mí que aún era una niña volvía a surgir, me hacía sentir triste y abandonada. Ya había pasado por esto antes, pasé toda una vida de rechazo, conocía este sentimiento como si fuese la palma de mi mano, pero no lo extrañaba.

—¿De qué está hablando?.

—Mi papi, mis hermanos… Kate… todos desaparecieron de golpe. —Sentí mis ojos llenarse de lágrimas, era como si estrujaran mi corazón. Se suponía que era un adulto, y aun así estaba a punto de romper a llorar. Comenzaba a sentirme como cuando vivía en el orfanato.

Es frustrante no poder controlar mis sentimientos. 

En el momento que Ronan me miró impactado, supe que ya estaba llorando, y ese pobre caballero no tenía idea de cómo lidiar con ello. Quería parar, pero era casi imposible, sólo podía escuchar mis propios gimoteos. No quería imaginar cómo lucía mi rostro en este momento.

Justo cuando su mano se extendió hacia mí, quizás en un intento por consolarme, sentí cómo mi pequeño cuerpo se elevaba en el aire mientras unos fuertes brazos me sostenían.

—Ronan, te advertí que si algún día la asustabas ibas a pagarlo.

La voz de mi padre sonó tan intimidante como siempre, haciendo que mi piel se erizara. Cómo pude, intenté limpiar las lágrimas de mis ojos frotándolos con el dorso de mis manos.

Totalmente impropio de una dama. 

Sólo me encontré con el serio rostro del duque, el cual miraba a Ronan como si estuviera a punto de arrancarle el corazón.

—Pa… papá.

—¿Qué te hizo? Dímelo ahora, Roxanne.

—¡No!… Ronan… Ronan es mi amigo, lloro porque… nadie quiere estar hoy conmigo. —No podía evitar hipar mientras hablaba. La niña interior era la que hablaba por mí. Era una suerte porque ni siquiera podía pensar en claro las palabras.

Me asusta pensar que la historia vuelva a ser como debía ser. Me asusta pensar que la verdadera Roxanne surja y yo comience a desaparecer.

Los ojos verdes del duque me miraban fijamente, y yo no sabía qué más decirle. Pero no hizo falta. Sentí su cálida mano pasar por mi mejilla mientras me limpiaba las lágrimas, y su rostro mostraba una ternura que no creí que fuese capaz de expresar.

—Creo que eres más tonta de lo que pensé…

♦ ♦ ♦

Me llevó por la casa. No me había dicho nada más desde que me había llamado tonta. No me explicó adónde me llevaba, no me dijo qué era lo que había estado ocurriendo durante todo el día. Lo único que sabía era que Ronan nos siguió con la misma cara de asesino de siempre y que Katherine no apareció en el camino.

—Esta es la razón por la cual empezaste a llorar, tonta.

Conocía esas puertas, estábamos frente al comedor principal.

Un par de sirvientes abrieron las puertas frente a nosotros, y pude ver a mis hermanos de pie junto a la enorme mesa que estaba cubierta de hermosos empaques de regalo. Cuando pensé que no podía emocionarme más, Katherine se acercó con un hermoso pastel que llevaba dos velas en él.

—Feliz cumpleaños.

Escuché las palabras de mi padre y cuando me quise dar cuenta ya estaba llorando otra vez, pero no podía echarle la culpa a mi cuerpo de niña, estas lágrimas eran todas mías.

¿Está bien si puedo emocionarme por esto?

11 respuestas a “El plan de la villana Roxanne – Capítulo 6: Mi primer año en mi nueva vida”

  1. Me mataste de amor con este capítulo jajajaja. Desde todo el rollo con Ronan, las lágrimas, y la sorpresa. Ya me lo imaginaba, pero sigue siendo lindo.

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