El plan de la villana Roxanne – Capítulo 7: Comencé una nueva etapa

Escrito por Polly

Asesorado por Grainne

Editado por Shiro


Hoy mi padre accedió a llevarme con él, me sentía bastante emocionada porque era la primera vez que salía de casa en los dos años que había pasado en esta nueva vida.

¡Voy a ir al campo de entrenamiento!

En realidad no tenía nada que hacer allí, pero quería conocer un poco más sobre los deberes de mi padre, y después de decirle al duque «Quiero ir con papi», «Extraño mucho a papi cuando se va», etc… etc…, sólo pudo decirme que sí. Tenía razón Alexander cuando decía que me había vuelto el punto blando de ese hombre.

—Me encantaría poder ir con usted mi señorita, pero el señor duque dice que las mujeres no pueden ir al campo… así que debe tener mucho cuidado, ¿de acuerdo?

Katherine parece más nerviosa que yo respecto a que salga. 

Con cada día que pasaba, sentía que los sirvientes, mis hermanos y mi padre, estaban más pendientes de mí. Ya dejé de considerarme una bebé, soy una niñita, si siguiéramos en mi mundo estaría ahora en el jardín de infantes, y aunque disimulaba frente a la señora Alvor, mi inteligencia era muchísimo mayor en comparación al nivel en el cual ella me enseñaba.

Sólo debía agradecerle las clases de etiqueta, aunque los libros podían enseñar mucho, he descubierto que es muy distinto el hacer al leer.

Podía presumir que estaba volviéndome una niña muy linda y elegante. Mi infantil actitud ayudó a ganarme a mi familia, y mi apariencia e inteligencia eran mis armas para evitar enemigos en el futuro.

Ya he podido armar mi plan el cual titulé: «Plan infalible para no ser asesinada en mi segunda vida como la villana Roxanne». Soy pésima con los títulos.

Mi plan no dependía del título, lo que importaba eran los objetivos. Ya tenía a mi padre y a mis hermanos de mi lado, mi nuevo objetivo era conseguir llevarme bien con el escuadrón a su mando. Si conseguía que fueran tan devotos conmigo como lo eran con mi padre, aunque alguien intentase meterse conmigo sabía que tendría un fuerte pilar a mi espalda.

—Sí, me voy a divertir mucho… George está siempre ocupado, y extraño a John, así que quiero estar con mi padre.

—Mi señorita… ¡Es tan dulce! ¡Nunca cambie!.

Los brazos de Katherine me estrechaban con fuerza, pero no podía rechazar su cariño. Lo necesitaba, porque en verdad extrañaba a mis hermanos, John entró a la escuela, mientras que el entrenamiento para ser caballero de George se había vuelto más exigente, al igual que las clases de su tutor.

Debía estar feliz de que la salud de John había mejorado lo suficiente como para que pudieran mandarlo a la academia, y lo volveré a ver apenas lleguen las vacaciones. Aun así, no debía confiarme, tenía que estar atenta por si llegaba a caer enfermo de nuevo.

 ♦ ♦ ♦

El duque no parecía tener intenciones de dejarme caminar,  desde el momento en que bajamos del carruaje me cargó como si aún fuese una pequeña bebé, y así empezó a caminar.

Frente a nosotros había un enorme edificio, más grande que nuestra casa incluso. Seguramente allí estaban los dormitorios para los caballeros que entrenaban arduamente, en el impresionante campo de tantas hectáreas que no podía contar.

—Vamos dentro, Alexander nos espera en mi oficina.

De sólo escuchar ese nombre ya me sentía emocionada, no conocía a ningún compañero de mi padre más que a su secretario y Ronan, podía considerar que ambos eran mis amigos ahora. Aunque el pelirrojo a veces era bastante distante, dejó bien en claro que soy completamente de su agrado, sólo no sabía cómo actuar en presencia de una jovencita.

Es algo lindo, si lo piensas. 

En cuanto a Alexander, si no fuera porque descubrí que estaba casado, lo hubiera considerado todo un mujeriego. Pero cuando me mostró su reloj de bolsillo con la foto de su esposa, Margarette, me di cuenta que no sólo era una buena persona, también era un cariñoso esposo y padre devoto.

Lo tengo en muy alta estima ahora.

Mientras entrábamos al edificio, un grupo de uniformados en dos filas enfrentadas nos recibieron en el camino a la puerta. Estaban todos haciendo una reverencia ante mi padre con respeto…

Quizás da algo de miedo.

—¡Saludos, Capitán!

—En descanso.

Ante la orden del duque todos se pusieron derechos y firmes, con las manos en sus espaldas; parecían soldaditos de juguetes. Pero sus expresiones no duraron mucho tiempo cuando me vieron, no creía que me hubieran estado esperando.

—Me alegra ver que decidiste traer compañía. Aun contra tu ley de no mujeres en el campo de entrenamiento.

Esa voz suave y agradable sólo le pertenecía a un hombre.

Saliendo por la enorme puerta donde acababan las filas, salió Alexander con su habitual sonrisa. Al verme a los ojos me dio un guiño rápido y se acercó a nosotros a paso veloz, intentando tocar mi cabello, cuidadosamente trenzado por la mano de Katherine.

Mi padre no se lo permitió, el golpe que le dio con su mano se podría haber escuchado hasta el otro lado del reino.

—Ya te había dicho antes que mantuvieras tus manos en tus bolsillos en presencia de mi hija.

Dos años y aún siento emoción al escucharlo llamarme hija, y no «cosa».

—Lo recuerdo, tranquilo… No tienes porqué hacer una escena frente a tus hombres.

Era una suerte que Alexander siempre tomara con comedia la tosca actitud de mi padre, sobre todo porque él jamás se disculparía, aun si de verdad hiciera una peor escena.

Es como un niño grande.

—Tú mantén tus manos lejos de Roxanne.

Me llevó dentro del edificio ignorando la presencia del resto de sus hombres, en verdad mi padre era quien manejaba todo esto y se movía como él quería.

Levanté la cabeza por encima de su hombro para poder ver cómo los caballeros se acercaban a Alexander, seguramente preguntando si en verdad era yo la hija del duque.

Esto es más divertido de lo que pensé.

Cuando llegamos a la oficina mi padre tomó asiento frente a un enorme escritorio, colocándome en su regazo. El lugar era muy parecido a la oficina que tenía en casa, pero aquí no sólo estaba el escudo de la familia en una pared, también estaba el símbolo de la cruz azul a su lado, y había una hermosa espada sobre la chimenea.

La puerta crujió suavemente cuando Alexander se unió a nosotros en la habitación, mirando con diversión a mi padre.

—Los hombres se llevaron una gran sorpresa cuando conocieron a la señorita. Sobre todo por que no esperaban verlo a usted llevando una jovencita en brazos.

—Deja de decir cosas innecesarias, Alexander, sólo presenta los informes que mandaron del frente.

Es verdad, ahora mismo estaba el reino en negociaciones con el reino vecino de Fjnde, pero aun así mi padre advirtió que no debían bajar la guardia, porque no eran un pueblo con el cual se debieran confiar. Y tiene razón.

En los libros, después de la muerte de Roxanne, se inicia una guerra entre ambos reinos, en la cual tuvo un poco de participación la difunta. No se llevó bien con el rechazo del príncipe —lo que no es novedad alguna—, pero después de que éste descubriera sus sentimientos por Sara, cegada por la ira, mandó una carta al rey de Fjnde informando que los reyes de Elske estarían viajando en un barco y les dio la oportunidad perfecta para asesinarlos.

Esto fue un acto de completa traición, había hecho que todos los crímenes que había cometido antes lucieran como granitos de arena. Sin duda se había sentenciado a sí misma.

—Señorita Roxanne, pedí en la cocina que le prepararan unos deliciosos postres para el té.

—Gracias, señor Alexander… Padre, ¿puedo salir a pasear mientras espero la hora del té?

Aunque quería quedarme y escuchar un poco más sobre las tácticas de mi padre, mi plan requería que explotara mi infantil y tierno aspecto mientras pudiera seguir usando la inocencia de ser una niña.

No te das cuenta, pero el tiempo pasa demasiado rápido.

La mirada de mi padre reflejaba un rotundo «No», pero yo lo contrarresté con un pequeño puchero, tras lo que bajé la cabeza ligeramente.

—Frederick, tu hija estará a salvo aquí adentro, todos son caballeros fieles a ti. Sería más divertido para ella pasear un poco en vez de estar aquí encerrada.

Pude escuchar con claridad la voz de Alexander, pero sólo hasta que mi padre suspiró fue que volví a mirarlo, sintiendo cómo sus grandes manos me tomaban con cuidado para dejarme parada en el suelo.

—De acuerdo, puedes pasear dentro del edificio, no hables con nadie y si alguno te habla sólo les dirás que eres mi hija y que si te tocan serán colgados en la puerta de los establos de los dedos del pie.

Mi padre es alguien aterrador, enseñándole a una niña de tres años a amenazar.

—¡Sí, padre! Hasta luego, señor Alexander. Regresaré para tomar el té —exclamé y tomé mi vestido con cuidado por sus volados para poder correr fuera de la oficina.

♦ ♦ ♦

Mientras caminaba por la mansión sólo me iba aburriendo más y más. Sin mis hermanos cerca, este lugar se ponía muy tedioso. Pero tampoco podía estar interrumpiendo a las personas con mis caprichos, era más madura que eso.

—Señorita Roxanne. —Una voz dura, rasposa, y grave sonó del otro lado del pasillo. Mi nuevo amigo, Ronan, estaba allí parado con la misma expresión de poco sociable que siempre tenía, pero ya no le tenía más miedo, nuestra relación había mejorado considerablemente desde que llegué aquí.

—Buenos días, señor Ronan.

Con una mano en su pecho se inclinó ante mí a modo de saludo formal. Era como un tronco partiéndose en un perfecto ángulo con su espalda recta, e incluso creo que pude escuchar sus huesos sonar.

—¿Qué hace caminando usted sola?

—Mi padre me dio permiso de pasear por aquí. ¿Le gustaria enseñarme todo?

Como toda niña pequeña, me tomé la osadía de tomar la mano del enorme caballero, y aguanté la risa que se formaba en mi pecho al ver su rostro tornarse rojo. Aún no podía dominar sus reacciones conmigo.

—Supongo que eso es un sí. —Sonreí ampliamente para caminar a su lado, aferrándome a su enorme mano.

Él sólo caminaba como un robot junto a mí, guiándome por el largo y desértico pasillo hasta que salimos al jardín interno de las barracas.

—¡Vamos a juntar flores para padre!

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