Ningún mundo parece el adecuado – Capítulo 11: Adiós, Zhang Zi Xuan

Traducido por Zacc

Editado por Yugen

Corregido por Shiro


—Es solo que no he visto a mi padre en mucho tiempo. —La reacción de Zhang Zi Xuan asustó a Shao Qian, provocando que su corazón se acelerara. Al parecer tendría que aceptar que estaba bajo arresto domiciliario.

Pero… ¿qué es lo que gana al hacer todo esto? No soy ninguna amenaza para él, ¿cierto?

Al pensar sobre este punto, por algún motivo recordó el posesivo beso que le dio estando ebrio aquella noche, pero enseguida sacudió la cabeza en su interior, riendo para sí mismo.

—No lo menciones de nuevo —le advirtió mientras sujetaba su barbilla y lo miraba a los ojos—. Bebé, de ahora en adelante solo necesitas mirarme a mí.

—Estás loco —respondió Shao Qian enojado, intentando apartar su mano. No obstante, justo como antes, sin importar lo mucho que tratara, no pudo movilizar el poder de su alma. Además, la fuerza del Zhang Zi Hui original nunca se había equiparado a la de él, y ahora que su cuerpo estaba recuperándose, no tenía ninguna oportunidad.

Contrario a sus expectativas, sus acciones parecieron estimular al hombre. El gentil agarre se tornó tosco de repente, ambas manos sujetando las mejillas de Shao Qian y forzándolo a separar los labios, ignorando por completo el forcejeo del joven…

—Ah… —Un momento después, Zhang Zi Xuan cubrió su boca mientras retrocedía, tras lo que le lanzó al joven una mirada enojada antes de limpiarse la sangre del labio con gesto impotente—. Iré a preparar la cena.

Mientras se iba, Shao Qian lo miró con cautela. Sabía que era el tipo de persona que una vez decidía hacer algo, no se daría por vencido. Personas como esta eran las que más dolores de cabeza le daban.

No pasó mucho tiempo para que la cena estuviera lista. Shao Qian comió distraído y luego volvió a su habitación; por supuesto, no olvidó pasarle el pestillo a la puerta detrás de él. Sin embargo, cuando se recostó en la cama, no podía conciliar el sueño. Un fuego abrumador parecía arder en su interior, como una llama caótica y desenfrenada.

En ese momento, la puerta del cuarto fue abierta desde el exterior y Zhang Zi Xuan entró sin prisa. Al prender la lámpara en la mesa de noche, vio al joven sudando, el rostro enrojecido, y le acarició la mejilla. A esto, Shao Qian respondió de manera inconsciente buscando la calidez del otro.

—Bebé, ¿es incómodo?

Aunque había pasado por muchos mundos, Shao Qian nunca se había encontrado en una situación parecida. Era como si el sistema lo hubiese mantenido alejado de cosas como esta. Sin embargo, que no lo hubiese experimentado antes no hacía que no supiera lo que ahora sucedía.

Era ilógico que su líbido se disparara sin motivo o razón. Esto solo podía significar que había sido drogado. Intentó usar la energía de su alma para extraer la droga de su cuerpo, pero esta no lo escuchaba, y hacía lo que le placía. 

De pronto, sintió que algo frío tocaba su rostro y que la energía de su alma, que se negaba a escucharlo, se retraía al interior de su cuerpo en un abrir y cerrar de ojos. La incontrolable lujuria lo envolvió. Entonces, sintió que ese frío objeto lo abrazaba y empezaba a besarle el cuello. Shao Qian, confundido debido a la droga, dejó escapar un gemido a pesar de sí mismo. 

Esto pareció alentar a la persona que atormentaba su cuerpo, cuyo comportamiento se volvió más atrevido…

Un tiempo después, el lugar de su cuerpo que hasta ese momento se había mantenido prístino, fue vulnerado…

Al final, justo antes de desmayarse, el hombre que respiraba de manera agitada sobre él, susurró en su oído: 

—Debí haberte hecho mío antes.

Cuando Shao Qian quedó inconsciente, Zhang Zi Xuan detuvo sus movimientos y, una vez se encargó de la limpieza de ambos sin mucho ahínco, cargó al joven de regreso a su habitación y lo colocó en la cama, antes de encender la lámpara. Fascinado, observó al chico con el ceño fruncido. Cuando poseyó a esta persona, sintió como si algo dentro de él se rebosara; una sensación que le imposibilitaba contener su amor creciente por Xiao-Hui.

Al parecer, se suponía que debían ser un solo cuerpo, pero, si ese fuese el caso, entonces, no sabía por qué se habían separado. Por los últimos veinte años, no había dejado de sentirse inquieto y nervioso ni por un instante. Solo cuando vio a Xiao-Hui fue que sintió como si de verdad estuviera vivo. Celos, enfado, molestia y… felicidad. Todas esas emociones las experimentaba con él, pero no conseguía saciarse. Quería más.

Nunca antes se había sentido tan completo… Hasta ese día, cuando él y Xiao-Hui se unieron. Fue tan extraordinario, que se negaba a abandonar su cuerpo. Solo así se sentía completo y a salvo. Sabía que no estaba bien, sin embargo, no quería detenerse. De ahora en adelante, haría las cosas a su modo.

Zhang Zi Xuan no durmió, en lugar de eso, observó el rostro durmiente de Shao Qian hasta que sus brazos comenzaron a dolerle. Cuando los rayos de sol comenzaron a entrar en la habitación, apagó la lámpara y, levantándose de la cama, abrió las cortinas en su totalidad, dejando que la luz del amanecer brillara sobre el joven en la cama.

Acto seguido, regresó a la cama y abrazó al joven contra su pecho. Su mente era un caos mientras pensaba en cómo reaccionaría en cuanto este despertara. 

¿Actuará de forma drástica?

Sin embargo, esto no le afligió mucho porque Xiao-Hui no podría escapar de ese lugar, y mientras permaneciera a su lado, algún día lo perdonaría.

Desde el momento en el que el sol bañó su rostro, Shao Qian despertó, pero un dolor insoportable recorrió su cuerpo apenas se movió. Entonces, los recuerdos de la noche anterior afloraron en su mente. Nunca había concebido un escenario como ese. Aunque que lo drogaran estuviera fuera de sus expectativas, más inimaginable aún era que la energía de su alma se retrajera en cuanto entrara en contacto con Zhang Zi Xuan.

Pero como no sabía cómo enfrentarlo, no abrió los ojos, en su lugar imaginándose cómo reaccionaría un hombre al descubrir que acababa de ser violado. No sería capaz de hacer una rabieta. En su memoria, nunca había tenido ningún contacto de este tipo con un hombre… No, ni se diga de un hombre, ni siquiera había contemplado esta posibilidad con una mujer.

Por lo tanto, el haber tenido sexo con Zhang Zi Xuan, no hizo que sintiera mucho desagrado hacia él. Al contrario, esto lo llevó a cuestionar su integridad moral, quizás ahora inexistente al haber transitado por tantos mundos.

Sin embargo, sintiendo que el patrón de respiración de la persona en sus brazos cambiaba ligeramente, lo tomó por los hombros y dijo:

—Bebé, si estás despierto, ¿por qué no abres los ojos?

El joven todavía no había descifrado cómo enfrentar a Zhang Zi Xuan. Sin mencionar que, cuando este le habló, su cuerpo, del susto, se estremeció y se puso rígido. 

—Si estás despierto, entonces, abre los ojos —dijo acostándolo sobre la cama.

Los párpados de Shao Qian temblaron, pero no abrió los ojos. Su relación con Zhang Zi Xuan era algo que tenía que considerar con sumo cuidado; incluso pensó en formatearse a sí mismo, escribir un nuevo programa y dejarlo en su lugar. 

¿Podría resolver el problema de esta manera?

Cuando el hombre se percató de sus movimientos evasivos, era imposible que no se sintiera decepcionado, pero también estaba aliviado. La reacción no había sido tan mala como había imaginado.

—Buen chico, te haré de comer. —Zhang Zi Xuan lo cargó ya que, al no saber lo que pasaba por la mente del joven en ese momento, no se atrevía a dejarlo solo en la habitación. Siempre debía estar en su campo de visión para sentirse tranquilo.

Shao Qian no podía irse si la energía del sistema no estaba llena. Todo parecía haberse salido de control desde que conoció a Zhang Zi Xuan. Sentir eso no le resultaba nada agradable. En cuanto regresara al espacio entre mundos, le echaría un buen vistazo a este extraño sistema para que una situación como esa no volviera a repetirse.

♦️ ♦️ ♦️

Por una década, Shao Qian se quedó en ese mundo. Y en esos diez años, Zhang Zi Xuan no le permitió ver a nadie. Aunque a veces lo llevaba de paseo, era solo por el jardín de la villa. La comida que consumían a diario también era enviada por paquetería hasta la puerta principal.

Así que, en esos diez años, aparte de Zhang Zi Xuan, no vio a ninguna otra persona. También era una suerte que, después de pasar por tantos mundos, su mentalidad fuera bastante fuerte. De lo contrario, en una situación como esa, habría enloquecido, padeciendo sin lugar a dudas el síndrome de Estocolmo.

Shiro
El síndrome de Estocolmo es un término utilizado para describir una experiencia psicológica paradójica en la cual se desarrolla un vínculo afectivo entre los rehenes y sus captores. Definición tomada de «El síndrome de Estocolmo: una revisión sistemática».

Entonces, un día, cuando Shao Qian estaba apunto de convencer a Zhang Zi Xuan de llevarlo a dar un paseo, escuchó la notificación del sistema que indicaba que energía se estaba acumulando. Esto casi lo hizo llorar de alegría. Después de esperar por tantos años, finalmente oyó al sistema informarle que su energía estaba llena.

♦ ♦ ♦

A muchos kilómetros de allí, Zhang Qing saltó de un tejado con una sonrisa en su pálido rostro. 

Finalmente… alivio.

♦ ♦ ♦

El joven miró la notificación en el menú del sistema, que indicaba que la energía estaba completa, y comenzó a extraer su conciencia de ese mundo antes de mirar al hombre que estaba leyendo junto a él. 

—Adiós, Zhang Zi Xuan.

Apenas escuchó la voz de Shao Qian, levantó la vista y, al ver como la persona junto a él había cerrado los ojos, lo tomó entre sus brazos. Entonces, notando que el cuerpo que abrazaba estaba un poco frío, se quitó el abrigo y lo envolvió a su alrededor en un esfuerzo inútil. 

—Bebé, ¿tienes frío?

Sin embargo, alguien que había partido, naturalmente, no podía responderle. Zhang Zi Xuan esperó hasta que la persona en sus brazos se enfrió por completo antes de cubrir su cara, tras lo que un líquido transparente resbaló a través de sus dedos y cayó al piso.

A continuación, levantando el cuerpo que había perdido todo rastro de calidez, se tambaleó de regreso a la habitación, tras lo que lo colocó en la cama y tomó el teléfono que había escondido debajo y que nadie había usado en diez años. Después de escribir su dirección, aventó el equipo al piso y escribió sus últimas palabras y las de Zhang Zi Hui en un trozo de papel, dejándolo en la mesa de noche.

Luego, sacó dos juegos de trajes que todo el tiempo habían estado ocultos en el armario y puso el traje blanco, una medida ligeramente más pequeña que el otro, a la persona que yacía en la cama, mientras que él vistió el traje negro. Una vez terminó, sacó un frasco de pastillas para dormir que habían permanecido guardadas en el armario y las bebió con un poco de agua. Entonces, luchando contra la consciencia que lo abandonaba, se recostó en la cama y abrazó a la otra persona. 

Incluso en la muerte, no dejaré que te vayas solo. Bebé, hemos vivido juntos por tanto tiempo. No te hallarás si no estoy a tu lado. Así que no avances tan rápido y espera por mi en el camino. Te acompañaré mientras caminas a través de los manantiales amarillos.

Shiro
El Huáng quán o «manantial amarillo/sulfuroso» es un oscuro y vagamente definido reino se creía que estaba localizado bajo la tierra.

♦ ♦ ♦

Cuando la familia Zhang irrumpió en la villa, descubrieron a los dos hombres abrazados en una de las habitaciones. En ese momento, el clima era frío y las dos personas en la cama lucían pálidas y descompuestas, pero no había ningún olor particular. 

El grupo que se apresuró hasta allí no pudo detener sus lágrimas al ver esta escena.

No había nadie a quien pudieran culpar. Zhang Qing no debió lastimar a Zhang Zi Hui en aquel entonces y Zhang Zi Xuan no debió esconderlo por una década debido al sentimiento innombrable que hacia él albergaba. 

No obstante, los muertos deben ser respetados. Justo ahora, esas personas habían partido, así que no quedaba nadie a quien pudiesen culpar.

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