Bajo el roble – Capítulo 98

Riftan la hizo acostarse boca abajo sobre las mantas y sacó un paño limpio y una cantimplora de agua de su bolso con expresión sombría. Max miró hacia abajo avergonzada mientras empapaba la tela y comenzaba a limpiarle el sudor de las piernas. La toalla fría enfrió suavemente su piel ardiente. Le limpió meticulosamente los muslos, las pantorrillas e incluso los pies. Luego, tomó la pequeña botella de aceite y sacó el corcho con los dientes. Mientras el líquido resbaladizo se deslizaba por su piel, los dedos de los pies de Max se curvaron. Riftan presionó el centro de las plantas de sus pies con el pulgar y luego lentamente movió las manos hacia arriba para masajear sus tensas pantorrillas. Max gimió de dolor. Seguí leyendo “Bajo el roble – Capítulo 98”

¡Juro que no volveré a acosarte! – Capítulo 82: Cansada de las emociones

Una súbita calma podría llegar en cualquier momento: en medio de una guerra, en la pausa entre ataques violentos, incluso durante un breve respiro del dolor. Violette sufría hasta el punto de padecer insomnio, pero agradecía cualquier respiro que le permitiera recuperar el aliento. Esta era una de esas oportunidades.

—Es usted la princesa de Lithos, ¿verdad, señorita Rosette? No es de extrañar que tenga un cabello y unos ojos púrpuras tan hermosos.

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